Revelación e Interpretación

 

Protopresbitero Jorge Florovsky (1893-1979).

Traducido por Elena Ancibor

 

 

Contenido:  

La Nueva y el Testimonio. La historia y el dogma. Adeuda. La herencia teológica del padre Jorge Florovski.

 

 

Si algunos de ellos han sido incrédulos,

Su incredulidad habrá hecho nula la fidelidad de Dios? (Rom. 3:3).

 

La Nueva y el Testimonio.

Que es la Biblia? Un libro igual a otros libros, accesible a cualquier lector fortuito? No, es, ante todo, un libro sagrado, dirigido a los creyentes. Es cierto, que hasta un libro sagrado, como una "obra literaria," puede leer cualquiera. Ahora no se trata de eso. Nos referimos no al texto, sino a la Nueva, incluida en él. En la obra de san Hilario hay palabras de importante significado: "Scriptura es non in legendo, sed in intelligendo" (La Escritura no esta en la lectura, sino en la comprensión). En la Biblia, tomada en su totalidad, será incluida una Nueva? Y a quien esta dirigida, si realmente esta dirigida a alguien? Estará llamado cada ser humano, por si solo, a entender e interpretar el sentido del Libro? O es la tarea de una comunidad, y también de miembros particulares, pertenecientes a esta comunidad?

Cualquiera que sea el origen de los distintos documentos, incluidos en la Biblia, esta claro, que el Libro en su totalidad es creado por la comunidad — primero del antiguo Israel, luego por la Iglesia Cristiana. La Biblia no es un conjunto de diferentes composiciones históricas, legislativas y religiosas; es la selección sancionada y atestiguada por el uso (primordialmente litúrgico) en la comunidad y luego ya formalmente por la autoridad de la Iglesia. Los libros de la Biblia se seleccionaban y se unificaban en un conjunto con un fin determinado. "Hizo además Jesús muchas otras señales en presencia de Sus discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en Su nombre" (Jn. 20:30-31). Estas palabras, en cierta medida, se refieren a toda la Biblia. Ciertos documentos fueron seleccionados, redactados, reunidos en un libro y entregados al pueblo fiel, como la transcripción verídica de la Nueva Divina. La Nueva Divina proviene de Dios, es la Palabra de Dios. Pero recibe esta Palabra y atestigua sobre su veracidad la comunidad de los creyentes. La fe certifica que la Biblia es sagrada. La Biblia, como libro, esta formada en la comunidad y esta destinada, en primer termino, para la enseñanza de la comunidad. El Libro y la Iglesia son inseparables.

La Biblia es lo mismo que el Pacto, Alianza, y la Alianza ("contracto," "acuerdo") se establece con los hombres. Antes del Nacimiento de Cristo, la Palabra Divina fue confiada al Pueblo de la Alianza (ver Rom. 3:2), ahora la Nueva sobre el Reino la guarda la Iglesia del Verbo Personificado. La Biblia es la verdadera Palabra Divina, pero se apoya sobre el testimonio de la Iglesia. Ya que es indudable, que el Canon Bíblico esta constituido y confirmado por la Iglesia.

Sin embargo, no hay que olvidar la finalidad misionera del Nuevo Testamento. "La Predica Apostólica" encarnada y eternizada en él, tenia dos metas: enseñar a los fieles y convertir al mundo entero. Por eso el Nuevo Testamento no es solo el libro de la comunidad, como las Escrituras del Antiguo Testamento, ya que no esta ocultada a los exteriores. Pero no es menos la "propiedad" de la Iglesia. Es típica la posición de Tertuliano referente a las Escrituras. El se niega de discutir con los herejes las partes difíciles de la Biblia. La Escritura pertenece a la Iglesia, y por eso, son ilegítimas las citas de Escritura por los herejes. Ellos no tienen derecho sobre la propiedad ajena. Este es el principal argumento en el famoso tratado de Tertuliano "De praescriptione haereticorum" (contra los herejes). Para el no creyente (sin fe) no hay acceso a la Escritura — ya que no la acepta. Para él en la Biblia no hay Mensaje de la Nueva.

No es casual, que el conjunto de obras escritas por diferentes personas y en distinto tiempo paulatinamente se comenzó a considerar como un solo libro. Ta biblia — es plural, pero "Biblia" — es sin duda, singular. Numerosos escritos constituyen una Escritura Sagrada. Y en toda la historia bíblica se puede trazar un tema principal, una Nueva. Porque en la Biblia hay historia. Mas aun, la misma Biblia es la Historia, es la crónica de las acciones de Dios sobre Su pueblo elegido. La Biblia guarda, ante todo, Magnalia Dei — grandes obras de Dios. Dios da comienzo a este libro. En él hay principio, hay fin, que es también la meta. He aquí el punto inicial: la creatividad Divina "en el principio... sea..." He aquí el final: "Ven, Señor Jesús!" (Rev. 22:20). Desde la Génesis hasta la Revelación — único libro constituido por muchos capítulos. Y es el libro de historia. Entre el principio y el final está el camino. El tiene la dirección y el meta final. Cada instante se dispone entre el principio y el fin y posee su lugar, sin repetición en la historia. Ningún acontecimiento fragmentado puede ser comprendido separadamente, sin contacto con el todo. Hay un enfoque y una visión interdependiente donde todo se realimenta y aun más se enriquece en el mensaje Revelado, que se transmite en su sencillez, profundidad y realismo a la humanidad.

