Arzobispo Juan,

El Milagroso

 

Vida y milagros de San Juan (Maximovich), Arzobispo de Shanghai y San Francisco - uno de los más grandes Santos del siglo 20.

Obispo Alexander (Mileant)

(Traducido del idioma ingles por la Hermandad Ortodoxa "San Sergio").

 

 


Contenido: Vida: infancia. Belgrado. Shanghai. París. San Francisco. La muerte de un Santo. Epílogo. Tropario y una plegaria a San Juan. Oración a San Juan. Algunos milagros recientes ocurridos en Rusia. Selecciones de sermones de San Juan Maximovich. Cuidado.

 


 

 

"La Santidad no es solo una virtud. Es un logro de tal altura espiritual, que la abundancia de la Gracia de Dios que llena al Santo desborda en quienes se asocian con él. Grande es el estado de bienaventuranza del Santo en el cual ellos moran contemplando la Gloria de Dios. Siendo llenos de amor por Dios y por el hombre, son responsables de las necesidades del hombre intercediendo ante Dios y ayudando a aquellos que se dirigen a ellos."

Caracterizando con tales palabras a los antiguos santos, Vladika Juan simultáneamente resumió su propia actitud espiritual que lo convirtió en uno de los más grandes Santos de nuestro tiempo.

Infancia

El Arzobispo Juan nació el 4 de junio de 1896 en el pueblo de Adamovka en la provincia de Kharkov en Rusia meridional. Era miembro de la familia noble Maximovich de la Pequeña Rusia; a la cual también perteneció San Juan de Tobolsk. Recibió el nombre Miguel en el Bautismo, siendo su protector celestial el Arcángel Miguel. Él era un niño enfermizo y de poco comer.

Recibió su educación secundaria en la Escuela Militar de Poltava, a la cual acudió desde 1907 a 1914. Luego de completarla ingresó en la Universidad Imperial de Kharkov en la Facultad de Leyes, de la que se graduó en 1918, antes de que los soviéticos se apoderasen de ella.'

Kharkov, donde Vladika pasó sus años formativos, fue una verdadera ciudad de la Santa Rusia, y el joven Miguel, influenciable a las revelaciones de santidad, adquirió allí el modelo de su vida futura. Había dos Iconos milagrosos de la Madre de Dios, de Oseryanskaya y Eletskaya, las cuales eran llevadas en procesión religiosa dos veces al año desde los monasterios donde eran atesorados hacia la Catedral de la Dormición. En el monasterio de la Protección, en una gruta debajo del Altar, yacen los restos del santo Arzob. Melety Leontovich, quién luego de su muerte en 1841 devolvió ayuda milagrosa a quienes oficiaron funeral por él ante su ataúd.

Aun durante su vida el Arzobispo era venerado por su severo ascetismo, especialmente su proeza ascética de la abstinencia a dormir.

Era conocido por permanecer noches enteras parado e inmóvil, con las manos en alto, en profunda oración. Él previó la hora y el día de su muerte. Se sabía que el joven Maxímovich tenía veneración por éste santo jerarca.

Hoy el Arzob. Juan puede ser visto como una semejanza del santo hombre de Kharkov en al menos 3 aspectos: era conocido por no haber dormido en una cama por 40 años; supo de antemano su muerte y antes de su glorificación en 1994 sus reliquias descansaban debajo de una catedral en una gruta especial donde funerales eran cantados casi diariamente y el salterio leído ante su tumba por aquellos que pedían su ayuda. Este es un único caso de trasplante, como si fuera, de una parte de la Santa Rusia a la América contemporánea.

Mientras en la Universidad de la Kharkov, aunque Vladika pasaba más tiempo leyendo la vida de los santos que atendiendo las clases, era un excelente estudiante. Evidentemente su imitación de los santos era evidente aun a esa edad desde ya que el Arzob. Antonio de Kharkov, una de las grandes figuras de la Iglesia de ese tiempo (luego más tarde Metropolitano Antony Hrapovitsky, el primer jefe jerarca y fundador de la Iglesia Rusa en el Exilio), realizó un trabajo especial para conectarse con él y luego mantuvo al joven cerca suyo y guió su formación espiritual.

Belgrado

En 1921, durante la guerra civil rusa, Vladika, junto con sus padres, sus hermanos y hermanas fueron evacuados a Belgrado, donde él y sus hermanos entraron a la Universidad de Belgrado. Un hermano se graduó en la facultad técnica y fue ingeniero, el otro se graduó en leyes y sirvió a la policía yugoslava. Vladika se graduó en 1925 en teología. Mientras era estudiante trabajó vendiendo periódicos para vivir.

En 1924 Vladika fue ordenado lector en la Iglesia rusa de Belgrado por Metropolitano Antony, quien continuó ejerciendo gran influencia sobre él; y Vladika a su vez mostraba sumo respeto y devoción hacia su superior. En 1926 el Metropolitano Antony lo tonsuró monje y lo ordenó hierodiácono en el monasterio Milkor, dándole el nombre Juan por su pariente lejano, San Juan (Maximovich) de Tobolsk. El 21 de noviembre del mismo año fue ordenado hieromonje.

La ciudad de Bitol estaba en la diócesis de Okhrida. En ese tiempo el obispo a cargo de esa diócesis era Nicolás Velmirovich - un notable predicador, poeta, escritor y miembro del movimiento religioso popular. Él, tanto como el Metrop. Antony, valoraba y estimaba al joven hieromonje Juan, y él mismo ejercía una influencia beneficiosa sobre él. Mas de una vez se oyó decir: "Si deseas ver a un santo en vida, ve a Vitol al Padre Juan."

Mientras, verdaderamente, comenzó a hacerse evidente que este era enteramente un hombre extraordinario. Fueron sus propios alumnos quienes descubrieron primero lo que fue quizás la mayor proeza de ascetismo de Vladika. Ellos al principio notaron que él se quedaba levantado largo tiempo después que todos los demás se fueron a la cama; él iba por los dormitorios a la noche y levantaba las mantas que habían caído y cubría a los confiados durmientes, signándolos con la Señal de la Cruz. Finalmente descubrieron que él apenas se dormía, y nunca en una cama, concediéndose a sí mismo solo una hora o dos por noche de incómodo descanso en forma sentada o encorvado sobre el piso rezando ante íconos. Años después él mismo admitió que desde el momento de tomar los votos monásticos él no durmió yaciendo en una cama. Tal práctica ascética es muy rara y aun desconocida en la tradición ortodoxa.

El Arzob. Averby del monasterio de la Stísima. Trinidad en Jordanville, entonces un joven hieromonje en Carpatho - Rusia atestiguó la profunda impresión que el hieromonje Juan provocó en los estudiantes seminaristas. Cuando ellos regresaron a sus casas en vacaciones ellos hablaban de su extraordinario instructor que oraba constantemente, servía la Divina Liturgia o al menos recibía la Santa Comunión cada día, ayunaba estrictamente, nunca dormía acostado y con verdadero amor paternal los inspiraba con los altos ideales de Cristiandad y de la Santa Rusia.

En 1934 decidieron elevar al Hieromonje Juan al rango de obispo.

Para Vladika nada estaba más alejado de su mente. Una mujer que lo conoció relata cómo lo encontró en ese momento en un tranvía en Belgrado. Él le dijo que estaba por error en la ciudad, que había sido enviado en lugar de otro Hieromonje Juan que sería consagrado obispo. Cuando ella lo vio al día siguiente él le informó que la situación era peor de lo que había pensado: era a él quien ellos deseaban hacerlo obispo! Cuando él protestó que eso estaba fuera de la cuestión, ya que él tenía un defecto en el habla y no podía pronunciar claramente le dijeron que el Profeta Moisés tenía la misma dificultad.

La consagración ocurrió el 28 de mayo de 1934. Vladika fue el Altsmo. Obispo de los muchos consagrados por el Metropolitano Antony y la extraordinaria alta estima que aquel venerable jerarca tenía por el nuevo obispo es indicada en una carta que él envió al Arzob. Demetrio en el lejano Este. El mismo declinando una invitación de retirarse a China escribió: "Querido amigo! Estoy muy viejo e imposibilitado para viajar..... Pero en mi lugar, como mi alma, como mi corazón, le envío el obispo Juan. Este pequeño y frágil hombre, que parece casi un niño, es en realidad un milagro de firmeza ascética y austeridad en nuestro tiempo de total debilidad espiritual." Vladika fue asignado a la Diócesis de Shanghai, China.

Shanghai

Vladika arribó a Shanghai a fines de noviembre, en la Fiesta de la Entrada de la Madre de Dios al Templo, y encontró una enorme catedral incompleta y un conflicto jurisdiccional para resolver. Lo primero que hizo fue restaurar la unión de la Iglesia. Estableció contacto con los serbios, griegos y ucranianos. Prestó especial atención en la educación religiosa y convirtió en regla estar presente en los exámenes orales de las clases de catecismo en todas las escuelas ortodoxas en Shanghai. Se volvió protector de varias sociedades caritativas y filantrópicas y participó activamente en sus trabajos; especialmente después de ver las circunstancias de necesidad en la que en la mayoría de su rebaño, refugiados de la Unión Soviética; estaban establecidos. Nunca fue de visita tomar té con los ricos, pero fue visto donde era necesitado, despreocupado por la hora o el tiempo. Organizó un hogar para huérfanos y los niños de padres necesitados, encomendándolo a ala protección celestial de un Santo que él altamente veneraba, San Tijon de Zadonsk, quien amaba a los niños. El mismo Vladika recogió niños enfermos y hambrientos en las calles y oscuros callejones de Shanghai. Comenzando con 8 niños, el orfanato mas tarde albergó arriba de 400 niños de una vez y 1500 en total. Cuando los comunistas vinieron, Vladika evacuó todo el orfanato, primero a una isla en las Filipinas y luego hacia América.

Pronto se volvió patente para su nuevo rebaño que Vladika era un gran asceta. El centro de ascetismo era la oración y el ayuno.

Comía una sola vez al día a las 11 de la noche. Durante la primera y última semana de cuaresma no comía nada, y en el resto de ellos y en el ayuno de Navidad solo comía pan del Altar (prósfora). Sus noches las pasaba usualmente en oración, y cuando finalmente quedaba exhausto ponía su cabeza en el suelo y le robaba un par de horas al sueño cerca del alba.

Cuando llegaba la hora de oficiar los Matutinos, alguien golpeaba la puerta, al no tener respuesta, abrían la puerta y encontraban Vladika encorvado en el suelo en el rincón de los íconos, vencido por el sueño. Ante una palmada en el hombro él saltaba y en pocos minutos estaba en la iglesia - agua fría goteando debajo de su barba, pero bastante despierto.

