Pensamientos

sobre Ortodoxia

Protopresbitero M. Pomazanski

Traducido por Dr. Elena Ancibor

 

Contenido:  

Ortodoxia ¿Qué es? La Iglesia y Ortodoxia. La característica básica de Ortodoxia. ¿Dada o buscada? La importancia de los cánones. ¿Ortodoxia, es dinámica o estática? La glorificación de Dios. Lo Externo y lo Interno. La esencia de la idea de Salvación. La idea de Conciliaridad. La Unidad Interna. La fidelidad a Cristo.

 

 

 

Ortodoxia ¿Qué es?

Una palabra especial... Palabra que posee gran fuerza de atracción. Para muchos, muchos — santa y cara palabra, no fácilmente definida y al mismo tiempo simple y comprensible. De algunos escuchamos el reproche: "¿Para que en sus reuniones y discursos, resuena, tan a menudo la palabra Ortodoxia?" Puede ser que a veces tienen razón en su protesta. No se debe transformar a una palabra cara en un termino corriente de lucha, hablar de ella en un habiente, donde es poco apreciada, hacer de ella una pelota de batalla en reuniones sociales, político — culturales. Hay que custodiar con mucho cuidado a este nombre, este nuestro santo emblema verbal.Hablar de Ortodoxia, no significa tratar de darle una definición total. Intercambiar los pensamientos sobre un tema entrañable puede ser una necesidad, es agradable — simplemente "compartir." Nadie los juzgará si hablan en una luz ideal sobre lo querido.

Dirán: ¿no es demasiado osado expresar sus propios pensamientos sobre la ortodoxia? No sería necesario, primero, elevarse a una altura espiritual completa, para poder juzgar sobre sus variadas facetas. ¿Sería posible abarcar a su plenitud?

¿No sería mejor no hablar, del miedo de expresarse no suficientemente bien? ¿Y no tendría derecho cada uno de nosotros de juzgar como juzgamos sobre un majestuoso templo, mirándolo desde el exterior o atisbando su interior, desde la entrada?

Es a menudo, que en la gente alejada de la Iglesia, quienes sienten poco su espíritu, tienen una impresión muy vaga de lo que representa realmente la palabra "Ortodoxia":

 

"Es algo intermedio entre el catolicismo y el protestantismo"

"Se sabe: es un cesaro-papismo!"

"Yo acepto Ortodoxia, pero la verdadera, no esta teología de seminario"

"Ustedes preguntan sobre que: ¿sobre Ortodoxia oficial?"

Nos contestan: "O, si la mística de Ortodoxia: la madre-tierra — Madre Santísima Virgen; la ciudad de Kitiezh, los necios por Cristo, Dulce Jesús vestido en belleza" (De una conferencia pública).

"Ortodoxia es lo conciliar, la participación del clero y de los laicos en la dirección de la Iglesia"

"He aquí la verdadera Ortodoxia: el ermitaño Zosima de Dostoiewski, "Los de Concilio" de Leskov..."

"Debemos sostener a Ortodoxia porque es rusa."

"Me interesa lo nuevo en Ortodoxia, p. ej.: la enseñanza sobre la Sofía, Soloviev, Bulgakov, Berdiaiev, pero en general es aburrida..."

Y en verdad, ¿qué es la Ortodoxia? ¿Cuál es su importante carácter distintivo?

¿La severidad expresada en ayunos y servicios religiosos largos? ¿La diversidad de formas de veneración de Dios, que corresponde a las necesidades espirituales de la vida del hombre? ¿Su popularidad, que otorga fácilmente el color nacional a la religión?

¿Por qué se dice: esto es ortodoxo, en cambio aquello de ustedes, o de ellos, no es ortodoxo?

Se suponen algunos principios para las respuestas ¿cuáles son? Cómo se resuelven estas preguntas: Sobre la base histórica (es así en la historia de la Iglesia Ortodoxia) o en la base ideológica ¿Esto concuerda con la idea ortodoxa?

 

¿Así, desde cuando existe la palabra "Ortodoxia"? Nos dicen: Usted hablo de Ortodoxia antigua, ¿pero no existía Ortodoxia antes de la separación de las Iglesias?

"Se equivocan," contestamos.

En cuanto se manifestó en la Iglesia cristiana la necesidad de proteger a la verdad de los errores que aparecieron (y éstos ya aparecieron en los tiempos apostólicos), surgió el concepto de la "confesión correcta de la verdad," tal como la escuchamos en la oración litúrgica que viene de la Iglesia antigua, sobre el obispado, "que usa bien la palabra de la verdad" (2 Tim. 2:15). Esta expresión se cristalizó en una palabra durante los duros enfrentamientos del arrianismo en la Iglesia. San Atanasio el Grande dedicó casi toda su vida a la defensa de Ortodoxia del arrianismo. San Epifanio llama a San Atanasio: "Padre de Ortodoxia." El Isidorio de Sevilla en el libro "Los principios" dice: "El Ortodoxo es aquel, que cree correctamente y de acuerdo a esta creencia, vive correctamente." Los grandes padres orientales de la Iglesia del siglo VI, siempre usan esta misma denominación. San Gregorio el Teólogo la usa junto con otro concepto, repetido tan frecuentemente en nuestros días, o sea: "Ortodoxia sufriente" (La Palabra 6ª de Gregorio el teólogo).

Después del Sexto Concilio Ecuménico, cuando surgieron discusiones sobre la veneración de las imágenes (íconos) y de ese modo, sobre las formas externas de veneración de Dios, el concepto de "Ortodoxia" se amplió a todo el ciclo de teología Cristiana y servicios religiosos. Antes de la separación de las iglesias, "la Ortodoxia" o la "Verdadera Glorificación" se pensaba como un carácter necesario de verdadero Cristianismo, tanto en el Oriente como en el Occidente. Cuando sucedió la separación de la iglesia romana de la unidad de la Iglesia, ambos conceptos clásicos, digamos mejor, — eclesiásticos antiguos: a) "Ortodoxo" y b) "Católico-Universal" se conservaron en el Oriente y en el Occidente, pero se conservaron de manera que, uno dominó aquí, y otro allá. Cada uno hizo su estandarte de la Iglesia: En el Oriente — "Ortodoxia" es la preocupación, ante todo, de guardar la pureza de la confesión; en el Occidente — "la Universalidad" o el "Catolicismo" como la expresión de la idea de difusión mundial, o la Fe en el llamado mundial. El nombre de la Iglesia Cristiana como "Católica" quedó, sin duda, en el Oriente, tal como está mencionada en el Credo (que en la traducción eslava quedó como conciliar). Pero aquí, en el Oriente, esta denominación conserva su lugar en la serie de otras características necesarias de la Iglesia: "Una, Santa, Apostólica," que recibió en el Segundo Concilio Ecuménico, o sea, sin ser destacado en un carácter especial dominante sobre las otras características.

