La festividad de

Anunciación.

El principio de nuestra salvación.

 

Obispo Alejandro (Mileant)

Traducido por la Dra. Elena Ancibor / Nicolas Vorobioff

 

 

Contenido:  

El acontecimiento de la Anunciación. El significado de la Anunciación. El oficio religioso e la festividad. Canon y cánticos de la Anunciación a María. Conclusión.

 

 

 

La festividad de Anunciación de la Santísima Madre de Dios era, desde antiguo, una de las fiestas más queridas del pueblo ruso. Nuestros piadosos ancestros decían que "ese día ni siquiera el pájaro construye su nido." En ese día la Virgen María escucho la gozosa nueva de mensajero del Cielo sobre su elección para ser la Madre del Salvador del mundo. "Salve, muy favorecida!" — la saludo el Ángel, y estas palabras eran, en esencia, la primera "buena nueva" para la humanidad después de haber quebrado su contacto con Dios, como resultado de la caída en el pecado. Desde el momento de la visita del Ángel a la Purísima Virgen comienza una nueva y luminosa pagina en la vida de la humanidad.

En este folleto relataremos el acontecimiento de la Anunciación, su importancia para nosotros, explicaremos las particularidades del servicio religioso de esta festividad y al final citaremos algunas oraciones y el canon del servicio vespertino.

 

 

El acontecimiento de la Anunciación.

La aparición del Ángel Gabriel a la Virgen María es relatado por uno solo de los evangelistas, san Lucas, en el primer capitulo de su Evangelio (1:26-38).

Citaremos aquí su relato con breves explicaciones. En el sexto mes desde la concepción de Isabel de san Juan el Bautista, el Arcángel Gabriel fue enviado por Dios a la poco conocida ciudad de Galilea Nazaret a la Virgen María, desposada con un hombre llamado José. El lector debe notar que el evangelista Lucas no dice "casada," sino "desposada," ya que la Virgen María era considerada "esposa" de José sólo de manera formal (legal), pero no era realmente su esposa. La antigua tradición explica porque era así. Antes del nacimiento de María, Sus padres, Joaquín y Ana, no tenían hijos y le prometieron a Dios que si les nacía un bebé lo dedicarían al servicio de Dios. Ya ancianos, recibieron de Dios una hija, que llamaron María. Cuando María tenia tres años, los padres la entregaron al Templo de Jerusalén para educarla. Tras vivir ahí 10 años en una atmósfera de oración y pensamientos piadosos, María amaba tan fervorosamente a Dios, que ya por Su propia voluntad prometió no casarse. Después de cumplir catorce años, Ella ya no podía continuar viviendo en el templo y debía volver a la casa de sus padres o casarse. Para ese entonces Sus padres ya habían muerto hace algunos años. El sumo sacerdote, que conocía la promesa de virginidad de María y con la intención de ayudarla en su propósito, La desposó formalmente a María con Su pariente, el anciano José, que era conocido por su vida virtuosa. Para ese tiempo José era viudo y tenia de su primer matrimonio una familia numerosa. El vivía en Nazaret, que se encuentra en la parte sur de Galilea y trabajaba como carpintero (Mt. 13:55-56). Así, el bondadoso anciano José aceptó cuidar a su joven sobrina. Ambos eran descendientes del rey David y esperaban la venida de Mesías.

Pero volvamos al relato evangélico. Al aparecer el Arcángel Gabriel a la Virgen María, la saludo: "¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres." "Bendita" significa la que obtuvo un particular amor y benevolencia Divinos. La aparición del Ángel y sus inusuales palabras confundieron a María y Ella se puso a reflexionar sobre su significado. El Ángel, calmándola, le vaticinó que dará a luz un Hijo, que será grande y será llamado el Hijo del Altísimo. El Señor le dará el trono de su padre David, reinara sobre la casa de Jacob para siempre y a Su Reino no tendrá fin.

El antiguo reino de David, cuyos reyes eran consagrados por Dios, se gobernaba según las leyes Divinas y todas los aspectos de la vida civil eran imbuidas con la idea de servir a Dios. Este reino era una imagen del Reino de Dios venidero. La principal particularidad del reino de David no estaba en su organización civil, sino en su ideal espiritual, la de una sociedad que aspira a vivir según la voluntad Divina. Después de la desaparición del reino de David como resultado de la invasión de Nabucodonosor 600 años a. C., su ideal continuó inspirando a los hebreos creyentes, que esperaban la venida del Mesías Salvador. A estos creyentes pertenecían la Virgen María, Sus padres, el anciano José, Zacarías y Isabel, los piadosos padres de San Juan el Bautista, el anciano Simeón que recibió a Jesucristo, la profetisa Ana, los pastores de Belén y muchos otros hebreos. Los profetas predijeron que con la venida de Mesías el reino de David será reconstruido y se transfigurará en el Reino del Mesías. En este confluirán creyentes de muchos pueblos y permanecerá eternamente. (ver Isaías 42:1-12; 54;12-14; 2: 2-3; Dan. 7:13; Zac. 9:9-11).

