Santos Padres

Acerca del Cuerpo

 


Contenido:

Introducción.

I. La creación del cuerpo.

II. La naturaleza del cuerpo caído del hombre.

III. La belleza del cuerpo y la belleza del alma.

IV. Como estar contento con la carne.

V. La muerte y la resurrección del cuerpo.

Notas: Nota 1, Nota 2, Nota 3, Nota 4.


 Introducción.

San Basilio escribe que "el hombre fue hecho a la imagen y semejanza de Dios, pero la belleza de esta imagen fue dañada por el pecado y el alma fue entregada a los deseos pasionales. Dios, Quién hizo el hombre, es la Verdadera Vida. Por lo tanto, una vez que el hombre perdió su semejanza con Dios, él ya no participa de la Verdadera Vida. Él está separado de Dios y no puede disfrutar de la bendición de la vida divina. Regresemos, entonces...y adornarnos a nosotros mismos con la belleza de la imagen de Dios... por medio del sosiego de las pasiones ...Vamos a escoger este propósito sobre todos los otros" (Discursos Ascéticos). Esta "restauración" del hombre es el tema principal en los escritos patrióticos.

Muchos hombres están intensamente conscientes de que hay algo equivocado en sus vidas. Ellos sienten que debe haber algo mejor, más elevado, de lo que vemos a nuestro alrededor hoy en día. Una reciente canción popular captura con veracidad el sentir de nuestra civilización. Hablando acerca de la vida, la canción pregunta suplicando. "Es esto todo lo que hay?" Las letras de esta canción sugieren que nosotros bebemos y bailamos en una imitación patética de alegría.

El dolor de tener que vivir con cuestiones sin respuesta acerca de la vida se ha tornado tan grande que los hombres evaden esta pena imaginando que no existe vida después de la muerte y tampoco un Dios personal a quién amar y servir. Así, si este mundo es todo lo que hay, sigue que uno debería estar lo más cómodo posible hasta que la muerte cierra la cortina final sobre este drama infeliz.

Es esta visión de la vida demasiado centrada en el hombre, en el cuerpo (lo que tanto la Sagrada Escritura así como los Padres de la Iglesia llaman "carnal") que impide a los individuos encontrar la verdad acerca de ellos mismos. Es un punto de vista que debe ser totalmente abandonado si uno va a romper el ciclo de egoísmo opresivo y limitativo. San Pablo habló del deseo de ser liberado del "cuerpo de esta muerte" (Rom. 7:24) porque la exaltación del cuerpo es la base de la gran infelicidad del hombre. Así ha sido siempre, pero quizás nunca como en nuestros días.

Los Santos Padres de la Iglesia Ortodoxa dan una explicación clara y precisa del hombre, empezando con su cuerpo. Es una doctrina y una filosofía que no se encuentra en ninguna otra parte, completamente única, y por lo tanto marcadamente nueva. Estos Padres hablan del lugar y función del cuerpo sin sentimentalismo. Ellos hablan claro, sin temor a nada que tenga a ver con la carne mortal. Esta misma franqueza es un verdadero regalo para nosotros que vivimos con todos las comodidades imaginables: porque nunca antes la humanidad ha podido complacer el cuerpo tan fácilmente, y con tan poco esfuerzo o costo. Mientras que hasta tiempos recientes todos los hombres tenían la necesidad de agotar sus fuerzas en el trabajo físico pesado para obtener la comida básica, vestimenta y calor - pocos hombres se lo necesitan hoy en día. La tecnología moderna ha posibilitado una liberación sin precedentes de las labores físicas, de manera que uno pueda gastar su vida entera con relativa comodidad física, con los sentidos siendo constantemente entretenidos y desviados, siempre en búsqueda de nuevas distracciones. Como resultado, los hombres viven cada vez más en un mundo irreal de pretensión y fantasía, donde nada es lo que parece. Esto es más verdad en cuanto a la actitud del hombre con relación a su cuerpo.

En un mundo así es difícil practicar los divinos mandamientos para auto-negación, cargar la cruz, y sufrir todas las cosas voluntariamente. Nuestra cultura nos dice que la auto-negación es innecesaria. Así, la comodidad física personal de uno se ha tornado el padrón por el cual todas las cosas son medidas y, verdaderamente, es la meta de vida misma. (Mi cuerpo está bien vestido? Estoy bien alimentado? Mi corte de pelo está a la moda? Mi piel está clara, mi maquillaje bien hecha? Puedo obtener este lujo?. etc).

El artista aprende a usar los pinceles antes de aplicar pintura al lienzo, el campesino aprende como operar su maquinaria antes de arar su campo. Así también el envase terrenal del cuerpo debe ser correctamente comprendido antes de que sea el instrumento del alma en el camino de la salvación.

Es una gran tentación para los individuos no empezar desde el comienzo de las cosas, con los ABC's espirituales apropiados, pero saltar al frente hacia asuntos elevados que no pueden ser entendidos sin la base apropiada. Es por eso que esta serie de escritos de los Santos Padres se inicia no con asuntos tales como la vida después de la muerte o la unión mística con Dios, pero con aquello que el hombre debería conocer primero: su propia carne. Porque si el cuerpo puede ser colocado en su lugar apropiado, todo el sistema humanista de auto-adoración empieza a caerse, posibilitando el verdadero progreso en la vida espiritual.

Que el siguiente incidente de la experiencia de los Santos Padres demuestre el valor de iniciar nuestros estudios con la doctrina del cuerpo.

En una ocasión un cierto monje escuchó acerca de las excelencias espirituales del grande Padre del Desierto, Abad Pimen. Deseando verlo, él se dirigió al Abad con otro monje. El Abad lo recibió gentilmente. Entonces el extraño empezó a hablar con el Abad Pimen acerca de las cosas espirituales y celestiales. Pero él notó que el Abad Pimen no hablaba con él, pero que le había volteado su cara. El monje estaba dolido con esto. Él salió y dijo al hermano que lo había traído, "En mi opinión, yo he venido en vano para ver este Anciano, una vez que él **rehusa a hablar conmigo."

El segundo hermano entonces fue hasta el Abad y le preguntó porque él no hablaba con el monje. Abad Pimen contestó, "Él habló de cosas que están por en cima de las cosas celestiales. Pero yo sólo puedo hablar de las cosas terrenales. Yo nada sé acerca de los asuntos espirituales."

Entonces el hermano regresó hacia el monje y relató lo que le había dicho el Abad. Inmediatamente el monje se arrepintió y fue hacia el viejo Abad y le dijo "Padre, que debo hacer para poder subyugar las pasiones del cuerpo?"

El Anciano miró hacia él con alegría y le dijo, "Ahora usted es bienvenido! Hable sobre asuntos como este y yo se lo llenaré con buenas cosas."

El monje, habiendo sido fuertemente ayudado, y habiendo obtenido beneficios, dijo, "En verdad, este es el Camino de la Verdad" (El Paraíso de los Santos Padres).

I. La creación del cuerpo.

Para se entender lo que San Cirilo de Jerusalén llama la "doctrina del cuerpo" Ortodoxa, nosotros debemos entender primero la naturaleza del cuerpo del hombre como era en el principio, cuando "el polvo de la tierra se tornó un hombre" (San Cirilo de Jerusalén, Lectura 12).

"Si usted aprendiera la manera del cuerpo con la que Dios nos formó al comienzo, vamos hacia el Paraíso y examinar el hombre que fue creado al principio. Porque aquel cuerpo no era corruptible y mortal; pero sí como una estatua de oro apenas salida del horno, y que brilla de manera espléndida, y la armazón libre de toda corrupción. El trabajo no lo incomodaba, tampoco el sudor lo desfiguraba. Las preocupaciones no conspiraban en contra de él, tampoco había nada de esta clase para angustiarlo" (San Juan Crisóstomo, Concerniente a las Estatuas: Homilía 11) .

"Adam fue hecho con un cuerpo que era incorrupto, aunque material y todavía no espiritual, y fue colocado por Dios Creador como un rey inmortal sobre un mundo incorrupto, no solamente sobre el Paraíso, pero también sobre toda la creación que estaba debajo de los cielos.

