Meditación

sobre

la Divina Liturgia

 


Contenido: Introducción. I) El Oficio de la Oblación. II) La Liturgia de los Catecúmenos. III) Liturgia de los Fieles.

Suplemento: Principales objetos sagrados. Los Libros del oficio. Diccionario religioso.


 

 

Introducción

 

La divina liturgia es en cierto sentido la repetición perpetua del gran acto de amor hecho para nosotros. Se repite la Vida de Nuestro Señor, desde su nacimiento hasta su ascensión al Cielo.

Desde los confines de la tierra, la humanidad lamentando sobre su estado desordenado, clamó a Su Creador. Entre las tinieblas del paganismo y en ignorancia de Dios, la humanidad reconoció que el orden y la armonía podían ser restauradas al mundo, solamente por Aquel que hizo andar al Universo.

Su Encarnación Inmaculada de una Virgen pura, fue conocido hasta por los paganos, pero fue predicho claramente sólo por los profetas. Los clamores fueron escuchados: El, por quién el mundo fue hecho, apareció en el mundo.

Apareció entre nosotros, como uno de nosotros, en la figura de hombre, como estaba predicho entre la oscuridad del Paganismo. Pero no en la forma que pensaban. No en el orgulloso esplendor y grandeza, no como el castigador del crimen, no como juez que viene a condenar algunos y premiar a otros, vino como Dios solo podía venir.

La Divina Liturgia o Santa Misa, tiene su trascendental importancia, por cuanto se rememora el Sacrificio del Gólgota: la Crucifixión de nuestro Salvador, junto con la última Cena que, Nuestro Señor realizó poco antes de su Sacrificio Redentor el día Jueves Santo (ver San Mateo 26:26-28 y 1. Epístola a los Corintios: 11:24).

Desde los primeros siglos, los Cristianos rezaban en reuniones en las cuales celebran sobre todo el Oficio de la Santa Eucaristía, en cumplimiento de las palabras de Jesús en la Cena: "Haced esto en memoria mía."

Este oficio fue llamado Liturgia (del Griego litos - popular y ergon - obra, función o ministerio; que podemos traducir como ministerio público).

Posteriormente en occidente se le dió el nombre de misa (de Missio - despedir, refiriéndose a la despedida de los catecúmenos).

La más antigua es la Liturgia de San Jacobo o Santiago ( 1er Obispo de Jerusalén), que aún conserva nuestra Iglesia para honrar al Santo Apóstol, y se celebra cada año en esa Ciudad, en la Iglesia de Santiago, (al lado de la Iglesia del Santo Sepulcro) para la fecha de su festividad.

Para el año Litúrgico, nuestra Iglesia ha adoptado las de San Basilio, Arzobispo de Cesarea en Capadocia, (de principios del siglo 4) y la de San Juan Crisóstomo, Arzobispo de Constantinopla (fines del siglo 4). Estas dos difieren muy poco, solamente en las oraciones secretas, que en la de San Basilio son más largas, en un himno y en algunas palabras que se agregan a las de la Cena.

Además, se conserva la Liturgia de los Presantificados atribuida a San Gregorio, Papa de Roma; a fines del siglo 5 y comienzos del siglo 6.

El nombre de Presantificado deriva del hecho que en ella se omite la Consagración o transubstanciación ya que los Dones han sido consagrados anteriormente.

La Liturgia de San Basilio, se celebra en los primeros cinco domingos de la Gran Cuaresma; también el Jueves y Sábado Santo; en las vigilias de Navidad y Epifanía, salvo que la fiesta cayese en sábado o domingo en cuyo caso se traslada a estas, y el 1-ro de Enero, fiesta de San Basilio.

Los días propios para la celebración de la Liturgia de los Dones Presantificados son los miércoles y viernes de las seis primeras semanas de la Gran Cuaresma; los lunes, martes y miércoles de Semana Santa y otros días de esta Cuaresma en que se oficie para recordar algún santo, si el mismo cae en días lunes, martes o jueves; salvo que coincidiese con la Anunciación.

La Liturgia de San Juan Crisóstomo se celebra durante el resto del año.

Es interesante hacer notar que la Iglesia Ortodoxa celebra los Divinos Oficios en el idioma nacional de cada país de manera que los feligreses entiendan perfectamente todo lo que se lee y canta en ellos. Indicamos, además, que no es permitido celebrar sobre un mismo Altar o por un mismo Sacerdote más de una Misa en el mismo día.

Una antigua costumbre muy común en la Divina Liturgia es la concelebración, es decir, que una Misa puede ser oficiada por varios Sacerdotes a la vez.

La Liturgia de San Juan Crisostomo al igual que la de San Basilio, se compone de 3 partes:

1.Proskomidia

2.Liturgia de los Catecúmenos.

3.Liturgia de los Fieles.

Para que se conozca mejor el significado del ritual de cada una de estas partes damos a continuación una explicación de ellas:

I

El Oficio de la Oblación

El sacerdote que va a celebrar la Liturgia, debe, desde la víspera, ayunaren mente y en cuerpo. Debe estar en paz con todos, debe ser cuidadoso y no tener resentimiento contra nadie. De la víspera en adelante, habiendo leído las oraciones apropiadas, debe tener su mente fija sobre la santidad que lo espera al día siguiente para que sus pensamientos sean santificados.

El Diácono indica el comienzo de la Divina Liturgia diciendo: "Bendice Padre." El Sacerdote comienza con las palabras "Bendito sea Dios ahora y siempre y por todos los siglos de los siglos."

El Sacerdote va a la mesa de oblación. Como toda esta parte del servicio consiste en preparar lo necesario para la celebración de la Liturgia, la Iglesia ha unido en conmemoración del comienzo de la Vida de Cristo, que fue la preparación para sus obras, sufrimientos y muerte.

Todo ésto se hace en el Santuario con las puertas cerradas sin ser visto por la gente, como todo el principio de la vida de Cristo pasó sin ser notada por la multitud.

Durante este tiempo, en el coro, se leen las Horas, una colección de salmos y oraciones que rezaban los primeros cristianos en las cuatro horas principales del día. La Hora Primera, cuando empieza la mañana, la Hora Tercera cuando descendió el Espíritu Santo sobre los Apóstoles, la Hora Sexta, cuando el Salvador del mundo fue elevado en la Cruz, y la Hora Novena, cuando rindió su Espíritu.

Para los Cristianos de hoy se juntaron las cuatro horas, y se leen una después de la otra.

El Sacerdote lleva la prósfora (pan de altar), para separar la porción del medio que tiene el sello y nombre de Jesucristo ("Cordero"), y depositarlo en la Patena (plato) como la oveja traída para el sacrificio.

De pie, delante de la mesa de oblación, el Sacerdote se inclina como venerando al mismo Cristo encarnado, y saluda bajo la forma del pan en la Patena, la aparición del Pan Celestial en la tierra, incensándolo y acompañando cada acto con oraciones. Transportándose al tiempo de la Natividad de Cristo, mira en la mesa de oblación la gruta misteriosa, donde el Salvador del mundo quiso nacer, inciensando el asterisco lo pone sobre la Pantena viendo en él, la estrella que condujo a los Reyes Magos donde el Niño Divino. Incensa el primer y segundo velo, cubriendo el Cáliz Santo y la Patena e inciensando el tercero, cubre los dos juntos. Se inclina como los pastores y Reyes se inclinaron delante del Niño Divino, e incensa la Gruta, que representan la mirra e incienso, que fueron ofrecidos por los Magos juntos con el oro.

El Diácono que acompaña al Sacerdote en las oraciones, incensa las oblaciones y la Santa Mesa, en forma de cruz, y sale del Santuario a inciensar, como saludo a todos los presentes, y llenar la Iglesia de dulce aroma. Este acto se realiza siempre al principio de la Liturgia.

Incensando a todos, ricos y pobres, el Diácono, como siervo de Dios, los saluda como huéspedes del Altísimo, incensando las imágenes de los Santos, porque ellos también han venido, asistiendo a la fiesta Sacramental, pues, en Cristo todos viven y no están separados.

El Diácono entra al Santuario a incensarlo, y con el Sacerdote se inclinan tres veces, llamando al Espíritu Santo que los llene y los purifique para el Servicio, juntos recitan el himno con que los Angeles acogieron la Natividad de Jesucristo; "Gloría a Dios en los cielos y en la tierra paz, en los hombres buena voluntad."

El Sacerdote besa el Santo Evangelio que representa a Nuestro Señor, y el Diácono la Santa Mesa que representa a Su Trono. El Diácono medita en el Divino Servicio en el cual él debe sentirse como un ángel volando del Altar a la gente y de la gente al Altar.

 

 

 

II

La Liturgia de los Catecúmenos

 

La segunda parte de la Liturgia se llama Liturgia de los Catecúmenos. Como la primera parte, la Oblación, representa el principio de la vida de Cristo, Su Natividad revelada solamente a los Angeles, y a poca gente, Su niñez y continuación en misterioso retiro hasta el tiempo de Su aparición abierta al mundo. Así, la segunda parte responde a Su Vida entre los hombres, a quienes enseñó la palabra de la Verdad. También se llama Liturgia de Catecúmenos, porque en los primeros tiempos de la Cristiandad eran admitidos los que se preparaban para ser cristianos, pero no estaban bautizados todavía, y el servicio consiste en leer las Epístolas, el Evangelio y oraciones generales que son catequísticas.

El Sacerdote empieza la Liturgia con la exclamación en el Santuario: "Bendito sea el Reino del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo." Como por la Encarnación del Hijo, el Misterio de la Santísima Trinidad se hizo conocer al mundo, así la ascripción de la Santísima Trinidad adelanta e ilumina el principio de cada acto. El adorador despojado de todo vínculo terrenal, debe desde el principio subir mentalmente al Reino de la Santísima Trinidad.

