Recepción de los No-Ortodoxos en la Iglesia Ortodoxa Rusa

Legislación Eclesiástica y Opiniones Sobre el Tema.

Por el Archimandrita Ambrosius (Pogodin)

Originalmente publicado en ruso en el Vestnik Russkogo Khristianskogo Dvizheniya

(Messenger of the Russian Christian Movement), Paris.

La tolerancia hacia los ciudadanos no-rusos fue una característica particular de este Estado, esto contribuyó a consolidar y fortalecer al Gran Imperio Ruso, el cual se erigió sobre la base de las muchas nacionalidades conviviendo bajo iguales principios. La misma tolerancia fue asimismo una característica de la Iglesia Ortodoxa Rusa, con respecto a los no-ortodoxos, como bien señalan los historiadores rusos. El profesor A. V. Kartashev escribe: "La relativa tolerancia de los rusos con respecto a otras religiones y confesiones cristianas fue un rasgo distintivo del período Pre-Mongol." El profesor N. Talberg señala: "La Iglesia Rusa se distinguió asimismo por su tolerancia hacia los no-ortodoxos." Iglesias Latinas servidas por clérigos latinos se encontraban esparcidas en Kiev, Novgorod, Ladoga, Polotsk, Smolensk, Pereyaslavl y otros lugares. En su obra "Delineamientos de la Historia de la Iglesia Rusa" el Prof. Kartashev nos muestra una interesante evidencia acerca de la interrelación con Occidente. Este contacto fue vital para el establecimiento de relaciones comerciales y políticas entre los rusos y los pueblos de Europa Occidental. Representantes y comerciantes extranjeros provenientes de todos los rincones de Europa fundaron, muy probablemente, algunas ciudades rusas. Rusia asimismo recibió a muchos cristianos antes de las Grandes Divisiones entre las Iglesias, consiguientemente, Occidente, desde un aspecto eclesiástico, no era percibida como una región hostil. Previamente al Bautismo de Rusia, y así como también a lo largo de la misma Historia Rusa; la Sede de Roma (Vaticano) siempre tuvo la gran esperanza de incluir a la Iglesia de Rusia bajo su férula. Los príncipes rusos, empezando por San Vladimir, fueron respetuosos y considerados hacia los Papas, sin embargo se aferraron fuertemente a la Ortodoxia de cuño griego. Por un largo período, la Iglesia Rusa fue gobernada por Metropolitas Griegos, los cuales después del Gran Cisma, mantuvieron una política hostil hacia los latinos occidentales, el Prof. Kartashev escribe al respecto:

"Los Rusos, bajo la influencia de los Metropolitas Griegos, quienes veían todo lo que estaba bajo lo Romano como negativo, motivados en parte por la rivalidad sobre el control de Rusia, necesitaron mucho tiempo para que los rusos adopten también aquel extremista punto de vista Griego."

Es interesante notar que aquellos polémicos escritos contra los Latinos han sido atribuidos a los Metropolitas griegos, pero todos ellos, como señala el Prof. Talberg, fueron escritos en un tono bien intencionado con respecto a los occidentales. Sin embargo, en sus instrucciones a los rusos, ellos apelan a una intolerancia extrema hacia los Latinos, llegando a prohibir incluso, los matrimonios con ellos, así como cualquier tipo de contacto social, como ser asistir a un banquete con ellos — a tal punto que no se podía alimentar a un latino usando el mismo plato del que comía un cristiano ortodoxo — . Cualquier plato o elemento de cocina que fuese usado por un latino, debería ser lavado de una manera especial acompañado de la recitación de ciertas oraciones. El Prof. Kartashev escribe:

"No obstante, la teoría no venció inmediatamente la inercia de las prácticas de vida, y en este caso la ya establecida actitud de cordialidad y buena intencionalidad en las relaciones de los rusos hacia los no-ortodoxos y europeos occidentales en general, fue una característica evidente hasta el final del período Pre-Mongol"

Los príncipes rusos continuaron uniéndose en matrimonio con todas las Cortes Reales occidentales y latinas, y las hijas de los Príncipes Rusos cuando se casaban podían adoptar el Rito Occidental, y a veces, aún las hijas de Monarcas extranjeros podían continuar manteniendo sus propios Servicios Latinos mientras vivían en Rusia. Bajo la influencia de los cordiales lazos con Italia, la Fiesta del "Traslado de las Reliquias de San Nicolás de Bari" fue instituida en Rusia, celebrándose el día 9 de Mayo. La Iglesia de Vladimir y Suzdal, reflejan la influencia del estilo Románico, puesto que fueron construidas por arquitectos italianos. La famosa "Puerta de Korsun" en Novgorod y la Catedral de Santa Sofía fueron erigidas por arquitectos alemanes. El Prof. Kartashev escribe:

"En Novgorod la gente vivía tan estrechamente ligada a los extranjeros que una mujer simplepodía sin dudar acercarse a un sacerdote latino para ciertos servicios, aparentemente sin miedo a contaminarse con sus herejías, puesto que no encontraba diferencias, aún externas, con sus propios clérigos."

El Príncipe Iziaslav Yaroslavich, no dudó en acercarse al Papa Gregorio VII para que lo auxilie, aún luego del Cisma, para librarse de un usurpador del Trono. A pesar de que la demanda fue infructífera, el príncipe no fue cuestionado ni criticado por pedir la mediación papal.