"Dios dio a los primeros creados un mandamiento para no probar del árbol del conocimiento; pero Adam desdeñó este mandamiento de Dios, no creyendo en las palabras del Señor y Creador, Quién dijo, en el día en que usted coma de ella, ciertamente usted morirá (Gen. 2:17). Él respetó como más verdadera la palabra del demonio quien dijo, Ciertamente usted no morirá. Pero en el día en que usted coma de ella, usted se tornará como un dios, conociendo el bien y el mal. (Gen. 3:5,6), y él probó de aquel árbol. Por lo tanto él fue inmediatamente despojado de aquella vestimenta incorruptible y de la gloria, y fue vestido con la desnudez de la corrupción. Viéndose a si mismo desnudo, él se escondió, y juntando hojas de higo se ciñó de manera a cubrir su vergüenza" (San Simón, el Nuevo Teólogo, Homilía 45).

"Cuando el hombre no sostuvo su felicidad con moderación, pero arrojó desprecio hacia su Benefactor, y pensó que un demonio engañoso era más digno de crédito que Dios Quien se preocupaba por él, y Quién lo había alzado hacia el honor, y cuando él esperaba tornarse un dios él propio, y concibió ideas acerca de su propia dignidad, entonces en efecto fue Dios que, para humillarlo por actos decisivos, lo tornó mortal y corruptible, y lo encadenó con diversas necesidades. Él no se lo hizo por odio o aversión, pero por preocuparse con él de manera a reprimir en el mismo comienzo la maldad del hombre y su orgullo destructivo. En lugar de permitir que el orgullo progresara más allá, Él lo amonestó de que era mortal y corruptible. Así Él lo convenció de que él no debe jamás otra vez pensar o soñar con tales cosas como él las había hecho. Porque el demonio le había sugerido que "usted será como los dioses." Entonces, deseando erradicar esta idea definitivamente, Dios hizo al cuerpo sujeto a mucho sufrimiento y molestias, de manera que pudiera aprender desde su misma naturaleza que nunca más debería volver a tener este pensamiento...Además, Dios no le permitió (Adam) a ser el primero en morirse, pero permitió que su hijo sufriera esta muerte para que así, viendo en delante de sus ojos el cuerpo corrompiéndose y decayéndose, él podría recibir una lección notable de sabiduría desde este espectáculo y aprender que había pasado y ser propiamente castigado antes de que partiera" (San Juan Crisóstomo, Concerniendo a las Estatuas; Homilía 11).

II. La naturaleza del cuerpo caído del hombre.

Después del pecado de Adam, la carne del hombre se tornó sujeta a la corrupción, sufrimiento, polución, y muerte. Aún así, el cuerpo no es malo; él todavía muestra la fuerza creativa de Dios:

"Sufran todos aquellos que dicen que este cuerpo no es trabajo de Dios: pues aquellos que creen que este cuerpo es independiente de Dios, y que el alma vive en él como en una nave extraña, listo para abusarlo en fornicación. Y aún así que falta ellos han encontrado en este cuerpo maravilloso? Qué falta en su atractivo? Qué cosa en su estructura no está llena de habilidades? Ellos no deberían haber observado la construcción luminosa de los ojos? Y como los oídos están colocados de manera oblicua de tal manera a recibir los sonidos sin impedimentos? Y como el olfato puede distinguir olores, y percibir exhalaciones? Y como la lengua sirve a dos propósitos el sentido del paladar y el poder de la palabra? O como los pulmones ubicados fuera de la vista son incesantes en su respiración del aire? Quién proporcionó las incesantes pulsaciones del corazón? Quién hizo la distribución entre tantas venas y arterias? Quién juntó de manera tan habilidosa los huesos con tendones?" (San Cirilo de Jerusalén, Lecturas de Catequesis 4).

El cuerpo no es en si mismo la causa del pecado, pero es el servidor del alma, el cual adquirió pasiones desde la caída de Adam:

" Tal como el alma fue creado sin pasión, el cuerpo fue creado incorruptible. De esta forma será resucitado. Pero el alma estaba libre para pecar; de la misma manera el cuerpo fue capaz de se tornar sujeto a la corrupción. De esta forma tanto el cuerpo como el alma se tornaran corruptos y se entremezclaron... Además, las pasiones (o mejor, los demonios) fueron adquiridos por el alma, y el cuerpo se tornó como animales rudos, empujados hacia la corrupción. Unidos así, las fuerzas del alma y del cuerpo formaron un solo animal, sin razón y sentido, dado a la furia y al deseo.

Fue de esta manera que como de dice en la Escritura, que el hombre se tornó como las bestias que perecen (Sal.48:12)" (San Gregorio de Sinaí, Textos sobre los Mandamientos y Dogmas).

Aún así, San Cirilo de Jerusalén enfatiza que: "No me diga que el cuerpo es la causa del pecado. Pues si el cuerpo es la causa del pecado, por que un cuerpo muerto no peca? Coloque una espada en la mano derecha de uno recién muerto, y ningún asesinato tomará lugar. Deje que bellezas de todas las clases pasen delante de un joven que apenas murió, y no surge ningún deseo impuro. Por qué? Porque el cuerpo no peca por si mismo, pero el alma peca a través del cuerpo. El cuerpo es un instrumento y, como era, una vestimenta y manto para el alma: y si por este último es dado a fornicar, él se torna contaminado: pero si él vive con un alma santa, se torna un templo del Espíritu Santo. No soy yo quién habla esto, pero el Apóstol Pablo: No sabe usted que sus cuerpos son el templo del Espíritu Santo que está en vosotros? (I Cor. 6:19). Por lo tanto sea compasivo con este cuerpo como siendo el templo del Espíritu Santo, no lo contamine su carne en fornicación: que esto no contamine su más puro manto, y si usted alguna vez se lo ha contaminado, ahora límpielo con su arrepentimiento. Lávese a si mismo, mientras el tiempo se lo permite" (San Cirilo de Jerusalén, Lecturas de Catequesis, 4).

"No hay nada contaminado en la moldura humana, excepto que el hombre la contamina con la fornicación y el adulterio. Aquello que formó a Adam también formó a Eva y hombres y mujeres fueron formados por las manos de Dios. Ninguno de los miembros del cuerpo formados desde el principio es contaminado. Deja que las bocas de todos los heréticos quien calumnian a su cuerpo, o a Él Quien los formó, se callen. (San Cirilo de Jerusalén, Lecturas de Catequesis, 12).

El cuerpo es tanto la vestimenta como el instrumento del alma. Como tal no es malo, aunque pueda ser contaminado por el alma a través de los pecados en contra del cuerpo. De esto nosotros entendemos que existe una relación importante entre el cuerpo y el alma. "Que es este misterio en mi?" pregunta San Juan Clímaco. "Como puedo comprender esta mezcla divina entre cuerpo y alma?" (La Escalera de la Ascensión Divina).

San Antonio el Grande contesta: "Cuerpo y alma se unen y el cuerpo deja la oscuridad de la matriz y llega a la luz. Pero cuando el alma está unida así al cuerpo, es como si estuviera aprisionada en la oscuridad del cuerpo. Así, no es el cuerpo que debe dar lástima," pero el alma (San Antonio el Grande, 170 Textos Sobre Vidas Santas).

El delicado equilibrio entre el cuerpo y el alma fue derrotado por el pecado a tal extensión que el cuerpo se tornó "el enemigo y adversario del alma" (San Antonio el Grande, Ibíd.), causando que San Juan Clímaco pensara, "Como así soy yo tanto un amigo como enemigo de mí mismo? Dígame, dígame, mi amigo!...Como debo evitar ser lastimado por usted? Como puedo evitar el peligro de mi propia naturaleza?....Pues ya he hecho un voto a Cristo para ir en guerra en su contra. Como puedo conquistar su tiranía? Porque yo he jurado ser su maestro. Y en respuesta la carne podría decir al alma:..."Si usted conoce la clara y profunda debilidad que están tanto en usted como en mí, usted habrá puesto grilletes en mis manos" (La Escalera del Ascenso Divino).

La "profunda debilidad" del cuerpo es su propia naturaleza; mortal y sujeta a apetitos naturales (i.e., caídos). Esto apetitos son básicamente tres: "Comer, excretar y llevar su cabeza alzada en orgullo (aún cuando esté recostada en el sueño) - Estas son las características naturales que nosotros compartimos con los animales salvajes a los cuales nosotros estamos próximos a causa del pecado" (San Gregorio de Sinaí, Textos acerca de los Mandamientos y Dogmas).