Santa María, que deseaba permanecer Virgen, le pregunta extrañada al Ángel: "¿Cómo será esto(es decir seré Madre) si no conozco varón?" El Ángel la tranquiliza y le explica que su promesa no será vulnerada ya que dará a luz al Hijo de una manera sobrenatural, sin varón. La concepción sin simiente será realizada por el Espíritu Santo, con Cuya acción: "el poder del Altísimo te cubrirá," o sea el Mismo Hijo descenderá a su seno (según la imagen comparativa del cántico: el Espíritu Santo, como la nube misteriosa que cubría el tabernáculo del Antiguo Testamento, en el momento de concepción descenderá sobre la Virgen, Ex. 40:34; Num. 9:15). La Santísima Virgen no le pidió pruebas al Ángel, pero el Arcángel Gabriel para confirmar la verdad de sus palabras Le señaló a Isabel, que concibió al profeta Juan el Bautista en profunda ancianidad por la voluntad Divina ya que para Dios nada es imposible. La Virgen María vio en todo esto la voluntad Divina y con humildad contestó: "He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra."

La voluntaria aceptación de Virgen María para ser la Madre de Mesías era absolutamente necesaria para la encarnación del Hijo de Dios, porque Dios siempre preserva el don de la libre voluntad que le dio al hombre. La libertad moral es una cualidad valiosísima, que nos eleva por encima de la naturaleza inanimada y del mundo animal. Sin ella seríamos una especie de robot programado sin la posibilidad de perfeccionarnos moralmente. Siendo libres moralmente podemos crecer espiritualmente, perfeccionarnos y de esta manera parecernos a nuestro Creador. (Al contrario de Dios, el diablo trata de privar al hombre de la semejanza Divina en la propiedad de la libertad: tiende a esclavizar al hombre, primero moralmente y luego también físicamente). Así, después de la libre aceptación de Virgen María, el Espíritu Santo La cubrió y en este momento se produjo misterio el más grande, inimaginable incluso para los Ángeles: el Inabarcable, Inalcanzable y Eterno Señor descendió al seno virginal y, sin destruirlo, recibió de él la naturaleza humana compuesta de cuerpo y alma racional. El subsiguiente desarrollo del Fruto en el seno virginal siguió las leyes naturales y la Virgen llevó en Si al Niño hasta el nacimiento en Belén.

 

(Por la misericordia Divina, este inconcebible milagro de la encarnación del Hijo de Dios, es como repetido en cada Liturgia, cuando el Espíritu Santo desciende sobre el pan y el vino, puestos en la mesa santa del altar, y los convierte en el Cuerpo y Sangre de Cristo. Así en el Sacramento de la Comunión el Señor Jesucristo nos hace partícipes de Su Naturaleza Divina).

 

 

El significado de la Anunciación.

En el día de la aparición del Arcángel Gabriel a la Virgen María se cumplió la antigua profecía de Isaías, sobre que la Virgen concebirá y dará a luz un Hijo, a Quien llamarán Emmanuel, que significa Dios esta con nosotros (Is. 7:14). En ese día Dios habitó el seno de la Virgen y se hizo hombre, para liberar el mundo del pecado y del poder del diablo. No se puede entender el milagro de la concepción del Niño; es el misterio de la devoción, accesible solo a la fe (1 Tim. 3:16). En la aparición del Arcángel Gabriel a la Virgen la Iglesia ve "lo principal de nuestra salvación" — es decir el comienzo de nuestra salvación. La Anunciación es el primer rayo de la aurora matinal después de una noche larga y deprimente. Ese día nuestro mundo le presentó a Dios su mejor fruto: a la Purísima Virgen María. El Señor aceptó ese obsequio de la humanidad y le respondió con el don de la Gracia del Espíritu Santo. En el misterioso encuentro de la humanidad caída con el Benévolo Dios, que se produjo en el puro corazón de Virgen María, ya se escucha el primer, irrepetible y regocijante sonido del canto angelical, que sonó plenamente sobre la tierra recién nueve meses después: "¡Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres!" "Gloria a Dios" es lo que llevaba en su corazón la Virgen María y la "paz a la tierra" le fue prometida a Ella por el Salvador.

