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de la Semana Santa.

Traducido del Griego por Padre Gabriel Diaz

 

Contenido:

El Miércoles Santo santo.

Grande y Santo Viernes.

Vísperas del Gran Viernes.

El Miércoles santo.

Grande y Santo Viernes. Maitines. Oficio Real. Maitines.

 

 

 

El Miércoles Ssanto.

 

Vísperas con Liturgia de Presantificados (Miércoles a la mañana).

Lectura del Salterio: catisma 18 como es habitual en Cuaresma.

Al grupo de salmos 140, 141, 129, 116 ? Oh Señor, yo Te invoco se intercalan las mismas stijiras de Lauúdes.

Stijiras

1º stij. — A Ti, Hijo de la Virgen, la pecadora, que tTe había reconocido como Dios, decía, rogando entre lagrimas, puesto que había hecho obras dignas de ser lloradas: Desata mi deuda, como yo desato mis cabellos; ama a quien tTe ama y que merecería tTu odio. Te proclamaré, benefactor, amigo de los hombres, que tTe acercas a los publicanos.

2º stij. — La pecadora ha mezclado sus lágrimas al nardo precioso y las ha esparcido sobre tTus pies purísimos, besándolos. Tu la has justificado inmediatamente. Dános también a nosotros el perdón, oh Tuú que has sufrido por nosotros y, sálvanos.

3º stij. — En el momento en el que la pecadora ofrendaba el nardo, el discípulo hacía el pacto con los malvados. Aquella se alegraba, derramando el preciosísimo nardo; éste se apresuraba a vender aAl que no tiene precio. Aquella reconocía al Soberano; éste del Soberano se alejaba. Aquella era liberada; y Judas caía esclavo del enemigo. Cruel es la pereza, grande la penitencia. Concédemela, Salvador, Tu que has sufrido por nosotros, y saálvanos.

4º stij. — Oh malvado Judas! Viendo a la pecadora besar los pies, pensó en el fraude, en el beso de la traición. Aquella suelta sus cabellos, éste fue prisionero de la ira, llevando, en vez de nardo, la fétida maldad: la envidia en efecto es incapaz de elegir lo que conviene. Oh desesperada suerte de Judas! Libra, Señor, nuestras almas.

5º stij. — La pecadora corrió a en la búsqueda del nardo, a comprar un nardo preciosísimo, para ungir aAl Benefactor. Y decía al vendedor de nardos: Dame nardos, para que yo también pueda ungir aAl que me ha purificado de todos mis pecados.

6º stij. — La que estaba sumergida en el océano del pecado tTe ha encontrado a Ti, puerto de sSalvación. Derramando nardo con lagrimas Te decía: Vuelve a mi tTu mirada, o Tu que esperas la penitencia de los pecatdores. 0h Soberano, saálvame de las olas del pecado, por tTu gran misericordia.

7º stij. — Hoy Cristo va a la casa del Fariseo y una pecadora acercándose y arrojándose a sSus pies le grita: Vuelve la mirada a la que está sumergida en el pecado, perdida por sus acciones. No desdeñes, concederle misericordia. Daáme, Señor, la remisión de los los pecados y sálvame.

8º stij. — La pecadora ha soltado por Tí i los cabellos, Señor, y Judas ha tendido las manos a los malvados; ella para recibir la remisión, él para recibir las monedas de plata. Por eso nosotros tTe aclamamos, oh Vendido por nuestra liberación: Señor, gloria a Tí!

9º stij. — Se acercó la mujer que exhalaba el pecado, la contaminada vertía lágrimas, tTe amaba, oh sSalvador, y anunciaba tTu pasión — : ¿Como osoó mirarte, Señor? Tu en persona has venido para salvar a una pecadora; yo que estoy muerta y caída en el abismo, resuscítamecítame, Tuú que has resuscitado a Lázaro de la tumba después de cuatro días; acógeme, que estoy desesperada, y sálvame.

10º stij. — La que no hubiera podido ser reconocida a causa de su vida, fue reconocida gracias a su gesto: llevando el nardo venía hacia tTi y decía: No rechaces a la pecadora que soy, Tuú que eres nacido de la Virgen; no desprecies mis lágrimas, Tú u que eres la alegría de los Ángeles; recibe a la penitente, Tuú que no has rechazado a la pecadora, por tu Tu gran misericordia.

Gloria al Padre... Amen.

 

Señor, la mujer caída en muchos pecados, habiendo reconocido tTu divinidad, cumple el oficio de Mirófora: sollozando tTe lleva la mirra antes de tTu sepultura. ?Ay! dice, estoy en la noche de la pasioón que arde en mi: noche tenebrosa y sin luna , es el ardor del pecado. . Acepta Llos arroyos de mis lágrimas, Tu que recoges Llas aguas del mar en Llas nubes . Incliínate hacia mi gemidor afligido, Tu que has inclinado los cielos en tTu indecibile anonadamiento. Que pueda yo besar tTus pies purissimos purísimos y secarlos con los cabellos de mi cabeza: estos pies cuyos pasos, cuando sonaron en los oiídos de Eva, en el paraiíso, hicieron que esta ésta se escondiera de temor. Quién podrá penetrarse en la multitud de mis pecados y en el abismo de tTus juicios? Salvador de las almas y mi Salvador, no desprecies a tu Tu sierva en tTu misericordia sin limites.

Ingreso con el Evangeliarioo

— Prokimenon tono 4: Confesad al Dios de los cielos, porque es bBueno, porque es eEterna sSu misericordia.

Versículo — Confesad a Dios: Soberano, porque es eEterna sSu mMisericordia.

Lectura: Exodo, cap. 2, vers. 11-22.

Prokimenon tono 4º: Señor, tTu misericordia es eternaEterna; no desprecies la obra de tTus manos.

Vers. — Te confieso, Señor, con todo mi corazón y Te ensalzo delante de los ángeles.

Lectura: Job cap. 2, vers. 1-10.

Sigue la Liturgia dDe Presantificados, en la cual se lee el Evangelio de S. Mateo (26:, 6-16).

 

Grande yY Santo Viernes.

 

 

Maitines.

(Se celebran el Jueves por la noche)

En el día de hoy al oficio cuaresmal de Maitines se le intercala la lectura de los ""Doce Evangelios de la Pasión"" que consiste en la Pasión según San Juan completa con algunas interpolaciones de pasajes de los otros evangelistas. Entre los primeros siete Evangelios, el coro canta una serie de quince ""Antifonas"" que presentan los sentimientos de la Iglesia en presencia del Redentor humillado y sufriente.

El inicio, hasta el Tropario, es como de costumbre en cuaresma, comenzándose por el "Oficio real".

Oficio Real

El sacerdote, vestido con Epitrajelion sobre el Rason, abre la cortina y, de pie ante el altar hace tres metanías, besa el Evangeliaroio y el altar y, con el turíbulo en la mano, comienza:

Bendito seaa nuestro Dios, eternamente, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Lector: Amén.

Y continúa: Gloria a tTi, Dios nuestro, gloria a tTi.

Rey celestial, Consolador, Espíritu de verdad, que estas Estás en todo lugar, llenándolo todo, Tesoro de bienes y Dador de vida, vVen a habitar en nosotros, purifícanos de toda mancha, y salva nuestras almas, Tuú que eres bueno, nuestras almas.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, tTen piedad de nosotros. [tres veces]

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Santísima Trinidad, tTen piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Señor, perdona nuestras transgresiones. Santo, visítanos y cura nuestras dolencias, por tTu nombre.

Señor, tTen piedad. [tres veces].

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Padre nuestro, que estas en los cielos, santificado sea Tu nombre, vénganos el tTu reino, hágase tTu voluntad así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día, dánosle hoy, y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal.

Sacerdote: Porque tTuyos son el rReino y el poder y la gloria, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Lector: Amén.

Señor, tTen piedad. [doce veces].

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Venid, adoremos y postreémonos ante Dios nuestro Rey.

Venid, adoremos y postreémonos ante Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.

Venid, adoremos y postreémonos ante el mismo Cristo, nuestro Rey y nuestro Dios.

Luego se leen los Salmos siguientes, y mientras tanto, el sacerdote inciensa el altar, todo el Santuario, y saliendo por la puerta septentrional, el iconostasio, y todo el Templo.