Dios habló "Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras" (Heb. 1:1). El se revelaba a los hombres a través de los siglos, no una vez, sino otra y otra. El conducía a Su pueblo de una Verdad a otra Verdad. La Revelación, como subiendo por los peldaños, iba en aumento. Esto está llamando la atención. Pero Dios es Uno y el Mismo, y Su Nueva, en la ultima instancia, es una misma. Justamente, la Nueva otorga a distintos escritos, a pesar de su diversidad, una verdadera unidad. Distintas versiones de los mismos acontecimientos entraron en el Libro intactos. A pesar del problema de "contradicciones evangélicas" (que trataba de resolver el Beato Agustín), la Iglesia se negaba a todos los intentos de trasformar a los 4 Evangelistas en un solo sintético Cuatroevangelio ó Diatessaron. Todos los 4 Evangelios con suficiente plenitud y acaso, en forma mas visible, que cualquier compilación, trasmiten una única Nueva.

La Biblia es el libro sobre Dios. Pero Dios de la Biblia no es Deus Absconditus (Dios Escondido), sino Deus Revelatus (Dios Revelado). Dios aparece y Se revela. Dios entra en la vida humana. Y Biblia no es simplemente una crónica de apariciones y acciones Divinas. Ella misma es la Aparición de Dios. Ella es la Nueva de Dios. Las mismas acciones de Él son la Nueva. Por eso, buscando a Dios no hay que alejarse del tiempo y de la historia. Dios se encuentra con el hombre en la historia, entre la gente, en lo cotidiano. Dios crea a la historia y sin obstáculo entra en ella. La Biblia es profundamente histórica: es el relato, no tanto sobre las preeternos misterios, cuanto sobre las acciones Divinas; y los misterios se revelan solo a través de la historia. "A Dios nadie lo vio jamas; el unigénito Hijo, que esta en el seno del Padre, él le ha dado a conocer" (Jn. 1:18). Él reveló a Dios, entrando en la historia con Su Santa Encarnación. De manera, que no se debe olvidar al marco histórico de la Revelación. No hay que separar a la Verdad del contexto sociocultural y político en el cual históricamente Ella apareció — esto irreparablemente alteraría Su imagen. Ya que la Verdad — no es una idea, sino es una Personalidad, el Mismo Señor Encarnado.

En la Biblia se admira la cercanía de relaciones de Dios con el ser humano y éste con Dios. Estas son relaciones de la Alianza, elección y filiación. La cercanía entre el Dios y la Humanidad llega a su cúspide en la Encarnación: "Dios envió a Su Hijo, nacido de mujer y nacido bajo la ley" (Gal. 4:4). En la Biblia vemos no solo a Dios, sino también a lo humano. Esta es la Revelación Divina, pero Dios nos hace ver también Su postura hacia el ser humano Dios se revela a la Humanidad, le aparece, habla y se relaciona con él, y con esto muestra a la gente el sentido secreto de su existencia y la meta final de la vida. Vemos como Dios condesciende hacia el ser humano y Se le revela, y vemos como el mismo ser humano encuentra a Dios — no solo escucha Su voz, sino también contesta. Escuchamos en la Biblia no solo la voz del Señor, sino también la voz humana, que Le contesta — con las palabras de la oración, agradecimiento, glorificación, trepidación y amor, tristeza y contrición, éxtasis, esperanza y desesperación. La Alianza concluyen los dos — Dios y el ser humano, y ambos participan en el misterio del encuentro real de Dios-ser humano, de la cual narra la historia de la Alianza. En el misterio de la Palabra Divina entra la respuesta humana. Este no es un monologo de Dios, mas bien, es un dialogo, donde hablan tanto Dios como el ser humano. Las oraciones y clamores del devoto salmista representan también la "Palabra Divina. Dios quiere, espera, exige del ser humano la contestación y respuesta. Para esto Él se revela al hombre y le habla. El espera, que el hombre se dirija a Él. Él concluye la Alianza con los hijos del ser humano, pero esta condescendencia hacia la Humanidad no disminuye la Omnipotencia, ni la Transcendentalidad Divina. Dios "habita en luz inaccesible" (1 Tim. 6:16). Pero esta luz "alumbra a todo hombre, venia a este mundo" (Jn. 1:9). En esto está el misterio y la "paradoja" de la Revelación.

La Revelación es la historia de la Alianza. La Revelación anotada, es decir, las Sagradas Escrituras, es, ante todo, la historia. La ley y los profetas, salmos y profecías — todo esta incluido, entrelazado en el viviente tejido histórico. La Revelación incluye no solo las palabras del Señor, sino, ante todo, las obras Divinas. Se puede decir, que la Revelación es el camino de Dios en la historia. La Revelación llegó a su cima, cuando el Mismo Dios, para siempre, estro en la historia, cuando el Verbo Divino se encarno y se hizo hombre. Por otro lado, el libro de la Revelación es también el libro de los destinos de la humanidad. Relata la creación, la caída y la salvación de la humanidad. Es la historia de la salvación: es comprensible que en ella no se puede prescindir del hombre. Ella muestra al ser humano o en la obediencia, o en obstinada rebeldía; en la caída o en la penitencia. Todos los destinos de la humanidad, como en un foco, están reunidos en el destino del Antiguo y Nuevo Israel, un pueblo elegido de Dios, pueblo perteneciente solo Dios. La elección es inmensamente importante. Un pueblo es elegido, separado de todos los restantes y hecho como un oasis sagrado entre la iniquidad general. Solo con un pueblo en la tierra Dios hizo la Alianza, solo a un pueblo Dios dono Su ley sagrada. Solo aquí fue creado un verdadero sacerdocio (aunque sea como un prototipo). Solo aquí aparecieron los verdaderos profetas que hablaban por el Espíritu Santo. Aquí fue guardado el sagrado centro del mundo, un oasis cultivado por la misericordia Divina, en medio de la tierra pecadora, perdida y no redimida. Todo esto — no son solo palabras, es la verdadera medula de la Nueva bíblica. Y todo esto proviene de Dios, aquí no tienen méritos ni logros humanos. Y todo esto — para el ser humano "por nosotros los hombres y por nuestra salvación." Todas las mercedes, dadas al antiguo Israel, están dirigidas a la meta final de salvación universal: "porque la salvación viene de los judíos" (Jn. 4:22). La Redención abarca a todos, pero se logra solo por la selección, separación y individualización. En medio de la caída y la perdida de la humanidad Dios erigió un oasis sagrado. La Iglesia es un oasis semejante, particularizado, pero no separado del mundo. Porque la Iglesia no es solo el refugio y protección, sino también la fuerza y el baluarte del Señor.