Esto no quiere decir que alimentarse, por ejemplo, es equivocado o pecaminoso. Un hombre debe comer para poder vivir. Pero la necesidad de alimentarse es una función de nuestra naturaleza caída, y es capaz de tornarse gula, que sí es un pecado. (Ver Nota 1). Juntándolos, estos apetitos fundamentales fácilmente se tornan amor propio. "Esté atento con la madre del demonio, amor-propio! Porque este es un amor irracional por la carne, de ello nacen las tres pasiones básicas y aparentemente irresistibles pasiones de la gula, lujuria y vanidad, con la excusa de que estas son necesidades naturales del cuerpo, dando nacimiento así a toda multitud de pasiones" (San Máximos el Confesor, Cuatro Siglos sobre el Amor).

De esta manera las necesidades naturales del cuerpo se tornan un pretexto para la auto-indulgencia y el amor-propio, haciendo de la carne una enemiga del alma, un verdadero adversario en necesidad de disciplina y conquista. Desacreditar esta verdad es idolatría; pues "Si el alma es mejor que el cuerpo, y si Dios, el Creador del mundo , es incomparablemente superior a Su creación, entonces un hombre que se preocupa más por su cuerpo que por su alma, y prefiere el mundo a Dios, su Creador, tal hombre no es diferente del todo de un adorador de ídolos" (San Máximos el Confesor, Ibíd..).

"Observe y usted verá la vanidad no santa abundando aún en el mismo túmulo con buenas ropas, aceites, sirvientes, perfumes, y otros...Una persona vana es un verdadero idólatra, él parece honrar a Dios, pero en realidad él solo quiere agradar a los hombres, no a Dios. Todo el que ama la auto-exhibición es vanaglorioso" (San Juan Clímaco, La Escalera).

Y así vemos como el alma, sirviendo al cuerpo en una manera exagerada, se torna hundida en amor-propio, distorsionando su relación apropiada con el cuerpo.

III. La belleza del cuerpo y la belleza del alma.

"Escucha, y vamos aprender que son la belleza corporal y la belleza espiritual. Existe un cuerpo y un alma: ellos son dos sustancias. Existe la belleza del cuerpo y la belleza del alma. Que es la belleza del cuerpo? Unas cejas largas, una mirada alegre, las mejillas ruborizadas, labios rojizos, un cuello largo, pelo largo y sedoso, dedos largos, postura erecta, una complexión clara. Esta belleza corporal viene de la naturaleza o de por elección? Viene de la naturaleza. Escucha, para que pueda aprender: esta belleza, sea del rostro, o del ojo, o del pelo, o de la ceja, viene de la naturaleza o es una elección? Obviamente viene de la naturaleza, porque una mujer no agraciada, aún cuando cultiva la belleza en innumerables formas, no puede tornarse agraciada en cuerpo: porque las condiciones naturales ya está fijadas y confinadas por límites que no pueden se superados. Así la mujer hermosa es siempre hermosa aún cuando ella no tiene inclinación por lo bello: y la no agraciada no puede hacerse agraciada a si misma, o la agraciada no agraciada. Por qué no? Porque esto son cosas de la naturaleza. Esta, entonces, es la belleza corporal. Ahora vamos a observar el interior hacia el alma: deja que la criada se aproxime a la señora!

"Vamos a mirar hacia el alma y ver sobre la belleza, o mejor, escucharla, porque usted no puede verla porque esta es invisible. Escucha a esta belleza. Qué es entonces la belleza del alma? Es la moderación, dulzura, el dar limosnas, amor, cariño fraternal, afección tierna, obediencia a Dios, el cumplimiento de las leyes, rectitud, contrición del corazón. Estas son las bellezas del alma. Ellas no son el resultado de la naturaleza, pero de la disposición moral. Aquél que no posee estas cosas está capacitado para recibirlas, y aquel que las posee, si se torna descuidado, se las pierde. En el caso del cuerpo yo dije que aquella que no es graciosa no puede tornarse graciosa; pero en el caso del alma yo digo el opuesto: un alma no agraciada puede se tornar llena de gracia....porque la gracia del alma es proveída por nuestra propia elección moral" (San Juan Crisóstomo, Sobre la Vanidad de las Riquezas).

"Dios ha confinado la belleza corporal dentro de los límites de la naturaleza, pero la gracia del alma es liberada de ataduras y coacciones. ...porque es mucho superior a cualquier simetría corporal: pero esto depende enteramente de nosotros y de la gracia de Dios. Porque nuestro Maestro, teniendo compasión, ha honrado a nuestra raza de esta manera especial. ...Si Él hubiese colocado bajo nuestro control la belleza corporal nosotros hubiéramos estado sujetados a una ansiedad excesiva con relación a ello y hubiésemos utilizado nuestro tiempo en cosas que no son de ningún provecho, lastimosamente desatendiendo nuestras almas.

"Pero aún tan impotentes como somos nosotros" para cambiar la apariencia de nuestro cuerpo, "nosotros hacemos grandes esfuerzos, y nos entregamos a nos pintar de sombras (maquillaje). Porque nosotros no podemos realmente crear belleza corporal, nosotros astuciosamente ingeniamos imitaciones por medio de pinturas y colores y peinados, y adornos y vestimentas, y marcado de cejas, y diversas otras formas. Cuanto tiempo nosotros no hubiéramos dispuesto dejando a un lado el alma y asuntos importantes si estuviera en nuestro poder transformar el cuerpo en una forma realmente simétrica? Probablemente, si esto fuera nuestro asunto, nosotros gastaríamos todo nuestro tiempo en ello: adornando la sirvienta (cuerpo) con innumerables decoraciones, y dejando el alma, quién es la señora de la sirvienta, quedado perpetuamente en un estado de deformidad y negligencia. Es por eso que Dios, habiéndonos librado de esta vana preocupación, ha implantado en nosotros el poder para trabajar sobre el elemento más noble, el alma. Así, aquél que no puede transformar un cuerpo feo en uno bello, puede elevar el alma, aún cuando esta haya sido reducida al extremo de la fealdad; él puede elevarla hasta la misma cumbre de gracia y hacerla tan amigable y deseable que no solamente los buenos hombres son llevados a desearla, pero hasta Él Quién es el Soberano y Dios de todos, hasta aún como el Salmista dijo cuando habló a esta clase de belleza; Y el Rey deseará enormemente su belleza (Ps.44:10).

"Puesto que si la belleza del cuerpo fascina y excita tanto las mentes de la mayoría de los hombres, entonces qué se podría equiparar a la belleza y gracia de un alma refulgente con belleza? Porque la base de la belleza corporal no es nada a no ser flema, sangre, humores, bilis y el fluido de comida masticada. Estas cosas suministran humedad para ambos ojos y mejillas, y todas las otras facciones; y si ellos no reciben esta humedad, la cual diariamente asciende desde el estomago e hígado, la piel se torna pálida, los ojos hundidos, y toda la gracia de la complexión desaparece. Si usted piensa en lo que está guardado adentro de aquellos bellos ojos, aquella nariz perfecta, y la boca y las mejillas, usted afirmará que el cuerpo bien formado no es nada más que un sepulcro palidecido: las partes en el interior está llenas de tanta suciedad.

"Además, cuando usted ve un harapo con cualquier una de esas cosas en él, tales como flema o esputo, usted no puede soportar tocarlo aún con la punta de sus dedos, aún más usted no soporta ni mirarlo! Y aún así, usted se pone en una agitación y excitación acerca de los almacenes y depósitos (i.e., cuerpos mortales) de estas cosas.

"Por eso nosotros deberíamos formar alguna imagen sobre la belleza del alma, Porque ellos serán, leemos nosotros, hasta iguales a los ángeles (Lucas 20:36). Ahora en el caso de los cuerpos, las clases más livianas y mejores, aquellas que se han recogido a aquel sendero que conduce hasta lo incorpóreo (espiritual), tales cuerpos son mucho mejores y maravillosos que los otros. Por lo menos el cielo es más hermoso que la tierra, y el fuego más que el agua, y las estrellas más que las piedras preciosas; y nosotros admiramos mucho más el arco iris a las violetas y rosas y todas las otras flores sobre la tierra. En resumen, si fuera posible sujetar la belleza del alma con los ojos del cuerpo usted se reiría para burlarse de estos ejemplos corpóreos, porque ellos solo representan tenuemente la gracia del alma. Entonces, no vamos descuidar tal posesión (quiere decir, un alma beatífica), ni una alegría tan grande; especialmente porque nuestras esperanzas de cosas por venir facilitan nuestra aproximación a aquella clase de belleza. Porque nuestra luz de aflicción, leemos nosotros, que es apenas un momento, trabaja para nosotros un peso de gloria mucho mayor y eterno: mientras nosotros no vemos las cosas que son vistas, pero a las cosas que no son vistas: porque las cosas que son vistas son temporales; pero las cosas que no son vistas son eternas (II Cor.4:17; San Juan Crisóstomo, Cartas al Caído Teodoro).