En la prudencia con que la Virgen María tomo el saludo y la promesa del Ángel Gabriel, los santos Padres de la Iglesia ven señal de la gran virtud de poseer "razonamiento" (juicio, reflexión). Comparan el sabio cuidado de Virgen María con la fácil confianza de Eva, que irreflexivamente siguió el consejo del diablo, bajo la forma de una serpiente y encontró infortunios en lugar de dicha.

La aparición del Ángel a la Virgen María está relacionado con dos hechos: la concepción de San Juan el Precursor y la visita de la Santísima Virgen María a la virtuosa Isabel. Durante esta visita, san Juan Bautista, una criatura todavía no nacida de 6 meses, es el primero en saludar a la Virgen María con sus movimientos alegres en el seno de su madre. En ese momento también la piadosa Isabel es honrada, recibe el Espíritu Santo y exclama: "bendita Tu eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre" y luego agrega "¿por qué se me concede esto a mi, que la madre de mi Señor venga a mi?" (Lc. 1:43). Aquí la santa Isabel comenzó su saludo con las mismas palabras, con que terminó el suyo el Arcángel Gabriel. De estas palabras de saludo se compuso una hermosa oración, que escuchamos en el templo: "Alégrate, Virgen María, llena eres de gracia, El Señor es contigo, Bendita eres entre las mujeres, y bendito es el Fruto de tu Vientre, porque has dado a luz al Salvador de nuestras almas."

El estado de ternura, de santa alegría celestial, en que se encontraba la Virgen María en el día de la Anunciación están expresados en el icono "Enternecimiento", en el que la Virgen María es representada todavía sin el Niño, con las manos cruzadas sobre el pecho y con las siguientes palabras rodeando el nimbo: "Alégrate Virgen no desposada." Ante este icono oraba de rodillas días y noches san Serafín de Sarov y ante esa misma imagen murió.

La primera palabra de saludo del Arcángel Gabriel fue "Alégrate." ¡Y la festividad de Anunciación es, ante todo, una fiesta de alegría calma y celestial! Alegría por la reconciliación con Dios y la vuelta de la Gracia Divina a la tierra. Al mismo tiempo es la fiesta de triunfo de la humildad, la pureza y la castidad; la fiesta de la inquebrantable fe en la omnipotencia Divina y el inconmensurable Amor de Dios hacia el hombre que iba a la perdición.

Desde esta festividad, "principio de nuestra salvación", nace el manantial de "agua viva", que se trasforma en un ancho río y finalmente en el ilimitado mar de milagros del Nuevo Testamento, sacramentos y Gracia del Espíritu Santo, con los cuales el Señor sació tan generosamente a los sedientos de la verdad, "dando al espíritu Santo sin medida". La Anunciación es la fiesta de la unión del Cielo con la tierra, cuando el cielo azul baja a la tierra y se une a ella. Es una fiesta "celeste." En los ojos de los fieles ese día todo se torna celeste, todo se hace más puro y transparente. Se tornan más celestes el cielo, el aire y las aguas, al reflejar al cielo sin nubes, las primeras flores y de noche las estrellas. También se vuelven más celestes las almas humanas, al tornarse más receptivas para la música celestial de esta hermosa fiesta.

El dicho ruso sobre que en Anunciación "ni siquiera las aves construyen sus nidos" nos llama a desechar ese día toda la futilidad cotidiana y dirigir nuestros pensamientos al Cielo, hacia una alegre unión con Dios. Según una antigua tradición rusa, en ese día se liberan pájaros enjaulados, como símbolo de la liberación del pecado del alma humana.

"Me sentí consolado" — escribió el poeta Pushkin al liberar un pájaro — "para que murmurar contra Dios; cuando le pude dar la libertad aunque sea a una sola criatura." Otro poeta, Tumanski, al observar a un pajarito liberado, escribió: "él desapareció en el resplandor del cielo celeste y volando se puso a cantar como si orara por mí."

 

 

El oficio religioso de la festividad.