El Metropolita de Kiev, Kirik, (o de acuerdo a ciertas traducciones, Cirilo), envió a San Niphon (†1156) Obispo de Novgorod, un instructivo acerca de cómo recibir a los latinos que se convertían a la Ortodoxia. Vladika Kirik, entonces, le dio la siguiente directiva:

"Si un latino desea entrar bajo el influjo de las leyes Rusas, permítasele a él asistir a nuestra Iglesia durante siete días, al cabo de los cuales se le dará un nuevo nombre. Cada día cuatro oraciones serán devotamente leídas en su presencia. Luego de esto se le permitirá bañarse en el Baptisterio. El converso deberá abstenerse de comer carnes y lácteos por espacio de siete días, y en el octavo día, habiéndose bañado, se le permitirá entrar a la Iglesia. Cuatro oraciones serán leídas sobre él, debiendo vestir ropas limpias. Una corona o una coronilla de flores deberá ser colocada sobre su cabeza, ungiéndose al neófito con el Sagrado Crisma y dándole una vela de cera para que lleve en sus manos. El recibirá la comunión durante la Liturgia, y de aquí en adelante será considerado un nuevo cristiano"

Por las estrechas relaciones cultivadas entre los Rusos y los Occidentales durante el período Pre-Mongol, se considera altamente improbable que los rusos re-bautizaran a aquellos latinos que expresaran su deseo de aceptar la Fe Ortodoxa. Tales re-bautismos podría ser equivalente de no reconocerlos como cristianos. Muchas ciudades de la vasta Rusia se caracterizaron como centros políticos y comerciales, dónde se encontraban la cultura rusa ortodoxa y la cultura latina católica. Dichos contactos fueron beneficiosos para ambos lados, pero luego esta situación sufrió un cambio.

La Iglesia Griega no practicaba el re-bautismo de latinos que se convertían a la ortodoxia, por tal razón los Metropolitas griegos que se mantuvieron liderando a la antigua Iglesia Ortodoxa de Rusia, difícilmente hubieran promovido algo que era extraño a la propia Iglesia Griega. En la citada directiva del Metropolita de Kiev, Cirilo, a San Niphon de Novgorod, se puede observar que no hay mención a ningún re-bautismo de latinos convertidos a la ortodoxia. Por lo que respecta a los rusos, sostenemos que las relaciones con los occidentales fueron bastante cordiales, incluso más que la relación de los griegos que gobernaban la Iglesia Rusa con los mismos pueblos occidentales.

Entre los Santos rusos se puede hallar algunos extranjeros a quienes Dios envió a Rusia dónde se abocaron a trabajar por la salvación de las almas del pueblo ruso, prestando sus servicios en el territorio de la Iglesia Ortodoxa Rusa, dónde Dios los glorificó como Santos Rusos.

Uno de estos Santos es San Antonio el Romano, nacido y educado en Roma, en el tiempo en que la Iglesia Occidental ya se había separado de la Iglesia Ortodoxa. Su padre secretamente preservó su piedad y legó esto a su hijo. En 1106, San Antonio el Romano, fue milagrosamente llevado por una oleada a Novgorod, dónde el Santo vivió para el resto de su vida enriqueciendo fructíferamente la antigua tradición monástica rusa. Podemos advertir fácilmente, que San Nicetas de Novgorod recibió a San Antonio el Romano, con gran honor y amor, como a alguien enviado por Dios. Al conocer dicha historia uno puede hacerse formalmente esta pregunta: San Antonio puede ser considerado Ortodoxo? Puesto que nació y se bautizó en Roma en los tiempos posteriores al Cisma, donde ya no habían clérigos ortodoxos en la ciudad. En aquel tiempo Roma era la ciudad del Papa, no sólo en un sentido eclesiástico, sino también en un aspecto secular. La historia desconoce la existencia de una "Iglesia Ortodoxa en las Catacumbas" en Roma. La Roma Papal recibió siempre y en todo aspecto la lealtad de todos los latinos. San Antonio no pudo haber recibido otro bautismo, así como todo otro sacramento, en otro lugar que no fuera en las Iglesias latinas de Roma, lo cual es absolutamente comprensible. Hubo territorios ortodoxos en Italia del Sur, los cuales estaban sujetos a las autoridades Bizantinas, y griegas que residían allí. San Antonio no era griego, sino un italiano que creció y vivió en el territorio perteneciente al Trono del Romano Pontífice. Su lengua materna fue el Latín, como así lo evidencia la Biblia Latina con la cual fue enterrado en Novgorod. San Nicetas de Novgorod parece haber solucionado, muy expeditivamente, la cuestión acerca de la recepción pública dentro de la Ortodoxia de un monje proveniente de las Tierras Latinas, el cual nació y fue bautizado en Roma. Si uno observa detenidamente la Vida de San Antonio el Romano, veremos como San Nicetas recibió al monje romano sin la más mínima vacilación, con la seguridad de que dicho monje latino era alguien que el mismo Dios le enviaba. La decisión del Santo pudo haber sido instigada, no sólo por el milagroso arribo de San Antonio, sino que también se basó, muy probablemente, en aquella actitud de cordialidad hacia los no-ortodoxos que, como bien vimos, caracterizó a las regiones de los alrededores de la Gran Novgorod, así como también en la mayoría de las ciudades comerciales de Rusia. Tales centros comerciales, en los cuales a pesar de predominar la religión ortodoxa, eran religiosamente muy tolerantes; de la misma manera en que eran bastante tolerantes en esta materia, las ciudades de Venecia y Hamburgo.