La Biblia tiene un punto culminante de giro, de la "cruz," sobre la escala temporal. Esto es el comienzo de la historia nueva; pero esto no fragmenta la historia en partes — todo lo contrario, le da la terminación y la unidad. El limite entre los Testamentos confirma la uniformidad de la Revelación Bíblica. Los dos Testamentos no se debe mezclar, es necesario distinguirlos estrictamente. Pero ellos están vinculados sin rotura, ante todo, con la persona de Jesucristo. Jesucristo pertenece a ambos Testamentos. Él cumple las promisiones antiguas, pero con este mismo cumplimiento de la "ley y los profetas" comienza una nueva era y se torna el Cumplidor de ambos Testamentos, o sea del entero. El es — el corazón de la Biblia, porque Él es archi — comienzo y telos — final. Pero la misteriosa unidad del comienzo, del medio y el final no destruye a realidad del tiempo. Todo lo contrario, confiere al proceso histórico una verdadera realidad y un profundo sentido. No hay mas serie de "casualidades," — a la historia la llenan los hechos y logros; lo nuevo, lo que nunca existió, llega al mundo. "He aquí, yo hago nuevas todas las cosas" (Rev. 21:5).

En ultima cuenta, todo el Antiguo Testamento no es otra cosa que "La genealogía de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraam" (Mat. 1:1). Es la época de promesas y esperas, tiempo de alianzas y profecías. No solo los profetas predecían al futuro. Los eventos son también profecías. Todo ese Libro — es profético, reformador, todo habla con los símbolos del cumplimiento futuro. Pero el tiempo de espera pasó. La promesa se cumplió. El Señor descendió s la tierra. Bajo para estar siempre entre Su pueblo. Esta terminada la historia del cuerpo y sangre, Comienza la historia del Espíritu: "La Gracia y la Verdad vinieron por medio de Jesucristo" (Jn. 1:17). Pero lo nuevo no borra a lo antiguo. Vetus Testamentum in Novo patet (El A.T. se abre en el Nuevo). "Patet" significa "se abre, comienza, se cumple." Por eso los libros sagrados hebreos son también sagrados para el nuevo Israel de Cristo — no se los puede rechazar ó destruir. Ellos también hablan de la salvación Magnalia Dei (las obras Divinas). Ellos también atestiguan sobre Cristo. No se debe trasformarlos en compendios de citaciones (loci theologici) ó de parábolas edificantes. Ellos deben leerse en la Iglesia como libros de la historia sagrada. Las profecías se han cumplido y la ley es sobrepasada por la Gracia. Pero nada pasó. En la historia sagrada "el pasado" no es simplemente "lo que paso" ó "lo que era," sino, ante todo, "lo que ocurrió y se cumplió." El cumplimiento es el concepto básico de la Revelación. Lo que en su tiempo era sagrado, queda sagrado y santo para siempre. Es marcado por el Espíritu. Y el Espíritu sigue respirando en las palabras en algún momento inspirados por Él. Es posible, puede ser verdad, que en la Iglesia y para nosotros el Antiguo Testamento — no es mas que un libro; y a que la Ley y los Profetas están sobrepasados por el Evangelio. El Nuevo Testamento, sin duda, — es mas que un libro. Nosotros le pertenecemos. Somos — el pueblo del N.T. Por eso en el A.T. recibimos la Revelación, ante todo, como Palabra; atestiguamos sobre el Espíritu "que hablo a través de los profetas." En cambio, en el N.T., Dios habla con nosotros a través de Su Hijo y estamos llamados no a escuchar solamente, sino también a mirar y ver. "Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos" (1 Jn 1:3). Mas que esto, estamos llamados a estar en Cristo.

La plenitud de la revelación — en Cristo Jesús. Y el Nuevo Testamento es histórico no menos que el Antiguo Testamento. : la historia Evangélica del Verbo Encarnado, el comienzo de la historia de la Iglesia, y al final las profecías del Apocalipsis. El Evangelio es la historia. En la base de toda fe y esperanza cristiana se encuentran los hechos históricos. La base del N.T. — no son solo discursos, enseñanzas y mandamientos, sino también, acontecimientos, hechos, obras. La predica Apostólica desde su comienzo, desde el día de Pentecostés, cuando el ap. Pedro testimonió lo que vio con sus propios ojos ("de lo cual todos nosotros somos testigos," Hech. 2:32) el cumplimiento de la salvación en el Señor Resucitado, tenia un carácter histórico claramente expresado. La Iglesia esta apoyada sobre este testimonio histórico. Todo en que creemos tiene una estructura histórica y es expresado en hechos. Esto también es la historia sagrada. El misterio de Cristo es que en Él "habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad" (Col. 2:9). Este misterio no se puede entender solo en el plano terrenal — Aquí toma parte también la otra dimensión. Pero las fronteras históricas no se borraron ni se amortiguaron; en la Imagen Sagrada se ven claramente los rasgos históricos. La predica Apostólica era, ante todo, un relato de lo que paso en realidad, hic et nunc — "aquí y ahora." Pero paso algo nuevo y extraordinario: "Aquel Verbo fue hecho carne" (Jn. 1; 14). Sin duda, la Encarnación, la Resurrección y la Ascensión — son hechos histéricos, pero no están al mismo nivel, ni tienen el mismo sentido, que los acontecimientos de nuestra vida cotidiana. Pero, por eso, no son menos históricos ni menos reales. Todo lo contrario, son más históricos, son verdaderamente acontecidos. Es claro, que sobre ellos se puede atestar solo con la fe. Pero esto no les expulsa de la historia. La fe solo abre una nueva dimensión, acepta el hecho histórico (datum) en su total profundidad, plena e irrefutable realidad.