El pueblo ruso aceptó a Ortodoxia como la verdadera enseñanza de Cristo, conservada en la Iglesia de Cristo, representada en la tierra por los 4 antiguos Patriarcados Orientales.

 

La Iglesia y Ortodoxia.

Como nosotros, los rusos, recibimos el cristianismo en el período cuando ya se produjo, de hecho, la separación del Occidente de la Iglesia Oriental, para nosotros, en el lenguaje cotidiano, los conceptos "la Iglesia verdadera" y "Ortodoxia," tienen, no solo un mismo sentido, sino también, el mismo contenido: La Iglesia verdadera es Ortodoxia, y Ortodoxia es la verdadera Iglesia. Pero como la Iglesia se compone de hombres, mientras que Ortodoxia es la Fe y la veneración de Dios, es necesario, cuando hablamos especialmente de Ortodoxia; distinguir a estos dos conceptos, la Iglesia — "¿Quiénes?" Ortodoxia —"¿Qué?" y "¿Cómo?" — la casa de Dios o la familia de Dios; Ortodoxia — su valor, su riqueza espiritual.

Hablando sobre lo Ortodoxo y lo no Ortodoxo, hay que explicar una cosa más. El hecho es que, todavía en el primer milenio antes del hecho lamentable de la separación de las Iglesias, tanto el oriente como el occidente, recibieron gran cantidad de particularidades que dependían de las causas no relacionadas con las confesiones, sino de las condiciones geográficas y otras, de la diferencia de culturas griegas y romanas. La distancia entre el occidente y el oriente, separados por el Mar Mediterráneo, impedían la uniformidad de las formas del culto y otras facetas de la vida eclesiástica. La lengua griega que dominaba en el oriente y el latín que se torno el idioma culto del occidente aumentaban esta separación.

Así aparecieron, todavía antes de la separación de Roma en las dos partes de la Iglesia, unos rasgos especiales que no dependían, en realidad, de la conservación o no de la verdad. En el 2º milenio, en la medida que estos rasgos seguían subsistiendo se tornaron características de una u otra confesión y actualmente a menudo, es necesario un esfuerzo para definir si tal o cual particularidad del espíritu de catolicismo romano u ortodoxo es el resultado de causas etnográficas, o lingüísticas u otras.

Pero, sin embargo hay que reconocer que casi todo carácter, a veces, hasta no esencial, de una u otra confesión con alguno de sus ángulos entra en el espíritu mismo de su Iglesia. Toda particularidad, hasta si no tienen sus raíces en la visión del mundo, corresponde, en un caso al ortodoxo, en otro — al católico o cualquier otro.

 

 

La característica básica de Ortodoxia.

"El espíritu de Ortodoxia": esta expresión usada a menudo indica unidad, armonía interna que se encuentra en ella. Es difícil captar a ese espíritu, definirlo, decir en que consiste. De misma manera, o posiblemente con más dificultad que definir el espíritu de protestantismo o catolicismo. Pero tenemos el derecho de plantear la pregunta en otra forma: ¿De qué depende el espíritu de Ortodoxia, como se crea? ¿Es el termino medio de la suma de numerosos caracteres de la confesión ortodoxa, de manera semejante a como se habla del espíritu de una ciudad, de un país, o es la expresión de la idea que se encuentra en la base misma de la Ortodoxia? Diciendo de otra manera, ¿constituye la misma Ortodoxia una suma de conocimiento y experiencia espiritual, históricamente acumulada, o en su ser ella misma es la idea, una serie de ideas, que sirve para la plenitud de Ortodoxia, como la raíz, para el tronco y las ramas?

Ya la palabra misma: "Ortodoxia" o la "verdadera glorificación," habla de la idea y la nombra. ¿Qué idea? Puede ser formulada de distintas formas, pero ya mencionada la noción histórica sobre el uso antiguo de ese termino, y su filología, hablan que esa idea es ante todo la verdad: la búsqueda de la verdad, la fidelidad a ella, y su conservación: "Conozcan la verdad y la verdad os liberará." "Busquen ante todo a Reino de Dios y Su Verdad, y todo otro se os agregará."

La búsqueda de la verdad y la fidelidad a ella — es el signo fundamental de Ortodoxia. Y ese principio de la verdad en la Iglesia Ortodoxa en su historia, en sus actos, siempre se aceptaba (y existía en realidad) como fundamental, decisivo, cardinal. "No la universalidad, sino la verdad." Ni el peligro del cisma eclesiástico, ni la autoridad jerárquica, científica, teológica o cualquier otra, ni la presión del poder del estado, ni hasta la autoridad de Concilio — nada podía parar a ese elemento de la Iglesia, que como una potente corriente marina que imparable tendía hasta el fin de la adoración y victoria de la verdad Cristiana.

Así fue en la época de monofisismo, cuando el Santo Monje Máximo el Confesor no abdicó de la defensa de la enseñanza Ortodoxa, teniendo como oponente a 3 patriarcas y al emperador, así fue también, durante el período de 100 años de Iconoclasta.

 

 

¿Dada o buscada?

"Busquen en primer término a la verdad Divina"

Entonces, ¿Qué es Ortodoxia? ¿Es buscada o es ya dada? ¿La meta eternamente avanzando, o ya lograda? ¿Dónde buscarla: En el futuro o en el pasado?

Las imágenes Ortodoxas de los Santos y la Madre de Dios, el aspecto del templo Ortodoxo, la regla de la vida piadosa ortodoxa, la ascética, dogmática, servicios religiosos, ética, costumbres y ceremonias. ¿No son todos ellos ya dados, no son la riqueza alcanzada, no es la expresión de una idea ya encarnada?