El Venerable Isidoro, loco por Cristo, vivió en Rostov en el siglo XV, era de origen alemán y crecido dentro de la Iglesia Occidental. El se enamoró profundamente de la Ortodoxia Rusa, dedicando su vida a la proeza ascética, sirviendo y procurando su salvación y la del pueblo ruso, en dichas tierras. Dios le glorificó mas tarde como un Santo ruso. En el caso de Isidoro, uno no puede encontrar nada en su extensa vida acerca de un re-bautismo luego de haber abrazado la ortodoxia

Otro Santo de Rostov, San Juan -el Velludo- (†1591), criticado por su Salterio Latino el cual fue encontrado después de su muerte, y el cual usaba habitualmente; fue un extranjero quién amó a la ortodoxia y se unió a Rusia, dónde Dios glorificó su santidad. Si bien la vida de San Juan el velludo es poco conocida, no hay nada que indique que haya sido re-bautizado para abrazar al Fe Ortodoxa.

San Procopio de Ustiug fue el único Santo extranjero ruso, de quien el "Prólogo" (su hagiografía) dice que cuando aceptó la ortodoxia en la Gran Novgorod, él "fue bautizado." Sin embargo hay un par de sucesos poco claros, puesto que una antigua edición contemporánea de su vida, indica que "él recibió la ortodoxia" sin señalar por cual rito fue recibido dentro de la Iglesia Ortodoxa.

No hay bases suficientes para asumir que la Iglesia Rusa re-bautizaba a los Latinos que se convertían a la Ortodoxia, al menos durante el período Pre-Mongol. Los Metropolitas Griegos que lideraron la Iglesia Ortodoxa en Rusia, bajo la protección canónica del Patriarcado Ecuménico, que en aquel momento no re-bautizaba latinos cuando eran recibidos en el Seno de la Iglesia, hacen pensar que la posibilidad de re-bautizar católicos, fuese bastante remota. Únicamente extraordinarios eventos provocaron cambios en la posición de la Iglesias Rusa y de Constantinopla, acerca de esta antigua práctica acerca de la recepción de latinos católicos y de aquellos protestantes que habían sido bautizados en nombre de la Santísima Trinidad. Por consiguiente podemos visualizar que la práctica de rebautizar a los no-ortodoxos es tardía en la historia de la Iglesia Ortodoxa Rusa. Este importante cambio fue motivado como resultado de un número de eventos, los cuales serán brevemente expuestos.

La Iglesia Rusa inesperadamente se encontró a si misma en gran peligro por parte de los Latinos, quienes comenzaron a imponer un proceso de "latinización" en los territorios rusos que fue llevada a cabo a sangre y fuego. El pueblo Ruso, liderado por sus valientes príncipes, tales como San Alexander Nevsky (†1263) y San Dovmont-Timoteo de Pskov (†1299), fueron forzados a defender su Fe y a su Madre Patria con su sangre ante el avance de las fuerzas latinas que invadieron la región. Esto no tardó en provocar un cambio radical en la actitud de los rusos hacia los no-ortodoxos, convirtiendo aquella primigenia cordialidad de siglos anteriores, en un sentimiento de rechazo y desconfianza hacia los latinos.

(Debemos mencionar que lo que en este artículo se entiende como latino, muchas veces no se refiere a lo étnico, sino mas bien a lo religioso-cultural, por dicho motivo, a la influencia polaca se la tilda de latina, si bien los polacos son un pueblo eslavo).

El humilde monacato ruso, no pudo ver en las Órdenes Militares, enfundadas en armaduras de acero y llevando la muerte y desolación con ellos, a sus hermanos en Cristo. Y así como en el tiempo de las cruzadas, se causó una irreparable fisura sin precedentes entre la Iglesia de Roma y la Iglesia Ortodoxa Griega, la Orden Militar de los Caballeros Teutones, engendró un irreparable daño en la relación entre la Iglesia de Roma y la Iglesia Ortodoxa Rusa.

Posteriores eventos vinieron a reforzar estas deterioradas relaciones.

El Papa Eugenio IV, intentó subyugar a la Iglesia Ortodoxa Rusa a través del Metropolita de Kiev, Isidoro. Con la expulsión del Metropolita Isidoro, comenzó a aparecer en Rusia una literatura bastante polémica dirigida contra los latinos. En este sentido, ya sea en la práctica o en la teoría, el pueblo ruso comenzó a ver a los latinos como enemigos mortales de la Ortodoxia y de Rusia. La severa persecución contra los ortodoxos en los territorios vecinos de la Rusia sud-occidental, engendró en Moscú una cierta abominación hacia los latinos.

Un último intento hecho por los latinos con la asistencia de la Polonia Católica, fue a través del Falso Zar Dimitri y Marina Mnishek (un pretendiente al Trono Ruso, junto a su mujer polaca †1614), los cuales destruyeron la Ortodoxia Rusa en el Estado de Moscú, y en el Sagrado Kremlin, lo cual provocó que se derramara la furia popular. El pueblo ruso, enardecido, luego de matar al Falso Zar Dimitri (17 de Mayo de 1606), forzó la entrada al Kremlin, matando a tres Cardenales, cuatro sacerdotes latinos, y 26 "maestros extranjeros." Es muy interesante notar como bajo el reinado del falso Zar Dimitri se resolvió la cuestión acerca de la conversión oficial a la Ortodoxia de parte de Marina Mnishek, como Zarina Rusa. Para aquella ocasión el Metropolitano Griego de Moscú, Ignacio, la recibió dentro de la ortodoxia no a través de un Bautismo, sino a través de una Crismación, por lo cual su sucesor, el Patriarca Filaret, lo consideró censurable. El Prof. Kartashev señala:

"La estricta y homogénea práctica del re-bautismo en la Iglesia Rusa, fue establecida tardíamente, es decir, recién en el año 1620 por parte del Patriarca Filaret. Pero aún entonces, una parte del Episcopado Ruso se pronunció contra esto."