Salmo 19

Óigate Oye a ti , el Señor en el día del dolor , defiéndete conflicto; defiéndate elen nombre del Dios de Jacob. Envíeate ayuda desde el santuario, y desde Sión te sostengaiene. Haga memoria de todos tus presentes, y reduzca a ceniza tu holocausto. Dete Te dé conforme a tu corazón, y cumpla cumpla en todo tu consejo. ANosotros nos lalegramosegrémonos por tu salud, y alzaremos pendón en el nombre de nuestro Dios. Cumpla el Señor todas tus peticiones. Ahora echo de ver supe que el Señor guarda a sSu ungido: lo oirá responde desde los cielos a de sSu sSantidad, con la fuerza de la salvación de Salvadora de su Su diestra. Estos. Unos confían en sus carros, y aquelotros los en sus caballos; mas nosotros tendremos memoria del alabanzas en nombre del Señor nuestro Dios. Ellos vacilaron se arrodillaron y cayeron; mas nosotros nos levantamos y nos enhestamos.postramos y permanecemos erguidos . Salva, Señor: que el Rey nos oiga en el día que lo invoquemos.

Salmo 20

Se alegrará el rey en tTu fortaleza, Señor; y en tTu salud se gozara mucho. Le diste el deseo de su corazón, y no le negaste lo que sus labios pronunciaron. Pues le has salido al encuentro con bendiciones de bien: corona de oro fino has puesto sobre su cabeza. Vida te demandoó y le diste largura de largos días, por siglos y siglos. Grande es su gloria en tTu salud; honra y majestad has puesto sobre eél. Porque le has bendecido para siempre; llenándoloastelo de alegría con tTu rostro. Por cuanto el rey confía en el Señor, y en la misericordia del Altísimo, no será conmovido. Alcanzara tTu mano a todos Tus enemigos; tTu diestra alcanzaraá a los que tTe aborrecen. Ponerlos has como horno de fuego en el tiempo de tu ira: el Señor los deshará en sSu furor, y y el fuego los consumirá. Su fruto destruirás de la tierra, y su simiente de entre los hijos de los hombres. Porque trazaron el mal contra tTi; fraguaron maquinaciones, mas no prevalecerán. Pues tTuú los pondrás en fuga, cuando aparejares orientes en tus cuerdas las saetas contra sus rostros. Ensálzate, Señor, con tTu fortaleza, cantaremos y alabaremos tTu poderío.

 

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, tTen piedad de nosotros. [tres veces]

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Santísima Trinidad, tTen piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo visítanos y cura nuestras dolencias, por tTu nombre.

Señor, tTen piedad. [tres veces]

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Padre nuestro, que estas en los cielos, santificado sea tTu nombre, vénganos el tTu reino, hágase tu Tu voluntad así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día, dánosle hoy, y perdónanos nuestras deudas, asi así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del maligno.

Sacerdote: Porque tTuyos son el reino y el poder y la gloria, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Lector: Amén

Y lee a continuación los siguientes troparios:

Salva, Señor, a tTu pueblo y bendice tTu heredad, concediendo victoria a los ortodoxos sobre el adversario, y por tTu cruz, conserva tTu dominio.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Tu, que de por tTu propia voluntad fuiste levantado sobre la Cruz, concede tTus mercedes al nuevo pueblo que es llamado por tTu nombre, Cristo Dios nuestro; haz alegrarse con tTu poder a tTu pueblo fiel, concediendo victoria sobre el adversario a los que gozan de tTu ayuda, que es armadura de paz, un trofeo invencible.

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Theotokion

Oh Protección temible que no puede ser confundida, no desprecies nuestras suplicas, Madre de Dios Buena y Alabadiísima, establece el dominio de los ortodoxos, salva a tTu pueblo y concédele la victoria del cielo, pues tTu diste a luz a Dios, Tu que eres la única bBienaventurada.

Letanía

El sacerdote delante del altar, inciensando:

 

Ten piedad de nosotros, Dios, según Tu gran piedad, Te suplicamos que nos escuches y que tengas piedad.

 

Coro: Señor, tTen piedad [tres veces]

De nuevo suplicamos por nuestro Sseñor, Su Beatitud, el Metropolita... no ... y por nuestro señor, el Reverendísimo Obispo...

 

Coro: Señor, tTen piedad.[tres veces]

Sacerdote: Porque tTu eres un Dios de Misericordia y amas a los hombres y te Te damos gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén.

En el nombre del Señor, bendice, padre.

 

Maitines

Sin solución de continuidad, el sacerdote, de pie ante la santa mesa y trazando una cruz con el inciensario, comienza propiamente el oficio de maitines diciendo:

Gloria a la sSanta, consubstancial, vivificadora e indivisible Trinidad eternamente, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén.

Hexapsalmos

Lector: Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad. [tres veces].

Señor, abre mis labios, y mi boca anunciará tTu alabanza. [dos veces].

Salmo 3

Señor, cuán numerosos, son los que me atribulan, muchos se insurreccionan contra mí. Muchos son los que dicen de mí; no hay para él salvación en Dios. Mas Tú oh Señor, eres mi escudo, gloria mía, que levantas mi cabeza. Con mi voz clamé al Señor, y me escuchó desde su monte sSanto. Yo me acosté y me dormí y, me levanté, porque el Señor me sostiene. No temeré a los millares del pueblo, que en derredor acampan contra mí. Levántate, Señor, ¡Sálvame, Dios mío! Porque Tú heriste a todos mis contrarios, rompiste los dientes de los pecadores. En el Señor está la salvación; venga Tu bendición sobre Tu pueblo.

Y nuevamente: Yo me acosté, me dormí y me levanté, porque el Señor me sostiene.

Salmo 37

Señor, no me reprendas en Tu furor, ni me castigues en Tu ira. Porque tTus saetas descendieron entre sobre mí, y sobre mí ha caído Tu mano. No hay salud en mi carne a causa de Tu ira: ni hay paz en mis huesos a causa de mi pecado. Porque mis iniquidades se han elevado sobrepasado mi cabeza. y como Como carga pesada se me han abrumado agravado sobre mí. PudriéronseMalolientes y corrompidas, corrompiéronse mis llagas están mis llagas por mi enajenamiento. A causa de mi locura. Estoy encorvado, estoy humillado en gran manera, ando enlutado todo el día. Porque mis lomos están llenos de irritación. Y no hay salud en mi carne. Estoy debilitado y abatido en gran manera; bramo a causa de la conmoción de mi corazón. Señor, delante de Ti están todos mis deseos; mi suspiro no Te es oculto. Mi corazón está acongojado, me ha dejado mi vigor, y aún la misma luz de mis ojos no está conmigo. Mis amigos y compañeros huyeron ante mi plaga. Y mis parientes se fueron lejos y los que buscaban mi alma armaron lazos; y los que procuraban mi mal hablaban iniquidades, meditaban fraudes todo el día, mas yo, como si fuera sordo no escuchaba; estaba como un mudo que no abre su boca. Fuíi pues como un hombre que no oye y que en su boca no tiene represpuestasrensiones. Porque en Ti tengo puesta, Señor, mi esperanza; Tú me oirás, oh Señor Dios mío, pues yo dije: No triunfen de mí triunfarán sobre mi mis mis enemigos; los cuales cuando ven vacilantes mis pies se vanaglorian contra mí. Verdad es que yo estoy por desfallecerresignado para el castigo; y siempre tengo presente mi dolor. Yo confesaré mi iniquidad. Me acongojaré de mi pecado. Entre tanto mis enemigos viven y se han hecho más fuertes que yo. Se han multiplicado los que me aborrecen injustamente. Los que vuelven mal por bien murmuraban de mí, porque yo seguía la virtud. No me desampares, Señor Dios mío: no tTe apartes de mí, acude a socorrerme, oh Señor, de mi salvación.

Y nuevamente: No me desampares, Señor Dios mío: no tTe apartes de mí, acude a socorrerme, oh Señor, de mi salvación.