Letanía de la Paz

(Gran Sinapti)

El Diácono representando a un ángel exhorta a la gente a orar, alzando el Oración Orarion (estola diaconal) que el ala del Angel, llama a los fieles a unirse a las mismas oraciones con que la Iglesia ora desde la era de los Santos Padres; empezando con la petición de Paz, sin la cual es imposible orar. Los fieles, haciendo el signo de la Cruz, responden mentalmente con el coro: "Señor ten piedad." El Diácono, dirigiendo su mirada al Iconostasio, con las representaciones de la Madre de Dios y de los Santos, llama a los congregados a recordar a aquellos, que, mejor que nosotros en el cielo, y como ellos, ofrecernos todos y mutuamente unos a otros, y toda nuestra vida, a Cristo nuestro Dios. Y toda la Iglesia exclama: "A Ti, Señor." La cadena de peticiones se completa por el Sacerdote, enviando la ascripción de alabanza a la Santísima Trinidad.

Antífonas

 

EL CORO INICIA las antífonas cantando la primera de ella con la cual apelamos a la intercesión de la Santísima Virgen para nuestra salvación. Enseguida el Diácono vuelve a exhortar a la oración rezando la pequeña letanía (pequeño sinapti) que el Sacerdote concluye con la glorificación a la Stma. Trinidad. El coro continúa con la segunda antífona con la cual pedimos al Señor que nos salve. Sigue el himno de la Encarnación y la Redención que expone el inefable misterio por el cual Nuestro Señor Jesucristo se hizo Hombre para la salvación de la humanidad.

La Pequeña letanía es nuevamente rezada, al término de la cual, a veces se cantan las Bienaventuranzas como tercera antífona.

Pequeña Entrada

DESDE LA PUERTA norte sale el Sacerdote precedido por el Diácono que lleva el Libro de los Evangelios, que simboliza al Salvador mismo viniendo a predicar al mundo.

La Procesión se detiene en el centro de la Iglesia y el Diácono, elevando el Evangelio, exclama: "Sabiduría," "Estemos atentos." Indicando la Sabiduría revelada por la proclamación del Evangelio a la cual debemos guardar reverencia. El coro continúa: "Venid, prosternémonos ante Cristo. Sálvanos oh Hijo de Dios, Tu que resucitaste de entre los muertos te cantamos Aleluya."

En hebreo aleluya quiere decir "alabad al Señor," se usa cada vez que el Señor mismo aparece bajo la figura del Evangelio y los objetos Sagrados.

El Coro entona el cántico de la fiesta o himno en honor al Santo conmemorado por la Iglesia. En ese día "Troparion"

Sigue el Trisagio, tres invocaciones: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros; que se repite tres veces para que resuene en los oídos de todos.

Epístola

EL DIÁCONO anuncia la lectura de la Epístola. Todos debemos atender la lectura de las Epístolas como si los mismos Apóstoles nos hablaran.

Evangelio

EL DIÁCONO REPITE: "Sabiduría" y sale a incensar la Iglesia, recordando de esta manera la pureza de espíritu con la cual debemos atender las palabras fragantes del Evangelio.

El coro entona "Aleluya," que anuncia la venida del Señor para hablarnos con las palabras del Evangelio.

El Diácono sale con el Evangelio, y adelante va una persona con un cirio, significando la Luz de Cristo, La persona que lo lleva, representa a San Juan Bautista, que fue testigo de la Luz. El Sacerdote desde el Santuario exclama: "Sabiduría." Estemos atentos, escuchemos el Santo Evangelio. "La paz sea con todos." El coro responde: "Y con tu Espíritu."

Inclinando la cabeza con reverencia y atendiendo la lectura del Evangelio como a Cristo mismo hablando las Bienaventuranzas de la montaña, todos se empeñan a recibir en sus corazones la Semilla de la Santa Palabra que el Sembrador Divino siembra por medio del Sacerdote o Diácono. Al terminar, el Sacerdote exclama al Diácono "Paz a ti que proclamáis proclamas el Evangelio."

Habiendo sido dignos de oír el Santo Evangelio, todos los presentes exclaman con el coro: "Gloria a tí Señor, Gloria a tí."

Ahora las Puertas Reales se cierran significando que no hay otra puerta al Reino del Cielo, sólo la que abrió Jesús cuando dijo: "Yo soy la puerta."

 

Letanía de la Súplica Ardiente

EL DIÁCONO, representando un Angel, vuelve a exhortar a los fieles a orar con más fervor y con todo su corazón diciendo: "Digamos con toda nuestra alma y con toda nuestra mente, digamos."

Esta cadena de peticiones se llama "de la súplica ardiente," porque el coro y el pueblo responde no solo una vez, sino tres veces: "Señor ten piedad."

Despedida de los Catecúmenos

AL TERMINAR, sigue la Letanía de los catacúmenos catecúmenos, que eran en tiempos pasados, personas que no estaban todavía bautizadas y aprendían la religión. El Sacerdote ora secretamente por los catecúmenos y termina diciendo: "A fin de que ellos también glorifiquen tu hermosísimo Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre y por todos los siglos"; El coro, concluye "Amén."

Finalmente el Diácono exclama: "Que salgan todos los catecúmenos," repitiéndolo tres veces. En el pasado, esto se decía para recordar a los catecúmenos que salieran del templo, porque no era permitida su presencia durante el Santo Sacrificio.

III

Liturgia de los fieles

Primeras oraciones por los fieles

El diácono inicia un nueva letanía, mientras el Sacerdote reza en secreto por los fieles.

 

La Gran Entrada

LAS PUERTAS REALES se abren. El Celebrante se ve orando con las manos elevadas. El Diácono incensa el Templo para preparar el camino al Rey de Reyes y por la abundancia del incienso que sube como nube de dulce aroma, por el cual son presentados los Santos Dones, recuerda a todos los fieles que deben dirigir sus oraciones, como incienso al Señor. El coro representando a todos los presentes, inicia el "Himno de los Querubines," recordándonos que debemos ser puros como ellos para recibir al Señor.

Concluida la primera parte del himno el coro guarda silencio por un momento, y semejando a los Poderes Celestiales en la Puerta Norte aparece la solemne procesión llamada, la Gran Entrada.

El Diácono lleva la Sagrada Patena y el Sacerdote el Santo Cáliz. Ambos van precedidos por los cerofarios. Si concelebran varios Sacerdotes, también son llevados en la procesión: La Santa Cruz, la Cucharita Santa para dar la Comunión, la Santa Lanza e incluso la Esponja que representa aquella que fue empapada en hiel y vinagre, con la cual los hombres dieron de beber a su Creador.

El Rey de Reyes es llevado bajo la apariencia de un Cordero puesto en la Patena como si fuera sobre un escudo, rodeado por los instrumentos de Su Pasión terrestre y en forma invisible, por las legiones Celestiales. A la vista del Gran Rey todos inclinan la cabeza y oran con las palabras del buen ladrón: "Acuérdate de mí, Señor, en Tu Reino."

La procesión se detiene en medio del templo frente a los Iconos. La Iglesia consagra este momento especial para recordar delante el Señor a todos los Cristianos, empezando con aquellos cuyas obligaciones son más difíciles y sagradas; pues de dichos cumplimientos depende el bienestar de todos y la salvación de sus almas. Y termina con las palabras: "A Vosotros, los Cristianos Ortodoxos, que el Señor os recuerde en Su Reino, ahora y siempre y por todos los siglos de los siglos." El coro responde: "Amén." Y concluye el cántico: "Escoltado por las legiones Angelicales, de modo invisible, Aleluya."

El Himno anuncia y acompaña al peregrinaje místico del Rey de Reyes y Señor de Señores, yendo a Su Pasión voluntariamente para la salvación del mundo. Cristo, el Soberano del Universo, invisiblemente presente sube como Víctima al Celestial Altar a ofrecerse El mismo por la vida del mundo.

El Clero entra al Santuario por las Puertas Reales. El Sacerdote coloca el Cáliz sobre el Altar, donde está extendido el Antiminsión Antimension. Enseguida, toma la Santa Patena de la cabeza del Diácono (el cual está de rodillas) como si fuera el Cuerpo de Cristo bajado de la Cruz, y lo deposita sobre el Antimension que representa una mortaja; rezando la siguiente oración: "El piadoso José, descendió el Inmaculado Cuerpo de la Cruz y lo envolvió en una Sábana con aromas y especias, y con ritos funerales lo depositó en un Sepulcro nuevo." Recordando la Omnipresencia de Aquél que ahora yace simbólicamente ante él en el Sepulcro, dice: "En el Sepulcro con el Cuerpo, en los infiernos espiritualmente, como Dios, y en el Paraíso con el ladrón; mientras estabas, Oh Cristo, con el Padre y el Espíritu Santo en el Trono, llenando todas las cosas, siendo indescriptible." Y recordando la Gloria que llenó el Sepulcro, dice:

"Vivificador, más hermoso que el Paraíso y verdaderamente más esplendoroso que cualquier cámara real es Tu Sepulcro ¡Oh Señor!, la Fuente de nuestra Resurrección."

Quita el Velo de la Patena y el Cáliz y cubre a ambos con el Velo que quita de la espalda del Diácono, que en este momento representa los lienzos con que fue amortajado el Santísimo Cuerpo repitiendo "El piadoso José..." Y toma el incensario del Diácono e incensa los Santos Dones.

La Puerta Real se ha cerrado, que simboliza la Piedra colocada a la entrada del Sepulcro. Se corre la Cortina, que recuerda los Centinelas vigilando la Tumba.

Preparándose para el Sacrificio, el Sacerdote dice las palabras del Profeta David (del salmo 50).

El Sacerdote ora por su purificación para el sacrificio que se aproxima.