La Iglesia Rusa se decidió por re-bautizar a los no-ortodoxos, en este caso Latinos, a consecuencia del Concilio Ortodoxo de Moscú del año 1620. Aquella decisión fue el resultado de la insistencia del Patriarca Filaret.

Los padecimientos experimentados por la Iglesia Rusa, y personalmente por el Metropolita de Rostov Filaret, el futuro Patriarca de Toda Rusia, el cual durante el "Tiempo de la Tribulación" causado por los Latinos, los cuales de una manera u otra, estaban determinados a reducir a la Iglesia Rusa a ser una simple Iglesia Local unida a Roma, es decir una Iglesia Uniata, con una total desatención de todo lo que fuera Ortodoxo y Ruso. No obstante todo esto, un número de Obispos Rusos mantuvieron su posición acerca de que para recibir a los católicos, sólo era suficiente la Crismación, por lo tanto juzgaron innecesario un segundo bautismo. El cambio de posición dentro de la Iglesia Rusa, sólo puede ser entendida por la cruda presión personal ejercida por parte del Patriarca Filaret durante el transcurso del Concilio de Moscú, celebrado en el año 1620, en el cual se decretó el re-bautizo de Latinos que se convirtiesen a la Ortodoxia.

El Patriarca Filaret expresó asimismo acerca del Metropolita Ignacio, — quien fue depuesto sin ningún proceso judicial — lo siguiente:

"El Patriarca Ignacio, con el favor de los Herejes de la Fe Latina, aceptó a Marinka [Marina Mnishek], de la Herética Fe papista, en la Catedral de Nuestra Santa Señora de la Teotokos, sin realizar un Santo Bautismo de acuerdo a las leyes Cristianas, sino únicamente ungiéndola con el Santo Crisma y entonces coronándola (en matrimonio) con aquel réprobo destituido, dándole el Cuerpo y la Sagrada Sangre de Cristo a ambos de aquellos enemigos de Dios – (al Réprobo y a Marinka) Por esta falla, Ignacio, fue depuesto de su trono y ministerio por la Santa Jerarquía de la Gran y Santa Iglesia Rusa, de acuerdo a lo dispuesto por los santos cánones, en vistas a su violación de los cánones de los Santos Apóstoles y Santos Padres."

Después de esto, el Patriarca Filaret inculpa al locum tenens del Trono Patriarcal, el Metropolita Jonah, por no re-bautizar Latinos. El Prof. Kartshev escribió:

"Una acusación realizada por dos clérigos moscovitas, ante el Patriarca Filaret, en la cual denunciaban al Metropolita Jonah por no permitir el re-bautismo de dos polacos, Jan Slobodski y Matfei Sventitski, quienes se habían convertido a la ortodoxia, siendo ellos únicamente crismados por el Metropolita, para ser admitidos en Comunión. Este acto fue realizado por Vladika Jonah, en virtud a la antigua práctica, y en armonía con las "Preguntas de San Niphon al Metropolita de Kiev, Cirilo." El Patriarca convocó al Metropolita Jonah para que dé una explicación, a su vez que le reprochaba la introducción de novedades por no ordenar el re-bautismo de Latinos. En orden a poner a Jonah bajo su autoridad, el patriarca incluyó esta materia en la agenda de la próxima sesión plenaria del Concilio, a celebrarse el día 16 de Octubre de 1620. Filaret, así mismo, apareció con un discurso acusador probando que el bautismo herético, no es un bautismo, sino "nada mas que una profanación." Este fue el motivo por el cual el Patriarca Ignacio fue depuesto, por negarse a bautizar a Marinka.... Todos los herejes carecían de un bautismo válido. Todos los argumentos teológicos del Patriarca Filaret no hacían mas que desnudar el aterrador declive en la formación intelectual de la Jerarquía Rusa de aquel tiempo, y mostraba especialmente, el odio hacia los latinos del cual el propio Patriarca estaba infectado. El mismo Filaret dijo: "Los latinos papistas son la más vil y feroz de todas las herejías, puesto que ellos incluyen en su doctrina todas las condenadas herejías de los antiguos Helenos, Judaizantes, Arrianos, combinando la fe herética junto con la adoración de los ídolos, a más de los condenados herejes con toda su imaginación y actividad" Volviéndose hacia Vladika Jonah, el Patriarca Filaret preguntó: ¿Cómo se atreve usted a introducir aquí en esta Ciudad Capital cosas que son contrarias a los Cánones de los Santos Apóstoles y de los Santos Padres, conduciendo a los Latinos, quienes son peores que los perros además de conscientes enemigos de Dios, a ingresar no a través de un Bautismo, sino a través de una Crismación!? Entonces el Patriarca Filaret, lanzó sobre el Metropolita Jonah la prohibición de ejercer su ministerio episcopal. Todos los argumentos y referencias ofrecidas por el Metropolita Jonah, fueron tercamente rechazados por el Patriarca. " Sin constatar con ningún archivo o dato histórico, simplemente basándose sobre su propia persona, Filaret anunció: "En nuestro Estado de Moscú, desde su fundación, nunca se ha dejado de bautizar a los herejes latinos así como a otros herejes." De acuerdo a la surrealista declaración del Patriarca Filaret, el Latinismo era la reposición y fuente de todas la herejías. Dos semanas después se trató el tema acerca del recibimiento de los uniatos que deseaban retornar a la ortodoxia, junto con otros eslavos que estaban infectados con la doctrina Calvinista. El Patriarca Filaret decretó que todos, aún aquellos que fueron bautizados dentro de la Iglesia Ortodoxa y que luego la abandonaron, deberían ser re-bautizados para ser nuevamente admitidos. Aquellos quienes fueron bautizados por aspersión y no por inmersión, también deberían ser re-bautizados. Aquellas rigurosas decisiones tuvieron desafortunados resultados. Un masivo retorno de eslavos a la ortodoxia se vio impedida por estas torpes medidas. En el año 1630, incluso un Arzobispo uniato, Mons. Athenogenes Kryzhanovski, fue rebautizado. Originalmente el tuvo una pura ordenación ortodoxa, llegando a alcanzar el rango de archimandrita, él argumentó que fue tentado a convertirse en un Arzobispo uniato. Luego de su retorno a la Iglesia Ortodoxa Rusa, y después de su re-bautismo, fue re-consagrado"