Salmo 62

Dios, oh mi Dios, a Ti aspiro y me dirijo desde que apunta la aurora; de Ti está sedienta mi alma y mi cuerpo. En esta tierra desierta e intransitable y sin agua, me pongo en tTu presencia en el Santuario para contemplar tTu poder y tTu gloria. Más apreciable es que mil vidas es tTu misericordia. S, see ocuparán mis labios en tTu alabanza. Te bendeciré toda mi vida, y alzaré mis manos invocando Tu Nombre. Quede mi alma bien llena, como de un manjar pingüe y jugoso y con labios alborozados tTe alabarán mis labios. Me acordaba de Ti en mi lecho; en Ti meditaba luego que amanecía, pues Tú eres mi amparo, y a la sombra de tTus alas me regocijaré. Adherido a Ti está mi alma, me ha protegido tTu diestra. En vano han buscado cómo quitarme la vida; entrarán en las cavernas profundas de la tierra. Entregados serán al filo de la espada, serán pasto de las raposas. Entre tanto el rey se regocijará en Dios; loados serán aquellos que le juran; porque quedó la boca tapada de todos los que hablaban inicuamente.

Y nuevamente: Me acordaba de Ti en mi lecho, en Ti meditaba luego que amanecía, pues Tú eres mi amparo, y a las sombras de tTus alas me regocijaré. Adherida a Ti está mi alma, me ha protegido Tu diestra.

El sacerdote sale del altar, lee las oraciones matinales en secretsilencioo, parado ante las puertas reales con la cabeza descubierta, hasta el final de los salmos.

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Aleluya, Aleluya, Aleluya. Gloria a Ti oh Dios (tres veces).

Señor tTen piedad (tres veces).

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén

Salmo 87

Señor Dios de mi salud, día y noche estoy clamando en Tu presencia, que sea recibida mi oración. en Tu presencia, prPresta oído a mi súplica, porque mi alma está harta de males, y mi alma se acerca al sepulcro. Ya me cuentan entre los muertos, he venido a ser como un hombre desamparado, como los acuchillados que yacen en los sepulcros, y de quienes no tTe acuerdeas ya, como desechados de Tu mano. Me pusieroniste en un profundo calabozo, en lugares tenebrosos, entre las sombras de la muerte, sobre mi peso pesó Tu furor, con todas Tus olas me abrumas. te. Alejaste de mí mis conocidos, me miraron como objeto de su abominación; cogido estoy, y no hallo salida, me flaquearon de miseria mis ojos. - A Ti clamé, oh Señor todo el día, hacia Ti tuve extendidas mis manos ¿Harás Tú por ventura milagros en favor de los muertos?, ¿acaso los médicos los resucitarán para que Te alaben? Habrá tal vez alguno que en el sepulcro publique Tus misericordias, oy desde la tumba Tu verdad desde la tumba?. CSe conocen onócense en las tinieblas Tus maravillas y Tu justicia ?en la región del olvido. Por eso yo clamo a Ti, oh Señor y de mañana llega a Ti mi oración, por qué oh Señor desechas mis ruegos, y me escondes Tu rostro. Pobre soy, y trabajo desde mi tierna edad, no bien fui ensalzado, cuando me vi humillado y abatido. Sobre mí ha recaído Tu ira y tus terrores me conturbaron. Inúndame estos cada día como avenidas de agua; me cercan todos juntos. Has alejado de mí al amigo, al pariente y al conocido por causa de mis desastres.

Y nuevamente: Señor, Dios de mi salud día y noche estoy clamando en Tu presencia; que sea recibida mi oración en Tu presencia, presta oído a mis súplicas.

Salmo 102

Bendice, alma mía, al Señor, y todas mis entrañas bendigan su Santo Nombre, bendice alma mía, al Señor y no olvides ningunoa de sus beneficiorecompensass. El perdona todas tus culpas. El sana todas tus dolencias. El rescata de la muerte Tu vida. El Tte corona de gracia y misericordia. El sacia de bienes Tu vida; renuévase como el águila Tu juventud. El Señor practica la rectitud y a con todos los oprimidos hace justicia. Dio a conocer sus caminos a Moisés, y a los hijos de Israel sus obras. Misericordioso y compasivo es el Señor, lento para la ira y lleno de clemencia, no contenderá perpetuamente, ni se enojará para siempre. No nos trata según nuestros pecados, ni según nuestras culpas nos castiga. Pues cuanto se eleva el cielo sobre la tierra, tanto prevalece su misericordia con los que le temen; cuanto dista el oriente de occidente, tanto aleja de nosotros nuestros delitos. Como se compadece un padre de sus hijos, se compadece el Señor de los que le temen. Porque El conoce de qué estamos formados, se acuerda que somos polvo. Los días del hombre son como el heno; y florece como la flor del campo: apenas la tocóa el viento, ya no existe, y su lugar ya no se conoce más. Mas la misericordia de Dios, permanece desde la eternidad y hasta la eternidad con los que le temen, y su protección hasta los hijos de los hijos, ey los que conservan su alianza recuerdan sus preceptos para cumplirlos. El Señor afirmó en el cielo sSu trono, y sSu reino gobierna el universo. Bendecid al Señor todos sSus ángeles, poderosos de fuerza, ejecutores de sSus órdenes,- para obedecer a sSu palabra. Bendecid al Señor, todos sSus ejércitos, ministros sSuyos que hacéis suSu voluntad, bendecid al Señor, vosotros todas sSus obras; en todos los lugares de sSu señorío, bendice mi alma al Señor.

Y nuevamente: En todos los lugares de sSu señorío bendice Ttú, alma mía al Señor.

Salmo 142

Oh Señor, oye mi oración, presta oídos a mi súplica según la verdad de tus Tus promesas; óyeme por Tu misericordia. Mas no quieras entrar en juicio con Tu siervo; porque ningún viviente puede aparecer justo en Tu presencia. El enemigo ha perseguido mi alma abatida, comparándola con la fugacidad del tiempotiene hasta el suelo mi vida. Me ha confinado en lugares tenebrosos, como a los que murieron hace ya un siglo. Mi espíritu padece terribles angustias; mi corazón está en zozobra. Me acordé de los días antiguos; púseme a meditaré sobre todas sTus obras; ponderabaando los efectos de Tu poder. Levanté mis manos hacia Ti; como tierra sedienta, así está por Ti suspirando mi alma. Óyeme luego, oh Señor, mi espíritu ha desfallecido. No retires de mí Tu rostro; para que no tenga que contarme ya entre los muertos. Hazme sentir por la mañana Tu misericordia, pues en Ti he puesto mi esperanza, muéstrame el camino que debo seguir, ya que hacia Ti he levantado mi alma. Líbrame oh Señor de mis enemigos, a Ti me acojo. Enséñame hacer Tu voluntad, pues Tú eres mi Dios; Tu espíritu bueno me conducirá a la tierra de la rectitud. Por amor de a Tu nombre, oh Señor, me vivificarás, por Tu justicia, sacarás mi alma de la angustia, y por Tu misericordia disiparás a mis enemigos y destruirás a todos los que afligen mi alma, puesto que siervo tTuyo soy.

Y nuevamente: Respóndeme por tTu justicia, más no quieras entrar en juicio con tTu siervo. (2 veces).

Tu espíritu bueno me conducirá a la tierra de la rectitud.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

Aleluya. Aleluya. Aleluya. Gloria a Ti, oh Dios. [tres veces].

Gran Letania

Permaneciendo ante las puertas santas, el diácono canta:

En paz roguemos al Señor.

Coro: Señor tTen piedad. (Repitiendo este canto a cada nueva invocación).

— Por la paz que viene desde lo alto y la salvación de nuestras almas, roguemos al Señor.

— Por la paz del mundo entero, el bienestar de las Santas Iglesias de Dios y la unión de todos, roguemos al Señor.

— Por este santo templo y por los que con fe, devoción y temor de Dios entran en él, roguemos al Señor.

— Por nuestro Santísimo Padre y Metropolitano (O: Arzobispo u Obispo: ) N. por el venerable presbiterado y diaconado en Cristo, por todo el clero y el pueblo, roguemos al Señor.

— Por esta nación, sus autoridades y ejércitos, roguemos al Señor.

— Por esta ciudad (o por este pueblo, o por este monasterio), por todas las ciudades y países y por los que con fe viven en ellos, roguemos al Señor.

— Por un clima propicio, por la abundancia de los frutos de la tierra y por tiempos de paz, roguemos al Señor.

— Por los que viajan por tierra, mar y aire, por los enfermos, los que sufren, los cautivos y por su salvación, roguemos al Señor.

— Para que nos libre de toda aflicción, ira y necesidad, roguemos al Señor.