El Diácono sale por la puerta Norte a exhortar a todos los presentes a orar por los Santos Dones que se han ofrecido.

Al terminar dirige su mirada hacia la imagen de la Santísima Virgen y los Santos, diciendo: "Conmemorando nuestra Santísima, Purísima, Bendita y Gloriosa Señora, Madre de Dios y siempre Virgen María y a todos los Santos encomendemos todos y cada uno de nosotros mutuamente unos a otros y cada instante de nuestra vida a Jesucristo nuestro Dios." Y con el deseo sincero de entregarse a Cristo Nuestro Señor como la Madre de Dios y los Santos, todos exclaman con el Coro: "A Ti Señor."

El Sacerdote que ha orado en secreto concluye apelando a la misericordia del Señor, y alabando la Santísima Trinidad.

El Sacerdote se prepara a recordar la Cena Sacramental.

Desde el Santuario envía a los feligreses el saludo del Salvador mismo: "la paz sea con vosotros." El coro responde: "Y con vuestro espíritu."

Beso de Paz

DESDE SU ACOSTUMBRADO lugar, el Diácono, como en tiempo de los primeros cristianos, exhorta a todos al amor mutuo diciendo: "Amémonos unos a otros para que confesemos en unidad de espíritu... El coro responde: "Al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Trinidad Unisubstancial e Indivisible. Porque sin amarnos unos a otros, no podemos amar a Aquel que solo es el Amor perfecto y completo. Tres veces el Sacerdote se inclina repitiendo en secreto "Te amaré, Oh Señor, mi fortaleza, el Señor es mi roca y mi defensa." Y besa la Santa Patena y el Santo Cáliz y la Santa Mesa; y cuantos Sacerdotes celebran, hacen lo mismo y se dan el beso de Paz. El Sacerdote mayor dice: "Cristo está entre nosotros." El otro responde: "Está y estará."

Y cada uno presente ahora recuerda no solo a los que están cerca de su corazón, sino también a los ausentes; no sólo a sus amigos, sino también a sus enemigos, apresurándose a reconciliarse con los que sentía odio; los abraza en pensamiento diciendo interiormente: "Cristo está entre nosotros" y respondiendo en sus nombres: "Está y estará." Porque sin esto, estará muerto a todos los actos sagrados, según las palabras de Cristo mismo: "Deja Tu ofrenda en el Altar y ve, reconcíliate con tu hermano, y después ven y ofrece tu ofrenda." Y luego las palabras del Apóstol de Cristo: "Si alguno dice que ama a Dios y odia a su hermano, es un mentiroso. Porque el que no ama a su hermano que ha visto, ¿como podrá amar a Dios que no ha visto?

Credo

FRENTE A LAS PUERTAS REALES, teniendo el Oración Orarion en su mano, el Diácono se dirige a los feligreses diciendo: "Las Puertas, las puertas" (En tiempos pasados estas palabras estaban dirigidas a los porteros, que cuidaban las puertas de la entrada para que ninguno que no tuviese derecho de estar allí quedara dentro del Templo durante la Liturgia de los Fieles. En el presente, se dirige a los fieles, para que las puertas de sus corazones que, según la Iglesia pertenecen al amor, en el Santuario de su alma, ningún espíritu de enemistad pueda entrar, sino que sus labios y sus oídos estén abiertos a la recitación del símbolo de la fe). En ese momento las cortinas se corren, indicando que las puertas del Reino de los Cielos, se abren cuando dirigiendo la atención hacia los más altos misterios.

El Diácono llama a los feligreses a escuchar el Credo con estas palabras: "Estemos atentos con sabiduría" El coro recita el Símbolo de la Fe: "Creo."

El Sacerdote, fuerte en mente y corazón, ante el Santo Altar repite en voz baja el Símbolo de la Fe; mientras mueve el Velo sobre los Santos Dones, hasta llegar a las palabras "Y resucitó al tercer día." Esto recuerda el temblor que aconteció el día de la Resurrección de Cristo.

 

 

Prefacio

EL DIACONO exclama: "Estemos atentos, estemos con temor, para ofrecer la Santa Oblación en paz." Es decir, que debemos estar como se debe delante de Dios. Con temor y con la audacia de una mente que alaba a Dios con armonía y paz en su corazón, sin la cual es imposible tener a Dios. En contestación a esta súplica, toda la Iglesia ofreciendo el sacrificio de la alabanza con los labios, y la unción del corazón, repite con el coro: "La misericordia de Paz, el sacrificio de alabanza." Mientras tanto, el Sacerdote quita el Velo que cubre los Santos Dones, lo besa y lo pone a un costado.

El sacerdote, preparándose para celebrar el Sacramento de la Eucaristía, desde el Santuario, envía al pueblo la salutación Apostólica: "la Gracia de Nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios Padre, y la comunión del Espíritu Santo, sea con todos vosotros." El coro responde: "Y con tu espíritu." Y el Santuario que antes representaba el pesebre, donde nació Cristo, ahora representa la Pieza Alta en la cual fue celebrada la Santa Cena. El Altar que representaba el Sepulcro, ahora representa la Santa Mesa. El Sacerdote exclama: "Elevemos nuestros corazones." Y los fieles claman con todo su corazón: "Elevados los tenemos al Señor," recordando que el Cordero de Dios, viene a ser sacrificado y que la preciosísima Sangre del Señor mismo está lista para ser vertida en el Cáliz. Posteriormente, recordando que el Salvador dio gracias a Dios Padre antes de partir el Pan en la Cena Mística, el Sacerdote exclama:

"Demos gracias al Señor." El coro, responde: "Es digno y justo adorar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, Trinidad consustancial e indivisible." Y el Sacerdote ora en secreto el Prefacio rindiendo alabanza, adoración y Gloria a la Santísima Trinidad y concluye en voz alta:

"Cantanado, proclamando y diciendo, exclamad y entonad el himno triunfal."

El Coro continúa:

"Santo, Santo, Santo, Señor de los ejércitos, el Cielo y la Tierra están llenos de tu Gloria; hosanna en las alturas. Bendito sea el que viene en nombre del Señor, hosanna en las Alturas"

Las tres primeras palabras - "Santo, Santo, Santo" - muestran a la Sssma. Trinidad. Y cuando se dice Señor Sabaot - se indica su unidad. Con el himno de los Serafines, resonando en el Cielo, Nuestro Rey es recibido por toda la Iglesia, cuando baja invisiblemente del Cielo al Templo, a ofrecerse en sacrificio en el misterio que se aproxima. Con este himno la Iglesia ha unido el que se entonó para recibirle en la tierra; el cántico que entonaron los niños hebreos, cuando el Rey del Cielo hizo Su entrada en Jerusalén y se ofreció en sacrificio: "Hosanna en las alturas, Bendito el que viene en Nombre del Señor."

 

Cada persona presente uniéndose a los serafines y a la milicia celestial, entona el cántico triunfal.

El Sacerdote ora en secreto recordando la Santa Cena, y dice en voz alta:

"Tomad y comed, este es Mi Cuerpo sacrificado por vosotros para la remisión de los pecados." Y posteriormente:

"Bebed de El todos, esta es Mi Sangre del Nuevo Testamento, la cual fue derramada por vosotros y por muchos para la remisión de los pecados."

Los fieles escuchan estas palabras que salen del santuario, como viniendo de Cristo mismo. Después de éste momento el santuario ya no es la Pieza Alta del Cenáculo, sino el lugar del sacrificio: "El Gólgota." El Sacerdote orando en voz baja, recuerda el mandato Divino y todo lo que aconteció para nuestra salvación: "La Cruz, el Sepulcro, la Resurrección, la Ascensión al cielo y la Entronización a la diestra del Padre, y además, el segundo retorno glorioso."

Seguidamente en acto de ofrecimiento, el Diácono eleva el Cáliz y la Patena con los brazos en cruz mientras el Celebrante dice: "Te ofrecemos estos Dones que son Tuyos por todo y por todos."

Invocación del Espíritu Santo

DESDE EL CORO se eleva este dulce cántico: "Te Alabamos, te bendecimos, te damos gracias Señor, y dirigimos nuestras súplicas a Ti nuestro Dios."

Mientras el Himno asciende, el Celebrante reza la invocación al Espíritu Santo, para que descienda sobre los Santos Dones que están sobre el Altar.

En el Santuario, el más maravilloso misterio se está realizando: lo que se ha ofrecido en Oblación al Creador se transforma, en forma incruenta, en el propio Sacrificio ofrecido en el Gólgota por el Redentor para la salvación de la humanidad. Los Santos Dones se convierten en verdaderos Cuerpo y Sangre del Señor. En este gran momento, los fieles se prosternan con reverencia, adorando la Sagrada Eucaristía y piden al Señor que los recuerde en su Reino.

Jesucristo el Gran y Eterno Sacerdote ha realizado este sacrificio, que siempre ofrece por intermedio de sus ministros en la tierra.

En el Altar, no está la imagen, ni la apariencia del Cuerpo, sino el mismo Cuerpo del Señor, que sufrió, que fue abofeteado, escupido, crucificado y sepultado que resucitó al tercer día, y ascendió al cielo y está sentado a la diestra del Padre.

El sacerdote ora en voz baja "que el Cuerpo y Sangre presente en el Altar, sirvan a los participantes para la purificación de sus almas, la remisión de sus pecados, la comunión del Espíritu Santo, admisión en el Reino de los Cielos y confianza en el Señor; y no para juicio ni condenación."

Conmemoraciones

LUEGO PROCEDE a recordar a todos delante de Dios, en presencia de Su Santísimo Cuerpo y Sangre, a toda la Iglesia Militante y en reposo. Desde el Patriarca hasta cada cristiano viviente. Y agrega diciendo en voz alta: "Y especialmente Nuestra Señora Madre de Dios y siempre Virgen María." El coro canta en su honor un himno de alabanza: "Verdaderamente es digno bendecirte..."