Los decretos del Concilio de Moscú de 1620 acerca del re-bautismo de Latinos, Uniatos, Luteranos y Calvinistas, fue pronto reconocida como un error, y fue revocada muy rápidamente. Los Decretos fueron promulgados únicamente como resultado del odio hacia los no-ortodoxos a causa de la persecución que sufrieron los ortodoxos rusos, como bien señalará algunos años mas tarde el Metropolita Macario de Moscú, autor de la monumental historia de la Iglesia Rusa. Otro historiador de la Iglesia Rusa, el Arzobispo Filaret (Gumilevsky) escribió:

"La decisión es incorrecta a la luz de las enseñanzas de la Iglesia, pero es comprensible a causa del terror de aquella época."

El Patriarca Nikon, con su mente brillante, no pudo sino reconocer el error de aquellas decisiones y las anuló doblemente. Durante el Concilio de la Iglesia del año 1655, el Patriarca Nikon y el Concilio de Padres decretaron que el re-bautismo de Poles era ilegal, revocando la necesidad de recibirlos dentro de la Ortodoxia por el re-bautismo, sino solo por Crismación. En el Concilio Eclesiástico que tuvo lugar en los años siguientes (1666) presidido por el mismo Patriarca Nikon, dicho tema fue nuevamente traído a discusión. A tal respecto el Metropolita Macario escribió:

"Fue sentido como necesario debatir esta materia otra vez; todos los Obispos Rusos fueron invitados al nuevo Concilio, juntamente con el Metropolita de Kazan. El Patriarca Antioqueno, Macarios, insistió nuevamente que los Latinos no deberían ser re-bautizados cuando se convirtieran a la Ortodoxia y a razón de esto tuvo una acalorada discusión con los Jerarcas Rusos. El Patriarca antioqueno trató de convencerlos haciendo referencia a sus propios libros de cánones. En apoyo a sus argumentos, el presentó un extracto de algunos antiguos Libros Griegos traídos del Monte Athos, en el cual se hacía un detallado análisis de dicho tema, y de este modo compelió a los obispos rusos a someterse a tal postura, cosa que los jerarcas hicieron de muy mala gana. Este extracto fue firmado por el Patriarca Macarios, siendo presentado al Soberano, el Zar Aleksei Mikhailovich, traduciéndose al ruso, siendo impreso y repartido por todo el Imperio. El Zar publicó un Ukaz en el que se prohibía el bautismo de Poles y otros pertenecientes a la misma Fe. No satisfecho con todo esto, Macarios, quien pronto dejó Moscú, envió una carta a su par ruso, el Patriarca Nikon, en la cual le decía que: "los latinos no deben ser re-bautizados, puesto que ellos tienen los Siete Sacramentos, los Siete Concilios, y ellos están correctamente bautizados en el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo, con una invocación a la Santísima Trinidad. Nosotros reconocemos su bautismo. Ellos son solamente cismáticos, y el cisma no convierte a un hombre en infiel y/o carente de Gracia bautismal. Ellos sólo están separados de la Iglesia. San Marcos de Efeso asimismo, quién se opuso tenazmente a los latinos, nunca demandó su re-bautismo, aceptando su bautismo como correcto.

El fallo final y decisivo sobre este tema, fue el decreto del Gran Concilio de Moscú de 1667. El Patriarca Joasaph II, tomó parte en el Concilio, el cual fue celebrado durante el reinado del mismo Zar Aleksei Mikhailovich.

He aquí un extracto de un escrito del Metropolita Macarios sobre su "Historia de la Iglesia Rusa":

"El Rito para la recepción de Latinos dentro de la Iglesia Ortodoxa fue totalmente cambiado, como bien sabemos, por instancias del Patriarca Filaret que plasmó su posición en el Estatuto Conciliar, los Latinos fueron re-bautizados en Rusia; aún cuando en tiempos del Patriarca Nikon, por insistencia del Patriarca Macarios de Antioquia (presente en aquel entonces en Moscú) se decretó que los Latinos no deberían ser re-bautizados en el futuro, pero la arraigada costumbre de re-bautizarlos permanecería por bastante tiempo. Esto provocó que el Zar Aleksei Mikhailovich propusiera que el Gran Concilio debatiera este tópico a fin de tomar una decisión firme sobre el tema. El Concilio de padres revisó escrupulosamente las posiciones del Patriarca Filaret, llegando a la conclusión de que las leyes eclesiásticas eran incorrectamente interpretadas en su aplicación a los Latinos. Ellos entonces se referían a los primeros Estatutos Conciliares, en los cuales estaba prohibido re-bautizar incluso Arrianos y Macedonios en el caso de que ellos manifiesten su deseo de entrar a la Ortodoxia, y más que eso, los Padres dicen: Los Latinos no deberán ser re-bautizados. Ellos se refieren al Concilio de los cuatro Patriarcas Orientales reunidos en 1484, en el cual se decretó el no re-bautismo de Latinos que se convierten a la Ortodoxia, sino que únicamente se los reciba por la Crismación. Ellos hacían referencia al Sabio Marcos de Efeso quien, en una epístola dirigida a todos los Ortodoxos ofrece esa misma enseñanza y decreta:

"Los Latinos no deberán ser rebautizados, sino que sólo después de renunciar a sus herejías y de hacer una confesión de sus pecados, serán ungidos con el Santo Crisma y admitidos a los Santos Misterios, y de este modo traerlos dentro de la Comunión con la Santa Iglesia Católica Oriental, de acuerdo con lo estipulado en los Sagrados Cánones. (Cap.6)."