La Anunciación se festeja el 7 de abril según el calendario actual (25 de marzo según el eclesiástico). Entre los antiguos cristianos esta festividad tenia diferentes nombres: "Concepción de Cristo," "Anunciación sobre Cristo," "Comienzo de la redención," "La Anunciación del Ángel a María" y recién en el siglo séptimo recibió el nombre definitivo: "La Anunciación a la Santísima Madre de Dios." La institución de esta festividad pertenece a los tiempos más antiguos. San Atanasio el Grande en el siglo cuarto la llamó "la primera entre la serie de festividades", el comienzo de la edificación de salvación humana. En los siglos 5-6, para contrarrestar la herejía nestoriana, que humillaba a la Virgen María, aumentó sensiblemente la magnitud de esta festividad.

 

(Nestorio enseñaba erróneamente que la Santísima Virgen dio a luz a un hombre común, en el cual la Divinidad se unió después de su nacimiento. El nombre "Madre de Dios" referente a la Virgen María significa, que Jesucristo ya en el momento de Su concepción en el seno de la Virgen, era el verdadero Hijo de Dios. Por eso la Virgen María llevaba en su seno y más tarde dio a luz a Dios-Hombre. Ambas naturalezas, la Divina y la humana, se unieron en la Persona de Cristo en el momento de la concepción y desde entonces no confluyen en Él y no cambian en su esencia).

 

Como esta festividad a veces cae en el período de la Gran Cuaresma y otras veces coincide con el pascual, el orden del oficio religioso es algo complicado. Si la Anunciación cae un día martes, miércoles, jueves, viernes o sábado de cualquier semana de Cuaresma, el servicio de Vigilia Nocturna comienza con el oficio de "Vísperas Mayores" . Si cae domingo o lunes, el servicio de la Vigilia nocturna se celebra como en las fiestas mayores (Ver el folleto 38 sobre las Vísperas). Cuando coincide con Pascua, el Polyeleon no se oficia, el canon de Anunciación se junta con el de Pascua y después del cántico 6 se lee el Evangelio.

En los cánticos del servicio vespertino se recuerda la historia de Anunciación del Arcángel Gabriel a la Virgen Maria y se hace notar Su gran humildad. Se habla del carácter extraordinario del Nacimiento del Salvador de la Virgen Maria. Ella es comparada con la "zarza ardiente" (en el desierto de Sinaí la zarza ardía en el fuego y no se consumía, Ex. 3:2. Semejante a este arbusto la Virgen Maria quedó intacta, incorporando a Dios). Se compara también con la "escala" que vio Jacob. (Una escalera que apoyada en la tierra llegaba hasta el cielo (Gen 28:12)). Se dice, que gracias al nacimiento del Señor de la Madre de Dios, el Cielo se unió a la tierra, Adán se renovó, Eva se liberó y nosotros nos convertimos en participes de la esencia Divina y en una "iglesia," en templo de Dios. El cielo y la tierra son invitados al triunfo y la alegría ya que el Hijo de Dios que comparte el Trono con el Padre, por su benignidad entra en el seno virginal y toma la naturaleza humana. Durante el oficio vespertino se leen los siguientes fragmentos de libros del Antiguo Testamento: Gen 28:10-17; Ezeq. 43:27, 44:1-4; Parab. 9:1-11; Ex. 3:1-8; Parab. 8:22-30. Durante este servicio al igual que en la Liturgia de la Anunciación se canta la siguiente oración, llamada tropario.

 

Troparion.

Hoy es el comienzo de nuestra salvación y cumplimiento del misterio preestablecido desde la eternidad: el Hijo de Dios se hace Hijo de la Virgen, y Gabriel anuncia la buena nueva sobre la Gracia. Por eso también nosotros exclamamos a la Madre de Dios: Alégrate oh Bendita, el Señor es Contigo.

 

En el canon se habla de la condescendencia hacia los hombres del Hijo de Dios al encarnarse y de la grandeza de la Santísima Virgen al recibir en Si a Dios. Se mencionan también las profecías y diversas indicaciones del Antiguo Testamento sobre la encarnación del Hijo de Dios de una Mujer, se habla de la fuerza del Espíritu Santo, que cubrió a la Madre de Dios con Su descenso y se explican las breves e importantes palabras del Arcángel Gabriel a la Virgen María.

Antes de la lectura del Apóstol en la liturgia se canta el "proquimenon": "Anuncien la buena nueva cada día sobre la salvación de nuestro Dios." En la epístola (Heb. 2:11-18) se expresa el pensamiento que para la salvación de los hombres era necesario que el Hijo de Dios tomar el cuerpo humano. El Evangelio (Luc. 1:24-38) relata la aparición del Ángel Gabriel a la Santísima Virgen María. La siguiente oración se canta como el último (noveno) cántico del canon y en la liturgia en lugar de "Es honorable de verdad glorificar a Ti, Madre de Dios":

 

Cántico 9 del canon.