Mientras tanto, el Sacerdote continúa conmemorando a San Juan Bautista, los Apóstoles, los Santos que se recuerdan ese día y a todos los Santos; y ora por todos los que duermen en esperanza de la vida eterna. Enseguida reza por los vivos, empezando con los que tienen autoridad sobre otros, cuyas obligaciones son más difíciles y sus responsabilidades más pesadas. Primero por el Soberano (los gobernantes) y meditando en la prominencia de este llamado y la dificultad de su labor, pide con fervor, que Dios los fortalezca con su poder, que destruya todos los obstáculos del camino hacia la bienaventuranza, y subyugue bajo sus pies, a todo enemigo y opresor. También ora por el bien de todo el Estado y todas las partes de la estructura gubernamental, para que puedan cumplir con sus sagradas obligaciones: "Que éste Estado se conserve en paz, santidad y honestidad."

El Celebrante continúa su petición, orando por la preservación de los que están dotados de la más alta dignidad espiritual, consagrados para dirigir la Nave de la Iglesia, y sobre todo por aquellos que deben dispensar fielmente la palabra de la Verdad. Pensando sobre la santidad de su ministerio y cuán grande es dicha responsabilidad, el Sacerdote dice fervorosamente en voz alta:

"Presérvalos para Tu Santa Iglesia, por muchos años, en paz,salvos, dignos, y sanos, y que fielmente dispensen la palabra de Tu Verdad: El coro canta solemnemente: "Y de todos y de todas." Pidiendo así que Dios recuerde en su Reino a toda la humanidad.

Entretanto, el Sacerdote ora por todas las cosas, comenzando por la ciudad, la Iglesia, y abarcando, con su oración, cada ciudad, tierra, y a todos los fieles que en ella habitan; a los que viajan, a los enfermos, a los que sufren, a los cautivos, a los que hacen buenas obras en la Santa Iglesia, por los que se acuerdan de los pobres; por los que hacen el bien; para que se arraiguen más en él, por los que hacen el mal, para que se arrepientan y vuelvan de todo corazón hacia lo bueno. Ora mencionando el nombre de cada uno que se lo ha encomendado y también por los que se hayan olvidado en su oración.

Los fieles se unen mentalmente a la oración del Celebrante, y cuando el coro concluye diciendo "Amén," cada uno lo repite en su corazón sabiendo que como la Iglesia es una en el cielo y en la tierra, en el templo debemos estar de acuerdo como hermanos, como un solo cuerpo y un solo espíritu; y como fuimos bautizados en un solo cuerpo y un mismo Espíritu, así nuestra vida debe estar nutrida siempre de espíritu.

Con el saludo que el Sacerdote envía a los fieles, haciéndose participes de la misericordia de Dios, terminan las santas oraciones por todos los que forman la Iglesia de Cristo en presencia de Su Stmo. Cuerpo y Sangre.

El Diácono, vuelve frente a las Puertas Reales exhortando a orar por los Santos Dones ofrecidos y santificados, y por todo lo provechoso para nuestra salvación.

Concluida la letanía el Sacerdote exclama: "y haznos dignos Señor, de atrevernos con confianza y sin condenación de llamarte Padre, a Ti oh Dios Celestial y decirte":

Haznos dignos, oh Soberano, de que confiadamente y sin reproche, nos atrevamos a invocarte a Ti, Dios Padre celestial y a decir:

Padre Nuestro

TODOS LOS FIELES rezan ahora no como siervos con temor, sino como niños inocentes llevados del sentimiento celestial, como el hombre que puede hablar directamente con Dios como a un Padre amante y decirle: "Padre nuestro que estás en los cielos ..."

El Celebrante concluye la oración del Señor con la glorificación a la Santísima Trinidad; porque pidiendo al Padre Celestial favores, se le tributa también reverencia, y pensando en Su Reino, fuerza y gloria, nos afirmamos más en la esperanza que El nos otorgará lo que pedimos, pues está en Su poder y se relaciona con Su gloria.

Después de dar el saludo de paz; el Sacerdote dice: "Inclinad vuestras cabezas al Señor." Y el coro contesta "A Ti señor."

El Celebrante pide al Señor que mire a todos los que han inclinado sus cabezas ante El pidiendo que les otorgue su merced, y concluye pronunciando en voz alta la doxología a la Santísima Trinidad, dirigida a la misericordia de Dios.

Preparándose para la comunión y después darla a los fieles, ora en secreto con enorme fervor que Jesucristo nos escuche, nos santifique y nos haga dignos de participar de la Santa Eucaristía.

Fracción del Pan

EL DIÁCONO, que durante el Padre Nuestro ha puesto su Orarion en forma de cruz como un ángel que dobla sus alas y con ellas oculta su rostro ante la Luz inaccesible de Dios, se inclina tres veces y mentalmente dice igual que el sacerdote: "Oh Dios, purifícame a mí pecador y ten misericordia de mi." Después exclama: "Estemos atentos." Exhortando a todos los presentes a estar con atención. Del interior del santuario se oye la voz del Sacerdote diciendo: "Las cosas santas (Lo Santo es) para los santos." Los fieles escuchan con temor estas palabras, que proclaman cuan santos debemos ser para recibir al Señor; y responden con el coro: "Un Santo El único Santo, el único Señor es Jesucristo, en la gloria de Dios Padre, Amén." Esto indica que sólo Dios es Santo, pero nosotros nos acercamos para ser santificados por Él.

Mientras el coro canta, el Sacerdote divide el Santísimo Pan, rezando en voz baja: "El Cordero de Dios, es partido y dividido, y sin embargo, permanece entero, siempre comido, y nunca consumido, sino que santifica a los que de El participan."

Seguidamente, vierte un poco de agua caliente en el Santo Cáliz, significando el agua que salió del Costado del Señor, mostrando así, que aunque estaba muerto, Su Santísimo cuerpo no estaba desprovisto de la virtud Divina.

Comunión

EL CORO CANTA el Kinonikon (antífona de la Comunión) mientras el clero comulga. Al terminar ésta, se abren las puertas Reales, anunciando con su apertura que el Reino de los Cielos fue abierto y conquistado por Cristo para todos, por medio de Su Pasión y Muerte.

El Diácono, invita a los fieles a compartir la Divina Víctima que se ha inmolado sobre el Altar, dándose en alimento Celestial para la salvación de sus almas, diciendo solemnemente: "Aproximaos con temor de Dios, con fe y amor." Viendo el Santo Cáliz, recordamos la visión de Cristo resucitado y Su aparición a las gentes para guiarlos a la casa de Su Padre. El coro responde: "El Señor es Dios y se ha revelado a nosotros. Bendito sea el que viene en el nombre del Señor."

Aspirando hacia Dios con amor fervoroso, se acercan los comulgantes uno después de otro rezando la oración de la comunión: "Creo Señor y confieso que verdaderamente eres el Cristo, Hijo del Dios vivo, que ha venido al mundo a salvar a los pecadores, de los cuales soy yo el primero."

Cada participante de la Cena Mística recibe por intermedio del sacerdote el Cuerpo y Sangre del Señor. Cristo entra en cada uno como en un Sepulcro, y penetrando en el tesoro de su corazón, pueda resucitar en su espíritu.

Terminada la comunión, el sacerdote bendice diciendo: "Salva Señor a Tu pueblo y bendice Tu heredad." Concluyendo así que todos, en estos momentos, con pureza han llegado a ser la heredad de Dios.

El Diácono ante el Altar, lo inciensa por última vez diciendo en voz baja: "Seas exaltado, Señor, sobre los cielos y Tu gloria llene la tierra." Mientras tanto, el coro con voces llenas de gozo espiritual, ferviente y con la iluminación de sus almas, guía a todos a repetir con él el cántico triunfal: "Hemos visto la verdadera Luz, hemos recibido el Espíritu Celestial, hemos encontrado la verdadera Fe, adoremos la indivisible Trinidad que nos ha salvado."

El Sacerdote aparece ante las Puertas Reales con el Santo Cáliz, recordándonos la Ascensión del Señor, con la cual concluyó Su peregrinación en la tierra, y mentalmente dice: "Bendito sea Dios." Y en alta voz: "Ahora y siempre, y por todos los siglos de los siglos." Proclamando que el Señor que ascendió al Cielo permanecerá con nosotros hasta el fin del mundo.

El celebrante coloca la Sagrada Eucaristía sobre la mesa de la Prótesis, que ahora no representa la gruta de la Navidad de Cristo, sino la gloria Celestial donde el Hijo de Dios ascendió después de terminar la dispensación por la salvación de la humanidad.

Acción de Gracias

TODOS LOS FIELES guiados por el coro, unen sus oraciones al himno solemne de agradecimiento, cantando a la omnipotencia y omnipresencia de Dios.

El Diácono ante las puertas Reales, por última vez exhorta a los fieles a la acción de gracias. Y con corazones agradecidos responden: "Señor, ten piedad."

El Diácono sigue rezando las peticiones a las cuales responde el coro. El Sacerdote dobla el Antimension y haciendo la señal de la cruz sobre éste con el Evangelio, exclama la doxología a la Santísima Trinidad, que como faro luminoso durante todo el desarrollo de la Divina Liturgia, resplandece más brillante aún en las almas esclarecidas. Y esta vez la conclusión es: "Porque Tu eres nuestra santificación y a Ti glorificamos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos, Amén."

La Despedida y Bendición Final

EL SACERDOTE despide al pueblo con la paz; y luego de orar al Señor pidiendo el bienestar de toda la Iglesia de Cristo, bendice a los fieles a fin de que sigan el sendero de la virtud, y así alcanzar la vida eterna, para lo cual pide la misericordia de Dios sobre ellos por la intercesión de la Santísima Virgen y de todos los Santos.