— Ampáranos, sálvanos, tTen piedad de nosotros y protégenos, ¡oh, Dios! con tTu gracia.

— Conmemorando a la Santísima, Purísima, Benditísimaa, y Gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios y Siempre-Virgen María, y a todos los Santos, encomendémonos nosotros mismos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.

Coro: A Ti, Señor!

Celebrante: Porque tTe pertenecen toda gloria, honor y adoración, a tTi, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén.

Aleluia

Aleluya, aleluya, aleluya.

Desde la noche vela mi espíritu ante tTi, oh Dios, porque tTus preceptos son luz sobre la tierra.

Aleluya, aleluya, aleluya.

Aprended la justicia, los que habitáis sobre la tierra.

Aleluya, aleluya, aleluya.

Tu cólera caerá sobre el pueblo indócil, y el fuego devorará ahora a los enemigos.

Aleluya, aleluya, aleluya.

Arroja sobre ellos males, Señor, arroja males sobre los gloriosos de la tierra.

Aleluya, aleluya, aleluya.

A continuación se canta el Tropario del día (tres veces):

Mientras los gloriosos discípulos, durante el lavatorio de la cena, eran iluminados, en ese mismo momento el pérfido Judas, presa del amor al dinero se entenebrecía entenebrecía ante Ti y a jueces injustos y.a Tí, Tel justo Juez, te entregaba. ¡Mira, tú al ambicioso colgado por esta causa , tú que amas eall dinero, al ambicioso colgado por esta causa! ¡Huye del alma insaciable, que se atreve a esto contra el Maestro! ¡Gloria a Tí, Señor, que con todos eres benigno!

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Mientras los gloriosos discípulos...

Y ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amen.

Mientras los gloriosos discípulos...

Durante el canto del Tropario se abren las Puertas Santas y los celebrantes transportan el Evangeliarioo al medio del la Iglesia, delante del ""Golgota"" y se distribuyen velas a los celebrantes y asistentes; el primer celebrante con el diacono hacen la incensación de toda la iglesia.

Pequeña Letanía:

Diac. Una y otra vez roguemos en paz al Señor.

Coro: Señor, tTen piedad.

Diac. Ampáranos, sálvanos, tTen piedad de nosotros y protégenos, ¡oh, Dios! con tTu gracia.

Diac. Conmemorando a la Santísima, Purísima, Bendita y ísima, Gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios y Siempre-Virgen María, y a todos los Santos, encomendémonos nosotros mismos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.

Coro: A Ti, Señor!

Ecfónesis (Cada una de las pequeñas letanías que los diáconos cantan durante este oficio tiene su doxología propia cantada por el sacerdote designado para cantar el Evangelio que sigue).

Primer celebrante: Porque a tTu majestad pertenecen el reino, el poder y la gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amen.

1º Evangelio

Diac. - Para ser dignos de escuchar el Santo Evangelio, roguemos al Señor Dios.

Coro. - Señor tTen piedad. (3 veces). Los fieles encienden las velas

Diac. - ¡Sabiduriía! ¡De pie! ¡Escucheemosmos el Santo Evangelio!

Cel. - Paz a todos.

Coro.- . Y con tTu espiíritu.

Cel: - Lectura del Santo Evangelio segungún San Juan.

Coro. - ¡Gloria a tuTu Pasión, Señor.!!

Diac. - Atendamos.