Ortodoxia está realizada en gran medida, tomó formas rígidas y estáticas.

Esto es comprensible. Vive el 2º milenio la Iglesia que lleva y guarda Ortodoxia. La conciencia Cristiana nos induce a pensar, cada vez mas a menudo, que estamos mas cerca del fin de la historia que de su comienzo.

Toda la experiencia del conocimiento de Dios, de la vida espiritual, nos está dada ya en la vida y obras de los Santos de la Iglesia de Cristo, en su historia y reglas.

Y nos queda profundizar el presente con atención o mirar al pasado para estudiar a nuestra propia Ortodoxia.

 

Ortodoxia — ante nosotros, con nosotros, está ya dada, tiene su contenido y forma listos. Pero la religión es la vida. Y Ortodoxia no constituye una acumulación de respuestas listas a todas la preguntas que pueden inquietarnos. Ella misma pone ante nosotros problemas y nos exige resolverlas — según la voz de nuestra conciencia cristiana. Por eso, Ortodoxia no es solo dada, sino siempre buscada.

Cada día nos pone delante la pregunta: ¿Cómo actuar? Y a pesar de la experiencia no solo personal, sino una rica experiencia de generaciones pasadas, la vida nos pone continuamente ante el dilema: ¿Dónde esta el camino? ¿A dónde debemos ir? ¿Dónde esta la verdad, dónde esta mejor? Opiniones son muchas; la verdad es una. Tomando como guía el pensamiento de actuar como nos ordena nuestra conciencia, todavía vacilamos, como hay que actuar según la verdad, según Dios, ¿Cómo es mejor?

Así ocurre en la Fe, en obra cristiana, experiencia de la Iglesia. Sin embargo, ¿Cuán a menudo se puede escuchar la pregunta: "Es ortodoxa tal o cual cosa"? ¿Qué decisión, que acción corresponde al espíritu de Ortodoxia?

A la pregunta: ¿Qué es "Ortodoxo"? — La respuesta esta lista: "Ortodoxo es lo que es lo mejor." Pero no siempre esta claro: ¿Qué es lo mejor?

Y he aquí, escuchamos la voz de aquel elemento ortodoxo en el cual vivimos espiritualmente o por lo menos estamos en contacto. Y sumergiéndonos en él profundamente, encontramos una respuesta verdaderamente ortodoxa, de acuerdo con la voz de nuestra conciencia y nuestra mente. Esta respuesta nace intuitivamente, pero debe ser corroborada por los cánones de la Iglesia, el Evangelio, la tradición general de la Iglesia. La verdad que nace en lo profundo de nuestra alma, debe ser la verdad también a la luz del día, así resulta que al lado del termino Ortodoxia, hay un otro termino: "No ortodoxo." Significa la línea difícilmente definida con las palabras que se refiere a las particularidades de la vida eclesiástica, la música, la lectura, la iconografía y las ceremonias.

 

Ortodoxia, no es algo dado, sino algo buscado. ¡Cuantas inquietudes sobrevivió la Iglesia, hasta que planteo esta integridad cristiana de la visión del mundo, que ahora recibimos hecha como la confesión ortodoxa de la Fe!

¡Qué sacudidas y víctimas acompañaban el período de discusiones dogmáticas! Con que perdidas, en fin, perdidas de regiones enteras y pueblos, que quedaron en herejías y separaciones, pagó la Iglesia la defensa de la verdad Cristiana y Eclesiástica.

Así la Iglesia demostró con los hechos la confesión que esta escrita en su estandarte "Ortodoxia."

Esto no significa que la Iglesia es indiferente a la catolicidad terrenal: a la pérdida o conservación de sus miembros, o es insensible a la difusión del Evangelio hasta los confines del Universo; que ella valora poco la unidad, que ella se cierra sobre si misma, que no trata de ocupar el primer lugar, que le pertenece por derecho, entre las confesiones cristianas.

Pero la misma realidad, la historia, exigió a la Iglesia justamente el ministerio de Ortodoxia: la lucha por la verdad cristiana. Y en esta lucha se perdían las fuerzas espirituales de una generación tras otra de la Iglesia en el Oriente, durante el primer milenio de su historia. "Busquen, ante todo, el Reino de Dios y su Verdad y todo lo demás se les agregará." La victoria definitiva, el triunfo en lo espiritual no pertenecen a aquel que posee la fuerza, la masa, los medios de lucha, los talentos, sino a aquel que lleva la verdad. La verdad, hasta el último momento, puede concervarse en la minoría y en la sombra.

En el curso de un largo proceso, en el curso de la historia mundial, no nos debe enceguecer ni la superioridad numérica — ajena, o nuestra — en tal o cual período histórico, ni la organización interna o externa, ni otras ventajas visibles. "La fuerza Divina actúa en lo débil." La victoria se da en el último momento. Y hasta la llegada de ese último momento es importante conservar y guardar su estandarte, observar la verdad, guardar la Ortodoxia.

Y sabemos que la herejía y diferentes no Ortodoxias, no pertenecen sólo al pasado. Las herejías y creencias erróneas, pueden estar también en el futuro. Y la Iglesia debe permanecer vigilante, tanto contra las herejías que vienen de afuera, como, mas todavía, contra las enseñanzas falsas, que surgen en su interior, entre los miembros de la misma Iglesia.

 

La importancia de los cánones.

Es suficiente no mantener firme al timón, cambiar levemente el rumbo — y sigue, indefectiblemente una desviación de la meta, primero imperceptible y, con el tiempo, cada vez mayor. Por eso, valorando lo correcto, hay que verificar a si mismo. Los maestros artesanos tienen métodos con los cuales corrigen a los objetos que pierden la forma debida. Estas "reglas," también las tiene la Iglesia. En griego se llaman "Cánones" (canon es modelo, regla; el termino que usa el Ap. Pablo en las Epístolas: Gal. 6:16; Felip. 3:16). La organización de la Iglesia, sus leyes, se definen por las reglas de los Santos Apóstoles, Santos Padres, Concilios eclesiásticos o Cánones de la Iglesia. El cristiano en su vida espiritual personal se guía y se corrige con la regla de la oración: de la mañana, la noche, regla para la Santa Comunión y otros. La finalidad de esta regla no es solo para mantener al hombre en la disciplina e la oración e incitar su aplicación a la oración: tiene una amplia importancia. El contenido de los modelos de las oraciones de las reglas de los Santos Padres hacen recta la conciencia moral del hombre y su visión de si mismo e indican qué y cómo pedir al Señor, como creer, como cumplir la penitencia y como educarse espiritualmente.