Desde 1718 el Concilio Espiritual (Sínodo) decretó el no-rebautizo de Protestantes que hayan sido bautizados en el Nombre de la Santísima Trinidad. Desde aquellos tiempos la Iglesia Rusa nunca ha vuelto a rebautizar Latinos, Luteranos, Anglicanos y Calvinistas. Tiempo más tarde, la Iglesia Ortodoxa Rusa, decretó la confirmación de que los Católicos Romanos y Armenios crismados, serán recibidos por el tercer rito, ej., a través de la confesión y rechazo de las herejías; en cambio los Luteranos, Calvinistas y demás Protestantes quienes fueron bautizados por triple inmersión (o por aspersión), serán recibidos por el segundo rito, es decir, por crismación y rechazo de su antigua herejía. Estos serían crismados, porque en primer lugar, ellos no tienen tal sacramento, y segundo, porque ellos no tienen un sacerdocio basando sobre la "Sucesión Apostólica." Los Anglicanos y Episcopalianos son, asimismo, recibidos también a través del segundo rito porque su Sucesión es cuestionable (como escribe el Metropolita Filaret de Moscú) si es que sus Iglesias preservaron su Sucesión Apostólica. Los Teólogos rusos, adhirieron estrictamente a la postura de no re-bautizar ni a Latinos, ni a Armenios, ni a aquellos Protestantes que hayan sido bautizados en sus Iglesias usando la fórmula Trinitaria. Miembros de la Casa Real, quienes previamente habían sido protestantes, fueron recibidos en el Seno de la Iglesia Ortodoxa, solo por crismación.

En el bien conocido "Novaya Skrizhal’," el Arz. Benjamín, escribió lo siguiente:

"Los Herejes pueden ser divididos en tres tipos: El primer tipo de Herejes son los que no creen en la Santísima Trinidad y no realizan el bautismo por triple inmersión en agua, éstos, junto con los paganos y musulmanes, deberán ser bautizados directamente, tal como lo especifica el Canon 19 del Primer Concilio Ecuménico, los del segundo tipo son aquellos quienes creen en el Único Dios en la Santísima Trinidad, y son bautizados por triple inmersión, pero por sus propios errores y herejías, a excepción del Bautismo, no reconocen otros Sacramentos, o bien, realizan otros Sacramentos de manera impropia, rechazando la crismación. Ellos no deberán ser bautizados, porque ya están bautizados, pero, luego de repudiar sus herejías y de confesar la Fe Ortodoxa, deberán ser unidos a la Iglesia por medio del Sacramento de la Crismación, tal como está prescripto en el Canon 7 del Segundo Concilio Ecuménico. El tercer tipo de herejes, son aquellos llamados disidentes, que mantienen la totalidad de los siete sacramentos, incluida la Crismación, pero, habiéndose separado de la Unidad de la Iglesia Ortodoxa, osan añadir a la pura confesión de Fe, sus propios errores, los cuales son contrarios a las antiguas enseñanzas de los Apóstoles y Padres de la Iglesia, introduciendo muchas creencias perniciosas dentro de la Iglesia, y rechazando los antiguos ritos piadosos de la Iglesia, introduciendo de este modo nuevas tradiciones, las cuales son contrarios al espíritu de piedad. A éstos no deberá bautizárseles por segunda vez, ni deberán ungírseles con el Santo Crisma, puesto que luego del repudio a sus errores y penitencia de sus pecados, ellos deberán confesar el Símbolo de Fe Ortodoxo, siendo purificados de sus pecados por la oración y la absolución jerárquica."

En el libro "Sobre los deberes de los Sacerdotes Parroquiales" escrito por el Obispo de Smolensk, Vladika Parthenius, el cual fue aprobado por el Sínodo de todas las Iglesias, contiene pautas para la correcta recepción dentro de la Iglesia Ortodoxa de aquellos Latinos y Protestantes que fueron bautizados en el nombre de la Santísima Trinidad. Mientras que para algunos se recomienda el tercer rito, (confesión y rechazo de las herejías) para otros se recomienda el segundo (crismación y rechazo de la antigua herejía). Aquellos sacerdotes que se muestran interesados en re-bautizar Latinos y Luteranos son tildados, en el mencionado libro, como "ignorantes."

En 1858 se publicaron los Decretos del Santo Sínodo dónde se detallaban los ritos, el modo de realizarlos y por cual rito los no-ortodoxos convertidos a la Ortodoxia deberían ser recibidos. Uno de aquellos se tituló: "Rito para recibir dentro de la Ortodoxia a aquellos que nunca creyeron correctamente y desde su juventud no crecieron dentro de la Iglesia Ortodoxa, pero que tienen un Bautismo verdadero, en el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo."