Vladika oficiaba en la catedral cada mañana y tarde, incluso estando enfermo. Celebraba la Sagrada Liturgia diariamente, tal como lo haría el resto de su vida, y si por alguna razón él no podía oficiar, igualmente recibía la Sagrada Comunión. No importaba donde estaba, él no perdía ningún oficio. Una vez, de acuerdo a un testigo, "la pierna de Vladika estaba terriblemente hinchada y el concilio de doctores temiendo una gangrena, prescribió una hospitalización inmediata, a la cual Vladika se rehusó categóricamente. Luego los doctores rusos informaron al Consejo Parroquial que no se hacían cargo de la responsabilidad de la salud e incluso de la vida del paciente. Los miembros del Consejo Parroquial luego de largos alegatos de misericordia y amenazas de tomarlo por la fuerza, obligaron a Vladika a acceder, y él fue enviado al Hospital Ruso en la mañana del día anterior a la Fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz. Sin embargo, a las seis de la tarde, Vladika llegó rengueando a la catedral y ofició. En un día todo la hinchazón se fue."

La constante atención de Vladika a la propia mortificación tenía su raíz en el temor de Dios, la cual él poseía en la tradición en la Iglesia antigua y en la Santa Rusia. El siguiente incidente, contado por O. Skopichenko y confirmado por muchos de Shanghai, ilustra bien su osadía, firme fe en Cristo. "La Sra. Menshikova fue mordida por un perro rabioso. Las inyecciones contra la rabia ella las rechazó o no las tomó con cuidado... y luego se contagió de esa terrible enfermedad. El obispo Juan se enteró y vino a lo de la mujer moribunda. Le dio la Sagrada Comunión, pero justo comenzó a tener un ataque de esta enfermedad, a espumar por la boca en ese momento escupió los Santos Dones que recién había recibido. Los Santos Sacramentos no pueden tirarse. Vladika los levantó y puso en su boca los Santos Dones vomitados por la mujer. Aquellos que estaban con él exclamaron ¡Vladika qué está haciendo! ¡La rabia es terriblemente contagiosa! Pero Vladika contestó pacíficamente: Nada sucederá, éstos Son los Santos Dones. Y efectivamente nada ocurrió."

Ahora se sabe que Vladika no solo era un hombre recto y asceta sino que estaba tan cerca de Dios que él estaba dotado del don de clarividencia y que hubo curaciones por medio de sus plegarias.

Un extraordinario relato contado por la testigo Lidia Liu, testifica la altura espiritual de Vladika. "llegó a Hong Kong 2 veces. Es extraño, pero yo, no conociéndolo, le escribí una carta pidiendo ayuda parta una viuda con niños, también lo consulté por un tema personal, pero nunca recibí respuesta. Pasó un año y Vladika vino a Hong Kong y yo estaba entre una multitud que fue a recibirlo a la iglesia Vladika se volvió hacia mí y dijo: "¡Es usted quien me escribió la carta!" Yo estaba asombrada, ya que él nunca me había visto anteriormente.

"Un moleben fue oficiado, después del cual Vladika parado ante un atril, dio un sermón.

Yo estaba parada al lado de mi madre, y ambas vimos una luz circundando a Vladika bajando hacia el atril - era una radiación de un pie de ancho. Esto duró un largo tiempo. Cuando el sermón terminó, yo tocada por tal fenómeno inusual, le conté lo que vimos a un amigo quien nos respondió: "Si, muchos feligreses lo vieron." Mi marido, quien estaba parado un poco alejado también vio esa luz.

Un evento similar ocurrió en 1939, cuando cierto feligrés comenzó a perder su fe debido varias tribulaciones las cuales le sucedieron a ella. Una vez entrando a la iglesia durante un servicio de Vladika, fue testigo durante la conversión de los Santos Sacramentos, del descenso de una pequeña llama en forma de tulipa dentro del Cáliz. Luego de este milagro su fe retornó, y ella comenzó arrepentirse de su falta de coraje. Vladika visitaba prisioneros y celebraba la Sagrada Liturgia para los convictos. En una ocasión en Shanghai, Vladika Juan fue requerido para dar la Comunión a un moribundo en el hospital ruso. Esta vez él tomó consigo a otro sacerdote. A su arribo él señaló a un joven hombre gregario de 20 años, tocando la armónica. Este muchacho sería liberado al día siguiente. Vladika Juan lo llamó y le dijo: "Quiero darte la Comunión ahora mismo." El joven inmediatamente confesó sus pecados y recibió la Comunión. El sacerdote atónito le preguntó a Vladika por que no fue al que estaba muriéndose y se detuvo con un joven obviamente sano. Vladika respondió: "Él morirá esta noche, y el otro quien está seriamente enfermo; vivirá muchos años." Todo ocurrió tal como lo adelantó.

Vladika amaba visitar a los enfermos y lo hizo cada día, escuchando confesiones y dando la Santa Comunión. Si la condición de un paciente era crítica, Vladika lo visitaba a cualquier hora del día o de la noche para rezar al lado de su cama. Aquí hay un milagro indudable entre los muchos realizados por las oraciones de Vladika; que fue registrado en los archivos del Hospital del condado de Shanghai.

E.D. Sadkovskaya era muy prendida al deporte de carreras de caballos. Una vez ella fue lanzada de su caballo, se golpeó la cabeza contra una roca y perdió la conciencia. Fue traída al hospital inconsciente. Un consejo de doctores reconoció que su condición no tenía esperanzas y era improbable que viviera hasta mañana. El pulso se había casi ido; el cráneo estaba fracturado en pedazos tal que pequeñas piezas del cráneo estaban presionando el cerebro. En esta condición podía morir en la mesa de operaciones. Incluso si su corazón toleraba la cirugía y el resultado era satisfactorio, ella quedaría sorda, muda y ciega.

Su hermana, luego de oír todo esto, corrió desesperada a lo del obispo Juan y le rogó que salvara a su hermana. Vladika accedió. Él fue al hospital y le pidió a todos que abandonen la habitación y rezó por alrededor de dos horas. Luego llamó al doctor a cargo y le pidió que la examinara otra vez. ¡Que sorprendido estaba al descubrir que el pulso era normal! Él accedió a realizar la operación inmediatamente, pero solo con la presencia del Obispo Juan. La operación fue satisfactoria, y los doctores quedaron asombrados cuando, luego de la operación, la paciente recuperó la conciencia y pidió de beber. Pronto fue dada de alta del hospital y vivió por muchos años una vida normal.

Vladika también visitaba la prisión y celebraba la Sagrada Liturgia en una pequeña mesa primitiva. Pero la tarea más difícil para un pastor es visitar a los enfermos mentales y a los poseídos - y Vladika agudamente distinguía entre ambos. Fuera de Shanghai había un hospital para enfermos mentales, y Vladika solo tenía el poder espiritual para visitar a esta gente terriblemente enferma. Él les daba la Santa Comunión, y ellos, sorprendentemente, la recibían pacíficamente y lo escuchaban. Ellos siempre esperaban sus visitas y lo recibían con alegría.

Vladika poseía gran coraje. Durante la ocupación japonesa las autoridades de ese país trataron por todos los medios posibles de doblegar la colonia Rusa a su voluntad. La presión era dirigida directamente a las cabezas del Comité de Emigrantes Rusos. Dos presidentes de este Comité se esforzaron por mantener su independencia y como resultado ambos fueron asesinados. Confusión y terror se apoderaron de la colonia rusa, y en ese momento Vladika Juan, a pesar de las advertencias de los rusos que colaboraban con los japoneses, se declaró la cabeza temporaria de la Colonia Rusa.

Durante la ocupación japonesa era extremadamente peligroso caminar en las calles por la noche, y la mayoría de la gente de tenía la precaución de estar en su hogar al oscurecer. Vladika, sin embargo, no prestando atención al peligro, continuó visitando a los enfermos y necesitados a cualquier hora de la noche, y jamás fue tocado.

En Shanghai, una maestra vocal, Anna Petrovna Lushnikova, le enseñó a Vladika el método apropiado de respiración y pronunciación de las palabra, así lo ayudó a mejorar su dicción. Al final de cada lección Vladika le pagaba US $20. En 1945, durante la guerra, ella fue gravemente herida y le aconteció estar en un hospital Francés. En una noche muy tormentosa, sintiendo que ella podría morir, Anna Petrovna comenzó a pedir a las enfermeras que llamaran a Vladika Juan, quien estaba en Francia, así él podría darle la Comunión. Las enfermeras se negaron ya que el hospital era cerrado durante la noche debido a las condiciones del tiempo de guerra. Anna Petrovna estaba al final de su propio control y siguió llamando a Vladika. De pronto, alrededor de las 11 de la noche, Vladika apareció en la guardia. Sin poder creer lo que veía, Anna Petrovna le preguntó a la Vladika, si eso era un sueño o él realmente había venido. Vladika sonrió, rezó y le administró la Comunión.

Luego de esto ella se calmó y se durmió. A la mañana siguiente se sintió curada. Nadie le creyó a Anna que Vladika la visitó esa noche ya que el hospital estuvo estrechamente asegurado. Sin embargo, su vecina de guardia verificó el hecho que ella también vio a Vladika. La gran sorpresa fue que debajo de la almohada de Anna se encontró un billete de US $20. Así Vladika dejó una evidencia material de su visita.

Un antiguo monaguillo de Shanghai y actual Archipreste Jorge Larin relata: "A pesar de la severidad de Vladika, todos los monaguillos lo amaban mucho. Para mí era un ideal a quién yo anhelaba emular en toda forma. Así, durante la Cuaresma, dejé de dormir en la cama y a hacerlo en el suelo, dejé de comer las comidas usuales con la familia, pero tomaba parte de pan y agua en soledad... Mis padres se preocuparon y me llevaron a Vladika. Escuchándolos el prelado le pidió al guarda que fuera al almacén y trajera una salchicha. Hacía mis clamores llorosos por el hecho de que no quería romper la Cuaresma, el sabio prelado me amonestó a comer la salchicha y a recordar siempre que la obediencia a los padres es más importante que los complementos personales. ¿Cómo podré seguir Vladika? Le pregunté deseando que, aunque sea, aplicara en grado especial a su persona - "Ve a la Iglesia como siempre hiciste, y en casa haz lo que tu madre y padre pidan." Recuerdo cuan afligido estaba entonces cuando Vladika no me asignó un acto especial.