De misma manera son necesarias las normas — reglas para la creación artística eclesiástica. Esta debe ser mantenida en la vía correcta de la tradición de la Iglesia. Así es. No en vano, una serie de cánticos se llamo "Canon," estos grupos de cánticos eclesiásticos son conocidos, justamente, por su riqueza de pensamientos y expresiones, formas artísticas, a pesar del cumplimiento estricto de las reglas de su composición. Así mismo, la iconografía y arquitectura ortodoxas, poseen sus cánones según cuya exactitud se definen su valor eclesiástico-histórico.

 

 

¿Ortodoxia, es dinámica o estática?

"Conservar," "guardar," "ser fiel a la tradición de la Iglesia" ¿no es la cultivación del conservatismo? No sería característico para la Iglesia Ortodoxa el estancamiento, el punto de vista como este: "Nuestros abuelos vivían y se salvaban así, con esto queremos quedarnos. No necesitamos nada nuevo."

A menudo reprochan el conservatismo a la Iglesia ortodoxa.

Pero también algunos dicen lo contrario. Los protestantes acusan, p. ej: que el Oriente ortodoxo, en su desarrollo eclesiástico, fue demasiado lejos, introduciendo cada vez mas novedades en los conceptos y costumbres eclesiásticos, ¿de donde sería mejor volver atrás hacia el orden viejo y primordial de los primeros siglos del cristianismo?

¿Pero ese conservatismo de la Iglesia, no sería dictado por la lógica del milenio que se va? Si está destinado para algún día la reunificación de las Iglesias, ¿En qué base pueden proceder si no es sobre una aceptación mutua de las situaciones dogmáticas y canónicas comunes a ambos iglesias de Oriente y Occidente previas a la ruptura? La Iglesia Ortodoxa, que no cambio nada en su confesión dogmática y su orden canónico, en cualquier momento esta lista de aceptar la reunificación, sobre esta base única posible.

Y al mismo tiempo, la Iglesia del 2º milenio es un continuo movimiento hacia adelante. Ortodoxia no es estática, sino dinámica. Sobre el Oriente Ortodoxo, que pasó mas de mil años en la cautividad de pueblos musulmanes, es difícil hablar ahora. En los países eslavos, donde, después de su nacimiento en el Cristianismo, esta dinámica se expresó en la creación de la lengua eslava-litúrgica, en la conjunción libre del Cristianismo con el carácter popular, en las reformas de las ceremonias, en la composición de nuevas oraciones y cánticos, y lo mas importante, en la fuerza del espíritu, a veces profundamente escondida o revelándose en su grandeza en los momentos correspondientes de la vida de la Iglesia de Cristo.

 

 

"Busquen en primer lugar el Reino de Dios y su Verdad."

La búsqueda de la Verdad, como principio básico, nos induce a primera vista la suposición que Ortodoxia se presenta a nuestra conciencia como la fuerza de conocimiento, como pensamiento, como actividad de la mente, aunque sea piadosa pero también algo "racional."

Pero justamente Ortodoxia niega la razonabilidad, el racionalismo. De las tres religiones grandes, la religión Ortodoxa, es la menos racionalista. Y lleva el nombre no de "Pensamiento Verdadero," sino de la "Verdadera Glorificación," o sea de la Glorificación de Dios, en la cual el lugar principal siempre y en toda parte ocupa la oración.

Ya de esto se ve, que el portador del Espíritu Ortodoxo no es la mente, sino el corazón.

Y en realidad el concepto "corazón" ocupa en la terminología psicológica ortodoxa el primer lugar. Además esta palabra tiene un sentido mucho más profundo que en la conversación cotidiana, este no es "el órgano de sentido," como estamos acostumbrados a decir, sino esta misteriosa región del alma, por medio de la cual, tomamos en máximo grado el contacto con Dios, pero que también puede encontrarse bajo la influencia de la fuerza tenebrosa. La región en la cual entran el subconsciente y la intuición; la región no investigada por nuestra mente, ya que la mente constituye una especie de sobre-estructura sobre ella. Por eso, en las obras de los padres de la Iglesia ortodoxa, y de los Santos se habla igual que en la Palabra de Dios de los "pensamientos del corazón," "deseos de corazón" junto con los "deseos de la mente" y "pensamientos de la mente."

 

 

"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la Verdad."

El idioma ruso expresa bien el concepto de la Verdad. "La Verdad" es, en primer término, lo cierto, como opuesto a la mentira, en segundo término — la ley moral, la justicia como lo contrario de lo falso, de la ofensa y la injusticia. Pero la lengua eslava expresa mejora aún a estos dos significados, agrega un significado nuevo: la Verdad Divina — la "justificación" de Dios, en otras palabras, el amor Divino, absolución, no en el sentido jurídico, sino en el sentido de un inexpresable misericordioso amor Divino.

La Justicia — Verdad, como una confesión correcta de la Fe y como la coincidencia de las palabras y pensamientos de hombre. La verdad moral como concordancia de los actos con las ordenes de la conciencia cristiana y la verdad de la Gracia — es entrega de uno a la salvadora benevolencia Divina forman la "justicia," como la unión de todas las "Verdades," o sea aquel estado de la personalidad cristiana, cuando el hombre mismo se hace "justo." La mansedumbre, la pureza del alma, el estado oratorio, esta expresado en las palabras del Apóstol: "el hombre interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible" (1Ped 3:4). Este es el tipo de un cristiano ortodoxo tal como esta dado, no es la visión mental ni ideal abstracto, sino en la vida del pueblo ruso, que recibió Ortodoxia de oriente, pueblo creyente, bajo el nombre característico de "justo."

Y con ese concepto, también, habitualmente esta unida la búsqueda. No sólo lo "devoto" y no simplemente la "virtud" caracterizan al "justo" (a los "virtuosos" el pueblo llama "gente honrada, justa") sino la búsqueda de salvación en Cristo. Aceptación de sacrificios, alejamiento de los bienes de la vida, poco importancia de sus derechos, siguen a esta incesante "hambre y sed a la verdad," a través de los cuales se abre al hombre la visión de Reino del Cielo. Finalmente la lucha por la Verdad en Cristo sin compromisos, sin pactos con la conciencia.