*** *** ***

 

Suplemento

 

Principales objetos Sagrados

LA PATENA O "DISCOS": Plato con pie para depositar el santo Pan, que Representa el pesebre en que fue colocado el Niño Dios.

LA ESTRELLA O "ASTERISCO": Objeto de dos láminas plegables de cuyo centro ordinariamente cuelga una estrellita, simboliza el Astro que apareció con el nacimiento del Mesías

EL CALIZ: Se usa para el Vino, en recuerdo de la copa que usó Jesús en la Santa Cena.

LA LANZA: es un pequeño cuchillo en forma de lanza: como cuchillo, recuerda los sacrificios del Antiguo Testamento; y como lanza, recuerda la del Centurión que hirió el Costado de la Víctima Divina, en el Calvario.

LA CUCHARA PARA COMUNIÓN: Con la cual se da la Santa Comunión a los fieles.

LA ESPONJA tiene un doble significado, el primero se refiere a aquella con la cual los soldados Romanos dieron de beber a Nuestro Señor hiel y vinagre: y también a la esponja con la cual fue lavado Nuestro Señor después de haber sido bajado de la Cruz.

VELOS: Son dos en forma de Cruz para cubrir la Patena y el Cáliz respectivamente. Un tercero de forma rectangular más grande para cubrir ambos. Un cuarto paño, de color rojo y también rectangular se usa para purificar la boca de los que comulgan.

EL INCENSARIO, se usa para quemar el incienso, nos rememora los presentes de los Reyes Magos a Jesús recién Nacido. Y así como el incienso sube a lo alto así también deben subir nuestras oraciones hasta el Trono del Altísimo.

Ornamentos Sagrados

PARA CELEBRAR los Santos Misterios, el Clero se viste con ricos y simbólicos ornamentos que tienen como finalidad honrar a Dios y dar realce a las ceremonias del Altar.

Diácono

Usan los siguientes ornamentos:

DALMÁTICA "Estijario": Es una vestimenta que tiene la forma de una amplia túnica con mangas anchas. Es símbolo de una conciencia pura y tranquila. De una vida sin mancha y de gozo espiritual en el Señor.

Representa la vestidura resplandeciente de los Angeles por eso es de color claro.

ESTOLA DIACONAL "Orarion": Es una faja de tela que usa sobre el hombro izquierdo y a veces sobre el pecho y espalda. Simboliza las alas de los ángeles.

SOBREMANGAS O PUÑOS "epimanikia": Usa uno en cada muñeca y le recuerdan que no debe confiar en sus fuerzas, sino en la Diestra del Señor que es su fortaleza y ayuda.

Sacerdote

TUNICA "Estiajrio": Es una vestimenta amplia que cubre todo el cuerpo y es de mangas angostas. Su significado, es semejante al de la dalmática del Diácono y la tela es más ligera.

ESTOLA (Epitrakhilión) "epitrajilion es una ancha pieza de tela que se usa sobre el cuello y luego desciende en la parte delantera del cuerpo. Simboliza la dignidad del que la usa en su calidad, de ministro de Jesucristo. El Sacerdote, al igual que el Diácono, debe celebrar todos los oficios revestido con la estola.

CINGULO O FAJA "zona": Es una especie de cinturón que el Sacerdote usa sobre la túnica y estola. Es símbolo del don de la fortaleza con que Dios le ayuda en sus servicios y le exhorta a llevar una vida pura.

SOBREMANGAS (puños) son idénticos a los del Diácono.

PALITZA: Es una pieza de forma cuadrada que queda suspendida desde un extremo, a la altura del muslo derecho. Representa la Espada del Espíritu la cual es la Palabra de Dios.

Algunos Sacerdotes usan además el epigonation ("bolsa de limosnas") que es semejante, pero que queda suspendido de dos extremos a la altura del muslo izquierdo. Ambos pálitza y epigonation, son símbolos de profundo ardor por la fe y por la salvación del rebaño de Cristo; por eso se le confieren como recompensa de honor.

FELONION: Sobre todos los ornamentos anteriores el Sacerdote usa una vestidura, que tiene la forma de una capa larga y amplia y que por delante cubre todo el pecho.

BIRRETE "skufá": Es común que los Sacerdotes cubran su cabeza en los Oficios . Los monjes, los sacerdotes de grados superiores (Archimandritas, Archiprestes, etc.). y los Obispos, usan el bonete Sacerdotal envuelto con un velo que cae por las espaldas (En señal de castidad).

Obispo

EL OBISPO usa los mismos ornamentos que el Sacerdote, excepto el felonion y en vez de él usa la Dalmática Episcopal (Sakkos) que es una amplia túnica abierta por los lados y ricamente adornada. Simboliza el Manto sin costura de Nuestro Señor. La Dalmática era una vestimenta usada por los emperadores: Y los Obispos la han usado desde muy antiguo en señal de su Episcopado. Fuera de estos ornamentos el Obispo usa otros para destacar su calidad de legitimo sucesor de los Apóstoles y de jefe de la Diócesis de la cual es Pastor.

PALIO: (Omoforion) Es una pieza larga y ancha, usada sobre el cuello, cayendo por sobre los hombros, una parte hacia adelante y la otra pasando por sobre el hombro izquierdo queda hacia atrás. Es símbolo de la dignidad Episcopal.

MITRA: Es como una corona que sirve como emblema de poder conferido al ministro que la usa. (La mitra es otorgada en señal también de distinción, a Archimandritas, Abades y a ciertos Archiprestes).

BACULO PASTORAL: Es otorgado a Obispos y Archimandritas o Abades en señal del poder espiritual que tiene sobre la diócesis o monasterio que ellos dirigen.

PANAGÍA : Es una Imagen circular de Nuestro Señor y la Santísima Virgen, que el Obispo la usa sobre su pecho en señal que siempre en su corazón debe llevar a Nuestro Señor y su Santísima Madre, la intercesora ante Dios; y por ello, su corazón debe ser puro y su espíritu recto.

CRUZ PECTORAL: El Obispo usa sobre su pecho una cruz ricamente adornada con piedras preciosas. Es usada además por los Sacerdotes de grados superiores tales como Archimandritas, Abbades, Archiprestes, etc. Dentro del clero ruso los Sacerdotes usan una sencilla Cruz con la imagen de Nuestro Salvador.

Libros de Oficio

Todos los Oficios Divinos de la Iglesia Ortodoxa tienen sus partes invariables y variables, además están las partes destinadas a los celebrantes y las que usa el Lector y el Coro, no pudiendo reunirse todo esto en un solo libro. A continuación nombraremos algunos de los más usuales:

El Libro de los Oficios que contiene el Liturgicón y los Formularios de las Vísperas, de los Matutines y diversas variaciones de éstos Oficios, para los Ministros celebrantes. (Permanece en el Santuario).

Oktoij contiene las partes variables según los ocho tonos, para los Domingos y para toda la semana.

Minea de todo el año (12 libros) que contienen las partes variables de acuerdo al santo del día de todo el año. Faltando una tal Minea en la Iglesia, se usan los formularios comunes a grupos de Santos (e.d. para todos los Apóstoles, Profetas, Mártires, etc.) incluidos casi siempre en el "Libro de las Horas."

Minea de las principales fiestas del año (también incluida en la Minea General de todo el año).

Triod de la Gran Cuaresma - Libro que contiene las partes variables que se intercalan en los Oficios Divinos del período de la Gran Cuaresma.

Triod Colorada - Libro que contiene las partes variables del período de los cincuenta días que comienza con Pascua y terminan con Pentecostés (incl. las dos fiestas) y también los dos domingos subsiguientes al Pentecostés.

Libro de las Horas - contiene además de las horas, las partes invariables (para todo el año y para la Gran Cuaresma) de todos los Oficios Divinos del Ciclo 24 horas para a uso del Lector y del Coro. Para mayor comodidad a este libro se le agrega casi siempre: el Oktoij Dominical y la Minea común de Santos.

Trebnik - Libro para los Oficios especiales, particularmente pedidos (7 Sacramentos, requiem, tedeum, etc.).

Tipicon - Calendario invariable para todo el año y reglamentos especiales para la celebración de Oficios Divinos.

 

 

Diccionario Religioso

A

Abadon: hebr: "destructor"; grieg: "apollíon," "ángel del abismo" (Apocalipsis 9:11).

ABBA: padre; Abad, se le da este título al superior de un monasterio, lo que se desprende de la vida de los Santos. En el Nuevo Testamento, este nombre se refiere al Padre celestial. Esta palabra se puede encontrar sólo tres veces en el Nuevo Testamento: una vez lo utiliza el mismo Señor (Mar. 14:36) y dos veces en las Epístolas del apóstol Pablo (Romanos 8:15 y Gálatas 4:6). Los esclavos y los privados de libertad no tenían autorización para dirigirse con el nombre Abba al jefe de familia, circunstancia que da una fuerza especial a las palabras del capítulo 8 (vers. 15) de la epístola a los romanos. No se puede transmitir el significado pleno de esta palabra en nuestro idioma. Ella expresa un alto grado de sincero amor, confianza, fidelidad al igual que una relación amistosa.

AKATHISTOS: grieg: "canción para ser rezada de pie," oración que consiste de 1 kondakion que se canta y de 12 kondakios eikos que se leen. La cantidad de canciones es 24, al igual que el número de letras del alfabeto griego, con las cuales comienza cada canción del primer akathistos a la Madre de Dios compuesto por Sergio, patriarca de Constantinopla; o por Jorge de Pisidisk, Diácono de la Iglesia de Constantinopla; o por Akakio Savaita, jartofikaks de la Iglesia de Constantinopla en el año 626. Este primer akathistos fue compuesto en honor a la Madre de Dios en agradecimiento por la salvación de Constantinopla del ataque de los persas y los ávaros por tierra y por mar en el año 626, durante el imperio de Heraclio y siendo Patriarca Sergio. Con lo antedicho se comprende por qué en el primer kondakio se llama a la Madre de Dios "Jefa excelsa y triunfante en las batallas..."