Con la llegada del comunismo, los Rusos en China fueron forzados una vez más a escapar, muchos de ellos a través de las Islas Filipinas. En 1949 aproximadamente 5000 refugiados de China estaban viviendo en un campo de la Organización Internacional de Refugiados en la isla de Tubabao en las Filipinas. La isla esta localizada en el paso de los tifones estacionales que arrebatan esa parte del Pacífico. Durante el período de 27 meses de la ocupación del campo, la isla fue amenazada por el tifón, y cambió su curso y bordeó la isla. Cuando un Ruso les mencionó el miedo a los filipinos, ellos respondieron que no había razón para preocuparse, porque "su hombre santo bendice su campo desde las 4 direcciones todas las noches." Ellos se referían a Vladika Juan, por lo que ningún tifón golpeó la isla mientras él estuvo allí. Luego de que el campo fue casi totalmente evacuado y la gente restablecida en otro lugar (la mayoría en Estados Unidos y Australia) fue azotada por un terrible tifón que destruyó el campo totalmente.

París

El mismo Vladika fue a Washington, D.C para traer a su gente a América. La legislación cambió y casi toda la gente del campo vino al Nuevo Mundo - gracias otra vez a Vladika. El éxodo de su rebaño desde China, le otorgó al Arzobispo Juan en 1951 una nueva diócesis por su empeño pastoral: fue enviado por el Sínodo de Obispos a la Archidiócesis de Europa Occidental, con su sede primero en París y luego en Bruselas. El ahora era uno de los principales jerarcas de la Iglesia Rusa, y su servicio era frecuentemente requerido en las sesiones del Sínodo de Nueva York.

En Europa Occidental Vladika tomó un profundo interés no solo en los rusos en la diáspora, por quienes él ejerció sin cansancio trabajos similares a aquellos por los cuales él fue conocido en Shanghai, sino también en los habitantes locales. Recibió bajo su jurisdicción las Iglesias Ortodoxas Francesa y Alemana locales; protegiéndolas y alentando su desenvolvimiento Ortodoxo. Celebraba la Sagrada Liturgia en alemán y francés, como anteriormente lo había hecho en griego y chino, y como posteriormente lo haría en inglés.

El interés y devoción de Vladika por los Santos de la Iglesia, de quienes su conocimiento ya era aparentemente ilimitado fue extendido ahora a los santos europeos occidentales que databan desde tiempos anteriores al cisma de la Iglesia Latina, muchos de los cuales eran venerados sólo localmente, fueron incluidos en el calendario de Santos no Ortodoxos. Él colectó sus vidas e imágenes y luego refirió una larga lista de ellos al Sínodo.

De este período de la presencia de Vladika en Europa Occidental, la Sra. E.G.Chertkova reminiscencia: "En varias ocasiones yo visité a Vladika cuando él vivía en el edificio del Cuerpo de Cadetes cerca de París. Él tenía una pequeña celda en el piso superior. En la celda había una mesa, un sillón y varias sillas, y en el rincón íconos y un atril con libros. No había cama allí ya que Vladika no yacía para dormir, sino rezaba apoyado en un alto bastón con una barra cruzada en la parte superior.

A veces oraba de rodillas; cuando se postraba él podía quedarse entonces dormido por un corto rato en esa posición sobre el suelo.

¡Así era como él se agotaba a sí mismo! A veces durante nuestra conversación me parecía que dormitaba; pero cuando me detenía él inmediatamente decía: "Continúa, te escucho."

"Durante un largo tiempo nuestra iglesia no tuvo un sacerdote permanente, una vez uno de otra parroquia vino para celebrar Vísperas. El servicio duró solo 45 minutos (usualmente lleva 2 horas y media) ¡Estábamos horrorizados! Muchas partes de las Vísperas habían sido salteadas y decidimos decírselo a Vladika. Esperábamos que él influenciara al sacerdote a seguir el orden establecido de servicios Ortodoxos.

Pero Vladika pacíficamente sonriendo nos dijo: "¡Qué difícil que es complacerlos. Yo oficio demasiado largo y él demasiado corto!" Con tal benevolencia y mansedumbre nos enseñó a no juzgar.

La reputación de la santidad de Vladika se esparció entre los no Ortodoxos tan bien como entre la población Ortodoxa.

En una de las Iglesias Católicas romanas de Paus, un sacerdote se esforzaba para inspirar a su gente joven con estas palabras: "Ustedes exigen pruebas, dicen que ahora no hay milagros ni Santos. ¡Por qué tengo que darles pruebas teóricas, cuando hoy camina por las calles de París un Santo - Saint Jean Nus Pieds (San Juan el descalzo)!"

Mucha gente testifica los milagros obrados por las oraciones del Arzobispo Juan en Europa Occidental.

V.D. cuenta: "Muchos sabían que no era necesario pedirle a Vladika que visitara a alguien. El mismo Señor lo inspiraba a donde y a quién visitar. Vladika Juan era conocido por muchos en los hospitales franceses y era admitido en esos lugares en cualquier momento. Además, Vladika se dirigía infaliblemente donde lo necesitaban. Mi hermano cuando fue herido en la cabeza, fue llevado al hospital. Los rayos X revelaron una gran fractura de cráneo. Sus ojos se hincharon y se volvieron sanguinolentos, estaba en situación crítica. Vladika, que no conocía a mi hermano, lo encontró sin embargo en el hospital, oró sobre él y le dio la Comunión. Cuando mi hermano fue llevado a una siguiente radiografía de la cabeza, no se encontró fractura alguna. Mi hermano se recuperó muy rápido. ¡El doctor quedó enmudecido!

San Francisco

En San Francisco, cuya catedral es la más grande de la Iglesia Ortodoxa en el Exilio, un antiguo amigo de Vladika, el Arzobispo Tijon, se retiró por enfermedad, y en su ausencia la construcción de una nueva gran catedral se detuvo debido a que una amarga disputa paralizó a la comunidad rusa. En respuesta de un pedido urgente de miles de rusos en San Francisco que lo habían conocido en Shanghai, el Arzobispo Juan fue enviado por el Sínodo en 1962 como el único jerarca posible para restaurar la paz en la comunidad dividida. Él arribó a su última asignación como obispo 28 años después de su arribo a Shanghai: en la fiesta de la Entrada de la Madre de Dios en el Templo, el 21 de noviembre de 1962.

Bajo la dirección de Vladika una medida de paz fue restaurada, la parálisis de la comunidad terminó y la catedral culminada. Aun en el rol de pacificador Vladika fue atacado; acusaciones y calumnias fueron acumuladas sobre su cabeza. Fue forzado a aparecer en la corte pública - en notoria violación de los cánones de la iglesia - a responder a absurdos cargos de ocultar fraude financiero por el Consejo Parroquial. Toda implicancia fue completamente exonerada, pero así los últimos años de Vladika fueron llenos del amargor de calumnias y persecución, a los cuales él inagotablemente respondió sin queja, sin juzgar a nadie, con inalterada calma.

Vladika permaneció veraz hasta el final en su sendero de servicio fiel a la Iglesia. A aquellos que lo conocieron en sus últimos años quizás le sobresalieron dos aspectos de su carácter. Primero su severidad en lo relacionado a la Iglesia y la Ley de Dios.

A fines de octubre la Iglesia Católica romana celebra la fiesta de Todos los Santos. Hay una tradición que la noche anterior los oscuros espíritus celebran su propio festival de desorden. En América "esta celebración" llamada Halloween se convirtió en una ocasión en la cual los niños hacen travesuras vestidos en trajes de brujas, diablos, fantasmas como si llamaran a los poderes de la oscuridad - una diabólica mofa del Cristianismo.

Un grupo de rusos organizó esa noche un Baile de Halloween. En ese momento se estaban celebrando la Vigilia pernocturna en la catedral de San Francisco y un número de personas estaban ausentes, para pesar de Vladika. Luego del servicio él fue al lugar donde el baile aun se llevaba a cabo. Subió las escaleras y entró al salón, ante el absoluto enmudecimiento de los participantes. La música paró y Vladika, en completo silencio, relumbró a la confundida gente, despacio y deliberadamente haciendo un círculo del salón entero, báculo en mano. No habló una palabra y ninguna era necesaria, la mera vista de Vladika atormentó la conciencia de todos, como era evidente por la consternación general. Vladika se fue en silencio, y al día siguiente en la iglesia tronó su santa indignación y su flamante celo, llamando a todos a una devota vida cristiana.

Vladika no es recordado mejor por su rebaño debido a su austeridad, sino por su nobleza, su alegría, incluso por lo que es conocido como "orate por Cristo." Su fotografía más famosa captura algo de ese aspecto de su carácter. Era especialmente accesible en su conducta con los niños. Luego del servicio él sonreía y bromeaba con los muchachos que sirvieron con él, jugando golpeaba el refractorio en la cabeza con su bastón.

Ocasionalmente el clero de la Catedral era desconcertado al ver a Vladika en la mitad de un servicio (aunque nunca en el altar) encorvado para jugar con un niño pequeño. Y en días de fiesta cuando se bendecía con agua bendita, él salpicaba a los feligreses no en la cabeza como es usual, sino directo a la cara (lo cual llevó a una niña a exclamar "él te chorrea") con un notable brillo en sus ojos y total indiferencia ante la turbación de algunos de los más decorosos. Los niños eran absolutamente devotos a él, a pesar de su usual severidad con ellos.

Anna Hodyrina relata: "Mi hermana Xenia Yarovoy, que vivía en Los Angeles, sufrió mucho tiempo con una mano dolorosa. Vio a médicos, trató remedios caseros, pero nada ayudó. Ella finalmente decidió dirigirse a Vladika Juan y le escribió a San Francisco. Pasó cierto tiempo y su mano fue curada. Xenia comenzó a olvidar el previo dolor en su mano. En una ocasión cuando ella visitó San Francisco, fue a la Catedral por los oficios. Al final del servicio Vladika Juan sostuvo la Cruz para ser besada. Al ver a mi hermana él preguntó: "¡Cómo esta su mano!" ¡Vladika vio a mi hermana por primera vez! ¿Cómo la reconoció y supo que era ella quién tuvo una mano dolorosa?"

Anna S. cuenta: "Mi hermana Musia y yo tuvimos un accidente. Un hombre borracho nos embistió. Él golpeó con gran fuerza la puerta del lado que estaba sentada mi hermana. La ambulancia fue llamada y ella fue llevada al hospital. Su condición era muy seria - un pulmón estaba perforado y una costilla quebrada lo cual le causaba un gran dolor, sus ojos eran invisibles en su hinchada cara. Cuando Vladika la visitó ella levantó su párpado con el dedo y viéndolo tomo su mano y la besó. No podía hablar ya que tenía una traqueotomía, pero lágrimas de alegría brotaron de sus ojos. Luego de eso Vladika la visitó varias veces y ella comenzó a mejorar. Una vez Vladika entró en la guardia y anunció: "Musia se siente muy mal ahora." Entonces él fue a ella y cerrando el cortinado que rodeaba su cama, oró por un largo tiempo. Durante su oración se nos acercaron dos médicos y les pregunté ¿qué tan seria era la situación de mi hermana y si debía notificar a su hija de Canadá? (Nosotros ocultamos a la hija el hecho de que su madre tuvo un accidente). Los médicos contestaron. Llamar o no a la familia es su problema - ¡Nosotros no podemos garantizar que ella sobreviva a la mañana!