Los Evangelistas y los Apóstoles no eran cronistas. En su trabajo no entraba la descripción de la vida de Jesús, día por día, y año por año. Ellos hablaban de Su vida y actos solo para conservar para nosotros Su imagen histórica y al mismo tiempo Divina. Esto no es un retrato, mas bien un icono; pero icono "histórico," la imagen del Señor Encarnado. La fe no crea nuevos valores; ella abre uno — eterno. La fe misma es una especie de visión — "la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve" (Heb. 11:1). San Juan el Crisóstomo explica elenchos (demostración), como opsis (la vista). Lo invisible no es menos, sino hasta mas real, que lo visible. "nadie puede llamar a Jesús Señor, sino por el Espíritu Santo" (1 Cor. 12:3).

Esto significa, que solo a través de la experiencia espiritual se puede comprender al Evangelio en toda su plenitud. Pero lo que esta abierto por la fe, esta dado en la verdad. Los Evangelios están escritos en la Iglesia. Ellos atestiguan sobre la Iglesia, siendo testigos de su fe y experiencia. Pero, por eso, ellos no dejan de ser relatos históricos y testimonios de lo que en realidad pasó en el espacio de un tiempo. Si por la "fe" descubrimos mucho mas de lo que podemos captar con los "sentidos," esto demuestra la insuficiencia completa del mundo de los sentidos para el conocimiento del mundo espiritual. La gran obra de Dios redentor, Su decidida intromisión en la marcha de los hechos históricos, aconteció en realidad. No vale de separar el "hecho" de su "significado" — ambos nos fueron dados en la realidad.

La Iglesia es la guardiana de la Revelación. Por consiguiente, ella es la primera y principal interprete. Biblia guarda y protege la Revelación, proteja, pero no explica. Las palabras humanas son solo signos, — cuales solo el testimonio del Espíritu vivifica. Ahora nos referimos no a los hombres aislados, de repente iluminados por el Espíritu Santo, sino a la ayuda constante del Espíritu, otorgada a la Iglesia, que es "columna y baluarte de la verdad" (1 Tim. 3:15). Las Escrituras tienen la necesidad en la interpretación. El sentido de ella — no esta en las palabras, sino en el testimonio de la Nueva. Y la Iglesia es al testigo, destinado por Dios para certificar la verdad y la importancia de la Nueva, porque la misma Iglesia pertenece a la Revelación, siendo el Cuerpo del Señor Resucitado. La predica del Evangelio, la anunciación de la Palabra Divina es, sin duda, la sustancia misma de la Iglesia. La Iglesia se mantiene por el testimonio. Pero ese testimonio no es solo un recuerdo y la indicación del pasado, pero es el descubrimiento — una y otra vez — de la Nueva, en el tiempo anterior donada a los santos y desde entonces guardada por la fe. Mas todavía, en la vida de la Iglesia, la Nueva siempre se resume. El mismo Cristo, como Redentor y Cabeza de Su Cuerpo, vive en la Iglesia eternamente y continua la obra de redención. La salvación en la Iglesia no solo se anuncia y se proclama, sino se sigue produciendo. La historia sagrada continua. Dios nuevamente hace grandes obras. Magnalia Dei no están limitadas por el pasado; ellos siguen él la Iglesia y a través de la Iglesia — en todo el mundo. La misma Iglesia es una parte inseparable de la Nueva Divina del Nuevo Testamento. La Iglesia es parte de la Revelación, la historia de "Todo Cristo" (según la expresión de san Agustín "totus Christus: caput et corpus," todo Cristo — Cabeza y Cuerpo). El final de la Revelación, su telos, todavía no llegó. Y el Nuevo Testamento, en verdad y en plenitud vive solo en la experiencia de la Iglesia. La historia de la Iglesia es la historia de la redención. La Verdad del Libro se revela y fortifica a medida del crecimiento del Cuerpo.

 

La historia y el dogma.

Ante todo, hay que entender, que Biblia es un libro difícil "libro bajo siete sellos." Con el tiempo él no se pone más fácil a comprender. Pero la causa no es, que Biblia, por ejemplo, esté escrita en un idioma desconocido, o contiene palabras difíciles a descifrar. Todo lo contrario, lo complicado de Biblia — esta en su sorprendente simplicidad: los misterios de Dios se revelan a seres humanos comunes en la vida cotidiana, y todo el libro parece de cierto modo demasiado humano. Hasta el Mismo Dios Encarnado se nos presenta bajo el aspecto de un simple hombre.