Versículo: La tierra anuncia la gran alegría, los cielos alaban a la Gloria Divina.

Cántico: Al Arca viviente de Dios que no toque ninguna mano de impuros; la boca de los fieles que clame alegremente sin cesar el saludo de Ángel: "Alégrate ó llena de Gracia, el Señor es Contigo."

 

Antes de la Comunión se canta: "El Señor eligió a Sión y lo deseó como habitáculo para Si."

En la practica de los oficios Divinos, cuando la Anunciación coincide con Pascua, la luz de la festividad de la buena nueva no decae por la intensa luz de Pascua y la música de la voz del Arcángel no es cubierta por los sonidos de la sinfonía de la Resurrección de Cristo. Esto se explica por la misma naturaleza de las dos festividades: ¡la Anunciación es el comienzo y la Resurrección de Cristo es el momento culminante de la salvación del mundo!

 

 

 

Canon y cánticos

de la Anunciación a María.

 

El canon de la festividad de Anunciación fue escrito en el siglo 8 por San Juan Damasceno y Teófano, Metropolitano de Nicea. La Iglesia Ortodoxa en su practica litúrgica consideró necesario completar a ese coloquio con un servicio especial explicativo, el canon de la Anunciación, que representa un dialogo ampliado entre la Virgen y el Mensajero Celestial.

 

 

I

Cántico: Abriré mi boca y se llenará de Espíritu, clamaré con mis palabras a la Reina Madre, vendré festejando radiante y cantaré alegre Sus milagros. (Sal. 44:2-10).

Que cante a Ti Señora, tu antepasado David, tocando la flauta espiritual; escucha, oh Hija, la gozosa voz del Ángel que te anuncia la alegría jamás expresada.

El Ángel: Te canto en alegría, inclina tu oído y atiende, que te anuncio la concepción Divina sin simiente: mereciste delante de Dios, la gracia que jamás mereció otra, oh Purísima. (Luc 1:30)

La Virgen Maria: Quiero entender, oh Ángel, el poder de tus palabras, háblame más claro: ¿cómo ocurrirá lo que me has dicho, cómo concebiré siendo virgen?; ¿cómo seré la Madre de mi Creador? (Luc. 1:34).

El Ángel: Parece que mis palabras engañan, anunciándote lo que digo, y me alegro viendo Tu precaución. Atrévete oh Señora; si Dios lo quiere se realizan fácilmente las cosas imposibles (Luc.1:29, 37).

 

III

 

Cántico: ¡Oh Madre de Dios, fuente viva e incorruptible! A los que te canten himnos, a los que crearon a este festejo, fortalécelos espiritualmente, y hazlos dignos de coronas de gloria, en Tu Gloria.

La Virgen Maria: No hay príncipe en la tribu de Judá, y ya es el tiempo en el cual se manifestará Cristo, la esperanza de la naciones; Explícame ¿como daré a luz siendo Virgen como soy? (Gen. 49:1; Luc. 1:34).

El Ángel: ¿Me pides que te declare el modo de tu concepción, oh Virgen? pero esto es inenarrable; el Espíritu Santo lo realizará, Te cubrirá con Su poder creador. (Luc. 1:35).

La Virgen Maria: Mi promadre Eva, al recibir la sugestión de la serpiente, fue privada del gozo en el Paraíso; por eso temo tu extraño saludo, temiendo la caída.

El Ángel: Yo que me encuentro ante Dios, he sido enviado a comunicarte Su voluntad; ¿Por qué me temes, oh Inmaculada, cuando yo te temo a Ti?; ¿porqué te asustas, oh Señora, de mí, cuando yo mismo Te reverencio?

 

"Icos", Flauta de los Pastores.

El Verbo de Dios hoy descendió a la Tierra; el ángel se presentó a la Virgen anunciándole: ¡Alégrate oh Bienaventurada! tu eres la única que custodia el "Sello," al recibir en tu seno al Verbo y Señor eterno, que siendo Dios, salvará al género humano del engaño.

Del cielo fue enviado por Dios el Arcángel Gabriel; rápidamente se presentó a la "Ciudad Espiritual" hablándole claramente: recibirás oh Virgen en tu seno al Creador a quien darás a luz sin sufrir cambio alguno; he sido enviado para anunciarte este extraño nacimiento, oh Pura, y aquí estoy saludándote: ¡Alégrate, Virgen y Esposa!