Gracias a Dios ella no solo sobrevivió esa noche sino que fue completamente curada y retornó a Canadá. "Mi familia y yo creemos que Musia fue salvada por las oraciones de Vladika Juan."

La vida de Vladika era gobernada por las normas de la vida espiritual, y si esto tumbaba el orden rutinario de las cosas era para sacudir a la gente fuera de su inercia espiritual y recordarles que hay un juicio más alto que el mundano. Un incidente remarcable de los años de Vladika en San Francisco (1963) ilustra varios aspectos de su santidad: su valor espiritual basado en absoluta fe; su habilidad para prever el futuro y vencer con su visión espiritual los límites del espacio; y el poder de su oración, el cual por sobre toda duda obraba milagros. El incidente es relatado por la mujer que testificó eso, Mrs. L. Lin: las palabras exactas de Vladika fueron confirmadas por el Sr. T quién es mencionado. "En San Francisco mi marido fue implicado en un accidente automovilístico y fue seriamente herido; perdió el control del equilibrio y sufrió terriblemente. En ese tiempo Vladika tenía muchos problemas. Conociendo el poder de las oraciones de Vladika yo pensé: "Si yo le pido a Vladika que visite a mi marido, él se recuperará." Pero yo temía hacerlo porque entonces Vladika estaba muy ocupado. Pasaron dos días, y de pronto Vladika vino a nosotros, acompañado por el Sr. B.T; Quién lo trajo. Vladika estuvo 5 minutos, pero yo creía que mi marido se recuperaría. Su estado de salud estaba entonces en su punto más serio, y luego de la visita de Vladika, tuvo una crisis aguda y después comenzó a recuperarse. Vivió por 4 años más luego de eso; era bastante mayor de edad. Después encontré al Sr.T. en la Iglesia y él me dijo que él estaba llevando a Vladika al aeropuerto. De pronto Vladika le dijo: "Vamos a lo de Lin ahora." Él le objetó que llegarían tarde para tomar el avión y que él no volvería atrás en ese momento. Entonces Vladika le dijo: "¿Puedes cargar con la vida de un hombre sobre ti?" El no pudo hacer nada más que llevarlo a nosotros. Vladika, aunque se desvió, no perdió su avión.

La muerte de un Santo

Entre los que conocieron y amaron a Vladika, La primer reacción a la noticia de su muerte súbita fue: ¡No puede ser! Y esto era más que una reacción al evento súbito; para aquellos entre los que estaban cerca de él se había inexplicablemente desarrollado la noción de que este pilar de la Iglesia, este Santo hombre quien era siempre accesible a su rebaño - ¡Nunca cesaría de serlo! Nunca existiría el momento en que uno no podría volverse a él por consejo o consolación. En un sentido espiritual, terminó siendo verdad. Pero esto es también una de las realidades de este mundo que todo hombre que nace debe morir. Vladika estaba preparado para éste realidad.

Al director del orfanato donde él vivió, quien le habló en primavera de 1966 sobre un encuentro diocesano a realizarse 3 años después, él le indicó: "Yo no estaré aquí entonces." En mayo de 1966, una mujer que conocía a Vladika hacía 12 años y cuyo testimonio, de acuerdo con Metropolitano Filaret, es "digno de completa confianza" estaba asombrada de escucharlo decir: "Yo voy a morir pronto, al final de junio - no en San Francisco, sino en Seattle."

Otra vez, en las vísperas de su partida a Seattle, 4 días antes de su muerte, Vladika asombró a un hombre para el cual él acababa de servir un moleben con estas palabras: "Usted no besará mi mano nuevamente." Y el día de su muerte, al término de la Sagrada Liturgia la cual él celebró, pasó 3 horas rezando en el Altar, saliendo no mucho antes de su muerte; la que ocurrió el 2 de julio de 1966. Él murió en su habitación en el edificio parroquial cerca de la Iglesia. Se lo escuchó caer, y siendo ubicado en una silla por aquellos que corrieron ayudarlo respiró su último aliento pacíficamente y con pequeño dolor evidente, ante la presencia del Icono Milagroso del Signo de Kursk.

Antes de su canonización del Arzobispo Juan sus reliquias reposaron en una capilla en los basamentos de la Catedral de San Francisco (luego de la canonización en julio de 1994 las reliquias del Arzobispo Juan fueron trasladadas al piso principal de la Catedral). Pronto luego de su reposo, un nuevo capítulo comenzó en la historia de este santo hombre. Así como San Serafín de Sarov le dijo a sus hijos espirituales que se refieran a él como si estuviera vivo luego de su muerte, y venir a su tumba y contarle lo que había en sus corazones, nuestro Vladika también probó estar escuchando a quienes reverencian su memoria. Enseguida luego de su muerte, quien una vez fue su alumno, el padre Ambrosy P. vio una noche una visión o un sueño: Vladika, vestido en atuendos orientales, lleno de luz y brillando, estaba incensando la catedral le dijo sólo una palabra mientras lo bendecía: "Feliz."

Más tarde, antes del término del período de los 40 días, el padre Constantino Z, por largo tiempo diácono de Vladika y ahora sacerdote, quien estuvo últimamente enojado con Vladika y comenzó a dudar de su rectitud, lo vio en un sueño todo lleno de luz, con rayos de luz brillando alrededor de su cabeza tan fuertemente que era imposible mirarlo. Así fue como las dudas del padre Constantino sobre la santidad de Vladika se disiparon.

La directora del Hogar San Tijon de Zadonsk y servidora devota de M.A.Shakmatova vio un sueño remarcable." Una multitud de gente llevaba a Vladika en un ataúd dentro de la Iglesia de San Tijon; Él revivió y se paró en las Puertas Reales ungiendo a la gente y diciéndole a ella, "¡Dile a la gente: aunque Yo haya muerto, estoy vivo!"

Como durante su vida, Vladika continúa siendo muy activo ayudando a quienes lo necesitan. Aquí hay dos de los miles de casos de los milagros de Vladika. Víctor Boyton, quien atestiguó la curación de su amigo por Vladika Juan, relata: "El milagro ocurrió luego de que yo recibí la publicación en inglés de Vida Ortodoxa desde Jordanville, Nueva York, el cual incluía fotos de Vladika Juan. Yo tenía un amigo, un Musulmán de Rusia, quien sufría de Leucemia y estaba perdiendo la vista. Los doctores concluyeron que en tres meses quedaría ciego. Colocando la foto de Vladika al lado de mi lampadka, comencé a rezar diariamente por él. Luego de un corto período de tiempo fue curado de la leucemia y comenzó a ver normalmente. Los doctores estaban asombrados por lo ocurrido. Desde entonces mi amigo tiene una vida normal y lee sin impedimentos."

El arcipreste Esteban Pavlenko cuenta: "Mi hermano Pablo, aunque no en la milicia, vivió unos años en Vietnam. Allí vio niños que fueron heridos o quedaron huérfanos debido a la guerra. Él los ubicó tanto en orfanatos como en hospitales. Así conoció a su futura esposa, una cierta vietnamita Kim, quién también estaba implicada en ayudar a niños infortunados. Mi hermano introdujo a Kim a la fe cristiana y a la vida de muchos Santos de Dios. Ella le dijo a mi hermano que durante los tiempos difíciles allí, se le apareció a ella en sueños un cierto monje que la consoló y le dijo qué hacer.

Una vez, cerca del tiempo de Pascua, yo le envié a mi hermano mi paquete y habiéndole mostrado la literatura espiritual a Kim quedó sorprendido, cuando viendo la tapa de cierto diario ella exclamó: "¡Este es el monje que se me aparece en sueños!" Ella señaló una foto bien conocida de Vladika Juan, tomada entre las tumbas del monasterio de Novo Diveevo en Spring Valley. Por petición, Kim fue bautizada en la Iglesia Ortodoxa con el nombre Kyra.

Epílogo

El beato Arzobispo Juan de Shanghai y San Francisco fue canonizado como Santo por la Iglesia Rusa el 2 de Julio de 1994. Fue un maravilloso e inolvidable evento al cual cientos de clérigos y miles de laicos vinieron de todo el mundo.

La importancia de San Juan para la gente del siglo 20 no puede ser subestimada. Aquellos que lo conocieron personalmente o han leído sobre su vida y milagros han aprendido del tremendo poder espiritual incorporado en este frágil pequeño hombre.

Dios fue atraído al ardiente, amante corazón de Vladika Juan el cual se volvió una vasija de Su gracia. Él confió al Santo secretos celestiales y la habilidad de trascender leyes físicas, haciéndolo un punto de contacto entre El mismo, el Creador y nosotros, Sus criaturas.

No hay duda de que el Vladika Juan fue enviado por Dios como un regalo de santidad a la gente de los últimos días. En un tiempo cuando la imitación se ha vuelto la norma en todos los aspectos de la vida, cuando el auténtico espíritu de la Fe Cristiana está tan escondido que la mayoría están olvidadizos de su mera existencia, él puede ser visto como un modelo genuino.

Vladika Juan ha puesto el "tono" correcto del verdadero apostolado en el mundo moderno. Como más gente es movida hacia la Iglesia Ortodoxa de Cristo antes de la liberación final del maligno, puede ser que ellos lo miren como su guía amado y un pastor quien no conoce la muerte. Él es una especie de "vara de medida" que indica quién y qué es real en nuestros tiempos confusos. La unidad de medida no es nada más que puro Amor Cristiano, el cuál él tuvo y distribuyó en abundancia. Con este amor, la intensa batalla de la vida espiritual le da mérito al esfuerzo.

Por las oraciones de San Juan, Dios nos bendiga y nos salve. Amén.

Tropario (Tono 5)

Tu cuidado por tu rebaño en su morada / ha prefigurado las súplicas que Tú siempre presentaste por todo el mundo. / Así nosotros creemos, habiendo conocido tu amor ¡oh Santo Jerarca y Milagroso Juan! / Totalmente santificado por Dios a través del ministerio de los puros Misterios, / y Tú mismo fortalecido por lo cual, / Tú te has apresurado al sufrimiento ¡oh sumo gozoso sanador! // Apresúrate ahora también a la ayuda de nosotros quienes te honramos con todo nuestro corazón.