Las Escrituras están "inspiradas por Espíritu Divino," ellas son la Palabra Divina. Que es la "inspiración del Espíritu," no podremos nunca definir en forma exacta — es un misterio. Es el misterio del contacto de Dios con el ser humano. No podemos comprender bien en que forma "los hombres santos de Dios" escuchaban la Palabra del Señor, como han podido expresarla con las palabras de su idioma. Pero, hasta en la transmisión humana suena la voz Divina. La Palabra Divina en palabras humanas: Aquí se haya el misterio y el milagro de Biblia. Hasta entendiendo en cierta forma la "inspiración" — hay que tomar en cuenta que: las Escrituras, en realidad, conservan y trasmiten la Palabra de Dios en vocablos humanos. Dios hablaba con el ser humano, quién tenia que escuchar y entender a Él. El "Antropomorfismo" — es una señal inequívoca de la verdadera aparición de Dios. Y esto no es la condescendencia hacia la debilidad humana. Su significado, es mas bien, que el lenguaje humano, transmitiendo la revelación Divina, no pierde sus rasgos naturales. Para transmitir exactamente la Palabra Divina no es necesario renegar de nuestro idioma, como uno "demasiado humano." Lo humano no se elimina, sino se transfigura por la inspiración Divina. Lo sobrenatural no destruye a lo natural; hiper physin (sobrenatural) no significa para physin (antinatural). El lenguaje humano no desfigura, ni destruye a la Gloria de la Revelación, no debilita la potencia de la Palabra Divina.

La Palabra Divina puede ser correctamente y exactamente expresada en las palabras humanas. La Palabra Divina no decae, cuando suena en humano. Ya que el hombre esta creado según la imagen y semejanza Divina y esta conexión "por la semejanza" hace posible la relación. Desde el momento, que Dios hizo al hombre digno de una relación con Él, la misma palabra humana se transfiguró y obtuvo una nueva profundidad y poder. El Espíritu Santo respira en la estructura del lenguaje humano. Así el ser humano pudo nombrar a Dios y hablar con Él. Se hizo posible la Teología, o sea: logos peri Theou (la palabra sobre Dios). Hablando en firma exacta: la teología se hizo posible solo a través de la Revelación. Esta es la respuesta humana a Dios, Quien habló primero. Esta es la contestación del ser humano a Dios, Quien comenzó a hablar con él. Cuyas palabras el hombre escuchó, guardo y ahora las anota y repite. Sin duda esta respuesta no es perfecta. La teología esta siempre en movimiento. Pero la base y el punto de partida siempre es uno: la Palabra Divina, la Revelación. La Teología siempre atestigua sobre la Revelación. Atestigua en forma variada: con la fe, los dogmas, los oficios religiosos, los símbolos. Y en cierto modo, la respuesta principal representa las Escrituras, que son al mismo tiempo — la Palabra Divina y la respuesta humana: la Palabra Divina trasmitida por la contestación humana llena de fe. En toda transmisión de la Palabra Divina en las Escrituras, hay siempre algo de interpretación humana. Esto es inevitable y en cierta medida "condicionado por la situación." Sería posible al ser humano desconocer sus condiciones humanas?

La Iglesia exponía y sistematizaba a la Nueva de las Escrituras por vías y modos diferentes, pero principalmente con los dogmas. La fe cristiana se desarrollo y creció en un sistema de creencias y convicciones.

En todo sistema semejante, la estructura interna de la Nueva Divina tiene prioridad, y todas las situaciones particulares son fuertemente unidas entre sí. Es indudable que necesitamos un sistema; en nuestros viajes necesitamos un mapa. Pero para trazar un mapa se necesita una región. Todo el sistema de los dogmas se construye sobre la Revelación. Es muy importante, que la Iglesia nunca consideró al dogma como sustituto de la Revelación. Ellos iban juntos: las ideas básicas de la Nueva, expresados en forma abstracta en los dogmas y creencias y documentos particulares, específicamente relacionados con tal o cual punto de la Revelación. Se puede decir que tratamos con dos aspectos claves esenciales: Dogma e Historia.

Pero he aquí la pregunta: hasta que medida se puede encerrar a la historia en el dogma? Este es el principal problema de la hermeneutica teológica. Que es la interpretación teológica de la Biblia? Cómo se puede construir un único esquema a partir de los numerosos testimonios surgidos en centenares de años? La Biblia es una, pero en ella están reunidos escritos muy diferentes. No tenemos derecho de cerrar los ojos a esto. La solución, en ultimo termino, depende de nuestro concepto de la historia y de nuestra visión del tiempo. Lo más fácil es — simplemente olvidar la marcha de la historia y las diferencias entre las épocas. Esta tentación perseguía al cristianismo desde tiempos más tempranos. En ella se enraízan todas las interpretaciones alegóricas: desde el Filón de Alejandría y Pseudo-Bernabé hasta el alegorismo renacido de los tiempos de post-reforma. Esta es la tentación eterna de los místicos. La Biblia es considerada como un libro de parábolas sagradas, escrito en un lenguaje simbólico especial, y el problema de la exégesis es — adivinar el sentido oculto, revelar la Palabra Eterna, escondida bajo diferentes disfraces. La Verdad y la perspectiva histórica están fuera de lugar en este concepto. La concretice histórica — no es mas que el marco del cuadro, la imaginería poética. Todo esta dirigido a la búsqueda de los significados eternos. Toda la Biblia se transforma en un compendio de ejemplos instructivos y símbolos misteriosos, que indican una verdad fuera del tiempo. No es la Verdad Divina única y eterna? Ante este enfoque es natural de buscar en el A.T. las demostraciones de todos los dogmas y creencias cristianos más importantes. Los dos Testamentos se funden en uno, fuera del tiempo, se borran sus diferencias particulares. Los peligros y fallas de este enfoque hermenéutico están a la vista y no necesitan explicaciones exhaustivas.