La verdadera Ortodoxia es un camino incesante hacia delante, no solo en la totalidad, sino en su manifestación individual.

 

 

La glorificación de Dios.

"Ortodoxia": ("verdadera glorificación") si la primera mitad del concepto habla de lo correcto, verdadero, de la verdad, que se exige del cristiano, la segunda mitad llama glorificar a Dios. La Gloria Divina es la segunda idea encerrada en el concepto de Ortodoxia. Nos induce que todas las facetas del cristianismo: visión del mundo, relaciones con la gente, salvación personal, se encuentran y unifican en lo principal, o sea, — la glorificación de Dios.

Si la "Gloria Divina" significa servicios religiosos y oración — estos se encuentran en el centro de atención ortodoxa.

Indudablemente la Gloria Divina esta incluida no solo en la liturgia: "glorifiquen a Dios en cuerpos vuestros y almas vuestras que son Dios." Esto significa: una vida moral, pureza moral no es solo la condición de una oración agradable a Dios, sino es en si misma la glorificación y el servicio a Dios.

Más adelante pensamiento en Dios, observación con la mente y el corazón de la bondad, misericordia, sabiduría, y omnipotencia Divinas e inclinación del corazón y la mente ante los misterios de la grandeza y del amor de Dios al hombre- es también la glorificación de Dios.

Sin embargo, en la base de Ortodoxia queda la glorificación con el servicio de oración. Y esto porque la oración ortodoxa — el servicio en el templo — reúne a todo. Ella es el alma de Ortodoxia. Para asegurarse de esto, es suficiente entrar en el contenido de la liturgia ortodoxa.

 

"Oren sin cesar," enseña el Apóstol. Con esto el nos induce la necesidad de la "sobriedad del alma," por medio de una continua recordación de Dios. Esta indicación del Apóstol se cumple tanto en la oración de cristianos aislados, como en el servicio conjunto. La enseñanza de una individual e incesante oración es la base de la ciencia de los Santos de la Iglesia, sobre la salvación. Su modelo es : "Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten piedad de mi," o en forma corta : "Señor ten piedad," este no es el pedido por nuestras necesidades cotidianas al Padre Celestial, sino el arrepentimiento por nuestros pecados ante el Salvador y el pedido de salvación del alma.

La oración comunitaria tal como esta indicada en la Ortodoxia por la regla perfecta y plena de la Iglesia, creada en los monasterios, esta distribuida de tal manera que la oración fluye casi sin pausa o en el templo, o en la celda, de día y de noche, y en la antigüedad, había templos monásticos con el servicio "sin dormir." Las Horas 1ª, 3ª, 6ª y 9ª horas del día, se continuaban con las interhoras en el servicio de la tarde, de medianoche y de la mañana, así pasaba la noche.

Y a pesar que la vida, con sus exigencias, no permite acercarse al ideal de la regla (tanto en las condiciones de las parroquias, como también en la vida monástica), sin embargo, el servicio religioso ortodoxo se caracteriza por su longitud y contenido.

 

"Oren unos por los otros." La memoria de la Iglesia de sus miembros se sostiene por la constante recordación de sus nombres, durante el servicio religioso. Personas espiritualmente cercanas a los orantes y a menudo separadas de ellos por grandes distancias particularmente se recuerdan los sufrientes, enfermos, o a los que se encuentran en viaje.

Esta memoria no cesa ni después de la muerte. A menudo la oración por los difuntos sigue elevándose no solo después de muchos años de su deceso. Así continua a través de la Iglesia la comunión con los muertos, padres y hermanos nuestros, en nuestra oración por ellos y en la invisible mutua oración de ellos por nosotros.

"Si comen, o hacen cualquier otra cosa, todo lo hagan a la gloria de Dios." "Todo esta bien y nada esta mal, si se recibe con agradecimiento, ya que se santifica con la palabra Divina."

Estas palabras apostólicas nos explican porque en el orden ortodoxo de la vida, la oración de la Iglesia a menudo sale del templo, y se puede decir, que entra en el medio mismo de la vida popular.

A muchos ortodoxos esta santificación de la naturaleza y la vida, parecía y parece como algo pagano, como restos de las costumbres y ceremónias precristianas. Pero esta cercanía a la vida se encuentra en el espíritu de Ortodoxia. La santificación solemne de las aguas con la salida en procesión a las fuentes, en los días de festividades de Bautismo del Señor, en la mitad de Pentecostés, y el 1º de agosto. La santificación con agua bendita, de los campos en primavera, de los rebaños, la bendición de las casas y de todas las estructuras domesticas, de la comida en Pascua, de los frutos, verduras, flores, espigas, después de la cosecha. Los iconos y la Cruz del Señor en las casas, en los cruces de caminos, en las plazas, en las entradas. Todo esto son los ejemplos de la santificación por la Iglesia de todos los aspectos de la vida fuera de los templos. Con la oración comunitaria se bendice todo el camino terrenal del cristiano desde el día de su nacimiento. La oración del primer día después de nacimiento, con la aplicación del nombre, "el bautismo," las oraciones en el 40-mo día, oraciones antes del comienzo de toda la actividad buena, antes de un viaje, en la enfermedad, las oraciones de agradecimiento y otras, entran la regla de la vida en la Iglesia.

 

"¡Bendice alma mía el Señor y todo mi interior a Su Santo nombre!" "Todo lo que respira que glorifique al Señor." Estos dos pensamientos del Salmista, en Ortodoxia se encarnan más plenamente.

"Todo mi interior" que bendiga al Señor: Todas las aptitudes y talentos están llamados y atraídos a la glorificación de Dios. Y por eso, nosotros no solo con el pensamiento nos dirigimos a Dios, sino Lo glorificamos con el lenguaje y con el canto y con la pintura y otras artes armónicas. Los mosaicos y los frescos, las telas y el bordado con oro, esculturas en bajo relieve, porque ellas con su corporeidad no cubren al espíritu, el arte de la orfevrería, la arquitectura y otras manifestaciones del talento humano, encuentran su lugar en la glorificación del nombre Divino y Sus Santos.