Oración a San Juan

¡Oh amado Jerarca Juan! Mientras vivías entre nosotros Tú viste el futuro como presente, cosas distantes como cercanas, los corazones y mentes de los hombres como si fueran tuyos propios. Nosotros sabemos que en esto tú estabas iluminado por Dios, con Quien Tú estabas siempre en la mística comunión de oración, y con Quien Tú ahora moras eternamente. Así como Tú una vez escuchaste las peticiones mentales de tu rebaño disperso incluso antes de que ellos pudieran hablarte, así escucha ahora nuestras plegarias y llévalas ante el Señor. Tú has cambiado de sitio a la vida sin dolor, al otro mundo, aún Tú estás, en verdad, no lejos de nosotros, por lo que el cielo está más cerca nuestro que nuestras propias almas. Muéstranos a quienes sentimos temor y soledad, la misma compasión que Tú mostraste a una vez los temblorosos huérfanos. Danos a nosotros que caímos en el pecado, confusión y desesperación la misma austera amada instrucción que Tú diste una vez al rebaño elegido. En Ti vemos la semejanza viviente de nuestro Hacedor, el espíritu viviente del Evangelio y el fundamento de nuestra Fe.

En la vida pura que Tú has conducido durante nuestro tiempo pecaminoso, nosotros vemos un modelo de virtud, una fuente de instrucción e inspiración. Contemplando la gracia otorgada a Ti, sabemos que Dios no ha abandonado a Su gente. Más bien nosotros caímos lejos de Él, y debemos recuperar la semejanza de Divinidad como Tú lo has hecho. A través de Tu intercesión ¡oh Bendito! Concédenos que podamos incrementar nuestro esfuerzo hacia nuestro hogar celestial, poniendo nuestros afectos en cosas elevadas, perfeccionando en oración y virtud, sosteniendo guerra contra los ataques de nuestra naturaleza caída.

Invoca la misericordia de Dios, que podamos un día encontrarte en Su Reino. Porque nuestro más profundo deseo es vivir por siempre con El, con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

 

Algunos milagros

de San Juan

Los abundantes milagros del Arzobispo Juan antes y luego de su muerte testifican su amor por la gente. En América, Europa y en otras partes, su labor pastoral ha sido largamente conocida por sus intercesiones celestiales. Y ahora, con la publicación de "Bendito Juan el Milagroso" y otros libros y artículos sobre él en el lenguaje ruso, la gente rusa esta empezando a conocer, también, y ya han experimentado curaciones por sus oraciones, tales como los siguientes relatos lo testifican:

     

  1. Valentina A, es miembro de nuestra parroquia la cual esta dedicada al Icono de la Madre de Dios "Reinante" (Diershavnaia). Habiendo leído sobre las curaciones y vida de San Juan de San Francisco (Bendito Juan el Milagroso) ella vino a mí luego de los servicios y pidió aceite de la lampadka en el sepulcro del Arzobispo Juan, ya que su hija estaba seriamente enferma. Valentina relató que ella, arquitecta de profesión, tenía una hinchazón en su seno. Yo oficié el servicio de la unción a su hija y luego le di un algodón empapado con aceite de la lampadka del Arzobispo Juan. Ella ungió la mancha enfermiza varias veces haciendo la Señal de la Cruz. Los doctores insistían en hacer cirugía, pero cuando fue al hospital para observación, los doctores y la misma mujer enferma estaban sorprendidos: La hinchazón había desaparecido y allí solo quedaba una cicatriz. (1994)
  2.  

  3. Nuestro monaguillo, Oleg S, me pidió luego del oficio que le ungiera la mano. Había una hinchazón del tamaño de un huevo de gallina. Yo la ungí con el aceite del Arzob. Juan signándolo en el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, y el acólito se marchó a su hogar. Luego de una semana, le pregunté a Oleg sobre su mano. Él dijo que no se dio cuenta cuándo el bulto desapareció. (1995)
  4.  

  5. Cierto tiempo después, un moleben fue oficiado con Bendición de aguas. Al final del moleben, yo ungí a todos los presentes con el aceite de San Juan Maximovich. También ungí a Olga. Luego de una semana, ella estuvo otra vez en la iglesia llorando parada. Yo le pregunté por qué lloraba y todo lo que pudo decir fue que todo estaba bien. Su marido, un militar, luego vino a mí y me contó que ella desarrolló un crecimiento infeccioso. Este se volvió rápidamente ulceroso y comenzó a multiplicarse. El aspecto era horrible. Ella acudió a doctores pero ellos simplemente se encogían de hombros y no decían algo concreto. Le dieron varias cremas pero no la ayudaron. Luego de la Santa Comunión, Olga fue ungida con el aceite de San Juan. En casa roció sus piernas con agua bendita y fue a la cama. En la mañana, no vio úlceras en todas sus piernas. Por eso, en el siguiente oficio Olga lloró de gratitud y fue muy emocionante que ella misma nos contara. (Junio 1995).
  6.  

  7. Otra parroquiana mía, Nadeshda, me contó que su hijo Miguel se resfrió severamente y tenía una tos convulsa que se volvía peor. Ella comenzó a tratarlo con varios medicamentos. En la noche él comenzaba a dormirse pero la tos lo seguía atormentando a cada minuto. Su madre, una trabajadora médica profesional, estaba muy atemorizada, por que una vez él tuvo que ser llevado al hospital en ambulancia con los mismos síntomas. En ese tiempo, Nadeshda estaba leyendo el libro sobre San Juan Maximovich y sus curaciones milagrosas. La madre comenzó a rezar, pidiendo ayuda a San Juan, para que él curara a su hijo. Habiendo orado, fue a su hijo dormido, lo persignó y lo volteó hacia el otro lado. Cierto tiempo después, la tos paró y el muchacho tranquilamente durmió hasta la mañana. Ella no le dio más medicamentos, sólo agua bendita. Por varios días, su hijo tosía ocasionalmente, pero los ataques convulsivos no regresaron, y él se mejoró. La madre estaba muy agradecida al Arzob. Juan por la curación de su hijo y continúa orándole con gratitud. (Abril 1995).

 

Hieromonje Cyrilo Osipov

Astrakhan, Rusia

 

De los Sermones de

San Juan de San Francisco

Sobre la Caída del Hombre

(6 de Marzo de 1954)

El mundo fue creado bueno y llamado a la alegría de la vida con la Fuente y Creador de la vida; el Señor Dios. Los primeros en pecar y en ser quebrados de esta unión fueron ángeles. El reino angelical estaba dividido: algunos permanecieron con Dios; otros, en su orgullo, decidieron vivir su propia vida, independientes de Dios. El mundo angelical estaba dividido y el pecado nació allí, pero el mundo terrenal permanecía bueno. Entonces el diablo, que significa: "el arrojado del cielo," comenzó a esforzarse a unir al reino terrenal a él. A la más alta creación en la tierra, el hombre, le fue dado un mandamiento por Dios, no comer del árbol del conocimiento del bien y del mal. ¿Por qué fue dado el mandamiento?

Este árbol era como todos los demás, y en sí mismo no tenía características sobresalientes. No obstante, el conocimiento del bien y del mal no estaba en el árbol en sí, y la orden no fue dada por esa razón. El Señor la dio porque el hombre fue creado libre, y el Señor deseaba del hombre la libre voluntad de esforzarse y anhelar una unión con Dios. La orden fue dada porque solo a través de su cumplimiento el hombre podía expresar su libre voluntad de esforzarse hacia Dios y su amor por Él. Y la bendición consiste simplemente en la comunicación con Dios a través de Su Amor. El diablo es agobiado por su separación; esta perpetuamente en un estado de ira y venganza, y lo conforta atraer a otros. El diablo nunca aparece con su verdadera imagen, sino toma varias apariencias. Entonces, en el Paraíso, tomo la forma de una serpiente, y le dio al hombre la idea de que ese mandamiento no había sido dado para la expresión del amor del hombre por Dios, sino para que el hombre no pudiera ser como Dios. El diablo sembró la idea de que la orden no fue dictada por el Amor de Dios, para que el hombre habitara en el Amor de Dios, sino por que Dios deseaba dominar, y prevenir al hombre de ser como Dios y conocer el eterno e ilimitado gozo de existencia.

Cuando el hombre creyó esta idea diabólica, fue instantáneamente separado de Dios. Todo cambió, y el hombre no pudo ya disfrutar la vida en Dios y hablar con El libremente y de frente como los niños hablan. No hubo paz, gozo y el hombre comenzó a esconderse de Dios. Todo cambió: el enlace entre Dios y el hombre fue destruido y la naturaleza cesó de atender al hombre. El llanto entro en el mundo, y el alma se quebró.

 

Sobre Santidad

(18/31 Mayo 1953)

La Santidad es el fruto de los esfuerzos del hombre y el don del Espíritu Santo. La Santidad es alcanzada por aquél que usa una cruz y en el nombre de Cristo sostiene una guerra contra los obstáculos hacia la santidad; obstáculos para estar semejante a Cristo. Estos obstáculos son los pecados, hábitos pecaminosos, firmemente arraigados en el alma. La batalla contra ellos es el mayor trabajo de un Cristiano, y en tanto él purifica su alma, tanto recibe del Espíritu Santo.

San Serafín enseñó la adquisición del Espíritu Santo y él verdaderamente lo adquirió por lo que la Santísima Madre de Dios lo reconoció como uno de los suyos. Y los fieles, sinceros buscadores de la Verdad y la Luz como lo fue Motovilov, por sus reverencias, vieron como este gran complaciente de Dios brilló con la luz de santidad.

¡Qué variados son los senderos de los santos! En el trono de Dios al frente de todos esta la Santísima Madre de Dios, más gloriosa que los Serafines y todos los Angeles y Arcángeles que estuvieron firmes fieles a Dios a través de la espantosa lucha que fue levantada contra Dios por el más radiante de todos ellos, Lucifer, que significa el "portador de luz" quien ahora es el diablo, en otras palabras, el arrojado a la más profunda oscuridad. En esta lucha los esplendorosos Angeles se acercaron tanto a Dios que es ya imposible para ellos apartarse o separase de Él.

Todos los complacientes de Dios son como los Angeles en su amor y devoción. Ellos, tal como los Angeles, sostuvieron una guerra contra las fuerzas oscuras y se fortalecieron en el amor por Dios. Todos los profetas del Antiguo Testamento vivieron en tal lucha. El ateísmo prevaleció, la Ley de Dios fue olvidada. El mundo los persiguió porque ellos interfirieron en su vida pecaminosa. Ellos se escondieron en las "profundidades de la tierra." El mundo los odió. El profeta Isaías fue serrado en dos por una sierra de madera, el profeta Jeremías fue hollado en un pantano y en tales circunstancias ellos permanecieron firmes en la fe y devoción. Todos los rectos fueron afligidos en el mundo porque ellos eran extraños al mundo pecaminoso. Todos los Apóstoles sufrieron en una u otra forma. Hombres rectos se fueron al desierto. ¿Qué los hizo santos? ¿Sufrir? No solo el sufrimiento hace santos, sino el esfuerzo hacia Dios, el amor de Dios, y la labor de sobrepasar obstáculos hacia la santidad, la cual es el fruto del trabajo del hombre y el regalo del Espíritu Santo.