La única salvación real de esta tentación — es la recuperación del sentido histórico. La Biblia — es historia, y no un sistema de creencias, y no se puede hacer de ella la summa theologie (la suma teológica). Pero esta es la historia no de la fe humana, sino de la Revelación Divina. Y queda sin solución la pregunta principal: para que tendríamos juntos el Dogma y la Historia? Para que y porque la Iglesia guarda esto y aquello? La respuesta más fácil y la menos satisfactoria es: Las escrituras son la transcripción exacta de la Revelación y todo lo restante — no es mas que un comentario interlinear. Se entiende, que el comentario no posee la autoridad del texto. En esta opinión hay una porción de verdad, pero se levanta otra dificultad: porque los estudios más tardíos de la Revelación no sobrepasaron a los tempranos? Porque el Nuevo Testamento de Cristo necesitamos a la ley y a los profetas? Y ellos en cierta medida no son menos importantes que el Evangelio y otros libros del N.T.? Ellos representan como diferentes capítulos de un solo Libro. Es indudable, que están incluidos en el canon de las Escrituras, no simplemente como documentos históricos, sino como capítulos dedicados a los peldaños ya pasados de la historia. Especialmente esto se refiere al A.T. "Porque todos los profetas y la ley profetizaron hasta Juan" (Mat. 11:13). Para que entonces guardamos a la ley y a los profetas? Cómo usar el A.T. en la Iglesia de Cristo?

Ante todo — como la historia. Pero esta es la historia sagrada — no de las creencias humanas y de su desarrollo, sino de los grandes actos Divinos. Y estos actos — no son intromisiones casuales de Dios en la vida humana. Es el vinculo misterioso y unión con el hombre. Con Sus actos Dios conducía al pueblo elegido hacia la meta más alta — hacia Cristo. Los primeros peldaños del camino están como reflejados o incluidos en los siguientes. Es un acto prolongado de Dios, sujeto por una meta. Sobre este concepto se construye la "interpretación tipológica." Los padres de la Iglesia sobre esta cuestión tienen dos distintos métodos. Uno es — Alegórico, que trabaja con el texto: "detrás de la letra" de las Escrituras busca el sentido verdadero y escondido de los episodios, frases y palabras. El Tipólogo, en cambio, interpreta no tanto a los textos como a la relación interna de los hechos de ambos testamentos. El no busca paralelismo y semejanzas. No cada episodio en el A.T. tiene correspondencia exacta en el N.T. Pero los hechos básicos del A.T. representan las imágenes de los acontecimientos principales del N.T. Estas correspondencias son de origen Divina: son los peldaños del único proceso de salvación humana, dirigido por la Providencia.

En este sentido usa la tipología el ap. Pablo (llamándola alegoría: "lo cual es una alegoría" (Gal. 4:24). Detrás de todos los actos de Dios se encuentra una meta, que nos fue revelada plenamente en Cristo. San Agustín habla de eso muy exactamente: "Debemos buscar el misterio no solo en la palabra, sino en el hecho mismo" (explic. del salmo 68). El "misterio" del A.T. era Cristo no solo porque Moisés y profetas "hablaban de Él," sino porque todo el curso de la historia sagrada, dirigido por Dios, tendía hacia Él. Y en este sentido, Él era el cumplimiento de todas las profecías. Por eso el A.T. puede ser comprendido y sus misterios revelados solo en la luz de Cristo — ellos se abren con la llegada de Aquel, "Quien debe venir." La verdadera importancia de las profecías se ve claramente. Solo mirando atrás, después de su cumplimiento. La profecía no cumplida siempre es no tan clara y enigmática. (Así son las profecías de Apocalipsis, que todavía deben cumplirse "en el final de los tiempos"). Pero esto no significa que nosotros introducimos arbitrariamente un sentido nuevo en el texto viejo; este sentido ya se encontraba ahí, pero en forma secreta. Cuando p. ej. nosotros, junto con la Iglesia, identificamos al Mancebo Sufriendo (del libro de Isaias) con Cristo Crucificado, no aplicamos simplemente la visión del A.T. a un hecho del N.T., sino revelamos el sentido de la misma visión; a pesar de que en tiempos anteriores a Cristo, esto no podía ser plenamente revelado. Lo que era solo visión ("previsión"), se hizo un hecho histórico.

Hay otra cuestión muy importante. Para el alegórico las "imágenes" que él interpreta son reflejos de un prototipo preeterno ó hasta imágenes de una cierta "verdad" eterna y absoluta. Ellos señalan algo atemporal. La Tipología, en cambio se dirige al futuro. Los "Tipos" — son presentidos, proto-imágenes. Así, la tipología es un método más histórico, que filológico. El presupone e incluye en si la realidad de la historia, llevada y dirigida por Dios. El esta vinculado orgánicamente con la idea de Testamento (alianza). El pasado, el presente y el futuro están ligados por la unidad de la Meta Divina, y esta Meta es Cristo. Por eso la tipología tiene la importancia Cristológica (aquí esta incluida la Iglesia como el Cuerpo y la Desposada de Cristo). Se entiende, que prácticamente, no se puede conservar exactamente el equilibrio. Hasta en los Padres de la Iglesia, la tipología se une, a veces, a las desviaciones alegóricas e interpretaciones ambiguas, sobre todo en las predicas y oraciones. Lo importante es que en la tradición catequista de la Iglesia temprana, centrada en los Sacramentos, el equilibrio siempre se conserva. Esta es la tradición de la Iglesia, y los desvíos hay que considerar como particularidades de pensamiento o de viva imaginación de algunos de sus hijos. La Iglesia en su sobriedad es histórica. Las Sagradas Escrituras se leen en la Iglesia a la par de la confesión de la fe (o sea del sistema de los dogmas), para recordar a los creyentes la base histórica y el fundamento de su fe y esperanza.