El Metropolita de Moscú, Filaret, preparó un Rito para recibir a sacerdotes católicos romanos, quienes serían recibidos por el tercer rito, sin ninguna repetición del Bautismo, ni de la Crismación, ni de la Ordenación. Pero dicho sacerdote podía preservar su rango ministerial dentro de la Iglesia Ortodoxa, sólo en el caso de permanecer célibe, es decir, si él no había violado sus votos hechos en el tiempo de su ordenación, para contraer matrimonio. Si él se había casado antes de su conversión a la Ortodoxia, sería recibido como laico, no pudiendo conservar su derecho al rango sacerdotal

El Arzobispo Sergio de Astrakhan, en su libro "Reglas y Ritos para la recepción de Cristianos No-Ortodoxos, dentro de la Iglesia Ortodoxa" (Viatka, 1894) confirma los tres ritos para la recepción de No-ortodoxos dentro de la Iglesia, sobre las mismas bases y concepción, como lo antes ya citado.

A contrapelo de las acusaciones dirigidas contra la Iglesia Ortodoxa, por parte de los Vétero Creyentes de toda clase, con motivo de no re-bautizar Latinos, Luteranos y Calvinistas, el Metropolita Gregorio publicó su libro "La Verdad Antigua y la Verdadera Iglesia Ortodoxa de Cristo," en la cual presenta explicaciones apologéticas en la segunda parte, Capítulos 33 y 34. También podemos ver, en esta misma línea, una publicación de la Academia Teológica de Kiev, de Junio-Agosto de 1864, intitulada: "Sobre la recepción de Cristianos No-Ortodoxos dentro de la Iglesia Ortodoxa -Análisis Histórico y Canónico contra los Bezpopovtsy- (sin sacerdotes)," o también podemos citar otro artículo publicado en Junio de 1865 en el Khristianskoye Chteniye, cuyo título era: "Análisis del Principio por el cual los Sin Sacerdotes — Bezpopovtsy — justifican su práctica para el re-bautizo de los Ortodoxos convertidos a su Cisma"

Los Ritos, sobre la base de la cual la Iglesia Ortodoxa obra la conversión a la Ortodoxia de los Católicos Romanos y Protestantes, son dadas en el "Manual para el estudio del Orden (Ustav) de los Servicios" del Padre K. Nikolsky; éste contiene un número de instrucciones y directivas de las autoridades de la Iglesia sobre este tema.

El bien conocido "Libro de Referencia para los Ministros Sagrados" de Bulgakov, lista en detalle como se realiza cada uno de los tres ritos, por los cuales los heterodoxos y No-Ortodoxos son recibidos en el Seno de la Iglesia. Aquí también hay un listado de directivas e instrucciones de las autoridades de la Iglesia sobre este tópico.

Nosotros, finalmente, encontramos las mismas directivas y reglas en otros manuales para sacerdotes parroquiales, así como también en Colecciones de Decretos Eclesiásticos sobre asuntos varios.

Ahora pasaremos a brindar una lista de regulaciones de la Iglesia Ortodoxa Rusa sobre este el asunto de la recepción de Latinos y Protestantes al Seno de la Iglesia

Como ya mencionamos, la última legislación que prohibía el re-bautismo de Latinos convertidos a la Fe Ortodoxa, fue decretada en el Gran Concilio de Moscú del año 1667, en su Capítulo VI.

La más reciente legislación que volvió a prohibir el re-bautismo de Protestantes, quienes fueron bautizados por triple inmersión en el Nombre de la Santísima Trinidad, fue decretada en el Concilio de 1718.

Otros decretos en el mismo sentido fueron promulgados por las autoridades Eclesiásticas, basándose sobre otros dos decretos. Estos lineamientos son básicamente los siguientes:

En lo que respecta a los candidatos a convertirse, cada adaptación de las normas que fueran realizadas para ellos, es dada a la luz de darle mayor aliento, por lo cual su recepción no deberá retrasarse.

Las personas No-Ortodoxas deberán ser recibidas por uno de estos 3 Ritos:

Aquellas personas en peligro de muerte quienes deseen ser recibidos dentro de la Ortodoxia, serán recibidos a través de imposición de las manos del sacerdote y la confesión del agonizante, después del cual recibirá los Sagrados Misterios. Esta disposición es apropiada con respecto a los Católicos Romanos o Armenios. En cuanto a los Luteranos, Calvinista, así como también, los Anglicanos, deberán ser recibidos por la unción del Santo Crisma en la frente, a lo que luego seguirá la recepción de la Comunión de los Santos Misterios.

Estas son pues, las reglas básicas de la Iglesia Ortodoxa de Rusia para la recepción de los No-Ortodoxos a la Fe Ortodoxa.

Bulgakov, extracta de manera similar los métodos para la recepción a la Ortodoxia de la siguiente manera:

Existen tres Ritos para la recepción de aquellos que se vuelven a la Ortodoxia: Bautismo, Crismación, y Penitencia, luego se completa con la Comunión de los Sagrados Dones.

Los Paganos, Judíos y Musulmanes son recibidos en la Iglesia Ortodoxa, por medio del Bautismo, así como también aquellos que pertenecen a Sectas de origen Cristiano, los cuales se desviaron de los dogmas fundamentales de la Iglesia Ortodoxa, rechazando la correcta enseñanza sobre la Santa Trinidad, y que realizaron cambios en el Sacramento del Bautismo.(como ser los Eunomianos, quienes rechazan la igualdad de las Personas de la Santa Trinidad y realizan el Bautismo con una sola inmersión, es decir dentro de la muerte de Cristo, o como los de la Secta de los Montanistas, quienes bautizan en el nombre del Padre, del Hijo y de Montano y Priscilla), estos, sin dudar, deberán ser recibidos por medio del Bautismo.

Aquellos sectarios quienes realizan el Bautismo correctamente, es decir por triple inmersión y usando las palabras de la Fórmula Divinamente instituida: "En el Nombre de Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo" pero que sin embargo yerran en dogmas de Fe (Arrianos, Macedonios, y otros), serán recibidos por Crismación.