 

Atesorar bienes en los Cielos

(22 Febrero/7 Marzo, 1954)

El Señor habla a toda la gente de todos los tiempos y razas, y les dice algo claro y bien conocido. Hoy una persona esta viva, pero mañana muere y todo lo que él tiene esta perdido para él. Pero el alma, la cual mueve al cuerpo, continúa viviendo y es confortada y feliz, o bien, triste y atormentada. El hombre es creado así; el cuerpo debe vivir como el alma desea. En el momento de la muerte el alma continúa viviendo sin el cuerpo. Todo perecerá excepto aquello que el alma reunió a través del amor y la oración. Todo lo virtuoso hecho por un hombre es escrito en el alma y no será tomado de él. Mientras una persona vive, encuentra a sí mismo prestando atención a muchas cosas: vestido, salud, trabajo y estudio. Hay épocas cuando ella esta interesada solo con el pensamiento de guerra o de una cosecha inútil - de todo aquello que es necesario para la vida en la tierra.

Así, también, en la vida espiritual hay épocas de especial atención a lo que es necesario para el alma. Tal es la Gran Cuaresma - una época de especial atención, examinación, de la liberación de fuerzas espirituales. El ayuno es establecido por el Espíritu Santo. Los hombres rectos, esforzándose hacia Dios, a través de la experiencia de vida han venido a conocer el significado del ayuno y a sostener testimonio que sin ayuno no puede haber vida espiritual. Todos los ataques variados del diablo, todas sus tentaciones, todo lo que concierne al mundo diabólico, son apartados - se vuelve sin poder y es avergonzado - cuando una persona firmemente sigue las palabras del propio Salvador, el Señor Jesucristo: " ... este género no se va sino con oración y ayuno" (Mateo 17:21).

Ahora es época de ayuno, un tiempo conveniente para la limpieza del alma. Esta es la cosa más importante, para que un alma este apta para aceptar la gracia de Dios, tal que aquellos tesoros sean almacenados en el alma, que no serán tomadas de ella. Y entonces el paso por su vida será recto; en el alma habrá paz y regocijo. "Crea en mí un corazón puro, ¡oh Dios! Y renueva un espíritu recto dentro de mí"

La Iglesia como Cuerpo de Cristo

"Y Él (Cristo) es la cabeza del cuerpo; la Iglesia (Col 1:18) la cual es Su cuerpo, Su Plenitud de El que llena todo en todo" (Efésios 1:23).

En las Sagradas Escrituras la Iglesia es repetidamente llamada el Cuerpo de Cristo. "Quien (Pablo) ahora me regocijo en mis sufrimientos por vosotros... por causa de Su Cuerpo, el cual es la Iglesia" (Col 1:24), el Apóstol Pablo escribe sobre sí mismo.

Apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros, dice él, son dados por Cristo "... para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo" (Efésios 4, 11-12)

Al mismo tiempo, el pan y el vino son convertidos en Cuerpo y Sangre de Cristo durante la Sagrada Liturgia, y los feligreses participan de él. Cristo mismo ordenó que así fuera, comulgando a Sus apóstoles en la Mística Cena con las palabras: "Tomad, comed, éste es Mi Cuerpo... Bebed de Ella toda, porque ésta es Mi Sangre del Nuevo Testamento" (Mateo 26:26-28).

¿Cómo es el Cuerpo de Cristo al mismo tiempo la Iglesia y los Santos Misterios? ¿Son los feligreses miembros del Cuerpo de Cristo, la Iglesia, y también comulgantes del Cuerpo de Cristo en los Santos Misterios? En ninguna de las instancias es este nombre "Cuerpo de Cristo" usado metafóricamente, sino más bien en la misma esencia del mismo Cuerpo de Cristo. Nosotros además creemos y confesamos que Cristo es el Hijo de Dios Vivo, que vino al mundo a salvar a los pecadores, y vino como verdadero hombre, Su carne, tomada de la Doncella María, fue carne verdadera de hombre; cuerpo y alma. Cristo fue verdadero hombre, en todos los aspectos como hombre, excepto el pecado, y al mismo tiempo manteniéndose Dios verdadero. La Divina Naturaleza no fue disminuida ni cambiada en el Hijo de Dios en su Encarnación, sino retuvo completas todas las cualidades humanas.

Inalterado e inconfuso por siempre, indivisible e inseparable, Deidad y Humanidad estaban unidos en la Persona del Señor Jesucristo.

El Hijo de Dios se encarnó para hacer a la gente partícipe de la Naturaleza Divina (2 Pedro 1:4) para liberarla del pecado y la muerte, y para hacerla inmortal.

Uniéndonos a nosotros mismos con Cristo, recibimos Gracia divina, que le da a la naturaleza humana fortaleza para vencer sobre el pecado y la muerte, y el Señor Jesucristo ha mostrado a la gente la forma de vencer al pecado por Su enseñanza, y Él concede vida eterna, haciéndola partícipe de Su Reino Eterno con Su Resurrección. En orden de recibir esa Gracia divina de Él, es necesario el contacto más cercano posible. Atrayendo todo hacía Él con Su Amor divino, y uniéndolos a Él, el Señor ha unido unos a otros quienes Lo aman y vienen hacía Él, uniéndolos a la Iglesia.

La Iglesia es unida en Cristo, la unión más cercana con Cristo de todos quienes rectamente creen en Él y Lo aman, y toda su unión es a través de Cristo.

Ahora la Iglesia consiste en ambas partes, la terrenal y la celestial, por lo que el Hijo de Dios vino a la tierra y se hizo hombre tal que Él pueda guiar al hombre hacia el cielo y hacerlo nuevamente ciudadano del Paraíso, retornándole su condición original libre de pecado, integridad y uniéndolo con Él mismo.

Esto es completado por la acción de la divina Gracia otorgada a través de la Iglesia, pero el esfuerzo es también requerido desde el hombre. Dios salva Su criatura caída por Su propio Amor por él, pero el amor del hombre por su Creador es también necesario, y sin él, la salvación es imposible. Esforzándose hacia Dios y abriéndose paso hacia el Señor por su propio amor humilde, el alma humana obtiene poder para limpiarse ella misma del pecado y para fortalecerse ella para la batalla hacia la victoria total sobre el pecado.

Y el cuerpo forma parte de esa batalla, siendo ahora el vehículo y el instrumento del pecado, pero creado para ser el instrumento de rectitud y la vasija de santidad. Dios creó al hombre, soplando aire divino dentro del cuerpo animado creado de la tierra. El cuerpo debía ser un instrumento del espíritu, sujeto a Dios, para que a través de él el espíritu humano se manifieste a sí mismo en el mundo material.

El espíritu revela sus propiedades y cualidades a través del cuerpo y sus miembros separados que Dios le dio, como Su propia imagen, porque el cuerpo, como manifestación de la imagen de Dios, ambos son llamados y verdaderamente son "nuestras bellezas creadas a la imagen de Dios" (versos del Oficio de Funeral).

Cuando las primeras personas creadas cayeron en espíritu lejos de su Creador, el cuerpo, hasta ahora sujeto al espíritu, y obteniendo su dirección a través del alma, cesó de subordinarse a ella y comenzó a esforzarse por dominarla. En lugar de la Ley de Dios la ley de la carne comenzó a regir al hombre. El pecado, habiendo apartado al hombre de Dios, la Fuente de la Vida, ha rendido al hombre separadamente, y violado la unión de espíritu, alma y cuerpo, y la muerte entró en él. El alma, no cercada ahora por el fluir de la vida, no pudo trasmitirle más al cuerpo, quien en cambio se volvió corruptible; y el desfallecimiento se volvió parte del alma.

Cristo vino a la tierra para restaurar a nueva la imagen caída y retornarla a la unión con Él cuya Imagen ella es. Uniendo al hombre con Él, así Dios lo restaura a su bonanza original en toda su plenitud. Otorgando gracia y santificación al espíritu, Cristo también purifica, fortalece, cura y santifica el espíritu y el cuerpo.

"Pero aquel que esta unido al Señor es un Espíritu con él" (1 Cor. 6:17).

El cuerpo, entonces, del hombre que se ha unido al Señor debe ser un instrumento del Señor, debe servir para el cumplimiento de Su voluntad, y formar parte del Cuerpo de Cristo.

Para la completa santificación del hombre, el cuerpo del siervo del Señor debe estar unido con el Cuerpo de Cristo, esto es efectuado en el misterio de la Santa Comunión. El verdadero Cuerpo y verdadera Sangre de Cristo los cuales recibimos, forman parte del gran Cuerpo de Cristo.

Por su puesto, para la unión con Cristo, la mera unión de nuestro cuerpo con el Cuerpo de Cristo no basta. La consunción del Cuerpo de Cristo se hace beneficiosa cuando en espíritu nos esforzamos hacia Él y nos unimos con Él. La recepción del Cuerpo de Cristo, con aversión a Él en espíritu, es como el acercamiento a Cristo de aquellos que Lo golpearon, Lo mofaron y crucificaron. Su aproximación a Él no sirvió para su salvación y curación, sino para su condenación.

Más aquellos que participan con piedad, amor y prontitud para servirle, se unen estrechamente a sí mismos con Él y se vuelven instrumentos de Su divina Voluntad. "El que come Mi Carne y bebe Mi Sangre, habita en Mi y Yo en él," dijo el Señor (Juan 6:56).

Uniéndose con el Señor Resucitado y a través de Él con la entera Trinidad eterna, el hombre atrae de Ella poder para la vida eterna y él mismo se vuelve inmortal. "Como el Padre viviente Me ha enviado, y Yo vivo en el Padre, asi el que Me come el tambien vivira en Mi" (Juan 6:57)

Todo aquel que cree en Cristo y esta unido a Él por darse así mismo a Él, y por la recepción de Gracia divina, conjuntamente constituye la Iglesia de Cristo, La Cabeza la cual es Cristo Mismo, y aquellos que entran a ella son sus miembros.

Cristo, invisible al ojo corporal, se manifiesta a Sí mismo claramente a través de Su Iglesia tal como el espíritu invisible humano se manifiesta a través de su cuerpo. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo por sus partes están unidas a Cristo a través de Sus Divinos Misterios y por que a través de ella Cristo trabaja en el mundo.

Nosotros participamos del Cuerpo y Sangre de Cristo, en los Santos Misterios, tal que nosotros mismos podemos ser miembros del Cuerpo de Cristo, la Iglesia.