Por lo tanto, "Si usted ve a un gran hombre en buenas condiciones, alto y sobrepasando a los otros en el largo de miembros, no lo admire hasta que se asegure de cómo es su alma. Nosotros deberíamos juzgar a las personas por la belleza que pertenece al alma, no por la belleza exterior! David era pequeño, de baja estatura, sin embargo, alguien tan pequeño y menudo, y sin armas, derrumbó de un solo golpe un ejercito tan grande y aquella torre de carne (Goliat); y esto sin lanzar una jabalina, o tirar una flecha, o desenvainando una espada pero haciéndolo todo con una pequeña piedra! Es por eso que (La Escritura) dice, No alabe a un hombre por su belleza, tampoco desprecie un hombre por su apariencia exterior. La abeja es pequeña en el medio de las moscas, pero su fruto es el jefe de las cosas dulces" (Eccles. 11:2-3; San Juan Crisóstomo, Concerniente a las Estatuas, Homilía 35).

Que nosotros pudiéramos asegurar la verdadera belleza del alma, que claramente muestra como el cuerpo es apropiado para ser su sirvienta, y no su señora, leemos lo siguiente de la elogia de San Gregorio Nazareno para su hermana en descanso:

"Ella nunca fue adornada con ornatos de oro forjados en formas artísticas de incomparable belleza, tampoco trenzas doradas que se mostraban enteras o parcialmente, sin rizos en espirales, sin diseños deshonrosos de hombres que construyen estructuras en la honorable cabeza, tampoco pliegues de ropas costosas, sin la gracia de piedras brillantes que colorean el aire cercano y transmite un brillo sobre la forma; ni con las artes y brujerías del pintor, tampoco sin la belleza barata del creador infernal que trabaja en contra del Divino, escondiendo con sus pinturas traicioneras la creación de Dios, y exponiéndolo esto a la vergüenza con su honor, y poniendo delante de ojos ansiosos la imitación de una prostituta y no la forma de Dios, para que esta belleza bastarda pueda robar la imagen que debería ser mantenida para Dios y para el mundo que vendrá. Pero aún cuando (mi hermana) estaba consciente de los muchos y variados ornamentos externos de las mujeres, aún así, ninguno de ellos le era más preciado que su propio carácter y el brillo contenido en él. Un tinte rojo era querido para ella: el rubor de la modestia; un blanco: el signo de la moderación. Pero pigmentos y pinturas, y figuras vivientes, y las líneas naturales de la belleza, ella dejó para las mujeres de los teatros y de las calles, y para todos aquellos que piensan que esto es una vergüenza y una reprobación para se avergonzar...

"Ella no dejó nada en la tierra, excepto su cuerpo. Ella cambió todo por las esperanzas arriba: la única riqueza que ella dejó a sus hijos fue la imitación de su ejemplo y la emulación de sus méritos" (San Gregorio Nazareno, Acerca de su Hermana Gorgonia).

Mientras que el cuerpo refleja naturalmente la belleza de un alma llena de gracia, él también comparte su gracia, recibiéndolo sobre si mismo de una forma especial:

"El cuerpo en si mismo también participa de una cierta forma en la gracia con que actúa de acuerdo con el Espíritu. Él entra en armonía con la gracia que actúa de acuerdo al Espíritu. Él entra en armonía con gracia y se torna sensible a los misterios ocultos que ocurren en el alma. Los espectadores observando aquellos que poseen gracia pueden percibir [la acción de la gracia sobre el cuerpo] con sus propios sentidos. Es así que la faz de Moisés brilló, porque el brillo interior de su espíritu también estaba esparcido sobre su cuerpo; él brilló tan fuertemente que la profusión de luz evitó que aquellos que lo veían fijaran su mirada sobre él. (Ex. 34:34-35). Es así también que la faz de Esteban apareció como la faz de un ángel (Actos 6:15); desde el interior, su espíritu recibió una apariencia angelical, porque él imitaba a los ángeles y adquirió aquello que es propio de ellos, mientras siendo unido, sea directamente o por transmisión, a una participación misteriosa en la Luz que transciende el universo. Es así que María la celestial, mientras oraba fue alzada en el aire corporalmente, sensualmente y en realidad cambió de lugar; mientras su espíritu era elevado, así también ocurría con su cuerpo, que dejó el aire y pareció estar en vuelo" (San Gregorio Palamas, En defensa del Santo Hesychasts; ver Nota 2).

"El alma no es el único que recibe sólo la promesa de las buenas cosas que vendrán; el cuerpo también la recibe...Aquel que no dice eso niega igualmente la vida corporal en el tiempo que vendrá. Si es verdad que un día el cuerpo participará en las buenas cosas misteriosas, ahora también puede participar en ellas de acuerdo con su naturaleza, cuando Dios da la gracia al espíritu...de manera a que sea más divino, mostrando y simbolizando así la absorción de la carne por el espíritu en la edad que vendrá" (Ibíd.).

Del ejemplo de María Magdalena nosotros aprendemos como la belleza de un alma arrepentida también afecta hasta la manera con que uno se viste:

"En el Evangelio, una prostituta gana la salvación. Cómo? Ellas es bautizada en sus lágrimas y limpia los pies del Señor con el mismo pelo con la cual anteriormente ella había recibido a muchos. Ella no usa un peinado en olas o botas que hacen ruidos, ella no oscurece sus ojos con antimonio. Sin embargo, en su miseria ella es más linda que nunca. Qué lugar tienen el rubor y el polvo en la faz las mujeres Cristianas? Uno estimula el rojo natural de las mejillas y de los labios, el otro la blancura de la faz y del cuello. Ellos solo sirven para inflamar las pasiones de los jóvenes, para estimular el deseo, y para indicar una mente no casta. Como puede una mujer llorar por sus pecados si sus lágrimas dejan descubiertas su verdadera complexión y marca arrugas en sus mejillas? Tales adornos no son del Señor; una máscara de esta forma pertenecen al Anticristo. Con que confianza puede una mujer alzar sus facciones al cielo la cual su Creador puede no reconocer? Es inútil alegar como excusa de que esta práctica es solamente una vanidad infantil y jovial" (San Jerónimo, Carta 54).

Lo que ha sido observado arriba acerca de las mujeres no se aplica menos a los hombres, y particularmente en estos últimos tiempos, cuando los hombres están tan interesados en buenas ropas, perfumes, joyas, y aún cosméticos, como se pensaba que eran las mujeres. Así, este entredicho se aplica a ambos los sexos: "Deje que su vestimenta sea llana, no para adorno, pero por la necesidad de cubrirse; no para administrar vanidad, pero para mantenerlo caliente en invierno, y para esconder la impropiedad del cuerpo, para que, bajo la pretensión de modestia, no caer en otra clase de impropiedad por su vestimenta extravagante" (San Cirilo de Jerusalén, Lectura de Catequesis 4).

"Simplicidad y frugalidad son necesarias en todas las cosas, de manera que raramente sea distraído por las necesidades del cuerpo. Nosotros debemos tener esto en mente con relación a las ropas...Hombres sedientos de fama buscan esplendor para ellos mismos en las ropas que visten, intentando así atraer la atención y provocar la envidia de los otros. Obviamente, entonces... el Cristiano debe ser identificado por la forma en que se viste...En cualquier ocasión, debe ser preferido aquel estilo que es llano, fácil de encontrar y útil" (San Basilio el Grande, Las largas reglas).

Acá los Santos Padres han mostrado cual es la relación correcta del espíritu al cuerpo, y que constituye la verdadera belleza, que vale la pena ser imitada y que todos desean. Por lo tanto, San Juan Crisóstomo pregunta" Cuanto tiempo serán ustedes amantes del cuerpo? Cuanto tiempo ustedes estarán ligados a la tierra y boquiabiertos detrás de sombras? Porque muchos honestamente buscan ser dioses, aún cuando los gusanos los devoran!" (San Juan Crisóstomo, Concerniendo a las estatuas, Homilía 35).