Los disidentes de la Iglesia quienes tienen una jerarquía legítima, pero se mantienen separados de la Iglesia Ortodoxa por cuestiones morales, rituales u otras materias disciplinarias, así como por cuestiones de enseñanzas dogmáticas de nivel secundario (Donatistas, Eutiquianos, Nestorianos) serán recibidos por medio de la Penitencia y el Repudio de sus antiguos errores.

La Iglesia Ortodoxa Rusa, conforme a las leyes de la Antigua Iglesia, reconoció que el Bautismo es la condición esencial para entrar como miembro, por tal motivo ella recibió Judíos, Musulmanes, paganos, así como a aquellos sectarios que distorsionaron los Dogmas fundamentales de la Iglesia por medio del Bautismo. La Iglesia también recibió a los Protestantes por medio de la Crismación, y a aquellos Católicos Romanos y Apostólicos Armenios quienes no fueron confirmados o crismados en su Iglesia de origen, se los recibió por medio del Tercer Rito: a través de la Penitencia, Rechazo de sus errores y Recepción de los Santos Misterios.

Con respecto a los miembros de la Iglesia Anglicana, Bulgakov es de la opinión que un sacerdote no puede asumir la responsabilidad de recibirlos por medio del Tercer Rito y debe recibirlos a través del Segundo Rito, es decir por Crismación, tal como fue hecho en tiempos del Metropolita Filaret de Moscú. En caso de dudas, el sacerdote, está obligado a consultar a la autoridad diocesana correspondiente.

El Arcipreste Nikolsky, detalla de la siguiente manera el tema de la Recepción de los No-Ortodoxo:

"El Sacramento de la Crismación, por separado del Bautismo, es realizado sobre los heterodoxos que se unen a la Iglesia Ortodoxa, pero únicamente se realizará sobre aquellos que tienen un Bautismo válido y no están crismados, tales como los Luteranos, Calvinistas y aquellos Católicos Romanos y Apostólicos Armenios quienes nunca fueron ungidos con el Santo Crisma. (o Confirmados)."

Un sacerdote Católico Romano, es recibido manteniendo su rango de la siguiente manera: Penitencia, Rechazo de las Herejías, y Confesión de la Fe Ortodoxa. El Rito actual para recibir un sacerdote Católico Romano dentro de la Ortodoxia fue compilada por el Metropolita Filaret de Moscú.

Con respecto a la validez de las Ordenes de los clérigos anglicanos, el Metropolita Filaret, ni la rechazó, ni la reconoció, pero recomendó su re-ordenación para entrar a la Iglesia Ortodoxa, observando la fórmula condicional, "Si es que no está ordenado." En opinión de los estudiosos de origen ruso, como ser el Prof. V. A. Sokolov, la Iglesia Anglicana preservó la Sucesión Apostólica y todos los sacramentos de la Iglesia; en cambio otros rechazan de plano este punto de vista. Por tal motivo no existe una disposición de autoridad promulgada por la Iglesia a tal respecto.

La Iglesia Ortodoxa Rusa recibe a los uniatos que desean retornar al Seno de la Iglesia Ortodoxa con gran gozo, el Obispo Porphyrius Uspensky, cuando narró su audiencia con el Patriarca de Constantinopla en 1843, escribe que él le informó al Patriarca que en 1841, unos 13.000 uniatos retornaron a la Iglesia Ortodoxa Rusa; dicho esto el Patriarca inquirió: "Ud. los bautizó? El Obispo (en aquel momento archimandrita) Porphyrius Uspensky le dio una respuesta negativa, explicándole al Patriarca que "los uniatos, por su propia convicción interior y Fe, siempre han estado en comunión con nuestra Iglesia, y por ende no tienen necesidad de ser rebautizados." Cuando los uniatos fueron reunificados con la Iglesia Ortodoxa en 1916, cuando el ejército ocupó Galicia (Ucrania Occidental) la Iglesia Ortodoxa de Rusia, una vez más expresó una excepcional cordialidad: Los Uniatos fueron recibidos como "de los nuestros." La Santa Iglesia Ortodoxa Rusa los recibió como a sus hijos, acogiéndolos en sus deseos de ser hijos de la Iglesia Ortodoxa. El Zar Nicolás II, estuvo en completo acuerdo con este delicado y magnánimo trato hacia ellos.

El material extractado y presentado sobre este tema por nosotros, demuestra que en tiempos antiguos la Iglesia Ortodoxa Rusa no re-bautizaba a los Latinos convertidos a la Ortodoxia. La costumbre de rebautizar fue introducida por un breve período (desde 1620 a 1667) como resultado de los horrores que la Iglesia de Rusia y su pueblo experimentó por causa de los Latinos, y más precisamente, por parte de la Polonia católica durante el período de la Historia rusa conocida como el "Tiempo de las Tribulaciones." Desde el año 1667 — en lo que respecta a los Latinos-, y desde 1718 en lo que respecta a los Luteranos y Calvinistas, la ley para el re-bautismo fue rechazada de una vez y para siempre. De acuerdo con el punto de vista de nuestros mas prominentes teólogos, la Iglesia Ortodoxa Rusa siguió la legislación que según la tradición y los ritos fueron establecidos por la Iglesia Primitiva. Aquellos puntos de vista y aquella leyes se distinguen por sus principios humanos y tolerantes, que son características históricas de la Iglesia Rusa.

Traducido y Adaptado al español

Por el Padre Gorazd,

Hieromonje

 

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Editor: Obispo Alejandro (Mileant)

 

(recepcion_no-ortodoxos.doc, 01-10-2003).

 

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