Esto no es realizado instantáneamente. Totalmente perdurable en la Iglesia el pecado ya esta vencido y de allí la santificación es completa. En algún grado todo lo pecaminoso nos aparta de la Iglesia y nos mantiene fuera de Ella. Es por eso, que en la oración leída en la Confesión sobre el arrepentido, tenemos la frase: "reconciliar y unir a Tu Santa Iglesia." A través del arrepentimiento un cristiano es limpiado y unido estrechamente a Cristo participando del los Santos Misterios, pero luego el tizne del pecado se posa otra vez sobre él y lo aparta de Cristo y la Iglesia, y así arrepentimiento y Comunión son nuevamente necesarios. Tan largo como la vida terrenal un hombre perdure, hasta la misma partida del alma desde el cuerpo, la batalla entre el pecado y la rectitud sigue en él. A pesar de la altura espiritual y moral que uno pueda conseguir, una caída gradual o incluso temeraria y profunda al abismo del pecado es siempre posible. Así, la Comunión del Santo Cuerpo y Sangre de Cristo, la cual fortalece nuestro contacto con Él y nos refresca con el vivo fluir de la Gracia del Espíritu Santo que mana a través del Cuerpo de la Iglesia, es necesaria para todos. Cuán importante es la Comunión de los Santos Misterios lo vemos en la vida de San Onofrio el Grande a quien, como a otros ermitas que habitaban en el mismo desierto, Angeles le traían la Santa Comunión; Y en la vida de Santa María de Egipto leemos que su deseo final, luego de muchos años de vida en el desierto, fue la recepción de los Santos Misterios. Las vidas de San Sabbatio de Solovki y una multitud de otros nos cuentan cosas similares. No en vano dijo el Señor: "De cierto, de cierto, os digo, excepto que vosotros comáis La Carne de Hijo del Hombre, y bebáis su Sangre no tenéis vida en vosotros" (Juan 6:53). Participar del Cuerpo y Sangre de Cristo es recibir uno mismo a Cristo Resucitado, la Victoria sobre la muerte otorgando a aquellos con Él victoria sobre el pecado y la muerte. Preservando en nosotros el regalo lleno de Gracia de la Comunión, tenemos una garantía y goce anticipado de la bendición de la vida eterna del alma y el cuerpo.

Hasta el mismo "Día de Cristo," Su Segunda Venida y el Juicio de todo el mundo, la batalla entre el pecado y la rectitud - continuará, individualmente dentro de cada persona y colectivamente en toda la humanidad.

La Iglesia terrenal une a todos los que renacen a través del Bautismo, a quienes tomaron la Cruz de la batalla contra el pecado y siguen tras de Cristo el vencedor de esta batalla.

La Divina Eucaristía, la ofrenda del sacrificio incruento y la participación, santifica y fortalece a los comulgantes y hace a los que reciben el Cuerpo y Sangre de Cristo verdaderos miembros de Su Cuerpo. Pero solo con la muerte se determina si un hombre permaneció como verdadero miembro del Cuerpo de Cristo hasta su último suspiro, o si el pecado triunfó en él y le quitó la gracia que lo liga a Cristo y que él recibe en los Santos Misterios.

Quien, como miembro de la Iglesia terrenal, ha reposado en gracia va de la Iglesia terrenal a la celestial. Pero quién ha caído fuera de la Iglesia terrenal no entrará en la celestial, por que la Iglesia en éste mundo es el camino hacia la celestial. Cuanto más uno se encuentra bajo la influencia de la gracia de la Comunión y más ha ligado a sí mismo a Cristo, tanto más placer uno encontrará en comunión con Cristo y Su Reino venidero.

De ahí, que es importante tomar los Misterios de Cristo justo antes de morir, cuando la suerte de un hombre es determinada para siempre. Es necesario tratar de recibirlo justo antes de morir, si hay incluso la más pequeña posibilidad de esto, suplicar al Señor el hallarnos digno de esto, y meditar por otros, para que ellos puedan no ser privados de la Comunión antes del final.

En cuanto el pecado continúa operando en el alma hasta la muerte, por lo tanto el cuerpo esta sujeto a las consecuencias y soporta en sí las semillas de enfermedad y muerte; de las cuales es solo liberado cuando decae luego de fallecer, y luego resucita, al fin libre de ellos en la resurrección general. Aquel que une a sí mismo en cuerpo y espíritu en Cristo en esta vida estará con Él en espíritu y cuerpo en la vida por venir.

El Cuerpo y Sangre de Cristo, vías llenas de gracia de los Misterios creadores de vida, son la fuente de nuestro regocijo eterno en unión con el Resurrecto Cristo y en la contemplación de Su Gloria.

Las mismas consecuencias del pecado, todavía no impulsadas fuera de la raza humana totalmente, opera no solamente individual en la gente, sino que a través de ellos se manifiestan en las actividades terrenales de las enteras secciones de la Iglesia. Herejías y disputas surgen constantemente, arrancando parte de la feligresía. Desentendidos entre iglesias locales o partes de ellas han perturbado a la Iglesia desde la antigüedad, y oraciones para su finalización son constantemente oídas en los Divinos Servicios - "Rezamos por la unidad de las iglesias," "unidad a las iglesias" (Canon de Resurrección Triada, tono 8), "desunión de la Iglesia sea corregida" (Servicio a los Arcángeles, 8 de noviembre, 26 de marzo, 13 de julio) y oraciones similares en el curso de siglos fueron ofrecidas por la Iglesia Ortodoxa. Incluso el Gran Sábado Santo, ante el Epitafion de Cristo, la Iglesia pronuncia "Oh La Más Inculpable, Pura Doncella que diste a luz a la Vida, detiene los escándalos de la Iglesia, y otorga paz ya que Tú eres Buena." (Último verso de stasis de las Lamentaciones).

Solo cuando Cristo aparezca sobre las nubes, el tentador será pisoteado y todos los escándalos y tentaciones desaparecerán. En ese momento la batalla entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte cesará, y la Iglesia terrenal se consolidará con la Iglesia triunfante en la cual Dios será todo en todos - (1 Cor. 15:28).

En el Reino venidero de Cristo, ya no habrá necesidad de recibir el Cuerpo y Sangre de Cristo, ya que a todo aquel que le ha sido concedido estará en estrecha conversación con Él y gozará de la luz pre-eterna de la Trinidad originaria de Vida, experimentando esa bendición que ninguna lengua puede explicar, y la cual es incomprensible a nuestra mente débil. Por esta razón luego de participar de los Santos Misterios de la Liturgia, en el Altar siempre se pronuncia la oración que cantamos los días pascuales. "¡Oh Cristo, Tu más grande y Sagrada Pascua! ¡Oh Sabiduría, Palabra y Poder de Dios!¡Otórganos participar de Ti más completamente en el creciente día de Tu Reino!" (Canon Pascual, oda 9).

La Cruz, Conservadora del Universo

En el libro del profeta Ezequiel (9:6) esta dicho que cuando el Angel del Señor fue enviado para castigar y destruir la gente pecadora, se le dijo no batir a aquellos en quienes la "marca" había sido hecha. En el texto original la marca es llamada "Tau," la letra hebrea correspondiente a la letra "T," la cual es como en tiempos antiguos se hacía la cruz, la que era un instrumento de castigo.

Así, incluso entonces fue predicho el poder de la Cruz, la cual preserva aquellos que la veneran. Similarmente por otros eventos en el Antiguo Testamento esta indicado el poder de la Cruz. Moisés, quien sostuvo sus manos alzadas en forma de cruz durante la batalla, le dio la victoria a los Israelitas sobre los Amelequitas. Él también dividiendo el Mar Rojo con un soplo de su vara y por un soplo transversal uniendo las aguas nuevamente, salvó a Israel del Faraón, quien se ahogó en el agua, mientras Israel cruzó por el lecho seco (Exodo cap. 14:17). Apoyando sus manos en forma de cruz sobre sus nietos, Jacob les dio la bendición a sus descendientes, prediciendo al mismo tiempo su futuro hasta la venida de la "esperanza de las naciones" (Génesis cap. 48).

Por la Cruz, el Hijo de Dios, haciéndose hombre ejecutó nuestra salvación. Se humilló a Sí mismo y obedeció hasta la muerte, incluso la muerte en la Cruz (Filip 2:8). Habiendo extendido sus Manos sobre la Cruz, el Salvador con ellas como si así fuera, abrazó al mundo, y con Su Sangre derramó sobre él, como como un rey escribiendo con tinta roja, Él firmó el perdón de la raza humana.

La Cruz del Señor fue el instrumento por el cual Él salvó al mundo luego de la caída en el pecado. A través de la Cruz, Él descendió con Su Alma al infierno para así levantar de él las almas de quienes Lo estaban esperando. Por la Cruz, Cristo abrió las puertas del Paraíso las cuales habían sido cerradas luego de que nuestros ancestros fueran desterrados de él.

La Cruz fue santificada por el Cuerpo de Cristo que fue clavado en ella cuando Él se dio a Sí mismo a los tormentos y a la muerte para la salvación del mundo, y ella misma fue entonces llena con poder para dar vida. Por la Cruz en el Gólgota, el príncipe de este mundo, fue arrojado afuera (Juan 12:31) y un final fue puesto a su autoridad. El arma con la que Él fue aplastado se volvió el signo de victoria de Cristo.

Las huestes demoníacas tiemblan cuando ven la Cruz, ya que por la Cruz, el reino del infierno fue destruido. Ellos no se atreven a girar cerca de alguien que esta guardado con la Cruz. Toda la raza humana, por la muerte de Cristo en la Cruz, recibió la liberación de la autoridad del diablo, y todo el que hace uso de esta arma salvadora es inaccesible a los demonios.

Cuando legiones de demonios se le aparecieron a San Antonio el Grande y a otros habitantes del desierto, los santos se guardaron persignándose con la señal de la Cruz, y los demonios desaparecieron. Cuando se le aparecieron a San Simeón el Estilista, que estaba parado en su pilar, apareció un carro para llevarlo al cielo, el Santo, antes de montarlo se persignó, Él mismo desapareció y el enemigo, que tuvo la esperanza de arrojar de lo alto del pilar al asceta, fue burlado.

Uno no puede numerar todos los ejemplos separados de la manifestación del poder de la Cruz en varios incidentes. Invisiblemente e incesantemente se derrama de ella la Gracia divina que salva al mundo.

El Signo de la Cruz es hecha ante todos los Misterios y oraciones de la Iglesia. Con el Signo de la Cruz sobre el pan y el vino, ellos se convierten en Cuerpo y Sangre de Cristo. Con la inmersión de la Cruz, las aguas son santificadas. El Signo de la Cruz nos salva del pecado. "Cuando somos guardados por la Cruz, nos oponemos al enemigo, sin temor de sus redes y ladrido." Tal como la flameante espada en las manos del Querubín es una barrera a la entrada al Paraíso de antigüedad, así la Cruz ahora actúa invisiblemente en el mundo, guardando de la perdición.