San Agustín afirma que los profetas hablaban de la Iglesia hasta mas nítidamente, que del Mismo Mesías, o sea Cristo. En cierto modo esto es natural: ya que la Iglesia ya existía. Israel, el pueblo elegido, el pueblo de la Alianza, era mas Iglesia, que nación, tal como son los demás naciones. Te ethni, nationes, o gentes — estos términos cercanos por su sentido se usan el Biblia (y mas tarde) solo en referencia a los paganos, para distinguir de la única nación o pueblo, que se hizo también (y ante todo) la Iglesia de Dios. La ley fue dada a Israel como a una Iglesia. Ella abarcaba a todo la vida humana — tanto "secular," como "espiritual," ya que toda la existencia humana debe ordenarse por prescripciones Divinas. La separación de la vida en "secular" y "espiritual," seriamente hablando, no tiene base. En todo caso, el Israel era una comunidad constituida por Dios de fieles unificados por la ley Divina, la fe verdadera, las ceremonias sagradas y el sacerdocio — todos estos elementos encontramos en la definición tradicional de la Iglesia. El A.T. fue cumplido en el N.T., el pacto restablecido, y el Antiguo Israel fue rechazado por su extrema falta de fe: el no reconoció el día de su visitación. La continuidad verdadera del A.T. es posible solo en la Iglesia de Cristo. (De paso recordemos como estas palabras suenan en hebreo: la Iglesia — kagal, Cristo — Mesías). Ella es el verdadero Israel, Israel kata pneuma (por el espíritu). Por eso, todavía san Justino rechazaba enérgicamente la opinión, que el A.T. liga a la Iglesia y la sinagoga! Él creía en algo completamente opuesto. Todas las pretensiones judías deben ser rechazadas; ya que los hebreos no creen en Jesucristo, el A.T. no les pertenece mas. Nadie puede presentar derechos sobre Moisés y los profetas, si no esta con Jesucristo. Ya que la Iglesia es el Nuevo Israel y la única heredera de todas las promisiones antiguas. En estas separaciones rigurosas los tempranos apologistas del cristianismo presentan un nuevo e importante principio hermeneutico. El A.T. se debe leer e interpretar como a un libro de la Iglesia. Libro sobre la Iglesia, agregamos nosotros.

La ley fue sobrepasada por la Verdad (en esto consistía su cumplimiento) y suprimida. No hay mas necesidad de imponer cargas pesadas a los nuevos conversos. El Nuevo Israel tiene su constitución. Esta parte del A.T. es obsoleta. Ella era en su base "condicionada por la situación" — no tanto en el sentido históricamente-relativo, como en el providencial. El Señor creo o comenzó un nuevo escalón de redención, una nueva fase en la obra sagrada de la salvación. Todo lo que pertenecía por su escénica al escalón anterior, perdió su importancia — ó, mas exactamente, conserva su importancia solo como una proto-imagen. Hasta los 10 Mandamientos no son una excepción: están sobrepasados por el "nuevo mandamiento." Ahora el A.T. se puede utilizar solo en su relación con la Iglesia. Antes de la Encarnación la Iglesia estaba limitada a un pueblo. Ahora no hay mas diferencias nacionales: no hay ni judío, no elenco — todos son uno en el Unico Cristo. En otras palabras, no tenemos derecho de extraer ciertos momentos del A.T., del libro de la Iglesia, y proclamarlos como ejemplos dados en las escrituras para nuestra vida contemporánea. El antiguo Israel era la Iglesia en cualidad de imagen, pero de ninguna manera un pueblo ideal. De esto se puede decir lo siguiente: Sin duda, podemos obtener de la Biblia no pocos conocimientos sobre la legislación social — esto entra en la Nueva del Reino Venidero.

Podemos aprender mucho sobre la organización social, económica y política de los hebreos a través de los siglos. Todo esto puede ayudarnos mucho en las discusiones sicologías. Pero difícilmente es aceptable de buscar en la Biblia (A. T). un cierto modelo eterno ideal de la organización política, o económica, aplicable a lo contemporáneo — o para cualquier otro tiempo y lugar. En la Biblia hay muchos datos históricos. Pero son lecciones de historia y no de Teología. El fundamentalismo bíblico en la sociología no es mejor que cualquier otro tema. La Biblia no es autoridad en las ciencias sociales, como asimismo no es autoridad en astronomía. La única lección sociológica, que se puede extraer de Biblia, — es el hecho de la existencia de la Iglesia, Cuerpo de Cristo. Pero ningún relato bíblico sobre lo temporal puede tomarse como "testimonio de la Escritura." Los "Testimonios de la Escritura" existen solo en la Teología. Esto no significa que es imposible de encontrar o que no es necesario de buscar en la Biblia una guía practica de la vida.

Una búsqueda así no será un hablar teológico, y puede ser que las lecciones de la historia del A.T. no difieren en principio de otras lecciones del pasado. En el A.T. hay que distinguir lo eterno de lo temporal (condicionado por la situación). Y ante todo debemos sobrepasar su limitación nacional. De otra manera podemos no diferenciar lo nuevo en el Nuevo Testamento. En el mismo N.T. esta netamente separada la diferencia entre la historia y la profecía. El verdadero tema de la Biblia — no son los pueblos y sociedades, no el cielo y la tierra, sino Cristo y Su Iglesia. El A.T. era la proto-imagen no de algún pueblo casual, sino de N.T. — de la Iglesia Universal. El limite nacional de esta imagen de la Iglesia esta anulado por la "Salvación de todos." Después de Cristo es posible la existencia de un solo pueblo — cristiano, genus Christianum — tertium genus (tercer pueblo), según una antigua expresión. Ningún pueblo puede, citando las Escrituras, pretender y exigir privilegios. Las diferencias nacionales pertenecen a la naturaleza y no tienen relación con la Gracia.