 

IV

 

Cántico: El que está sentado en el trono de la Divinidad, en la nube ligera; llegó Jesús el Divinísimo, llevado por la mano Incorrupta y salvó a los que lo invocan: ¡Gloria oh Cristo a tu poder! (Isai. 19:1; Sal. 46:9).

La Virgen Maria: He oído al Profeta que vaticinó de cierta Virgen santa dará a luz al Emmanuel; ¡Pero quiero comprender como soportará la naturaleza humana la unión con la naturaleza Divina!

El Ángel: La zarza ardiendo sin consumirse preanunció, lo inenarrable del misterio en Ti ¡oh llena de gracia y alabada!; ya que después del nacimiento permanecerás, pura, siempre Virgen. (Ex. 3:2).

La Virgen Maria: ¡Oh Gabriel, mensajero de la verdad, Iluminado por el resplandor de Dios Omnipotente! Dime la misma verdad: dime Gabriel la verdad: ¿Cómo daré a luz corporalmente al Verbo incorpóreo, permaneciendo incorrupta Mi virginidad?

El Ángel: Con el temor, como un esclavo ante la Señora, temeroso de conocerte, te miro Joven. Como el rocío sobre el vellón así descenderá sobre Ti el Verbo del Padre, según Su Benevolencia. (Sal. 72:6).

 

V

 

Cántico: Todo se maravilla de Tu Gloria Divina; ya que Tu Virgen pura, tuviste en tus entrañas al Altísimo Dios y diste a luz al Hijo que no tiene edad (Eterno); Tu concedes la salvación a todos los que te alaban.

La Virgen Maria: No puedo comprender con precisión a tus palabras; muchas veces ocurrieron milagros cumplidos por el poder de Dios, signos e imágenes de la ley; pero una Virgen jamás dio a luz, sin esposo (Heb. 10:1).

El Ángel: ¡Te maravillas, oh Inmaculada! ¡Y es maravilloso el milagro de Tu Concepción!; Tu la Única, recibirás en tus entrañas al encarnado Rey de todas las cosas; a ti te prefiguran los vaticinios de los profetas, los enigmas y las imágenes de la ley (1 Tim. 3:16).

La Virgen Maria: El Incontenible en todo e Invisible para todos, ¿cómo podrá habitar en el seno de una Virgen que Él ha creado?; ¿cómo concebiré a Dios, Verbo que no tiene principio, coeterno al Padre y al Espíritu?

El Ángel: Aquel que prometió a tu antepasado David que en su trono real sería colocado el Fruto de tu Vientre; a Ti Única, la belleza de Jacob, eligió como morada racional. (Sal. 131:11; 46:5; Luc. 1:32).

 

VI

 

Cántico: El profeta Jonás clamó orando desde el vientre de la ballena, prefigurando la sepultura de tres días: ¡Líbrame de la Corrupción, oh Jesús, Rey de todos los poderes!

La Virgen Maria: Recibiendo el alegre anuncio de tus palabras, me llené de gozo divino; proclamas la dicha y anuncias la alegría que no tienen fin. (Luc. 1:47-48).

El Ángel: A Ti, oh Madre de Dios, se te da esta alegría divina; a Ti clama "Alégrate" toda la creación, Desposada Divina; Tu sola fuiste designada la Purísima Madre del Hijo de Dios. (Luc. 1:28).

La Virgen Maria: A través de Mi que se aniquile hoy la condenación de Eva; a través de Mi que se anula su deuda; a través de Mi que sea reparado con ganancia la deuda antigua (Gen. 3).

El Ángel: Dios prometió a nuestro Padre Abraham que en su descendencia serían bendecidas todos los pueblos; a través de Ti se cumple hoy la promesa ¡oh Purísima!

 

"Kondakion"

 

A la Gobernante Victoriosa en las batallas, tus siervos rendimos gracias, oh Madre de Dios; como tienes el poder invencible, líbranos de todos los males para que te clamemos: ¡Alégrate, Virgen y Esposa!

 

VII

 

Cántico: Los mancebos sabios por Dios no sirvieron a creaciones sino al Creador, despreciando con valor la amenaza del fuego alegres cantaron: ¡Oh Excelso Señor y Dios de nuestros Padres, bendito seas!

La Virgen Maria: Anunciando que la luz inmaterial se une en la materia corpórea por la generosa misericordia, Me proclamas al saludarme con la radiante buena nueva: ¡Bendito el fruto de tu Vientre, oh Purísima! (Luc. 1:42).