IV. Como estar contento con la carne.

Como podemos ver, la armonía apropiada entre cuerpo y alma ha sido quebrada y lo hombres fácilmente confunden la belleza del cuerpo con la verdadera belleza, tomando la sombra, o reflejo por realidad. Esto degrada el alma y coloca el cuerpo como una clase de falso dios para ser adulado y servido, alimentando apetitos del cuerpo a tal extensión que este, no el alma, domina el hombre. Por lo tanto la primera lucha espiritual de uno debe ser el retorno del cuerpo a su función correcta como sirviente del alma.

El sirviente debe ser servido por su señora? Él está adornado de manera más espléndida que ella? La respuesta a todo esto es no. Así la señora debe disciplinar al sirviente, y el alma se debe contentar con la carne. Pero como hacerlo?

"No es ni normal ni posible ser amistoso con una serpiente y cargarla en su regazo. Tampoco es posible adular el cuerpo y amarlo, más de lo útil y necesario, y al mismo tiempo intentar cuidar de las virtudes celestiales. Por qué? Porque es de la naturaleza de la serpiente lastimar a aquel que la calienta, y es de la naturaleza del cuerpo contaminar, por el deseo, aquél que lo adula.....Deja el cuerpo estar consciente de que el tiene un señor que está listo para castigarlo. .....Aún en el día de su muerte, no confía en tu carne" (San Hesychius de Jerusalén, textos sobre la Sobriedad y Oraciones).

"Aquel que acaricia al león algunas veces puede domarlo, pero aquel que adula al cuerpo lo hace aún más salvaje....Durante toda su vida, no confía en su cuerpo; no confía en el hasta que usted esté delante de Cristo...Aquel que resuelve contentarse con su carne y la conquista para si propio lucha en vano....Porque a no ser que el Señor destruya la casa de la carne y construye la casa del alma, el hombre que intenta destruirla por su propia cuenta mira y ayuna en vano...Quién ha conquistado la carne? Aquel que ha roto su corazón. Quien ha roto su corazón? Aquel que se ha negado a si mismo. Aquel que se muere por su propia voluntad, él es el que se ha roto a si mismo" (San Juan Clímaco, La Escalera).

Así, lejos de cuidar excesivamente al cuerpo, nosotros deberíamos "esforzarlo y mortificarlo con trabajos y privaciones ascéticas...por que mientras el cuerpo esta lleno con vida, el alma está por necesidad muerta - él es pesado e inmóvil cuando se trata de trabajar bajo los mandamientos de Dios" (San Simón el Nuevo Teólogo, Preceptos Prácticos y Teológicos). "Porque el hombre sabio, cuando busca el divino, libera su alma del cuerpo y sacrifica su compañía. El está tratando con el conocimiento de la verdad, y de una clase que él desea que le sea revelada clara y descubierta. Por lo tanto él busca despojarse de ciertas trampas y oscuridades del cuerpo. Nosotros no podemos comprender tal verdad celestial con las manos, los ojos o los oídos, porque lo que nosotros podemos ver es solamente temporal, pero lo que no vemos es eterno.

"En realidad, frecuentemente nosotros somos engañados por la mayor parte de lo que ellos son realmente. Nosotros somos engañados también por escuchar, y así, si nosotros no queremos ser engañados, vamos contemplar no lo que se ve, pero lo que no se ve. Pero cuando nuestra alma no es engañada? Cuando esta obtiene el trono de la verdad? Es solamente cuando ella se separa del cuerpo y no es engañada y conducida por el mal camino? Porque ella es llevada por el mal camino por la visión. Ella es llevada por el mal camino por la audición. Así, vamos dejar que el alma deje y abandone estas cosas. Es por eso que el Apóstol Pablo dice: No toque, ni pruebe, ni manipule, cosas que deben todas perecer (Col. 2:21-22), porque las cosas a las cuales el cuerpo consiente también son para su corrupción. Así, el Apóstol nos muestra que él encontró la verdad no por medio de la indulgencia del cuerpo, pero elevando su alma, y por la humildad del corazón, porque nuestra forma de vida está en el cielo (Phil. 3:20). Por lo tanto, es en cielo, que él busca que es verdadero, que existe y subsiste... Él no confía a si mismo en otros, o cree en ellos; él quiere saber u conocer por sí propio, y seguir lo que es verdadero. Él sabe que lo que él había pensado que era deseable debido a placeres carnales es falso. Él recua y huye de esto, sabiendo que es lleno de engaños. Por esta razón él desenfatiza y deshonra el cuerpo, llamando lo el cuerpo de su muerte. (Rom. 7:24).

"Las necesidades del cuerpo dan nacimiento a innumerables preocupaciones e introduce actividades que impiden la fortaleza del alma y entorpece su habilidad para concentrarse. Santo Job expresó bien esto: Acuerda que usted me moldeó del barro! (Job 10:9).Ya que este cuerpo es barro, él ciertamente ensucia en lugar de lavarnos, porque él corrompe el alma con su inmoderación. Con piel y carne usted me vistió (Job 10:11). Así, nuestra alma está presa y atormentada por las trampas del cuerpo, y como resultado, ella se endurece...."(San Ambrosio de Milán, Trabajos Exegéticos).

Los Santos Padres claramente nos dicen que no confiemos en el cuerpo: "Desprecia su cuerpo, porque él va a ser consumido por gusanos. Cuando él está echado en corrupción no le servirá de ninguna ayuda para usted. Por lo tanto el Apóstol dice: No haga provisiones para la carne (Rom. 13:14)." (Santos Barsanuphius y Juan, Direcciones en el Trabajo Espiritual). Pero al mismo tiempo debemos acordarnos que "cuida del cuerpo como un instrumento del alma, así como nosotros cuidamos a los animales que nos sirven. Cuando la herramienta está desafilada, ella engaña al artista, no importa cuan hábil y rápido es él... Un hombre debería mantenerse al juicio correcto en todas las cosas para que no se tropiece" (Ibíd..). Como " en todas las cosas," así con el cuerpo; nosotros debemos encontrar el equilibrio correcto. La dificultad no es si desatendemos al cuerpo, privándolo de una forma irracional y dañina, pero que nosotros tomamos excesivo cuidado de él. Por lo tanto "No dé toda su atención al cuerpo. Dale trabajo que sea conforme su fuerza y entonces dé toda la atención a lo que está adentro, Porque del ejercicio corporal se beneficia un poco; pero la santidad es beneficiosa a todas las cosas (I Tim. 4:8). Siempre que nuestra carne sobrepasa el peso del alma en las balanzas, ella tortura el alma y la jala hacia abajo con una carga, pujando la hacia la dirección de los deseos e impulsos corruptos e inapropiados, como está escrito: La carne desea contra el Espíritu, y el Espíritu en contra de la carne (Gal. 5:17). Pero, habiendo disciplinado en cuerpo por el ayuno, usted debería mortificarlo hasta, aunque mismo con desganas, él se torna obediente con su dirigente. ..como dice San Pablo: Desde nuestro exterior el hombre perece, sin embargo el hombre exterior es renovado a cada día (II Cor. 4:16). Y San Isaac dice: "Deje usted morirse en esfuerzo que vivir en indolencia. Porque aquellos que mueren intentando mantener los mandamientos son mártires tanto como aquellos que murieron por la fe de Cristo" (San Máximo el Confesor, Cuatro Siglos de Amor). Pero la "mayoría [de los hombres] cuya alma no posee sentido común...se inclina hacia una corta existencia de compañerismo con su cuerpo...pensando solamente en cosas físicas, tal como animales estúpidos inflamados por el deseo. Ellos se aíslan de Dios por sus propia acción y traen sus almas abajo desde el Cielo, dentro del abismo de los deseos carnales" (San Antonio el Grande, 170 Textos Sobre las Vidas Santas).

"La regla más segura y el padrón para una vida bien disciplinada es esta: uno no debe ser indiferente tanto a los placeres o penas de la carne, pero uno no debe ser inmoderado en ambas direcciones, de manera que el cuerpo no sea desordenado por la obesidad como tampoco tan enfermizo a punto de no obedecer a nuestros comandos" (San Basilio el Grande, Discursos Ascéticos).

Como, entonces, uno hace con que el alma sea la señora y el cuerpo el sirviente? Los Padres Sagrados describen tres formas, o remedios, los cuales, aunque listados de forma separada, "están todos conectados, de manera uno es requerido por el otro y no existe sin él" (Bendecido Teodoro, Theoretikon).