(Juan, cap. 13, vers. 31 hasta cap. 18, vers. 1). Dijo el Señor a sus discípulos: Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en Él. Si Dios es glorificado en Él, Dios también le glorificará en sí mismo, y luego le glorificará. Hijitos, aun un poco estoy con vosotros. Me buscaréis; mas, como dije a los Judíos: Donde yYo voy, vosotros no podéis venir; así digo a vosotros ahora. Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros: como os he amado, que también os améis los unos a los otros. En esto conocerán todos que sois miMis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. Dícsele Simón Pedro: Señor, ¿adónde vas? Respondióle Jesús: Donde yYo voy, no me puedes ahora seguir; mas mMe seguirás después. Dícsele Pedro: Señor, ¿por qué no tTe puedo seguir ahora? pondré mi alma por tTi. Respondióle Jesús: ¿Tu alma pondrás por mMí? En verdad, en verdad tTe digo: No cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces. No se turbe vuestro corazón; creéisd en Dios, creed también en mMí. En la casa de mMi Padre hay muchas moradas: de otra manera os lo hubiera dicho: voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si mMe fuere, y os aparejare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo: para que donde yo Yo estoy, vosotros también estéis. Y sabéis adonde yYo voy; y sabéis el camino. Dícsele Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas: ¿cómo, pues, podemos saber el camino? Jesús le dice: Yo soy el cCamino, y la vVerdad, y la vVida: nadie viene al Padre, sino por mMí. Si mMe conocieseis, también a mi Padre conocconoceríais ierais: y desde ahora lLe conocéis, y lLe habéis visto. Dícsele Felipe: Señor, muéstranos el al Padre, y nos basta. Jesús le dice: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no mMe has conocido, Felipe? El que mMe ha visto, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos eal Padre? ¿No crees que yYo estoy en el Padre, y el Padre en mMí? Las palabras que yYo os hablo, no las hablo de mMí mismo: mas es el Padre que está en mMí, Él hace las obras. Creedme que yYo soy en el Padre, y el Padre en mMí: de otra manera, creedme por las mismas obras. En verdad, en verdad os digo: El que cree en mMí, las obras que yYo hago también Él las hará; y mayores que éstas hará; porque yYo voy al Padre. Y todo lo que pidiereis al Padre en mMi nombre, esto haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mMi nombre, yYo lo haré. Si mMe e amáis, guardad mMis mandamientos; Y yYo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre: Al Espíritu de verdad, al cual el mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce: mas vosotros le conocéis; porque está con vosotros, y será en vosotros. No os dejaré huérfanos: vVendré a vosotros. Aun un poquito, y el mundo no mMe verá más; empero vosotros mMe veréis; porque yYo vivo, y vosotros también viviréis. En aquel día vosotros conoceréis que yYo estoy en mMi Padre, y vosotros en mMí, y yYo en vosotros. El que tiene mis mandamientos, y los guarda, aquél es el que mMe ama; y el que mMe ama, será amado de mi Padre, y yYo le amaré, y me manifestaré a Él. Dícsele Judas, no el Iscariote: Señor, ¿qué hay porque tTe hayas de manifestar a nosotros, y no al mundo? Respondió Jesús, y díjole: El que mMe ama, mMi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a Él, y haremos con Él morada. El que no mMe ama, no guarda mMis palabras: y la palabra que habéis oído, no es mMía, sino del Padre que mMe envió. Estas cosas os he hablado estando con vosotros. Mas el Consolador, el Espíritu Santo, al cual el Padre enviará en mMi nombre, Él os enseñará todas las cosas, y os recordará todas las cosas que os hHe dicho. La paz os dejo, mMi paz os doy: no como el mundo la da, yYo os la doy. No se turbe vuestro corazón, ni tenga miedo. Habéis oído cómo yYo os he dicho: Voy, y vengo a vosotros. Si mMe amaseis, ciertamente os gozaríais, porque he dicho que voy al Padre: porque el Padre mayor es que yYo. Y ahora os lo he dicho antes que se haga; para que cuando se hiciere, creáis. Ya no hablaré mucho con vosotros: porque viene el príncipe de este mundo; mas no tiene nada en mMí. Empero para que conozca el mundo que amo al Padre, y como el Padre mMe dióo el mandamiento, así hago. Levantaos, vamos de aquí, Yo soy la vVid verdadera, y mi Padre es el lLabrador. Todo sarmiento que en mMí no lleva fruto, le quitará: y todo aquel que lleva fruto, lLe limpiará, para que lleve más fruto. Ya vosotros sois limpios por la pPalabra que os hHe hablado. Estad en mMí, y yYo en vosotros. Como el sarmiento no puede llevar fruto de en sí mismo, si no estuviere en la viVid; así tampoco vosotros, si no estuviereis en mMí. Yo soy la vVid, vosotros los sarmientos: el que está en mMí, y yYo en Él e, ésteste lleva mucho fruto; porque sin mMí nada podéis hacer. El que en mMí no estuviere, será echado fuera como mal sarmiento, y se secará; y los cogen, y los echan en el fuego, y arden. Si estuviereis en mMí, y mMis palabras estuvieren en vosotros, pedid todo lo que quisiereis, y os será hecho. En esto es glorificado mMi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mMis discípulos. Como el Padre mMe amó, también yYo os he amado: permaneced en mMi amor. Si guardareis mMis mandamientos, estaréis en mMi amor; como yYo también he guardado los mandamientos de mMi Padre, y estoy en su Su amor. Estas cosas os he hablado, para que mMi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Este es mMi mandamiento: Que os améis los unos a los otros, como yYo os he amado. Nadie tiene mayor amor que este, que de su dé su vida por sus amigos. Vosotros sois mMis amigos, si hiciereis las cosas que yYo os mando. Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: mas os os he He llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mMi Padre, os hHe hecho notorias. No mMe elegisteis vosotros a mMí, mas yYo os elegí a vosotros; y os hHe puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca: para que todo lo que pidiereis del Padre en mMi nombre, Él os lo dé. Esto os os mando: Que os améis los unos a los otros. Si el mundo os aborrece, sabed que a mMí me aborreció antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; mas porque no sois del mundo, antes yoYo os elegí del mundo, por eso os aborrece el mundo. Acordaos de la palabra que yYo os he dicho: No es el siervo mayor que su señor. Si a mMí mée han perseguido, también a vosotros os perseguirán: si han guardado mMi palabra, también guardarán la vuestra. Mas todo esto os harán por causa de mMi nombre, porque no conocen al que mMe ha enviado. Si no hubiera venido, ni les hubiera hablado, no tendrían pecado, mas ahora no tienen excusa de su pecado. El que mMe aborrece, también a mMi Padre aborrece. Si no hubiese hecho entre ellos obras cuales ningún otro ha hecho, no tendrían pecado; mas ahora, y las han visto, y me aborrecen a mMí y a mMi Padre. Mas para que se cumpla la palabra que está escrita en su Su lLey: Que sin causa me aborrecieron. Empero cuando viniere el Consolador, el cual yYo os enviaré del Padre, el Espíritu de vVerdad, el cual procede del Padre, Él dará testimonio de mMí. Y vosotros daréis testimonio, porque estáis cConmigo desde el principio. Estas cosas os hHe hablado, para que no os escandalicéis. Os echarán de loas sinagogas; y aun viene la hora, cuando cualquiera que os matare, pensará que hace servicióo a Dios. Y estas cosas os harán, porque no conocen al Padre ni a mMí. Mas os hHe dicho esto, para que cuando aquella hora viniere, os acordéis que yYo os lo había dicho. Esto empero no os lo dije al principio, porque yYo estaba con vosotros. Mas ahora voy al que mMe envió; y ninguno de vosotros mMe pregunta: ¿Adónde vas? Antes, porque os os hHe hablado estas cosas, la tristeza ha henchido vuestro corazón. Empero yYo os digo la vVerdad: es necesario que yYo me vaya: porque si yYo no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si yYo me fuera, os lLe enviaré. Y cuando Él viniere redargüirá al mundo de pecado, y de justicia, y de juicio: De pecado ciertamente, por cuanto no creen en mMí; Y de justicia, por cuanto voy al Padre, y no mMe veréis más; Y de juicio, por cuanto el pPríncipe de este mundo es juzgado. Aun tengo muchas cosas que deciros, mas ahora no las podéis llevar. Pero cuando viniere aquel Espíritu de vVerdad, Él os guiará a toda vVerdad; porque no hablará de sí mismo, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que han de venir. El mMe glorificará: porque tomará de lo mMío, y os lo hará saber. Todo lo que tiene el Padre, mMío es: por eso dije que tomará de lo mMío, y os lLo hará saber. Un poquito, y no mMe veréis; y otra vez un poquito, y mMe veréis: porque yYo voy al Padre. Entonces dijeron algunos de sus discípulos unos a otros: ¿Qué es esto que nos dice: Un poquito, y no mMe veréis; y otra vez un poquito, y mMe veréis: y, por que yYo voy al Padre? Decían pues: ¿Qué es esto que dice: Un poquito? No entendemos lo que habla. Y conoció Jesús que le querían preguntar, y díjoles: ¿Preguntáis entre vosotros de esto que dije: Un poquito, y no mMe veréis, y otra vez un poquito, y mMe veréis? En verdad, en verdad os digo, que vosotros lloraréis y lamentaréis, y el mundo se alegrará: empero aunque vosotros estaréis tristes, vuestra tristeza se tornará en gozo. La mujer cuando pare, tiene dolor, porque es venida su hora; mas después que ha parido un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo. También, pues, vosotros ahora ciertamente tenéis tristeza; mas otra vez os veré, y se gozará vuestro corazón, y nadie quitará de vosotros vuestro gozo. Y aquel día no me preguntaréis nada. En verdad, en verdad os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mMi nombre, os lo dará. Hasta ahora nada habéis pedido en mMi nombre: pedid, y recibiréis, para que vuestro gozo sea cumplido. Estas cosas os hHe hablado en proverbios: la hora viene cuando ya no os hablaré por proverbios, pero claramente os anunciaré del Padre. Aquel día pediréis en mMi nombre: y no os digo, que yYo rogaré al Padre por vosotros; Pues el mismo Padre os ama, porque vosotros mMe amasteis, y habéis creído que yYo salí de Dios. Salí del Padre, y he venido al mundo: otra vez dejo el mundo, y voy al Padre. Dicíceenle sus discípulos: He aquí, ahora hablas claramente, y ningún proverbio dices. Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie tTe pregunte: en esto creemos que has salido de Dios. Respondióles Jesús: ¿Ahora creéis? He aquí, la hora viene, y ha venido, que seréis esparcidos cada uno por su parte, y me dejaréis sSolo: mas no estoy soloSolo, porque el Padre está conmigo. Estas cosas os he hablado, para que en mMí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción: mas confiad, yYo he vencido al mundo. Estas cosas habló Jesús, y levantados los ojos al cielo, dijo: Padre, la hora es llegada; glorifica a tTu Hijo, para que también tTu Hijo tTe glorifique a tTi; Como le has dado la potestad de toda carne, para que dé vVida eterna a todos los que le diste. Esta empero es la vVida eterna: que te conozcan el solo Dios verdadero, y a Jesucristo, al cual has enviado. Yo tTe he glorificado en la tierra: hHe acabado la obra que mMe diste que hiciese. Ahora pues, Padre, glorifícame tTú cerca de tTi mismo con aquella gloria que tuve cerca de tTi antes que el mundo fuese. He manifestado tTu nombre a los hombres que del mundo mMe diste: tTuyos eran, y me los diste, y guardaron tTu palabra. Ahora han conocido que todas las cosas que me diste, son de tTi; Porque las palabras que mMe diste, les hHe dado; y ellos las recibieron, y han conocido verdaderamente que salí de tTi, y han creído que tTú me enviaste. Yo ruego por ellos: no ruego por el mundo, sino por los que mMe diste; porque tTuyos son: Y todas mMis cosas son tTus cosas, y tTus cosas son mMis cosas: y hHe sido glorificado en ellas. Y ya no estoy en el mundo; mas éstos están en el mundo, y yYo a tTi vengo. Padre sSanto, a los que mMe has dado, guárdalos por tTu nombre, para que sean una cosa, como también nosotros. Cuando estaba con ellos en el mundo, yYo los guardaba en tTu nombre; a los que mMe diste, yYo los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición; para que la Escritura se cumpliese. Mas ahora vengo a tTi; y hablo esto en el mundo, para que tengan mMi gozo cumplido en sí mismos. Yo les he dado tTu palabra; y el mundo losa aborreció, porque no son del mundo, como tampoco yYo soy del mundo. No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal. No son del mundo, como tampoco yYo soy del mundo. Santifícalos en tTu verdad: tTu palabra es vVerdad. Como tTú me enviaste al mundo, también los hHe enviado al mundo. Y por ellos yYo mMe santifico a mMí mismo, para que también ellos sean santificados en vVerdad. Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mMí por la palabra de ellos. Para que todos sean una cosa; como túTu , oh Padre, en mMí, y yYo en tTi, que también ellos sean en nosotros una cosa: para que el mundo crea que tTú me enviaste. Y yYo, la gloria que me diste les he dado; para que sean una cosa, como también nosotros somos una cosa. Yo en ellos, y tTú en mMí, para que sean consumadamente una cosa; que el mundo conozca que tTú me enviaste, y que los hHas amado, como también a mMí me hHas amado. Padre, aquellos que mMe has dado, quiero que donde yYo estoy, ellos estén también conmigo; para que vean mMi gloria que mMe has dado: por cuanto mMe has amado desde antes de la constitución del mundo. Padre justo, el mundo no tTe hhaa conocido, mas yoYo tTe he conocido; y éstos han conocido que tTú me enviaste; Y yYo les he manifestado tTu nombre, y lo manifestaré lo aún; para que el amor con que mMe has amado, esté en ellos, y yYo en ellos. Como Jesús hubo dicho estas cosas, salióse con sSus discípulos tras el arroyo de Cedrón, donde estaba un huerto, en el cual entró Jesús y sSus discípulos.