ANARGIRO: en griego, sin dinero, desapasionado desprendido con respecto al dinero. Término aplicado a ciertos Santos médicos , principalmente a San Cosmé y San Damián, así como a San Panteleimón Pantaleón y algunos otros porque prestaban cuidados gratuitamente. Jerarquía especial de servidores de Dios que, durante su vida terrenal, resplandecieron principalmente por su desinterés por lo material y por prestar ayuda médica y de otro tipo sin pedir retribución. Tales son los Santos Ciro y Juan (31 de enero), los Santos Cosme y Damián (1 de julio), San Pantaleón (27 de julio), San Hermolao (26 de julio) y otros.

ANATEMA: grieg., significa, la excomunión de una persona de la comunidad de la Iglesia y, por consiguiente, del acercamiento a la Fe y a los salvadores Dones; es la entrega del excomulgado al juicio de Dios, como se ve en la primera Epístola a los Corintios 16:22.

ANTITRINITARIO: grieg., contrario a la Trinidad. Bajo este nombre se comprenden todos los herejes que no reconocen la Divinidad de Cristo o del Espíritu Santo, provienen en especial del español Miguel Serveta, quemado en Ginebra en el año 1555.

ANTIDORON: grieg., literalmente, "en lugar del Don," prósfora de la cual durante la Proskomidia se saca el Cordero y que el Sacerdote reparte al final de la Liturgia a los fieles que no comulgaron de los Santos Misterios del Cuerpo y Sangre de Cristo, mientras se lee el salmo 33 como sustitución de los Dones. La costumbre de repartir el Antidoron se remonta a la antigüedad cristiana. Cuando oficia un Obispo, este sube al Ambón y reparte el Antidor a todo el pueblo para bendición y purificación del alma, Ha sido bendecido y corresponde recibirlo en ayunas; el que haya comido o bebido algo que no tome el Antidoron" (Chinovnik y Kormchi, parte 2, respuesta 7 y 17 a las preguntas de Juan, del Concilio que tomó lugar siendo Nicolás Patriarca de Constantinopla). Si falta Antidoron a causa de la cantidad de fieles, se puede repartir la prósfora en honor a la Madre de Dios.

ANTIMINS ANTIMENSION: paño de seda que contiene santas reliquias y que se coloca sobre el Altar. Los Antimension tienen su origen ya en los primeros siglos del cristianismo, cuando los cristianos eran atacados frecuente y repentinamente primero por los paganos y luego por los herejes, y no sólo no podían poner en sus templos Altares fijos y firmes de madera, piedra o metal, sino que tenían pocos templos permanentes. Luego los Antimins Antimension se mantuvieron hasta hoy día porque, según las reglas de los Santos Padres, cada Templo debe ser bendecido indispensablemente por un Obispo, y dada la cantidad de templos en una diócesis y la extensión de la misma, un obispo solo no lo puede realizar. Por ello, le es otorgado al Obispo el derecho de enviar Antimension previamente bendecidos a los nuevos templos. Las santas reliquias que se colocan en el Antimins nos recuerdan que los primeros cristianos oficiaban la Divina Liturgia sobre sepulcros de mártires. (palabra sin plural)

ANTIPASCUA: grieg., antipasca = domingo siguiente al de Pascua. Se denomina así porque es como si reemplazara a la luminosa festividad de la Pascua y sirve para su renovación al octavo día.

ANTIFONA: grieg. antifónos = contrapunto, es decir, canto alternado de dos coros enfrentados. En el oficio divino se denomina así a los cantos, en su mayoría tomados del Antiguo Testamento, que son cantados por los dos coros en forma alternada. Ellos proclaman principalmente la venida del Hijo de Dios a la tierra y todas Sus obras, y a veces (en los días de las Doce Fiestas) contienen la explicación del acontecimiento que se celebra. Las Antífonas, en especial las litúrgicas, se componen de tres partes y se cantan tres veces en honor a la Santísima Trinidad.

ANTIFONAS "TÍPICAS": se cantan durante la Liturgia antes de la Pequeña Entrada y se componen de los salmos 102 y 145, la primera y la segunda respectivamente. Estos salmos contienen la representación del Salvador. La tercera Antífona se compone de las Bienaventuranzas, los versos Evangélicos en los que Cristo prometió bienaventuranza por diversos actos piadosos.

APODOSIS Clausura de la Fiesta: día que cierra el período de conmemoración de una fiesta.

ARRIANOS: herejes seguidores de Ario Arrio (principios del siglo 4). Ellos rebajaban la dignidad del Hijo de Dios llamándolo 'criatura superior,' a través de la cual Dios creó todo el mundo. Esta herejía fue condenada en el Primer Concilio Ecuménico, en el cual se expresó la verdadera enseñanza acerca del Hijo de Dios en la primera parte del símbolo de la fe, el Credo.

ARTOS: grieg., pan fermentado, a diferencia del pan ázimo de los judíos. Este pan se bendice el día de Pascua con una oración especial. Toda la semana de Pascua se guarda en el templo delante del Iconostasio y el sábado después de Pascua se parte y se entrega a los fieles como algo sagrado. El Artos recuerda a los fieles la presencia del Salvador resucitado entre nosotros.

ASTERISCO: dos varillas unidas en forma de cruz que al final de la proscomidia se coloca sobre la patena por encima del Cordero. El Asterisco simboliza aquella maravillosa estrella que guió a los Magos que iban a adorar al recién nacido Salvador. Dicho símbolo se ve en las palabras que el Sacerdote pronuncia al colocar el asterisco sobre el Cordero: "Y viniendo la estrella se posó sobre el lugar donde estaba el Niño."

B

BIENAVENTURANZAS: stichiras stijiras/versos que se leen durante la Liturgia después de la tercera letanía y antes de la pequeña entrada los domingos y los días de aquellas fiestas en las que no corresponden antífonas. Se denominan "Bienaventuranzas" porque se leen junto con los versículos del Evangelio acerca de las Bienaventuranzas. Para los domingos, los versos de las Bienaventuranzas están indicados en el Octoechos; para los días de fiesta en lugar de estos versos, se leen los troparios de los cantos 3º. y 6º. del Cánon correspondiente a la Fiesta.

BIENAVENTURADO: feliz. Principalmente se denomina así la jerarquía de Santos también llamados 'locos en Cristo'. Este tipo de esfuerzo espiritual se realiza en nombre de Cristo y para la salvación del alma, y consiste en que el que lo realiza reniega de la forma de vida comúnmente aceptada, mendiga y vagabundea voluntariamente, con premeditación toma la imagen de una persona privada de sano juicio. Este esfuerzo espiritual requiere una gran negación de sí mismo, una excepcional imparcialidad hacia la propia persona, el soportar constantes agravios, el desprecio de la gente, todo lo cual es inseparable de la vida del que anda errante. Al mismo tiempo, se necesita una gran sabiduría para tornar la falta de gloria propia en gloria a Dios: es decir, en lo gracioso no permitir nada pecaminoso, en lo osado nada tentador, en acusación nada injusto (Debolski, tomo 1, pág. 568). Tales Bienaventurados eran, por ejemplo, San Andrés loco en Cristo (2 de octubre), San Basilio de Moscú (2 de agosto). La Iglesia también denomina Bienaventurados a: 1) los Santos secretos, quienes trabajaron y agradaron a Dios en secreto, en medio del pueblo y el rumor cotidiano, mundano, como dice la Tradición. Tal fue el Bienaventurado Nikita (9 de septiembre). 2) Finalmente, aquellos Santos cuya santidad está testimoniada ante la Iglesia no tanto por la gloria de las obras propias que quedaron sin conocer, sino por el testimonio de otros. Por ejemplo, el Bienaventurado Gregorio, Patriarca de Antioquía (20 de abril) (Debolski, tomo 1, pág. 643).

C

CANON: (del griego kanwn = regla) En la Iglesia esta palabra tiene dos significados. En primer lugar, un canon es una regla que la Iglesia instituye en relación con la fe y la moral o el correcto comportamiento en la misma, para cumplimiento obligatorio de los fieles cristianos. En segundo lugar, es la unión de muchos himnos sagrados en una composición armoniosa, hecha según reglas y de un determinado tamaño. El canon está generalmente compuesto de nueve himnos, pero durante la Gran Cuaresma y en Pentecostés hay cánones de menor número de himnos, en esos casos está indicado de la siguiente manera: "de dos himnos; de tres himnos; de cuatro himnos." El contenido de todos los nueve himnos del canon se corresponde con el contenido de los nueve himnos bíblicos.

D

DEISTAS: herejes que están en contra de la Santísima Trinidad (antitrinitarios) y arrianos. Se llama 'deístas' a aquellos herejes que reconocen la existencia de Dios, pero niegan Su providencia al igual que otros dogmas de la fe que no agradan a sus cuerpos y mentes.

DESPOTA: del griego déspota = soberano; amo, dueño de casa; señor. Esta palabra sirve de nombre a: 1) los Arzobispos, en el texto de 'muchos años' tomado de los griegos sin traducción al eslavo; 2) a veces, los reyes.

DIACONO: del griego diakonos = servidor diligente, siempre listo para servir. Así se llaman los sagrados servidores del más bajo de los tres rangos sacerdotales. Su obligación consiste en ayudar, es decir, servir a los Presbíteros y Obispos en la celebración de los Sacramentos y otros oficios sagrados. También les corresponde el cuidado de los recipientes sagrados, la limpieza del Altar, la prótesis o mesa de las ofrendas y los objetos que se encuentran sobre ellos, y la correspondencia de la Iglesia.