Deja que el primero cuidado del alma sea el de reinar y controlar todos los sentidos...Mientras más fuerte el cuerpo, más fuerte es llevado a lo que es suyo. Mientras más fuerte es llevado, es más difícil resistir. Por lo tanto, el segundo cuidado del alma debería ser: "Disciplinar diligentemente la carne por el ayuno, la vigilia, poniéndose de pie a orar, durmiendo en el piso desnudo, y otras clases de privaciones que agotarán el cuerpo y lo hará tanto humilde como obediente en las actividades espirituales del alma. Esta es la cosa más importante a alcanzar. Sin embargo, es más fácil desearlo que realizarlo...porque los sentidos roban la atención de uno. Por eso un tercer remedio ha sido recomendado: Oración y lágrimas: la oración nos da gracias por todo y pide por el perdón de los pecados y por enviar las fuerzas para más progresos. Sin la ayuda de Dios, el alma no puede hacer nada correctamente. Además, la oración unifica el alma a Aquello a Quien el alma busca. Esto Le da alegría y haz con que la necesidad de dirigirse hacia Él sea más grande...con todas las fuerzas posibles. Las lágrimas también son poderosas en este sentido porque ellas obtienen el perdón de Dios cuando nosotros pecamos, ellas nos purifican de la corrupción de los placeres sensoriales, y nos da alas para nuestros deseos para lo que está en la altura.

"La totalidad de todo es esto: Nosotros debemos tener un deseo total por bendiciones espirituales. Y es por eso que la disciplina de la carne, consistente de ayunos, castidad, y otros, son llevadas a cabo para ayudar uno al otro cuando unidas en oración" (Bendito Teodoro, Ibíd..).

Cualquiera que lucha para subyugar la carne sabe cuán difícil es esta labor, como parece que el cuerpo casi clama por indulgencia y mimos; como parece que él quiere convencer a uno que aún la menor tentativa para la auto-disciplina es dañina y por lo tanto esta condenada al fracaso. Tan grande es la lucha, y tan potentes son los reclamos de la carne, que los hombres frecuentemente se olvidan que ellos realmente no están forzados a desistir de esta batalla, porque ellos todavía poseen la libre voluntad. Hablando acerca de esta debilidad del corazón, San Juan Crisóstomo comenta: "Uno debe decir, 'Pero yo no soy capaz de practicar el auto-control." No los traiga adelante, yo suplico, razonamiento perverso, ni sofismas ni tramas más ligeras que las de la araña, pero contéstame eso: Dios ha hecho todos los hombres? Ciertamente es claro para cualquiera... Como puede ser entonces que unos son buenos, gentiles, sumisos, y otros inútiles y malos? ...Porque si por naturaleza todos fueron malos, no sería posible para ninguno ser bueno, y si todos fueron buenos por naturaleza, entonces ninguno podría ser malo... Nosotros vemos que muchos se tornan inútiles, y muchos hombres inútiles se tornan buenos, uno por medio de descuidado, otros por genuino esfuerzo. Esto muestra que estas cosas vienen no por la naturaleza,' pero por elección."

"Pero si usted está intrigado por esto, yo le pregunto algo ni difícil p involucrado, pero una cuestión llana y sencilla; Ha usted alguna vez sido malo? Ha usted hecho algo bueno alguna vez? Lo que quiero decir es esto: Alguna vez usted dio precedencia a alguna pasión o más tarde fue llevado por una? Alguna vez ha usted estado ebrio, y en otra ocasión ha vencido la tentación de embriagarse? ... Alguna vez usted cometió la fornicación pero entonces recuperó la castidad? De dónde entonces vienen estas cosas? Dime, de dónde? Si usted no puede contestar, yo lo haré: Porque en algunas ocasiones usted se controló con esfuerzo, pero en otras ocasiones usted se tornó omiso y descuidado....De dónde entonces este cambio? No está bastante claro que esto viene de la mente, y la elección de la voluntad? Es bastante claro, y no existe nadie que no fuera decirlo" (San Juan Crisóstomo, Sobre el Evangelio de San Mateo, Homilía 59).

Por lo tanto, con relación a nuestra lucha para subyugar nuestros cuerpos, nosotros no debemos decir, "Yo no soy capaz de practicar el auto-control."

"El reino de los cielos pertenece a los violentos, porque ellos lo soportan, como dice el Evangelio (Mat. 11:12). Por "violencia" se quiere decir la aflicción del cuerpo por la cual los discípulos de Cristo sufrieron voluntariamente por la negación de su propia voluntad, rehusando descanso al cuerpo, y en el seguimiento a los mandamientos de Cristo. Si, entonces, usted desea ganar el reino de Dios, usted debe tornarse un hombre de violencia. Inclina su cabeza al yugo del servicio a Cristo!" (San Basilio el Grande, Sobre la Renunciación al Mundo).

"Cuando la mente se inclina hacia Dios, esto hace con que el cuerpo sea su siervo y le da a él solo lo que es necesario para la vida. Pero cuando se inclina hacia la carne, se torna esclava de sus pasiones" (San Máximos el Confesor, Cuatro Siglos de Amor). Dios nos ayuda en esta lucha:

"Aquél que supera la inclinación de su alma hacia el cuerpo se torna libre de sus limitaciones aún cuando sigue en el cuerpo. Dios, Quien atrae su deseo, está sin comparación, arriba de todas las cosas; El no permite que este hombre se torne apegado a cosas que son inferiores a Él. Por lo tanto vamos desear a Dios con todas nuestras fuerzas; no permitamos que el cuerpo tome cautiva nuestra libre elección" (San Marco el Ascético, Discursos).

Y así, "No seamos tan serios con....el cuerpo que se envejece; ni a la belleza que se esta desvaneciendo; ni a los placeres efímeros; pero vamos a expandir todos nuestros cuidados hacia el alma, proveyendo su bienestar en todos los sentidos. Porque para curar el cuerpo, cuando enfermo, no es un asunto fácil para nadie, pero para cuidar un alma enferma es una cosa fácil de se obtener, y sin costo....Porque una vez que...vendrá la muerte y destruirá disolverá el cuerpo esté él enfermo o no, todo depende de la salud del alma. Una vez que el alma es mucho más preciosa y necesaria, Él ha hecho que su cura sea mucho más fácil, y libre de cualquier gastos o dolores. Que excusa, por lo tanto, o que perdón vamos a obtener, si cuando el cuerpo está enfermo y nosotros gastamos dinero a su favor...nosotros tratamos el alma con negligencia? Y esto, cuando no se exige de nosotros ni que se gaste dinero o que se moleste a otros, tampoco a soportar ningún sufrimiento! Pero solamente escogiendo y deseando, nosotros tenemos en nuestro poder para alcanzar el completo cambio de nuestra alma" (San Juan Crisóstomo, Concerniendo a las Estatuas: Homilía 45).

"El alma, tocando con moderación sobre el cuerpo como si este fuera un instrumento musical de cuerdas, toca las pasiones de la carne como si fueran notas en las cuerdas....De esta manera se produce música que está de acuerdo con una forma de vida virtuosa.....El alma, por lo tanto, es el usuario; el cuerpo - que está siendo usado. El alma es quien comanda; el cuerpo es nuestra posesión. Si alguien ama la belleza de nuestras almas, él nos ama. Pero si él ama la belleza del cuerpo, él ama no el hombre en sí, pero la belleza de la carne, que tan rápido se desvanece y entonces desaparece" (San Ambrosio de Milán Morir como un Bueno).

"Haga caso a si mismo" (Deut. 15:9). Esto quiere decir, no preste atención a sus posesiones y las cosas que lo rodean, pero solo a usted mismo. Nuestro cuerpo es una cosa, nuestras posesiones son otra cosa, y los objetos a nuestro alrededor otra aún... Nuestro cuerpo es nuestras posesión, pero el dinero, trabajo y otras cosas de nuestras vidas en este mundo son ajenos a nosotros. Qué quiere decir la Escritura quiere decir por este mandamiento? Simplemente esto: no atienda a la carne ni busque su bien en ninguna forma, sea salud, belleza, diversión o longevidad, y no admire la riqueza, fama o poder en otros...y descuidando así nuestra alma. Adorna el alma, cuídala, para que, por medio de una atención cuidadosa, usted pueda remover toda corrupción que resulta del pecado, y todos los vicios vergonzosos, que usted puede embelesar y hacer el alma más brillante con los ornatos de la virtud. Estudie de cerca que clase de persona es usted y conozca su naturaleza. Sepa que su carne es mortal, pero su alma es inmortal... No se cuelgue al mortal como si fuera eterno, y no desdeñe lo que es eterno como si ello fuera mortal. Desprecie la carne que se va, pero cuida del alma que nunca morirá.