Coro.- Gloria a tTuu longanimidad, Señor. Y todos apagan las velas.

1ª Serie de antífonas. Durante el canto de cada una de las series de Antifonas, el celebrante designado para cantar el siguiente Evangelio (en este caso el segundo) inciensa el atril con el libro de los Evangelios por los cuatro costados, el iconostasio y el pueblo, durante la incensación todos permanecen de pie.

 

1ª Antifona. Tono 8.

- Los jefes del pueblo se reunieron contra el Señor y contra su Ungido.

 

- Han puesto contra mí una palabra impía; Señor, no me abandones.

 

- Ofrezcamos a Cristo nuestros sentidos puros; y como amigos sSuyos sacrifiquemos por El nuestras almas. No nos dejemos arrastrar como Judas, por las solicitudes mundanas; repitamos en cambio en nuestro pecho: Padre nuestro, que estás en los cielos, líbranos del maligno.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotokio. Vírgen que hHas dado a luz virginalmente y has permanecido Virgen, Madre que desconoces las bodas, Deípara Maria; ruega a Cristo, nuestro Dios, que nos salve.

2ª Antifona.

 

-

Judas corrió a decir a los escribas inicuos: ¿Cuánto me dáais si os lLo entrego? En medio de los que hacían el acuerdo estabas invisiblemente presente, tTú, el objeto del contrato. ¡Tu que conoces los corazones tTen piedad de nuestras almas!.!

 

-

Sirvamos a Dios con ternura como la Magdalena en el banquete; no cedamos a la avaricia como Judas, para poder estar siempre con Cristo Dios.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotokio. No ceses nunca de rogar a aAquel a quien hHas dado a luz de un modo inefable, para que él, El que es amigo de los hombres, libre del mal a aquellos que recurren a tí a Ti.

3ª Antifona.

A causa de la resurrección de Lázaro los hijos de los hebreos tTe aclamaban con el ""Hosana",," oh amigo de los hombres. Pero Judas, el prevaricador, no quizso entender.

 

Durante tTu Cena, oh Cristo Dios, has predicho a tus Tus discípulos: uno de vosotros me traicionará. Pero Judas, el prevaricador, no quizso entender.

 

Ante la pregunta de Juan: ""Señor, ¿quién es el que tTe traiciona?"" tTú lo manifestaste por medio del pan. Pero Judas, el prevaricador, no quizso entender.

Por treinta monedas de plata y por un beso traidor, Señor, los Judíos buscaban matarte. Pero Judas, el prevaricador, no quizoso entender.

 

En el lavatorio de los pies, oh Cristo Dios, has ordenado a tTus discípulos: Haced como me habéis visto hacer. Pero Judas, el prevaricador, no quizso entender.

Vigilad y orad para no caer en la tentación: así dijiste a tus a Tus discípulos oh, Cristo Dios. Pero Judas, el prevaricador, no quizso entender.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotokio. Libra del mal a tTus siervos, Madre de Dios; a tíTi, nos dirigimos, después de Dios, como a fFortaleza indestructible y aAbogada nuestra.

Pequeña letanía.

Diac. Una y otra vez roguemos en paz al Señor.

Coro: Señor, tTen piedad.

Diac. Ampáranos, sálvanos, tTen piedad de nosotros y protégenos, ¡oh, Dios! con tTu gracia.

Diac. Conmemorando a la Santísima, Purísima, Benditísimaa, y Gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios y Siempre-Virgen María, y a todos los Santos, encomendémonos nosotros mismos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.

Coro: A Ti, Señor!

2º Celebrante: Porque a tTi conviene toda gloria, honor y adoración, Padre, Hijo, Espíritu Santo ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amen.

Coro (o lector). - Catisma poetico. En la Cena, cuando alimentabas a los discípulos y aunque conocías el proyecto de traición hHas intentado con todo disuadir a Judas a quien sabías incorregible. Querías que fuese claro para todos que tTe entregabas voluntariamente para recuperar el mundo de manos del enemigo. ¡Oh Longanime, gloria a Tí!

2º Evangelio:

 

Diac. - Para ser dignos de escuchar el Santo Evangelio, roguemos al Señor Dios.

Coro. - Señor tTen piedad. (3 veces). Los fieles encienden las velas

Diac. - ¡Sabiduriía! ¡De pie! ¡Escuchemos el Santo Evangelio!

Cel. - Paz a todos.

Coro.- . Y con tTu espíirituritu.

Cel: - Lectura del Santo Evangelio seguún San Juan.

Coro. - ¡Gloria a tTu Pasión, Señor.!!

Diac. - Atendamos.

(cap. 18, vers. 1-28). En aquel tiempo, Jesús fue con sus discípulos al otro lado del torrente Cedrón, donde había un huerto en el que entró Él con sus discípulos. Conocía también Judas, el que lo entregaba, el lugar; porque con frecuencia Jesús se reunía allí con sus discípulos. Entonces Judas, habiendo tomado una guardia y los servidores de los pontífices y fariseos, llegó allí con linternas, antorchas y armas. Jesús, sabiendo todo lo que le iba a suceder, se adelantó y les dijo: «‘¿A quién buscáis?»’ Le respondieron: «‘A Jesús Nazareno.»’ Jesús les dijo: «‘ Yo soy.»’ Estaba también Judas, el que lo entregaba, con ellos. Cuando les dijo: «‘Yo soy»’, retrocedieron y cayeron en tierra. Nuevamente los interrogó: «‘¿A quién buscáis?»’ Le dijeron: «‘A Jesús Nazareno.»’ Respondió Jesús: «‘Os dije que Yo soy. Por lo tanto si es a mMí a quien buscáis, dejad que ellos se vayan.»’ Para que se cumpla la palabra que dijo: «‘De los que me diste, no he perdido a ninguno.»’ Entonces Simón Pedro, que llevaba una espada, la sacó y golpeó al servidor del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. Era el nombre del servidor: Malco. Dijo entonces Jesús a Pedro: «‘Pon tu espada en la vaina. ¿ El cáliz que mMe dio el Padre, no lo beberé?»’ La guardia, el tribuno y los servidores de los judíos, se apoderaron de Jesús y lo ataron. Lo llevaron primero ante Anás, porque era suegro de Caifás, Sumo Sacerdote aquel año. Caifás era el que había aconsejado a los judíos: «‘Es preferible que un solo hombre muera por el pueblo.»’ Seguía a Jesús, Simón Pedro y otro discípulo. Este discípulo era conocido del Sumo Sacerdote, y entró con Jesús en el patio del Pontífice. Mas Pedro permanecía afuera, en la puerta. El otro discípulo, el que era conocido del Sumo Sacerdote, salió, habló a la portera e hizo entrar a Pedro. La portera dijo entonces a Pedro: «‘¿No eres tú también uno de los discípulos de ese hombre?»’ Él le respondió: «‘No lo soy.»’ Estaban los servidores y los guardias junto al fuego, porque hacía frío, y se calentaban. Estaba con ellos también Pedro calentándose. El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús acerca de sus discípulos y de su enseñanza. Jesús le respondió: «‘Yo he hablado abiertamente al mundo; siempre enseñé en la sinagoga y en el Templo, donde todos los judíos acuden, y nada hablé en oculto. ¿Por qué me interrogas? Pregunta a los que mMe han oído qué les enseñé. He aquí que ellos saben lo que he dicho.»’ Apenas Jesús dijo esto, uno de los guardias allí presentes le dio una bofetada, diciendo: «‘¿Así respondes al Pontífice?»’ Jesús le respondió: «‘Si he hablado mal, da testimonio de lo malo; pero si lo he hecho bien, ¿por qué me golpeas?»’ Entonces Anás lo envió atado ante el Pontífice Caifás. Simón Pedro estaba calentándose. Le dijeron pues: «‘¿No eres tú también uno de sSus discípulos?»’ Él lo negó y dijo: «‘No lo soy.»’ Uno de los servidores del Pontífice, pariente de aquel al que Pedro había cortado la oreja, insistió: «‘¿Acaso no te vi con Él en el huerto?»’ Nuevamente lo negó Pedro y enseguida cantó el gallo. Llevaron entonces a Jesús desde la casa de Caifás al pretorio. Era de madrugada, pero ellos no entraron en el pretorio, para no contaminarse y poder así participar en la comida de Pascua.