La Biblia esta terminada, pero la historia sagrada continua. El canon bíblico incluye el libro profético — la Revelación. Adelante tenemos el Reino Venidero, ultimo cumplimiento de promisiones, por eso, también, en el N.T. hay profecías. Toda la vida de la Iglesia, en cierto sentido, es una profecía. Pero después del Nacimiento de Cristo, el sentido mismo del futuro cambio post Christian natum. En la Iglesia de Cristo el limite entre el presente y el futuro recibió un significado nuevo. Ya que ahora Cristo esta no solo en el futuro, sino en el pasado y en el presente. Esto es muy importante para la comprensión correcta de la Biblia. Hay que revisar todas las reglas y principios hermeneuticos en la luz de la perspectiva escatológica. Pero aquí nos acechan dos peligros.

En primer termino, no hay una apología completa entre A.T. y N.T. en su profundidad ellos son diferentes y se relacionan entre si como "imagen" y "verdad." Lo Padres de la Iglesia enseñaban que la Palabra Divina se revelaba a la gente paulatinamente, durante todo el A.T. Sin embargo, las Apariciones antiguas de Dios no se pueden poner a la par con la Encarnación del Verbo, y darles la misma importancia, sino la redención se trasformaría en una pálida alegoría. La "Proto-imagen" es solo una sombra, una representación. En cambio en el N.T. nos encontramos con el hecho real. El N.T. no es solo la "imagen" del Reino Venidero, él es — el Reino mismo, venido al mundo.

En segundo termino, es temprano hablar de las "profecías cumplidas," ya que "lo ultimo" (últimos tiempos) todavía no llegó y la historia sagrada no está terminada. Es mejor decir, que las profecías comienzan a cumplirse. Así es más bíblico — porque el punto de inflexión de la Revelación esta en el pasado. "Lo ultimo" o "lo nuevo" ya entro en la historia, pero el final todavía no llegó. El Reino comenzó pero no se cumplió. El mismo canon severo de las Escrituras simboliza la plenitud. A la Biblia no se puede agregar nada, ya que el Verbo Divino se hizo carne. Nuestra ultima instancia — no es el Libro, sino el Hombre Vivo. Pero la Biblia conserva su autoridad, no solo como crónica, sino también como libro profético, libro pleno de misterios, que indican el futuro, el final de la historia.

La historia sagrada de la Redención continua. Ahora es la historia de la Iglesia, que es el Cuerpo Cristo. El Espíritu-Consolador habita en la Iglesia. Un sistema concluido de dogmas no existe, no puede existir en el cristianismo, ya que la Iglesia esta eternamente en el camino. Y la Biblia se guarda en la Iglesia como un libro histórico, llamado a recordar a los fieles la naturaleza dinámica, "múltiple y multiforme" de la Revelación Divina.

 

 

 

Adeuda

La herencia teológica del padre Jorge Florovski.

Entre los teólogos dotados, que Rusia regaló con creces a la Iglesia en el siglo 20, uno de los primeros puestos pertenece, sin duda, al presbítero Jorge Florovski (1893-1979). No siendo teólogo por su instrucción, él supo alcanzar en máximo grado una clara y neta comprensión del estilo y espirito del pensamiento de los santos Padres. Su erudición y autoridad muchas veces eran la roca contra la cual se rompían las olas de tentaciones de la nueva moda y perversiones del pensar teológico. Cuando en las mentes del publico teologizante reinaba la "sofiología" de Bulgakov y Florenski, él fue uno de los primeros que hablo, que hay que volver a la herencia de los santos Padres. Cuando el entusiasmo ecuménico llegó al punto culminante (fomentado por agentes soviéticos), p. Jorge, que era uno de los fundadores del movimiento ecuménico, comenzó a voz alta prevenir de este peligro, de que sus promotores se olvidaron toda noción de la Verdad de Cristo. Perteneciendo, en los últimos años a la Iglesia griega, que tenia contactos con la Patriarquía soviética, Florovski decididamente se negaba de oficiar con los clérigos de la Iglesia esclavizada, como tampoco de visitar la Unión Soviética. No todo en la herencia de p. Jorge es indiscutible, pero la mayoría de sus obras formara el fondo de oro del pensamiento teológico ortodoxo.

Hace poco salió el compendio de trabajos de Florovski bajo el titulo "El dogma y la Historia." Hasta ahora Florovski era conocido por sus trabajos sobre los santos padres y su libro "Los caminos de la teología rusa." El ultimo libro presenta a Florovski como un teólogo-dogmático y un talentoso historiador de la Iglesia. Parte de sus trabajos fueron editados en los años 30 y en ruso. La mayor parte era publicada en ingles en E.U. en los 40-60, y prácticamente son desconocidos en Rusia.

Pensamos en que forma hacer accesible el libro al Internet, y no perder los compradores, la ayuda de cuáles es muy importante para continuar las publicaciones. Al final, tomamos la variante siguiente: poner los trabajos publicados en ruso anteriormente, que en cierta forma están accesibles a lector ruso. En cambio los trabajos desconocidos y nuevos variantes de traducciones viejas van a ser útil para el alma de los lectores en el libro nuevo.