El Ángel: ¡Alégrate oh Señora Virgen! ¡Alégrate oh Purísima! ¡Alégrate, Receptáculo de Dios! ¡Alégrate Candelabro de la Luz, restitución de Adán, redención de Eva, montaña santa, Santificación radiante y Tálamo de la Inmortalidad! (Luc. 1:28).

La Virgen Maria: ¡El Espíritu Santo purificó Mi Alma, Santificó al cuerpo, Me hizo templo en él que habite Dios!; tabernáculo divinamente ornado, santuario animado y Madre Purísima de la Vida.

El Ángel: Te miro a Ti como a una vela luminosa y Tálamo deificado, como arca dorada, recibe Al que dictó la Ley, Al que se dignó de rescatar por Ti la sustancia humana corruptible (Heb. 9:4).

 

VIII

 

Cántico: Escucha oh Niña Virgen Pura, que Gabriel anuncie el mandato antiguo y verdadero del Altísimo; sé pronta a recibir a Dios; ya que por Ti el Inconmensurable se radicó entre los hombres; por eso exclamo dichoso: ¡Todas las obras del Señor, Bendecid al Señor! (Is. 25;1; Bar. 3:37).

Es superada toda razón humana- respondió la Virgen- inquiriendo las palabras que Me anuncias; escuché tus palabras pero temo admirada, que con engaño me alejes de Dios como a Eva; no obstante clamo: ¡Todas la obras del Señor, Bendecid al Señor por los siglos! (Gen. 3:2).

El Ángel Gabriel le habló diciendo: Tu duda está resuelta ya que Tu justamente llamaste a este hecho incomprensible. No sospeches que será un engaño, cree lo que es verdadero. Yo clamo dichoso: ¡Todas las obras del Señor, Bendecid al Señor!

La Virgen Maria Inmaculada contestó: la ley de Dios para los hombres es así: el nacimiento sigue al amor mutuo. Yo no conozco el gozo de matrimonio; ¿cómo dices que daré a luz? Temo que me engañes, pero clamo: ¡Todas las obras del Señor, Bendecid al Señor por los siglos! (Luc. 1:34).

El Ángel: Las palabras que me dices ¡oh Augusta! replicó el Ángel, son comunes al nacimiento de los hombres mortales; yo te anuncio a Dios verdadero que se encarna en Ti, por sobre la razón y la compresión humanas; por eso exclamo gozoso: ¡Todas las obras del Señor, bendecid al Señor por los siglos! (Luc. 1:35).

La Virgen Maria: Eres para mi el mensajero de la verdad, viniste como nuncio de la alegría común; y como estoy purificada en el alma y el cuerpo, ¡hágase en mi según tu palabra! ¡qué Dios se entre en mi! A Él clamo contigo: ¡Todas la obras del Señor, bendecid al Señor por los siglos!

 

IX

 

Cántico: Que no toque ninguna mano de impuros al arca viviente (el arca de la revelación fue el lugar donde Dios se le apareció a Moisés, Núm 7: 89) de Dios; la boca de los fieles clame alegremente sin cesar el saludo del Ángel: ¡Alégrate, o llena de Gracia, el Señor es contigo!

Del Anuncio de la gran alegría.

Por sobre toda la comprensión humana concebirás a Dios, sobrepasando las leyes de la naturaleza: ya que Tu humana por naturaleza, oh Niña, en el parto superaste la naturaleza común, evitando la condición de las madres. Por eso escuchas dignamente: ¡Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo! (Ezeq. 44:2).

¡No puede expresarlo la lengua humana como emanas leche, oh Virgen Pura! Tu manifiestas algo extraño a la naturaleza y superas los límites de las leyes de la generación. Por eso oyes dignamente: ¡Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo! (Luc. 2:7).

Misteriosamente se habló de ti en las Escrituras Sagradas, oh Madre del Altísimo; así Jacob Te vio como la escala prefigurada, por eso exclamó "este es el camino de Dios." Por eso oyes dignamente: ¡Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo! (Gen. 28:13-19).

La zarza y el fuego les mostraron a Moisés el milagro maravilloso, esperando que se consuma con el tiempo dijo "lo veré en la Niña Pura" a la cual como a Madre de Dios se diga: ¡Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo! (Ex. 3:3).