 

Coro.- . Gloria a tTu longanimidad, Señor (todos apagan las velas).

El coro canta la segunda serie de antífonas mientras el 3º celebrante hace la inciensación.

4º Antifona.

-

Hoy Judas abandona al Maestro y sigue al diablo; enceguecido por la pasión de la codicia y privado de la luz se halla envuelto en tinieblas. ¿Como hubiera podido ver a aAquel al que había vendido por treinta monedas de plata y que era el Iluminador? Pero para nosotros El difunde su luz, habiendo sufrido por el mundo. ¡Oh tTu que has padecido y has compadecido a los hombres, Señor, Gloria a tTií!

-

Hoy Judas finge piedad y se sustrae a la gracia, de discípulo que era se vuelve traidor. Bajo el beso acostumbrado esconde el engaño. Al amor del Señor, prefiere, insensato, el amor del dinero. Se constituye cabeza del grupo de los condenados. Pero nosotros que de Cristo hemos recibido la sSalvación, glorifiquémoslo.

-

Nutramos el amor fraterno, porque en Cristo somos hermanos y no quedemos indiferentes al prójimo para no ser condenados como el siervo al que el amor del dinero había vuelto impasible y para que nuestro arrepentimiento no quede como el de Judas, infructuoso.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotokio. En todas partes se celebran tTus glorias: hHas dado a luz al cCreador de Ttodo odo ,hecho hombre, Oh Madre de Dios María, objeto de nuestros cantos y siempre Virgen.

5º Antifona.

-

El discípulo se pone de acuerdo sobre el precio del Maestro; por treinta monedas de plata traicionó al Señor, con un falso beso, lLo entrega al los malvados para que lLo lleven a la muerte.

 

-

Hoy el Creador del cielo y de la tierra dice a sus discípulos: Lla hora está cercana: Judas está a punto de traicionarme: ninguno de vosotros reniegue de mMí vieéndome en la cruz entre dos malhechores: sufro como hombre y salvo, como amante de la humanidad, a los que creen en mí.Mi.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotokio. Aquel a quien hHas dado a luz de manera inefable, oh Tu que hHas traído al mundo a tTu Creador, ruégale para que salve nuestras almas.

6º Antifona.

-

Hoy Judas vela para entregar al Señor, el sempiterno Salvador del mundo, quien con cinco panes ha nutrido una multitud. Hoy el desgraciado rechaza al Maestro, el discípulo entrega al Señor. Vende por un poco de dinero a aquel que con el Maná ha saciado al hoambre. Hoy los judíos han clavado en la cruz al Señor, que, con la vara había separado las aguas y los había introducido en el desierto. Hoy han traspasado con la lanza el costado de Aquel que por ellos había golpeado con llagas a Egipto. Dieron de beber hiel a aAquel que había hecho llover como alimento el Maná.

 

-

Oh Señor, habiendo llegado a tTu voluntaria Pasión, exclamaste, volvienéndote a tTus discípulos. Si no habéis podido velar una hora conmigo, cómo mMe habéis prometido morir por míMi? En cambio mirad a Judas: él no duerme, sino que procura ponerme en manos de los malvados. Levantáos, orad, que ninguno reniegue de mí Mi cuando mMe vea en la cruz. ¡Oh Longánime, Gloria a Tí!

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotokio. Ave, oh Madre de Dios, aAquel a quien los cielos no pueden contener ha hecho de tTuu seno sSu morada. Ave, Virgen, annunciada por las profecías gracias a la cual el Emanuel ha derramado sobre nosotros sSu luz. Ave, Madre de Cristo Dios.

Pequeña letanía.

Diac. Una y otra vez roguemos en paz al Señor.

Coro: Señor, tTen piedad.

Diac. Ampáranos, sálvanos, tTen piedad de nosotros y protégenos, ¡oh, Dios! con tTu gracia.

Diac. Conmemorando a la Santísima, Purísima, Benditísimaa, y Gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios y Siempre-Virgen María, y a todos los Santos, encomendémonos nosotros mismos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.

Coro: A Ti, Señor!

3º Celebrante: Porque es glorificado, tTu nombre sublime y pleno de majestad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amen.

Coro (o lector). - Catisma Poetico: ¿Que es lo que te ha convertido, oh Judas, en el traidor del Salvador? ¿Acaso te ha separado del coro de los apóstoles? ¿Te ha quitado tal vez el don de las curaciones? ¿O te ha excluído de la Cena cuando comía con los otros? ¿Ha pasado por alto tus pies cuando mientras se los lavaba a los otros? ¡Que inmensos beneficios olvidas! Ahora queda desenmascarada tu ingrata conducta. Ahora queda patente Su ilimitada paciencia, Su gran misericordia.

3º Evangelio:

 

Diac. - Para ser dignos de escuchar el Santo Evangelio, roguemos al Señor Dios.

Coro. - Señor tTen piedad. (3 veces). Los fieles encienden las velas

Diac. - ¡Sabiduriía! ¡De pie! ¡Escuchemos el Santo Evangelio!

Cel. - Paz a todos.

Coro.- Y con tTu espiíritu.

Cel: - Lectura del Santo Evangelio según San Mateo.

Coro. - ¡Gloria a tTu Pasión, Señor.!!

Diac. - Atendamos.

(Cap. 26, vers. 57-75). En aquel tiempo los soldados, habiendo prendido a Jesús, lo llevaron ante Caifás pontífice, donde los escribas y los ancianos estaban juntos. Mas Pedro le seguía de lejos hasta el patio del pontífice; y entrando dentro, estáabase sentado con los criados, para ver el fin. Y los príncipes de los sacerdotes, y los ancianos, y todo el consejo, buscaban falso testimonio contra Jesús, para entregarle a la muerte; Y no lo hallaron, aunque muchos testigos falsos se llegaban; mas a la postre vinieron dos testigos falsos, Qque dijeron: Este dijo: Puedoe derribar el templo de Dios, y en tres días reedificarlo. Y levantándose el pontífice, le dijo: ¿No respondes nada? ¿qué testifican éstos contra tTi? Mas Jesús callaba. Respondiendo el pontífice , le dijo: Te conjuro por el Dios viviente, que nos digas si eres tTú el Cristo, Hijo de Dios?. Jesús le dijo: Tú lo has dicho: y aun os digo, que desde ahora habéis de ver al Hijo de los hombres sentado a la diestra de la potencia de Dios, y que viene en las nubes del cielo. Entonces el pontífice rasgó sus vestidos, diciendo: Blasfemado ha: ¿qué más necesidad tenemos de testigos? He aquí, ahora habéis oído su blasfemia. ¿Qué os parece? Y respondiendo ellos, dijeron: Culpado es de muerte. Entonces le escupieron en el rostro, y le dieron de bofetadas; y otros le herían con mojicones, Diciendo: Profetízanos tTú, Cristo, quién es el que tTe ha herido. Y Pedro estaba sentado fuera en el patio: y se llegó a Él una criada, diciendo: Y tTú con Jesús el Galileo estabas. Mas Él negó delante de todos, diciendo: No sé lo que dices. Y saliendo Él a la puerta, le vió o otra, y dijo a los que estaban allí: También éste estaba con Jesús Nazareno. Y negoó otra vez con juramento: No conozco aAl hHombre. Y un poco después llegaron los que estaban por allí, y dijeron a Pedro: Verdaderamente también tú eres de ellos, porque aun tu habla te hace manifiesto. Entonces comienzó a hacer imprecaciones, y a jurar, diciendo: No conozco aAl hHombre. Y el gallo cantó luego. Y se acordó Pedro de las palabras de Jesús, que le dijo: Antes que cante el gallo, mMe negarás tres veces. Y saliéndose fuera, lloró amargamente.