Y en las manos de un cristiano Ortodoxo, toda la naturaleza, "todo lo que respira" que alabe al Señor.

La santificación del agua, la luz de la vela en las manos del orante, el perfume del incienso, las palmas para la Entrada de Señor a Jerusalén, las flores en Pentecostés — estos dones de la naturaleza están llamados ser los medios de nuestra alabanza a Dios.

La celda o la ermita monástica en el fondo misterioso del bosque, una capilla o una cruz sobre la fuente, la peregrinación por decenas y centenas de kilómetros — todo esto es la comunicación del hombre con la naturaleza, cuando se unen en una alegría conjunta, cuando se inclinan ante la bondad creativa y providente de Dios.

Pero, desgraciadamente, ahora todo esto en nuestra patria Rusia esta encerrado entre las paredes de unos pocos templos. ¿Es esta la libertad de la vida religiosa?

 

Lo Externo y lo Interno.

Lo externo. Sería inútil hablar de una particular admisión de los Ortodoxos a lo externo, a la ceremonia. La ceremonia es la parte imprescindible de la veneración de Dios. ¿Cómo puede ser la veneración a Dios sin veneración externa?

El servicio religioso de la iglesia ortodoxa se caracteriza por su espiritualidad, plenitud, el espíritu conciliar, y al mismo tiempo, una diversidad de expresión externa.

"¿No sabéis que vuestros cuerpos son el templo del espíritu, que vive en vosotros?" pregunta el Apóstol. El cuerpo no esta designado solo para satisfacer sus necesidades corporales: es el instrumento del alma y debe ser traído a la glorificación de Dios junto con el alma. Como modelo que expresa al Espíritu de la ceremonia ortodoxa, es el Icono Cristiano oriental. En el, lo corporal esta representado con rasgos tan finos y condicionales que pasa al segundo plano, ante la expresión de la espiritualidad de los rostros. Con esto la ceremonia en Ortodoxia esta plena y valiente, no ata miedosamente a los movimientos, no apaga el estado espiritual, es multifacetica y natural. La vemos así en el levantamiento de los brazos de los oficiantes en la señal de la cruz y la bendición, en genuflexiones profundas y beso de los objetos sagrados.

La parte ceremonial externa del servicio religioso se formó paulatinamente, históricamente. Pero es digno de atención como en ella se refleja la imagen de la Iglesia Celestial, dada en la Revelación de Juan el Teólogo. Como si la liturgia terrenal se organizaba especialmente según ese modelo.

Este pensamiento aparece cuando leemos en la Revelación: sobre las siete lámparas de oro, los 24 ancianos con vestiduras blancas, de las coronas de oro sobre sus cabezas, las cuales, ellos al inclinarse, depositan ante el altar Divino; los cálices de oro, llenos de incienso y de humo de incienso que se eleva con las oraciones de los Santos; los 7 Ángeles que cantan el cántico de Moisés con vestiduras claras de lino, y ceñidos los pechos con cinturones de oro; el templo lleno de humo de la Gloria Divina; el sello — signo de la cruz en las frentes de miles de siervos de Dios marcados.

 

El monasterio — es el educador de Ortodoxia. En los antiguos monasterios de oriente: Egipto, Palestina, Siria, Constantinopla, se formo todo el orden de la vida espiritual ortodoxa. En el monte Athos y en los monasterios rusos se paso al suelo eslávo. El "Tipicon" o la Regla litúrgica constituye, en realidad, no solo la regla de servicios religiosos, sino la regla de la vida monástica. Pone los signos de igual entre los conceptos: servicios en la iglesia — vida en Dios — vida monástica. Por eso, a primer golpe de vista, Ortodoxia se distingue por la severidad y la seriedad de las exigencias.

Tomemos, aunque sea, los ayunos canónicos. Ortodoxia induce al cristiano de ser implacable con sus vicios, con sus malas inclinaciones, naturales o adquiridas, llama a la proeza de penitencia, tal que sacuda a todo su ser y le hace sentir toda la profundidad de su caída. "Con pecados bajos ensucie a mi alma y en la pereza viví a toda mi vida." El clamor del alma "ten piedad de mi" tiene que salir de todo su ser, que con todo su ser se entienda donde esta el ancla de su salvación, toda su esperanza en el inexpresable amor y misericordia Divina. Si en Ortodoxia es profunda la congoja por los pecados, la alegría en Señor, es mas fuerte, ya que toda nuestra debilidad no es capaz de vencer a la fuerza Divina y el amor de Dios. De ahí que en Ortodoxia, el estado alegre y gozoso, domina, triunfa, y vence a toda congoja.

El mismo comienzo de la penitencia, lleva en si, un grano de alegría. "El tiempo alegre comenzaremos la penitencia," se canta el principio del ayuno. Y la alegría llega a su punto culminante en la noche de Pascua y durante toda la festividad de Pascua, la Resurección de Cristo. Y como el festejo de Resurrección de Cristo, se extiende sobre todos los domingos del año, en el templo reina un tono triunfal y del templo el cristiano se lleva a la vida un sentimiento animoso.

Así se crea amplitud, plenitud y orden alto de la vida eclesiástica Ortodoxa.

 

La esencia de la idea de Salvación.

La planta crece hacia arriba. La idea del crecimiento orgánico es inseparable del espíritu de Ortodoxia. Ella se expresa en la comprensión ortodoxa de la salvación del hombre. En el centro de atención del cristiano se encuentra no "la conformación a la verdad Divina," no "la adquisición, de méritos," sino la posibilidad y la necesidad del crecimiento espiritual personal, en alcanzar de la pureza y de la santidad. La redención del hombre, su injerto al Cuerpo de Cristo, son condiciones para poder comenzar ese crecimiento. Las fuerzas de Gracia del Espíritu Santo, como el sol, la lluvia y el aire para la planta, hacen crecer a esta siembra espiritual. Pero el mismo crecimiento es la "acción," el trabajo, un proceso largo, el trabajo interno sobre si mismo: continuo, humilde, tenaz. Renacimiento — no es la momentánea transformación de un pecador en un salvado, sino un cambio real de la naturaleza espiritual del hombre, cambio del contenido de lo más recóndito del alma, de los pensamientos, conceptos y deseos, direcciones de los sentidos. Ese trabajo se refleja, también sobre el estado corpóreo del cristiano, cuando el cuerpo deja de ser el señor del alma y vuelve al papel de servicio cumplidor de las ordenes del espíritu, un humilde portador del alma inmortal.