DIKIROS: candelabro para dos velas que utiliza el obispo para bendecir al pueblo presente en los oficios divinos. Representa las dos naturalezas de Jesucristo: la Divina y la Humana.

DOGMA: del griego dogma = opinión, enseñanza, algo establecido. Los cristianos ortodoxos llaman dogmas a las verdades o tradiciones de la fe reveladas por Dios, guardadas y enseñadas por la Iglesia Ortodoxa y que se refieren a la misma esencia de la religión cristiana y contienen una enseñanza acerca de Dios y de Su relación con el mundo y el hombre, indispensable para nuestra salvación. Estas enseñanzas fueron manifestadas en los Concilios Ecuménicos y locales y en las obras de los Santos Padres de la fe, miembro de la fe o tradición de la Iglesia, fundamentado en las Sagradas Escrituras.

DOGMATICON: verso compuesto para glorificar a la Madre de Dios, el cual contiene una enseñanza acerca de las dos naturalezas de Jesucristo, es decir, la Divina y la Humana; asimismo, acerca de la Encarnación del Hijo de Dios y otros dogmas de la Iglesia.

E

ESTOLA: una de las vestimentas que el Sacerdote usa debajo de la casulla, es decir, alrededor del cuello y que cuelga hasta abajo. La estola simboliza la gracia del Espíritu Santo que ejecuta y que le es dada de arriba, y, al igual que Jesucristo mismo llevó la cruz sobre sus hombros para el sacrificio, así procede el Sacerdote que es digno de oficiar el Sacramento de Su sacrificio. El Sacerdote nunca puede oficiar sin la estola. Si es indispensable realizar algún oficio, bautismo o alguna otra oración y no hay una estola, entonces el Sacerdote toma un cinturón o una soga o algún otro género, lo bendice, se lo coloca a modo de estola y oficia. Después de esto, el objeto utilizado ya no debe considerarse común, sino que se destina al uso sacerdotal.

F / G

GRAN ENTRADA: momento de la Divina Liturgia en que el sacerdote lleva los Santos Dones del Ofertorio al Altar, mientras se canta el Himno de los Querubines. Simboliza el camino al sufrimiento, la muerte y el entierro.

H

HELENOS: desde los tiempos del dominio del mundo por los griegos, los judíos llamaban a todos griegos o helenos (Hechos 19-10-20-21; Romanos 1-16-2-9-10-12). Así se explica por qué San Mateo (15:22) habla de la mujer cananea, mientras que San Marcos (7:26) la llama "mujer helena," y agrega que era de Siro-finikia. Pero cuando en los Hechos de los Apóstoles 6:1 encontramos la palabra helenos no debemos entender que se trata de los paganos, sino de los judíos que vivían en tierras paganas. Cuando, para cumplir la ley, ellos venían a Jerusalén, utilizaban el idioma griego y la traducción al griego del las Sagradas Escrituras (Hechos 9-29-11- 20).

I

ICONO: imagen, representación: 1) de Cristo, de la Madre de Dios o de los Santos; 2) de hechos de la historia sagrada o de la Iglesia. La veneración de los santos iconos fue afirmada por el 7mo. Concilio Ecuménico. En la Iglesia primitiva, en lugar de íconos había imágenes simbólicas, tales como el pastor, el cordero, el pez, el barco.

ICONOSTASIO: (del griego eikonostasis) 1) lugar donde se colocan los íconos. 2) pared que separa el Altar de la nave del templo y que está adornada de íconos ubicados generalmente en varias hileras. A la derecha de las Puertas Reales se colocan el ícono de nuestro Señor Jesucristo del Santo o la fiesta en cuyo honor está consagrado el templo y otro según el deseo de quien construye el Iconostasio. A la izquierda de las Puertas Reales, el primer lugar corresponde al ícono de la Madre de Dios y luego otros íconos de elección del constructor. En la hilera inferior, a uno y otro lado de las Puertas Reales, a los costados de los íconos hay dos puertas: la del norte y la del sur. En ellas se representa, o bien a los Angeles (en cuyo caso corresponde en la del norte, un Querubín con una espada de fuego; y en la del sur, el Arcángel Gabriel, mensajero de la Encarnación de Jesucristo) o bien la imagen de los Santos Diáconos. La segunda hilera del Iconostasio generalmente se destina a los íconos de las fiestas cristianas más importantes. En la tercera hilera se ubican los íconos de los Santos Apóstoles entre los cuales, en el centro sobre las Puertas Reales, se coloca la imagen de nuestro Señor Jesucristo. La cuarta hilera se destina a los Santos Profetas, entre los cuales, en el centro, suele ocuparse con el ícono de la Madre de Dios con el Niño sempiterno. Sobre el Iconostasio generalmente se coloca una cruz. Tal distribución del Iconostasio está tomado y afianzado por la costumbre, pero no hay duda de que por la dimensión del templo, por las circunstancias del tiempo y del lugar, por los sentimientos y entendimiento propios de los constructores del templo, o por otras razones, dicha distribución puede ser en parte modificada. Además del Iconostasio descripto, en las iglesias hay 'Iconostasios' separados en lugares cómodos, tales como en las paredes entre las ventanas, debajo o sobre las ventanas, sobre las columnas, etc. Todos estos 'Iconostasios' con más frecuencia se denominan "Kiot." El nombre "Kiot" viene de "Kivot" y éste del griego kibotos = arca, que significa la caja o el marco dentro del cual se coloca el ícono.

HIERODIACONO: monje ordenado Diácono.

HIEROMONJE: monje ordenado Sacerdote.

IKOS: (del griego oikos) significa el himno cantado en la Iglesia que contiene una glorificación a un Santo o a la celebración correspondiente. En la Minea y el Triod se encuentran después del sexto himno del canon de los matutinos. Los ikos junto con los kondakios componen los Akathistos. Los ikos y los kondakios son semejantes en el contenido e iguales en redacción, se cantan en un mismo tono y finalizan (con excepción de los que se encuentran en los Akathistos) con palabras muy parecidas. La diferencia está en que el kondakio es más corto mientras que el ikos es más extenso: el kondakio es el tema y el ikos su desarrollo. Según la explicación de San Marcos de Efeso, los ikos (en griego: casa) recibieron su nombre porque se cantaban en aquellas casas donde rezaba por las noches San Román, el dulce cantor, primer compositor de ikos.

IRMOS: (del griego: 'atadura, unión') Así se denomina el primer tropario de los que componen una canción, oda o himno de un canon. El irmos es el modelo por el cual se redactan todos los demás troparios de un mismo himno, así todos ellos son iguales con el irmos en cantidad de oraciones y palabras, melodía y, a veces, también en contenido y giros idiomáticos y por ello componen con el irmos un todo, para el que el irmos resulte ser la unión. Conociendo la melodía del irmos, siempre se puede cantar correctamente todos los troparios que le siguen. Por ello el irmos se coloca al principio de todo himno del canon, para cantar del mismo modo todos los troparios que le siguen. En la antigüedad todo el canon (es decir, tanto el irmos, como los troparios) era cantado, en la actualidad esta costumbre se mantuvo sólo para el canon de Pascua; en los demás cánones se canta sólo el irmos y los troparios se leen. Las ideas más importantes y hasta expresiones de los irmos son tomadas de himnos del Antiguo Testamento que glorifican hechos que fueron preimágenes de acontecimientos del Nuevo Testamento.

INCORPOREO: que no tiene cuerpo, es decir, espíritu. Fuerzas incorpóreas: Angeles.

INIQUIDAD: hecho contrario a la ley de Dios, Salmo 30, 19:"que hablan iniquidad contra el recto." De allí se deriva "inicuo," es decir, hombre pecador, Salmo 64, 4:"palabras de inicuos prevalecieron sobre nosotros." ACTUAR CON INIQUIDAD: es decir, pecar, actuar en contra de la ley, Salmo 118, 78:"pues injustamente hicieron iniquidad contra mí."

IPAKOI: (del griego ypakohi) sumisión, obediencia, atención, escuchar con atención. Con este nombre se llama el himno, que corresponde cantar los domingos y días de fiesta en vez de los Sedalion. Como éstos últimos son cantados sentados, como lo indica su nombre (en eslavo), entonces bajo el nombre Ipakoi se debe comprender un Sedalion que requiere ser escuchado con mayor atención y que, por esa razón, se debe cantar y escuchar de pie, sin dejar decaer las fuerzas del cuerpo para que así no se debilite el espíritu en la atención.

HIPODIACONO: (del griego ypo - debajo, diakonoz - diácono, servidor) literalmente significa: "Sub-diácono", es decir, servidor de la Iglesia inferior al Diácono. La jerarquía de Hipodiácono está entre la del lector y la del Diácono. Los Hipodiáconos guardan las Puertas Reales, para que no entre alguien no consagrado; ellos preparan los recipientes sagrados y los velos para el oficio y los guardan luego del oficio; retiran a los catecúmenos del templo; visten al Obispo cuando éste oficia; colocan en el lugar que corresponde las alfombras con la representación del águila, sobre los que se para el Obispo y realizan otras tareas similares.

J/ K

KATAVASIA: (del griego katabasia - descenso, salida, acuerdo/convención) Así se denomina el irmos que es cantado por los coreutas de ambos coros en el centro del templo (ello ocurre en los monasterios). La katavasia, cuando está indicada por el ustav se canta al final de cada himno. En el ustav hay un capítulo especial (19) acerca de las katavasias de todo el año.

KATHISMA: (del griego kathisma - estoy sentado, asiento) Así se denomina la lectura del Salterio indicado en el ustav durante la cual, los presentes en el templo tenían permiso para permanecer sentados.