"Adquiera una comprensión exacta de si mismo para que usted sepa como dar lo que es necesario para cada lado de su naturaleza: alimento y ropa para el cuerpo, y doctrinas de piedad, comportamiento refinado, la practica de la virtud y corrección de los vicios para su alma. No engorde su cuerpo innecesariamente...porque si el cuerpo es meloso... la mente es consecuentemente débil e incapaz de conducir sus propias actividades" (San Basilio el Grande, Comprenda a sí mismo; ver Nota 3).

V. La muerte y la resurrección del cuerpo.

La muerte del cuerpo es penosa y temerosa, hasta terrible para aquellos que se quedaron todas sus vidas amando su propia carne. "No sabe usted que en el día de la muerte como el alma encoge?... Que no sufriremos, el alma siendo forzada desde el cuerpo, y arrastrada, lamentándose mucho, todo en vano?" Porque en este día cosas tales como confort corporal, "una mesa suntuosa, salud, gloria y riqueza... probarán que serán las cosas de las más amargas" (San Juan Crisóstomo, Homilía 53; sobre el Evangelio de San Mateo).

"Si nosotros deseamos estar en cosas buenas después de la muerte del cuerpo, tomemos cuidado que nuestra alma no se torne pegada al cuerpo, ni mezclada con ello, tambaleándose por allí, como si borracho con las pasiones del cuerpo, empujándose a sí mismo a los placeres del cuerpo. (San Ambrosio de Milán, Muerte como un Bien).

Porque "un hombre que ama a la vida y a su propio cuerpo, y consecuentemente está apegado a los deseos y al mundo, siente que es la muerte que debe ser apartada de estos objetos su afecto, mientras que al amante de la pureza, del amante de Dios y de la virtud, la verdadera muerte significa una separación aún más corta de su corazón hasta ellos" (San Simeón, el Nuevo Teólogo, Preceptos Prácticos y Teológicos).

El cuerpo muerte y es enterrado en la tierra; entonces se muestra su total corrupción y nadie desea mirarlo por más tiempo (ver nota 4). Pero esto no es el final, porque "este cuerpo será elevado el mismo cuerpo, aunque por colocarlo en la incorrupción, él será formado nuevamente... un cuerpo eterno, ya no necesitando para su vida los alimentos como ahora, ni escaleras para su ascensión, porque se tornará espiritual, una cosa maravillosa, de tal forma que nosotros no podemos hablar de una forma que está a la altura" (San Cirilo de Jerusalén, Lecturas Catequéticas 28).

"En la resurrección general, con la llegada del Hijo de Dios, los hijos de Dios deben ser revelados, su belleza y gloria deben ser manifestadas, y ellos se tornarán enteramente, esto es, en el cuerpo y en el alma, con porte más liviano y más glorioso, como ha sido escrito: "Entonces el que está en el correcto," esto es, los hijos del Dios correcto "brillarán como el sol" (Mat. 13:43; San Simeón el Nuevo Teólogo, Homilía 45).

"Nosotros seremos elevados, por lo tanto, todos con nuestros cuerpos eternos, pero no todos los cuerpos serán iguales: porque si un hombre es correcto, él recibirá un cuerpo celestial, que él deberá ser capaz dignamente de poder conversar con los ángeles; pero si el hombre es un pecador, él recibirá un cuerpo eterno equipado para afrontar las penas de los pecados, que él debe quemar eternamente en el fuego, sin ser consumado. Y el Dios justo designará esta porción...: porque nosotros no hacemos nada sin el cuerpo. Nosotros blasfemamos con la boca, y con la boca oramos. Con el cuerpo nosotros cometimos fornicación, y con el cuerpo mantenemos la castidad. Con la mano nosotros robamos, y con la mano nosotros bendijimos almas; y lo resto de la misma manera.

Una vez que el cuerpo ha sido nuestro pastor en todas las cosas," tanto para el bien como para el mal, "él también compartirá con nosotros los frutos futuros del pasado" (San Cirilo de Jerusalén, Lecturas Catequeticas 28).

"Con relación al cuerpo, el Apóstol dice: "Se ha sembrado un cuerpo natural, pero este es elevado, no como el cuerpo del primer- creado lo fue antes de la transgresión del mandamiento, esto es, material, sensual, variable, teniendo necesidad de comida sensual, pero " es elevado como un cuerpo espiritual" (I Cor. 15:44) y incambiable, tal como fue el cuerpo de nuestro Señor Jesús Cristo, el segundo Adam, después de la Resurrección, siendo Él el primer-nacido desde los muertos. (San Simeón el Nuevo Teólogo, Homilía 45).

En la resurrección general, " en proporción a como a cualquiera se ha permitido que se torne por medio de la fe y de la diligencia tomar del Espíritu Santo, su cuerpo también deberá ser glorificado este día. Lo que el espíritu ha almacenado adentro, será entonces revelado y exhibido exteriormente en el cuerpo. Como los árboles que sobreviven al invierno, cuando calentados por la influencia invisible del sol y de los vientos, salen desde adentro y lanzan su ropaje de hojas, y como en la estación de las flores y del pasto viene desde adentro y florean en la tierra, y la tierra es cubierta y vestida, y el pasto es como aquellos lirios que el Señor dijo que " ni Salomón, en toda su gloria fue vestido tan esplendorosamente como uno de ellos" (Mat. 6:29), porque estos son todos los tipos y parábolas y figuras de los Cristianos en la resurrección - así para todas almas amantes de Dios, para verdaderos Cristianos ... viene el día de la resurrección; y por el poder del Sol de la Justicia, la gloria del Espíritu Santo viene desde adentro, adornando y cubriendo los cuerpos de losa santos - la gloria que ellos tuvieron antes, pero escondida dentro de sus almas. Lo que un hombre posee ahora, lo mismo entonces aparece externamente en el cuerpo..." La resurrección "trae alegría para toda la creación; esto viste los árboles desnudos, abriendo la tierra; esto trae alegría para todas las cosas vivas; esto muestra alegría por todo; esto para los Cristianos es...la estación de la resurrección, en la cual sus cuerpos serán glorificados a través de una luz indescriptible la cual hasta ahora está en ellos - esto es, el poder del Espíritu Santo . y que será entonces para ellos vestimenta, carne, bebida, felicidad, alegría, paz, manto, vida eterna; porque toda la belleza de la luz y del esplendor celestial vendrá entonces hacia ellos, desde el espíritu de Dios el cual ellos fueron privilegiados en recibir aún ahora" (San Macarios el Grande, Homilía 5).

Tan grande es la gloria destinada a los cuerpos de los justos que ellos "recibirán, de acuerdo con el Evangelio de Cristo, una dignidad angelical (Mat. 22:30). Con la victoria del espíritu, sus cuerpos se tornarán tan sutiles que ellos ya no parecerán de ninguna manera materiales ... Es por eso que ellos disfrutarán de la luz divina aún con sus sentidos corporales" (San Gregorio Palamas, En defensa del Sagrado Hesycastos).

"Los no creyentes... pueden muy bien temer la muerte una vez que ellos no tienen la esperanza de la resurrección. Pero usted que viaja hacia cosas mejores y tiene la oportunidad de meditar sobre la esperanza en el futuro, que excusa tendría usted si, mientras que seguro de la resurrección, usted aún así está temeroso de la muerte como uno que no cree en la resurrección?...Que es entonces, yo le preguntó, la muerte? Es lo mismo que desvestir una vestimenta. Porque el cuerpo es la vestimenta del alma. Después de dejarla de un lado por un pequeño periodo por medio de la muerte, nosotros la vestiremos otra vez con mayor esplendor... Por lo tanto no sufra por el hombre muerto; más bien sufra por aquello que vive en pecado," porque el pecado es la verdadera muerte. (San Juan Crisóstomo, Concerniente a las Estatuas; Homilía 5).