El árbol vivo, indefectiblemente crece. Alimentándose a través de las raíces, se ramifica ampliamente y forma la copa dispuesta armónicamente, aunque carece de un punto único en su alto. Así es el orden externo de la Iglesia ortodoxa sobre la tierra. Así también es la estructura de Ortodoxia: las Iglesias parroquiales, Iglesias locales, Patriarcados y una serie de Iglesias autocefalas. Todo el orden administrativo de la Iglesia terrenal, corresponde a su crecimiento orgánico: cada rama crece lateralmente, no separándose del tronco. Así se forman las relaciones mutuas de las Iglesias locales: Iglesias-madres, hijas-Iglesias, hermanas-Iglesias: la familia Divina de Cristo.

 

La idea de Conciliaridad.

Ortodoxia es profundamente popular (publico). Todas las decisiones se tomaban en su historia según la voz de toda la Iglesia. Los concilios ecuménicos y locales, eran la expresión no de la enseñanza de la jerarquía solamente, sino de la fe de toda la Iglesia. Así ocurría que la verdad la defendían unos simples monjes, a veces, en contra del punto de vista de los obispos dirigentes, y la Iglesia reconocía la voz de la verdad de los primeros, tal como ocurrió en el tiempo de la herejía, de monofisismo, o en el período Iconoclasta, o en la Rusia suroxidental en el fin del siglo XVI.

Pero ser popular, no significa ser democrática, por la forma de gobierno. La Iglesia esta gobernada no por representantes del pueblo, sino por la jerarquía eclesiástica, y gobernada en base a firmes y claros cánones eclesiásticos. Pensar que la conciliaridad ortodoxa consiste en que los laicos dirijan a la Iglesia junto con los obispos significa no entender, ni el espíritu de Ortodoxia, ni el significado del término "conciliaridad" (sobornost).

Ser popular no significa tampoco tener el nivel bajo en cultura, y la Ortodoxia, siendo en su historia siempre popular por el espíritu, no puede ser tratada como una expresión de primitivismo, como refracción popular simple de la religión cristiana. Ortodoxia se impregnó con las características nobles de la alta cultura helénica, que el Bizancio recibió como herencia. La elocuencia, cuyos altos modelos tenemos en los Santos del s. 4-to de cristianismo, la filosofía y la ciencia, particularmente representadas en el cristianismo Oriental por Basilio el grande y Origen; la poesía desde el tiempo de Gregorio el Teólogo y que penetra como un dibujo en la Liturgia Oriental en desarrollo; la Santa Sofía de Constantinopla — una cima del arte arquitectónico antiguo; 8 tonos de Juan el Damasceno; la iconografía del Oriente, los frescos y mosaicos de los templos de Constantinopla — todos son ejemplos de alta cultura del cristianismo oriental. Y solo la noche de Islam, que inundó el Oriente ortodoxo por más de 1000 años, detuvo allí el torrente de la cristianización de cultura.

Ortodoxia, como se sabe, era un móvil cultural también en la historia de nuestra patria.

 

Ortodoxia es supranacional. Ella no es rusa, ni serbia, ni griega — es la confesión cristiana. Sin embargo ella, libremente se impregna de elemento natural, convive con la sicología del pueblo y se alegra con sus alegrías y en la unión de la Iglesia y el pueblo se crea su historia. Cuan estrechamente se entrelazó la historia del pueblo con la actividad sacerdotal y de la Iglesia, en el pueblo serbio. Y el trabajo creador de la Iglesia Rusa no pueden ignorar ni los enemigos del cristianismo, cuando hablan del pasado del pueblo ruso.

Pero en esta parte nos encontramos con una tentación. Viendo, cuanta ayuda puede prestar la Iglesia al Estado y al pueblo, los dirigentes populares y estatales no una sola vez querían reducir a la Iglesia y la religión para el "servicio" del pueblo y del estado. Ellos valoran la religión en la medida que la Iglesia, según el entendimiento de ellos, es necesaria y útil social ó políticamente. Con esto rebajan a la Iglesia y a la religión, hasta frenan su actividad y libertad perjudicando su cometido. Por eso, las Iglesias-Madres, no siempre reconocen la independencia de las Iglesias normales, particularmente en estados jóvenes.

Siempre hay que temer a esta tendencia de usar a la religión, aunque sea, para metas constructivas, pero no directas. No se puede exigir de ella, en lugar de problemas eternos — servir a los fine temporales.

 

 

La Unidad Interna.

Un conocimiento insuficiente aparece en aquellos juicios superficiales, que a menudo se escuchan sobre Ortodoxia; y en las exposiciones como las que citamos en el principio (cap 2º)

Ortodoxia es entera y una. No hay dos Ortodoxias, una verdadera-interna y otra "oficial." Hay solo facetas interna y externa, donde en esta última, sin duda, se reflejan las condiciones dadas de la vida, en particular, del estado.

Pero verdaderamente la vida de Ortodoxia, se concentra en su parte profunda, interna.

La dirección por el Sínodo o por el Patriarca de la Iglesia, la total o incompleta libertad externa, que ella goza en el estado, o si carece completamente de ella, si se le da el derecho y la influencia, o no, si se encuentra controlada bajo presión o perseguida: todo eso se refiere a la parte externa de su vida. Se refleja sobre la interna, pero ese reflejo no es paralelo, no es conforme a la ley, y no es sujeto a la observación superficial.

No hay una teología oficial seca y aburrida y alguna otra teología: toda teología esta llena de vida, pero para referirse a ella, hay que estar preparado. No tienen razón aquellos que tratan despectivamente a nuestra teología del pasado, llamándola "del seminario." Le reprochan sombras de escolástica: pero estas aparecen como consecuencia de la época. La acusan, en el pasado de poseer algunas influencias de los sistemas de confesiones ajenas, completamente independientes formas de formulación puramente ortodoxa, que debían sustituir a la tradición acostumbrada y fortificada por muchos siglos, de la teología o cultura.