La Cruz es el arma invencible de píos reyes en la batalla contra enemigos. A través de la aparición de la Cruz en el cielo, el dominio del Emperador Constantino fue confirmado y la persecución contra la Iglesia. La aparición de la Cruz en el cielo en Jerusalén en los días de Constancio el Arriano proclamó la victoria de la Ortodoxia. Por el poder de la Cruz del Señor, reyes cristianos reinan y reinarán hasta el Anticristo, conteniendo su paso al poder y reprimiendo la desobediencia (San Juan Crisóstomo, comentario sobre 2Tes. 2:6-7).

El "signo del Hijo del Hombre" (Mat. 24:30), este es, la Cruz, aparecerá en el cielo para proclamar el fin del mundo presente y la venida del Reino eterno del Hijo de Dios. Entonces todas las tribus de la tierra llorarán, por que ellos aman la era presente y sus anhelos, pero todo aquel que soportó persecución por la rectitud y llamó al Nombre del Señor se regocijará y se alegrará. La Cruz entonces salvará de la perdición eterna a quien conquistó las tentaciones por Ella, quien crucificó su carne con sus pasiones y deseos, y tomó su cruz y siguió a Cristo.

Pero aquellos que odiaron la Cruz del Señor y no La grabaron en sus almas perecerán para siempre. Porque "la Cruz es la conservadora de todo el universo, la Cruz es la belleza de la Iglesia, la Cruz es la fuerza de los reyes, la Cruz es la confirmación de los fieles, la Cruz es la gloria de loa Angeles y el azote de los demonios." (Octoechos: Exapostilarion, Maitens del Lemes).

 

¿Qué queremos significar con

la palabra "ORTODOXIA"?

Muy pronto luego de que la doctrina de Cristo comenzó a propagarse entre los Gentiles, los seguidores de Cristo en Antioquía comenzaron a ser llamados Cristianos (Hechos 11:26) La palabra "Cristiano" indicaba que aquellos que llevaban ese nombre pertenecían a Cristo: pertenecían en el sentido de devoción a Él y Su doctrina. Desde Antioquía el nombre de Cristiano fue esparcido a todos lados. Los seguidores de Cristo alegremente se llamaban a sí mismo por el nombre de su Maestro amado y Señor; y los enemigos de Cristo llamaban a Sus seguidores Cristianos para poner sobre ellos su voluntad enferma y odio que ellos respiraban contra Cristo.

De todas formas, muy pronto apareció gente que, mientras se llamaban a sí mismo Cristianos, no era de Cristo en espíritu. Sobre ellos Cristo habló anteriormente. "No todo que Me dice Señor, Señor entrará en el Reino de los Cielos, sino aquel que hace la voluntad de Mi Padre, que esta en los cielos" (Mat. 7:21). Cristo profetizó también que muchos se harán pasar por Cristo mismo. "Muchos vendrán en Mi nombre, diciendo Yo soy el Cristo" (Mat. 24:5). Los Apóstoles en sus epístolas indicaron que los falsos portadores del nombre de Cristo han ya aparecido en sus tiempos. "Como han oído que el Anticristo vendrá, incluso ahora hay muchos anticristos" (1 Juan 2:19).

Ellos indicaron que aquellos que se apartaron de la doctrina de Cristo no debían ser considerado de ellos. "Ellos salieron de nosotros, pero no eran de nosotros" (Juan I 2:19). Advirtiendo contra las reyertas y desacuerdos en asuntos menores (1 Cor. 1:10-14), al mismo tiempo los Apóstoles estrictamente ordenaron a sus discípulos huir de aquellos que no traían la verdadera doctrina (2 Juan 1:10). El Señor, a través de la Revelación dada al Apóstol Juan El Teólogo, severamente acusa aquellos que, llamándose a sí mismo fieles, no actuaban de acuerdo con su nombre, ya que en tal caso eso sería falso para ellos.

¿Qué utilidad tenía para los antiguos llamarse Judío, un seguidor de la verdadera fe del Antiguo Testamento, si uno realmente no lo era? Así llama la Sagrada Escritura a la sinagoga de satán (Apocalipsis 2:9).

En la misma forma un Cristiano en el estricto sentido es el que confiesa la verdadera doctrina de Cristo y vive en concordancia con ella. La designación de un Cristiano consiste en glorificar al Padre Celestial con la vida de uno. "Que tu luz brille ante los hombres, así ellos pueden ver tus obras buenas, y glorificar a tu Padre que esta en los cielos" (Mat. 5:16). Pero la verdadera glorificación de Dios solo es posible si uno rectamente cree y expresa su fe recta en palabras y hechos. Así la verdadera Cristiandad y por sí sola puede ser llamada "recta - glorificación" (Ortodoxia). Por la palabra Ortodoxia nosotros confesamos nuestra firme convicción que es precisamente nuestra Fe, la verdadera doctrina de Cristo.

Cuando llamamos a cualquiera o cualquier cosa Ortodoxa, nosotros por este hecho indicamos su no falsificada e incorrupta Cristiandad, rechazando al mismo tiempo aquello que falsamente se apropia el nombre de Cristo.

 

Cuidado

Perseveren en el cuidado espiritual, porque no saben cuando el Señor los llamará a su lado. En su vida terrenal estén listos para rendirle cuentas en cualquier momento. Tengan cuidado para que el enemigo no los atrape en sus redes, para que no los engañe y los haga caer en la tentación. Examinen diario su conciencia; pongan a prueba la pureza de sus pensamientos, y sus intenciones.

Hubo un rey que tenía un hijo malvado. No teniendo esperanza en que cambiaría para bien, el padre condenó al hijo a la muerte. Le dio un mes para prepararse.

Pasó el mes, y el padre mandó llamar al hijo. Para su sorpresa vio que el joven había cambiado considerablemente: su cara estaba flaca y demacrada, todo su cuerpo parecía haber sufrido.

"¿Cómo pudiste cambiar así, mi hijo?" preguntó el padre.

"Mi padre y señor," respondió el hijo, "¿Como no iba a cambiar cuando cada día que pasa me acerca a la muerte?"

"Bien, mi hijo," señaló el rey. "Ya que evidentemente has vuelto en ti, te perdonaré. No obstante, debes conservar esta disposición vigilante hacia tu alma por el resto de tu vida"

"Padre," respondió el hijo, "eso es imposible. ¿Cómo podré resistir las innumerables seducciones y tentaciones?"

Entonces el rey ordenó que le trajeran una vasija llena de aceite, y le dijo a su hijo: "Toma esta vasija y llévala por todas las calles de la ciudad. Te seguirán dos guardias con filosas espadas. Si derramas por lo menos una sola gota te cortarán la cabeza."

El hijo obedeció. Con pasos ligeros y cuidadosos, caminó por todas las calles, acompañado por los soldados, y no derramó ni una sola gota.

Cuando regresó al castillo, el padre le preguntó, "Mi hijo, ¿Qué viste mientras caminabas por la ciudad?"

"No vi nada."

"¿Qué quieres decir con 'nada'?" dijo el rey.

"Hoy es día festivo; debiste haber visto los puestos con todo tipo de chucherías, muchos carruajes, gente, animales..."

"No me percaté de nada de eso," dijo el hijo. "Toda mi atención estaba concentrada en el aceite de la vasija. Tenía miedo de tirar aunque sea una gota y así perder mi vida."

"Muy bien, mi hijo," dijo el rey. "Ten esta lección en mente por el resto de tu vida. Cuida tu alma como lo cuidaste hoy el aceite de la vasija. Aparta tus pensamientos de todo lo que pronto perece, y mantenlos concentrados en lo que es eterno. No te seguirán soldados armados sino la muerte a la que nos acercamos a cada día. Se muy cuidadoso en guardar tu alma de todas las devastadoras tentaciones."

El hijo obedeció a su padre, y vivió feliz.

Cuídense, manténganse firmes en la fe, frenen los placeres del hombre, sean fuertes. (I Cor. 16:13).

El apóstol les da a los Cristianos este importante consejo para atraer su atención al peligro de este mundo, al llamarlos a que frecuentemente examinen de sus corazones, porque sin esto se puede arruinar fácilmente la pureza y ardor de la fe de uno e imperceptiblemente pasar al lado del mal y la falta de fe.

Justo como es una preocupación principal el cuidarse de todo lo que puede ser dañino a nuestra salud física, así nuestra preocupación espiritual debería tener cuidado de todo lo que daña a nuestra vida espiritual y al trabajo de fe y salvación. Por eso, con cuidado y atención evalúen sus impulsos internos: ¿Son de Dios o del espíritu del mal? Cuídense de las tentaciones de este mundo y de la gente mundana; cuídense de las tentaciones ocultas internas que provienen del espíritu de la indiferencia y del descuido en la oración, del desfallecimiento del amor Cristiano.

Si ponemos nuestra atención en nuestra mente, nos percatamos de un torrente de pensamientos e ideas sucesivos. Este torrente es ininterrumpido; surge en todos lados y a todas horas: en la casa, en la iglesia, en el trabajo, al leer, al platicar. Comúnmente es llamado pensar, escribe el Obispo Teófano el recluso, pero de hecho es una perturbación de la mente, disipación, falta de concentración y atención. Lo mismo pasa con el corazón. ¿Han observado alguna vez la vida del corazón? Intenten hacer esto por lo menos un ratito y vean que encuentran. Algo desagradadle pasa, y te molestas; pasa una desgracia, y sientes lástima te ti mismo; ves a alguien que no te agrada, la animosidad corre en ti; ves a alguno de tus iguales que te ha rebasado en la escala social, y empiezas a tenerle envidia; piensas sobre tus talentos y capacidad, y te empiezas a volver soberbio.... Todo esto es podredumbre: vanagloria, deseo carnal, glotonería, flojera, maldad hacia los demás, todo esto destruye al corazón. Todo esto puede pasar a través del corazón en cuestión de minutos. Por eso un asceta, quien estaba extremadamente alerta sobre si mismo, fue muy certero al decir que " el corazón del hombre está lleno de serpientes venenosas. Solo los corazones de los santos están libres de éstas serpientes, las pasiones."

Pero esta libertad solamente se adquiere a través de un largo y difícil proceso de auto-conocimiento, trabajo sobre si mismo y al ser vigilante de la vida interna de uno, i.e., el alma.

Sean cuidadosos. ¡Cuiden su alma! Alejen sus pensamientos de lo que pronto perecerá y concéntrenlos en lo que es eterno. Ahí encontrarán la felicidad que su alma busca, y de la que su corazón está sediento.

(Traducido de Pravoslavnaya Rus)

ORTHODOX AMERICA, Vol. XIV, No. 2-3, September-October, 1993

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Missionary Leaflet # SA14

Copyright © 1999 and Published by

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Editor: Bishop Alexander (Mileant)

 

(JuanMax2.doc, 12-10-99)