"Por lo tanto, hermanos, seamos cuidadosos con nuestros cuerpos, y no los use mal como si ellos no los pertenecieran. No vamos a decir, como los herejes, que esta vestimenta de carne no es nuestra; pero vamos cuidarlo de manera apropiada, como nuestra propia, porque nosotros debemos rendir cuentas al Señor de todas aquellas cosas que nosotros hemos hecho por medio de nuestros cuerpos. No diga "nadie me ve"; no piense "nadie es testigo de mis actos." Quizás no haya un testigo humano, pero Él Quién nos hizo es un testigo infalible, y Él ve lo que usted hace. Y las manchas de los pecados permanecen con el cuerpo. Porque, de la misma forma que una cicatriz deja marcas profundas en la carne, aún cuando esté sanando, la cicatriz se queda; de la misma manera, el pecado lastima tanto el alma como el cuerpo, y las marcas de las cicatrices se quedan siendo removidas solamente para aquellos que reciben el lavado del Bautismo. Por lo tanto las heridas pasadas del cuerpo y del alma son curadas por Dios por medio del Bautismo; contra las heridas futuras vamos cada uno y todos unidos cuidar nosotros mismos, para que podamos mantener esta vestimenta de un cuerpo puro, sin perder la salvación del cielo porque la práctica de la fornicación y de la indulgencia sensual o cualquier otro pecado, y podamos heredar el eterno reino de Dios; el cual pueda Dios, en toda su Gracia, pueda conceder a todos aquellos dignos" (San Cirilo de Jerusalén, Lecturas Catequeticas 28).

Vamos escuchar con atención estas palabras. Como nosotros tenemos oportunidad, vamos ayudas nuestra salvación, vamos buscar aceite para nuestras lámparas, vamos trabajas para adicionar a nuestros talentos... No vamos a retrasarlas. (San Juan Crisóstomo).

 

Notas

Nota 1

"El vicio de la gula llevó Adán hacia la muerte. La maldad completa fue traída al mundo por medio del apetito. Por medio de esta Noé fue burlado (Gen. 9:21), Ham fue maldecido (Gen 9:25), Esaú fue despojado de su derecho de nacimiento y se casó con una familia de Canaan (Gen. 25:33; 36:2)...La glotonería también hizo con que las personas de Israel adorara a los ídolos (Num. 14:29)....Pero Daniel, quien era capaz de comandar su apetito, tenia completo control del reino de los Caldeos, arrojando a sus ídolos, domando a los leones e interpretando los misterios escondidos (Dan 5, 9, 14). Los Tres Jóvenes Santos demostraron que ellos eran superiores a los placeres del apetito. Ellos se burlaron de la furia de un rey, y con coraje afrontaron los terrores de la terrible fogata que el Rey Nabucodonosor había ordenado que se encendiera (Dan. 3:12). Sumado a todo eso, si usted gana control sobre su apetito, usted vivirá en el paraíso. Pero si no lo hace, ciertamente usted se morirá" (San Basilio el Grande, Sobre la Renunciación del Mundo).

Nota 2

El cuerpo enseñando la fuerza de la gracia de Dios ya ha sido testificada más de una vez en tiempos recientes.

Durante una larga conversación entre San Serafín de Sarov y el laico ruso, Motovilov, con respeto al Espíritu Santo, ocurrió lo siguiente:

"Entonces Padre Serafín me tomó firmemente de los hombros y dijo: 'Estamos ambos en el Espíritu de Dios ahora, mi hijo. Por qué usted no me mira?'

"Yo contesté: ' Yo no puedo mirar Padre, porque sus ojos están brillando como rayos. Su faz se ha tornado más brillante que el sol, y mis ojos duelen.'

"Padre Serafín dijo, 'No se asuste, Piadoso! Ahora usted se ha tornado tan brillante como yo. Ahora usted está con la entereza del Espíritu de Dios; de otra forma usted no sería capaz de verme como yo estoy...'

"Después de estas palabras yo miré a su faz y se me vino un sentido aún más grande de asombro reverente. Imagine en el centro del sol, en las fuertes luces de sus rayos del medio día, la faz de un hombre hablando contigo... una luz que ciega extendiéndose a los lejos por varias yardas..."

Sin embargo, se debe decir que esta clase de genuina manifestación del Espíritu Santo está garantizada para muy pocos. Como dijo el mismo San Serafín, "Aún para los grandes ermitaños, mi hijo, el Señor Dios no siempre muestra Su piedad de esta forma."

Todos los Santos Padres previenen contra cualquiera buscando tales experiencias debido al extremo peligro de la **auto-desilución. Sin embargo, una experiencia como la citada arriba da una clara idea de la manera en la cual el cuerpo puede enseñar la gracia celestial que comparte con el alma.

Nota 3

Realmente, débese marcar un punto de que en un mundo que constantemente nos asalta con sus obsesiones acerca de la salud corporal, nosotros llegamos a la edad adulta con visiones peligrosamente distorsionadas sobre este asunto.

En una subsecuente exposición de esta serie los pensamientos de los Santos Padres con relación a la enfermedad y la salud del cuerpo serán discutidos en mayores detalles, pero acá debería entenderse que hoy pocos hombres tienen una visión práctica de porque y como subyugar la carne. El espíritu del mundo ha influenciado tan cabalmente hasta los Cristianos Ortodoxos que cuando nosotros ayunamos los alimentos proscritos durante largos periodos nosotros pensamos que hemos realizado algún gran hecho, cuando de facto nosotros solamente nos hemos aproximado al mínimo estándar. Nosotros podemos ver esto de manera más vivida en las vidas de los santos.

Para tomar como ejemplo solamente un volumen de la vida de los santos, "The Northern Thebaid" (Santos Monásticos del Norte de Rusia), nosotros podemos percibir en la vida de cada santo la totalidad de la lucha contra el cuerpo, una totalidad que nosotros hoy por ningún medio ni llegamos cerca. Así, en la vida de San Sergio de Radonezh nosotros leemos que "él gastó completamente y purificó su carne"; San Cirilo del Lago Blanco: "por desperdiciar su carne él encendió su espíritu y casi no conocía el sueño," en su Reglas para los discípulos, San Nilo de Sora instruye que: "El joven y saludable debería gastar el cuerpo con ayunos, sed y trabajo, mientras que para el anciano y el enfermo la relajación es permitida hasta un cierto grado"; San Alejandro de Svir "se dedicó enteramente a Dios, trabajando noche y día sin pereza, gastando su carne con ayunos y oraciones." Finalmente, nosotros citamos desde la vida de Santa Anastasia de Padan, la historia de su abuela, Eufrosina, "quién vivió 114 años... Ella seguía un ayuno estricto. En los Viernes ella no comía absolutamente nada, excepto un poco de pan y agua después de la puesta del sol" (San Herman de la Hermandad de Alaska; 1975).

Nota 4

En ciertos casos, los cuerpos de los santos han sido preservados, por el poder de Dios, desde la corrupción de la tumba; y es tanto una señal de Su favor como una promesa de las cosas que están por venir. Por lo tanto, las reliquias de los santos no son ni repulsivas ni asustadoras para los Cristianos Ortodoxos. Desde el tiempo del Viejo Testamento Dios ha escogido trabajas por medio de los restos terrenales de Sus santos, "cuyos mismos cuerpos... cuando tocados o reverenciados, tiene como energía con sus espíritus sagrados; y gotas de cuyo sangre, aquellas últimas señales de sus sufrimientos, como el poder con sus cuerpos" (San Gregorio el Teólogo).

Como dice San Juan Crisóstomo, "Es necesario mirarlos [a los santos], todos los días" (Homilía 64; Acerca del Evangelio de San Mateo) porque ellos eran dueños de sus pasiones, así como nosotros esperamos ser. Debido a la virtud de sus vidas "ellos forjan tales maravillas, no de su propio poder, pero por medio de la gracia" (San Juan Crisóstomo, Acerca de la Estatuas: Homilía 1). Esta gracia continua a trabajar en sus reliquias después de la muerte: "Las reliquias de los santos han sido dadas por nuestro Señor Cristo como manantiales saludables, desde los cuales fluyen múltiples bendiciones" (San Juan de Damasco). "Oh cuán grande es la virtud de los santos! No solamente sus palabras, no solamente sus cuerpos, pero hasta sus mismas vestimentas son siempre estimadas venerables por toda su creación..." (coma las vestimentas del Apóstol Pablo).

Go to the top


Folleto Misionero # S078c

466 Foothill Blvd, Box 397, La Canada, Ca 91011

Editor: Obispo Alejandro (Mileant)

 

(cuerpo_santos_padres.doc, 06-09-2001)

 

Edited by

Date