No es salvador y no es necesario buscar "novedades" en la dogmática, como ocurre en nuestro tiempo. Al pensamiento ortodoxo es ajena la idea del "desarrollo de las dogmas," no se conoce la ley del desarrollo dogmático. La finalidad — es la misma que en el pasado, la misma de siempre: aclarar para nosotros y dar un pleno, ordenado y severamente correcto sistema de la enseñanza cristiana.

Ortodoxia es genuina. Y no puede ser otra ya que es primordial y prístina. Es el básico y recto lecho del río cristiano. Por eso no se puede hablar de ella como de algo intermedio entre el catolicismo y el protestantismo. Hasta no se puede aceptar este concepto, porque el protestantismo existe solamente 4 siglos y, entonces, esta expresión es históricamente absurda.

Ortodoxia es espiritual. Es una misteriosa vida en Dios. Pero a ella es poco aplicable la palabra "mística" en el sentido del "misticismo" que a menudo se encuentra en las sectas del Occidente. A Ortodoxia son ajenas las manifestaciones enfermizas del misticismo.

En la vida religiosa rusa, aparecieron 3 corrientes negativas, rechazadas por la Iglesia ortodoxa: "los del viejo orden," sectas rusas nacionalistas y sectas místicas. Ya que las tres fueran rechazadas, vemos que a Ortodoxia le son ajenos tanto el seco racionalismo religioso, como el enfermizo misticismo y los del "viejo orden," como principios a Ortodoxia, no solo a la Iglesia rusa, sino en general, en todo pueblo y en todo tiempo.

 

 

La fidelidad a Cristo.

Alta, en la oración, profunda, en el pensamiento Divino, alegre, en la hazaña espiritual, pura en el gozo, perfecta en la enseñanza moral, plena en los modos de glorificación Divina — Ortodoxia, a pesar de eso, no es la religión mas populosa del mundo y no es la preponderante entre las confesiones cristianas de nuestro tiempo.

Cercano geográficamente a los países ortodoxos, el Occidente Europeo, hasta la mitad del s. XIX, casi no conocía, ni quería conocer a Ortodoxia: unos la rebajaban e ignoraban (en el medio católico), otros la consideraban mediopagana (en el medio protestante). Era necesario que llegue la disminución externa de la iglesia Ortodoxa, las fuerzas y la riqueza espiritual de Ortodoxia, como comenzamos a verlo ahora.

Ortodoxia, no espera para si un triunfo visible, y una dominación en el mundo. Los destinos de la Iglesia de Cristo, indicados en la Revelación de San Juan el Teólogo, no presagian eso. El Apóstol de la Revelación, previene a los ángeles — dirigentes de las Iglesias de la auto-confianza triunfante, — profetiza los sufrimientos y pruebas, y cada vez un mayor ataque de las fuerzas del infierno sobre la Iglesia de Cristo hacia el fin del mundo, y llama a la paciencia, a la hazaña y aguante hasta el final y a la humildad.

"Aquí — la paciencia de los Santos" (Rev. 14:12). En nuestro tiempo surgieron pruebas excepcionales que cayeron sobre la Iglesia desde afuera y desde adentro. Esta muda de la Iglesia en nuestra patria, que sufrió mucho tiempo bajo el yugo del comunismo. En gran ansiedad de las Iglesias hermanas de los países eslavos, anonadados por la misma catástrofe. En el medio de los emigrantes — aparecen las autodenominadas "Iglesias autocéfalas," formaciones eclesiástico — nacionales. Separaciones en la gran familia rusa ortodoxa en el extranjero. Se roba el mismo concepto de Ortodoxia: con ese nombre se abren sociedades, que se fueran de verdadera Ortodoxia y instructores, que deforman a Ortodoxia. Todo eso puede causar tristeza e inquietar: no nos amenaza la posibilidad de fragmentar en distintas sectas, tal como pasó con el protestantismo ?

No, porque sabemos: Cristo esta con Su Iglesia: "Yo estoy con vosotros en todos los días." Si un río retenido en su curso, sale de su lecho, de manera que no se lo ve, y va por zanjas y meandros laterales, esto no significa que el río perdió su lecho y no irá mas por él. Así es el río histórico de Ortodoxia: su lecho es profundo y su curso, recto. El protestantismo se fracturó porque no tenia en su lecho la tradición eclesiástica. No se vulnerará la unidad de Ortodoxia. Pero son dignos de lastima los que se separarán de la unidad eclesiástica, guardada en las iglesia locales unidas y ortodoxas.

En nuestros días nuestro deber común en el extranjero — es ser fieles: no traicionar a Cristo, a la Iglesia universal, a Santo Sínodo de la Iglesia Rusa en extranjero, a promesas cristianas, a los Santos Testamentos de los padres, a los hermanos que sufren; mantener derecha la dirección y firme el timón; así es el simple y claro camino ortodoxo.

 

"Trabajen al Señor con temor y alégrense a Él con trepidación," No el sentimiento de orgullo, sino el sentimiento de temor junto con la alegría llena el corazón del cristiano ortodoxo. A vosotros esta confiada la joya: la lleváis con suficiente cuidado ? Estáis dignos de ella ? Están conscientes de vuestra responsabilidad ?

"Pues así seremos vestidos, y no desnudos," dice el Apóstol (2 Cor. 5:3). No nos amenaza el peligro de quedar desnudos? No esta la advertencia escrita para nosotros ? No, la conciencia que sostenemos a Ortodoxia nos salva. Debemos espiritualmente estar revestidos de ella a través del cumplimiento de ella.

Estar vestidos y no resultar desnudos — esto significa no sólo pertenecer, sino tener la vestidura de la fe de la verdad, del amor, de la pureza, de la humildad y ausencia de orgullo — vestidura de la Gracia Divina. Esto significa, hablando con las palabras del mismo Apóstol, vivir de tal manera que "predicando a otros no quedar indigno uno mismo."

 

Una vestidura así en Ortodoxia, otórganos Señor !

 

 

 

Folleto Misionero # S77

Copyright © 2002 Holy Trinity Orthodox Mission

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Editor: Obispo Alejandro (Mileant)

 

 

(pensamientos_ortodoxia.doc, 04-25-2002).

 

 

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Date

E. M.

5-6-02