Daniel Te llamó "montaña del pensamiento"; "la que da a luz a Dios" Te llamó Isaías; como vellón te vio Gedeón (Jueces 6:36-40); David Te llama Santuario, otro Te dice Puerta y Gabriel te aclama: ¡Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo! (Dan. 2:35; Is. 7:14; Sal. 95:6; Ezeq. 44:2; Luc.1:30).

 

"Exapostilario."

 

El general de los poderes angélicos fue enviado por Dios omnipotente, a la Virgen inmaculada, para anunciarle la extraña e inenarrable maravilla: "Dios hecho hombre en Ella se hará Niño, sin simiente humana, transformando a todos los mortales." ¡Pueblos proclamad la transformación del mundo!

¡Alégrate redención de la maldición de Adán, excelsa Madre de Dios! ¡Alégrate zarza animada! ¡Alégrate luminaria! ¡Alégrate trono! ¡Alégrate escala y puerta! ¡Alégrate carroza divina! ¡Alégrate nube ligera! ¡Alégrate templo! ¡Alégrate ánfora de oro! ¡Alégrate montaña santa! ¡Alégrate tabernáculo y altar! ¡Alégrate redención de Eva!

 

Laúdes.

 

Gabriel se presentó a la Virgen María descendiendo de las esferas celestiales a Nazaret y clamando: ¡Alégrate! concebirás al Hijo, al Adán primigenio, Creador de todas las cosas y Redentor de los que Te aclaman: ¡Alégrate oh Niña!

Gabriel trajo del cielo la buena nueva a la Virgen y clamó: ¡Alégrate! concebirás en tu seno al Inconmensurable que no cabe en el mundo entero y habitará en Ti quién al nacer se manifestará antes del lucero matutino irradiando desde Padre.

Verbo coeterno con el Padre, que no tienes principio; sin separarte de lo alto vienes a lo bajo, y te apiadas por tu extrema bondad; por nosotros te rebajas asumiendo la pobreza de Adán y tomando forma humana.

Hoy se manifiesta el misterio oculto desde la eternidad y el Hijo de Dios se hace Hijo del hombre, aceptando lo inferior, me concedes lo superior. Adán fue engañado antiguamente deseando ser Dios y no lo fue; Dios se hace hombre, para divinizar a Adán. Que se alegre lo creado, que exulte la naturaleza, por que el Arcángel se presenta con temor a la Virgen, le anuncia el saludo contrario a la tristeza; ¡oh Dios que por tu entrañable misericordia te hiciste hombre, gloria a Ti!

 

"Troparion."

Hoy se inaugura nuestra salvación y se revela el misterio oculto por los siglos: el Hijo de Dios se hace Hijo de la Virgen y Gabriel anuncia la Gracia. Con él, saludemos también a la Madre de Dios: ¡Alégrate llena de gracia el Señor está contigo!

 

"Kondakion"

A la Generala Victoriosa en las batallas, te rendimos gracias tus siervos, oh Madre de Dios; como tienes el poder invencible, líbranos de todos lo males para que te clamemos: ¡Alégrate, Virgen y Esposa!

 

Conclusión.

Así la festividad de Anunciación de la Madre de Dios es un día de alegría para el cristiano ortodoxo. Particularmente así era para nuestros piadosos ancestros, que amaron a la Virgen María por Sus virtudes tan cercanas al alma de la gente rusa: la humildad, la mansedumbre y la aspiración de lo ideal. El pueblo ruso dedicaba a numerosos templos y monasterios a la Madre de Dios y llamaban a su patria: "La casa de la Santísima Madre de Dios." La Virgen María contestó a ese amor del pueblo ruso con Su ayuda celestial y numerosos iconos milagrosos.

La festividad de Anunciación nos recuerda el gran amor de Dios por los hombres y que el Hijo de Dios se hizo hombre para hacernos participes de Su Naturaleza Divina. Esta festividad nos llama a imitar a la Santísima Virgen en su hazaña de pureza y castidad, y aspirar al Cielo donde los Ángeles y los Santos triunfan en la eterna luz.

En el día de Anunciación nosotros obtuvimos en la persona de Virgen María a una Protectora ante el trono Divino. Agradezcamos a Dios por Su misericordia hacia nosotros y pidámosle a la Purísima Virgen que nos ayude a llegar al puerto tranquilo del Reino Celestial.

 

 

 

Folleto Misionero # S041

Copyright © 2002 Holy Trinity Orthodox Mission

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Editor: Obispo Alejandro (Mileant)

 

 

(anunciacion.doc, 07-30-2002).

 

 

Edited by

Date

N. Vorobioff

7/30/2002