L

LETANIA: (ektenia= extensión) Así se denomina la oración que contiene diversos pedidos, de los cuales cada uno termina con el canto de 'Señor, ten piedad' o 'Concédelo, Señor' o 'A Ti, Señor'. La extensión de esta oración está dada principalmente por este canto.

LITIA: (del griego litaneia, lith - genuflexión, ferviente oración del pueblo) Así se llama la oración que se realiza en el atrio del templo y hasta fuera de él (en las plazas, campos, etc.). para que puedan participar de ese rezo todos los ortodoxos y para que, de este modo, sea literalmente 'de todo el pueblo, una litia'. San Simeón de Tesalónica escribe: "La litia es la salida de todos del templo, que ocurre a veces en medio de la ciudad o fuera de ella, para pedir misericordia a Dios. La litia se realiza en el atrio los días de fiesta y los sábados, o si ocurre alguna calamidad o desgracia se canta donde se reúna el pueblo, dentro de la ciudad o fuera de ella, cerca de las paredes." Generalmente se denomina así: 1) la parte de la vigilia nocturna que consta del canto de las así llamadas stijiras de la litia y de letanías especiales o peticiones que pronuncia el Sacerdote o el Diácono a las que el coro contesta 'Señor, ten piedad'. (Para el canto de la litia, los oficiantes y el coro salen al atrio o por lo menos a las puertas del sur del templo) 2) se llama litia una oración corta por los difuntos.

M

MEGAMARTIR "Gran Mártir": así se denominan en el mesiatseslov los Santos Mártires que sufrieron las crueles y largas persecuciones que tuvieron lugar durante los reinados de Diocleciano y Maximiliano y que convirtieron a muchos al cristianismo. De este modo sufrió en el año 303 en Nicodemia el 23 de abril (según el antiguo calendario) el Megamártir Jorge, quien con sus sobrenaturales paciencia y valentía en Cristo, venció al dragón - el paganismo.

MINIA MINEA: nombre del libro que contiene los oficios a aquellos Santos que no tienen un oficio especial. La Minea del mes contiene los oficios a los Santos y fiestas por orden, día a día. La Minea Festiva contiene los oficios a los santos más importantes y de las Fiestas.

MOLEBEN: Oficio realizado por alguna necesidad común o particular, por ejemplo, como testimonio de agradecimiento a Dios por una bondad especial hacia toda una nación, población, familia o persona; para pedir misericordia al correcto juicio de Dios, que desciende sobre toda una sociedad o una persona en particular en forma de castigo: guerra, calamidad mortal, sequía, terremoto, enfermedad, incendio, etc. ; como demostración de especial devoción a la Madre de Dios o a algún Santo cuyo nombre llevamos o que nos concedió su especial intercesión o ayuda. Por su composición, el moleben es semejante o una síntesis de los Matutinos y consiste en su mayor parte de un canon, en medio del cual se lee el Evangelio que corresponde al objetivo del moleben.

N / O

OFERTORIO: altar de la ofrenda, ofertorio. Se nombra por primera vez el altar en el Génesis 8:20. Antes de la construcción del templo (skinia) el altar se construía sólo de madera o de tierra (Exodo 20-24-25). En la Iglesia cristiana el Altar es aquella mesa santificada sobre el que se ofrece a Dios el Sacrificio incruento, es decir, el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor Jesucristo para el perdón de los pecados de todo el mundo. Según el patriarca Hermógenes, la Mesa de la Ofrenda (prótesis) simboliza el pesebre en el cual nació el Salvador y el lugar del monte Gólgota donde fue crucificado ya que durante la Proscomidia se recuerda el nacimiento y los sufrimientos de Cristo.

P

PATENA: del griego = fuente, plato. Así se llama el pequeño plato sagrado fijado sobre un pie y que tiene la imagen del Eterno Niño, Jesucristo, y con las siguientes palabras grabadas alrededor: "este es el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo." Durante la Liturgia, sobre la patena se colocan el Santo Cordero y las partículas de las otras prósforas que fueron extraídas en honor a la Madre de Dios, los Profetas, los Apóstoles y de todos los Santos, al igual que en memoria de los vivos y los muertos. En diferentes momentos de la Liturgia la patena representa o la cueva o el pesebre donde nació Jesucristo, o el sepulcro en el cual fue puesto el cuerpo del Salvador del mundo.

 

 

PEQUEÑA SALIDA: puede ser: con el incensario o con el Evangelio. Se sale con el incensario en todas las grandes Vísperas, que se ofician por separado, o como parte de la Vigilia nocturna o de la Liturgia de los Santos Dones Presantificados. La salida con el Evangelio se realiza durante las Liturgias de San Juan Crisóstomo o de San Basilio el Grande después de la tercera antífona y antes del trisagio. También puede realizarse una salida con el Evangelio durante las Vísperas del primer día de Pascua y en las fiestas del hallazgo de la honorable cabeza de San Juan Bautista y en el día de los 40 mártires. Simboliza el comienzo de la prédica de nuestro Señor Jesucristo.

PUERTA: en el templo ortodoxo se distinguen las siguientes puertas: las puertas en el centro del Iconostasio, llamadas 'Reales, que dirigen a aquella parte del Altar donde se encuentra el Trono (la Santa Mesa). Hacia la izquierda (hacia el norte) de las Puertas Reales se encuentra la 'puerta del norte, por donde se entra a aquella parte del Altar donde se encuentra el Ofertorio. Hacia la derecha (hacia el sur) de las puertas reales está la 'puerta del sur' o del mediodía, que dirigen a aquel sector del altar donde antiguamente se erigía el Diáconico, y por ello se denominan 'diaconales'. Las puertas centrales del Iconostasio se llaman Reales' porque durante la Liturgia a través de ellas sale el Rey de Gloria para alimentar a los fieles con Su Divino Cuerpo y Su Divina Sangre. Se llaman también Santas porque a través de ellas se sacan los Santos Dones y no se puede entrar por ellas si no se está santificado. Se las denomina también 'Grandes, por la grandeza de los Dones de gracia que los fieles reciben en ellas y por su gran significado en el oficio. A través de las Puertas Reales se hacen entradas triunfales en los oficios y la misma abertura representa a la gente la abertura al Reino de los Cielos. A través de las puertas del norte del Iconostasio, se realizan las Pequeñas y Grandes entradas, se saca la Cruz en los matutinos maitines del 1 de agosto y 14 de septiembre, en la semana de la Exaltación de la Cruz, también se hace la salida a la litia, la salida para incensar la iglesia y para las letanías. A través de las puertas del sur, los oficiantes entran al Altar al terminar de incensar, asimismo el Diácono al terminar las letanías y el Sacerdote al terminar de leer las oraciones svetilnichni y matutinas. En el sector occidental del templo, frente al Altar, se erigen puertas que dirigen al atrio y que sirven para las salidas o entradas solemnes, por ejemplo, durante las procesiones. Estas puertas se llaman 'bellas' o 'del templo' ya que conducen al templo.

Q / R

REPRESENTATIVOS "TÍPICOS" : Así se denomina al oficio del ciclo diario, luego de la Sexta Hora y que se reza en lugar de la Liturgia, cuando no la hay o que se una a la Liturgia cuando ésta se oficia. Se denomina así porque es una representación, es decir, tiene cierta semejanza con la Liturgia cuando no se la oficia.

S

SOBERANO: del griego: "señor," "dueño de casa," "maestro." Del hebreo: "Adonaí," por ejemplo, Genesis 15:2. Esta palabra hebrea reemplazaba con frecuencia el nombre impronunciable de Dios.

TONOS: melodías especiales en la música eclesiástica tomados de la armonía del canto griego. En total son ocho. Cada tono tiene su matiz en los cambios de la voz y está dirigido a expresar y fomentar sentimientos dignos en los cristianos hacia Dios.

U / V

VIGILIA NOCTURNA: oficio que comienza después del ocaso y que dura toda la noche, de donde se deriva su nombre. Se oficia en Vísperas de una fiesta que se compone de las Vísperas, los Maitines y la Hora Primacon el agregado de la litia y la bendición de los panes. Corresponde oficiar 52 Vigilias dominicales y 16 antes de otras Fiestas, pero si lo desea el Sacerdote puede haber más (Reglas/ Ustav, cap. 6).

VISPERAS: uno de los oficios diarios que se realiza al atardecer. Las 'Pequeñas Vísperas' se ofician sólo antes de la Vigilia nocturna. Las 'Grandes Vísperas' por lo general, compone la primera parte de la Vigilia nocturna en los días de fiesta y domingos de todo el año y de la Liturgia de los Santos Dones Presantificados, los miércoles y viernes de la Gran Cuaresma. También se oficia los tres primeros días de la Semana Santa, el día anterior a las fiestas de la Natividad de Nuestro Señor, Teofanía y la Anunciación, si ella ocurre un día común de la Gran Cuaresma las Vísperas se cantan junto con la Liturgia de San Juan Crisóstomo, si ocurre el Jueves o Sábado Santo, entonces con la Liturgia de San Basilio.

VULGATA: del latín: "de todo el pueblo." Con este nombre se conoce la Biblia latina. La Iglesia romana utiliza esta Biblia y la prefiere a otras traducciones; el concilio de Tridente en su cuarta reunión anatemiza a aquellos que no acepten la Vulgata. Empero hombres eruditos han encontrado en la Vulgata muchos errores. La mejor traducción es la de los 72 traductores inspirados por Dios, hecha 300 años antes del nacimiento de Jesucristo durante el reinado del faraón egipcio Ptolomeo Filadelfio. De esta traducción de las Sagradas Escrituras se hizo la eslava correspondiente.

 

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Missionary Leaflet # S8
Copyright (c) 1999 and Published by
Holy Protection Russian Orthodox Church
2049 Argyle Ave. Los Angeles, California 90068
Editor: Bishop Alexander (Mileant)

(meditación_liturgia.doc, 09-23-99)