Coro.- . Gloria a tTu longanimidad, Señor (todos apagan las velas).

El coro canta la tercera serie de antífonas mientras el 4º celebrante hace la inciensación.

7º Antifona.

-

A los impíos que tTe habían apresado, les dijiste, Señor, pacientemente: Aunque hayáis herido aAl pastor y dispersado las doce ovejas, yo hubiera podido convocar doce legiones de ángeles. Pero yYo sufro por cumplir los misterios secretos y escondidos que os he manifestado por medio de los profetas. ¡Oh Señor, Gloria a Ti!

-

Luego de hHaberte negado tres veces, Pedro comprendió inmediatamente lo que le fue dicho y tTe ofreció las lágrimas de la contrición: ¡Dios, purifícame y sálvame!

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotokio. Saludamos todos con nuestro ""Ave"" a lLa que es Virgen Santa, puerta de la salvación, paraíso admirable, nube de la eEterna lLuz.

 

8º Antifona.

-

Decid impíos ¿qué os ha enseñado vuestro Salvador? ¿No ha confirmado acaso la ley y las enseñanzas de los profetas? ¿Cómo habéis podido tramar el entregar a Pilatos al Verbo, Dios de Dios y lLibertador de nuestras almas?

-

¡Que sea crucificado! Gritaban los que antes habían disfrutado de tTus dones. Pedían que les fuese entregado un malhechor en lugar del Benefactor, estos asesinos de justos. Y Tu, oh Cristo has callado tolerando su jactancia. Queréis sufrir y salvar nuestras almas. ¡Oh amigo de los hombres!

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotokio. Ya que nuestros muchos numerosos pecados nos quitan la confianza de ser oídos, ruega tTu a aAquel que ha nacido de tTi, Virgen Madre de Dios; mucho puede la oración mMaterna sobre la bondad del corazón del Maestro. No desprecies las súplicas de los pecadores, ¡oh Purísima!; eEs misericordioso y puede salvarnos, Aquel que se ha dignado sufrir por nosotros.

9ª Antifona.

-

Fijaron en treinta monedas de plata el precio de aAquel que los hijos de Israel quisieron evaluar. Vigilad y orad para no caer en la tentación. El espíritu ciertamente está pronto pero la carne es débil. Por lo tanto, vigilad.

-

Me dieron como alimento mirra y en mi sed me dieron vinagre. Tú Señor, apiádate de mí Mi, resucítame y les daré lo que merecen.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotokio. Nosotros que venimos del mundo de los gentiles, Te cantamos, o purísima Madre de Dios, porque hHas traído al mundo a Cristo, nuestro Dios, aAquel que, gracias a tTu intervención, libera al hombre de la maldición.

Durante estas antifonas el 4º celebrante hace la incensación.

Pequeña letanía.

 

Diac. Una y otra vez roguemos en paz al Señor.

Coro: Señor, tTen piedad.

Diac. Ampáranos, sálvanos, tTen piedad de nosotros y protégenos, ¡oh, Dios! con tTu gracia.

Diac. Conmemorando a la Santísima, Purísima, Benditísimaa, Gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios y Siempre-Virgen María, y a todos los Santos, encomendémonos nosotros mismos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.

Coro: A Ti, Señor!

4º celebrante: Porque Tu eres nuestro Dios, y tTe damos gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amen.

Coro (o lector). - Catisma Poético: ¿Cómo ha podido Judas, que fuera Tu discípulo, meditar contra Ti la traición? Luego de haber cenado hipócritamente cContigo, se dirigió a los sacerdotes: ¿Cuánto me dáis si os lo Lo vendo. A Él, aal tTransgresor de la ley, aall vViolador del sábado? ¡Señor longánime, gloria a Ti!

 

4º Evangelio:

 

Diac. - Para ser dignos de escuchar el Santo Evangelio, roguemos al Señor Dios.

Coro. - Señor tTen piedad. (3 veces). Los fieles encienden las velas

Diac. - ¡Sabiduriía! ¡De pie! ¡Escuchemos el Santo Evangelio!

Cel. - Paz a todos.

Coro.- . Y con tTu espiíritu.

Cel: - Lectura del Santo Evangelio seguún San Juan.

Coro. - ¡Gloria a tTu Pasión, Señor.!!

Diac. - Atendamos.

(Cap. 18, vers. 28 y cap. 19, vers. 16). En aquel tiempo llevaron a Jesús desde la casa de Caifás al pretorio. Era de madrugada, pero ellos no entraron en el pretorio, para no contaminarse y poder así participar en la comida de Pascua. Pilatos salió adonde estaban ellos y les preguntó: «‘¿Qué acusación traéis contra eEste hombre?»’ Ellos respondieron: «‘Si no fuera un malhechor, no tte lo hubiéramos entregado.»’ Les dijo entonces Pilatos: «‘Tomadlo vosotros y juzgadlo según vuestra ley.»’ Le dijeron entonces los judíos: «‘A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie.»’ Para que se cumpla lo que había dicho Jesús manifestando de qué muerte moriría. Entró nuevamente en el pretorio Pilatos, y llamó a Jesús y le dijo: «‘¿Eres tTú el rRey de los judíos?»’ Respondió Jesús: «‘¿Dices esto por ti mismo u otros te lo han dicho de mMí?»’ Respondió Pilatos: «‘¿Acaso soy yo judío? Tus compatriotas y los pontífices tTe han entregado a mí. ¿Qué es lo que has hecho?»’ Respondió Jesús: «‘Mi reino no es de este mundo. Si mMi reino fuera de este mundo, mMis servidores hubieran combatido para que yo no fuera entregado a los judíos. Pero mMi reino no es de aquí.»’ Díjole nuevamente Pilatos: «‘¿Entonces tTú eres rRey?»’ Respondió Jesús: «‘Tú lo dices: yYo soy reyRey. Para esto hHe nacido y hHe venido al mundo: para dar testimonio de la vVerdad. Todo el que es de la vVerdad, escucha mMi voz.»’ Díjole Pilatos: «‘¿Qué es la vVerdad?»’ Y habiendo dicho esto, salió nuevamente a donde estaban los judíos y les dijo: «‘Yo no encuentro en Él ningún motivo para condenarlo. Y ya que vosotros tenéis la costumbre de que ponga en libertad a alguien, en ocasión de la Pascua, ¿queréis que suelte al rRey de los judíos?»’ Clamaron entonces nuevamente todos, diciendo: «‘¡No a éEl, sino a Barrabás!»’ Barrabás era un ladrón. Entonces tomó Pilatos a Jesús y lLo hizo flagelar. Y los soldados tejiendo una corona de espinas, la pusieron sobre sSu cabeza y lLo revistieron con un manto púrpura, y se acercaban y le decían: «‘¡Salud, rRey de los judíos!»’ y lLe daban bofeteadas. Salió nuevamente Pilatos afuera y les dijo: «‘He aquí que os lLo traigo afuera para que sepáis que no encuentro en él El causa de condena.»’ Salió Jesús, llevando la corona de espinas y el manto púrpura. Y Pilatos les dijo: «‘¡He aquí al hHombre!»’ Cuando lLo vieron los pontífices y los guardias, gritaban diciendo: «‘¡Crucifícalo! ¡Crucifícalo!»’ Díjoles Pilatos: «‘Tomadlo vosotros y crucifícadlo, pues yo no encuentro en éEl causa para condenarlo.»’ Le respondoieron los judíos: «‘Nosotros tenemos una Ley, y según esa Ley debe morir porque se hizo Hijo de Dios.»’ Al oír estas palabras, Pilatos se alarmó más todavía. Y entró nuevamente en el pretorio y dijo a Jesús: «‘¿De dónde eres tTú?»’ Pero Jesús no le dio respuesta. Díjole Pilatos: «‘¿No quieres hablarme? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte yo para soltarte?»’ Respondió Jesús: «‘Tú no tendrías sobre mMí ninguna autoridad, si no la hubieras recibido de lo aAlto. Por eso, el que me ha entregado a tí tiene un pecado mayor.»’ Y desde ese momento, Pilatos trataba de librarlo. Pero los judíos gritaban diciendo: «‘Si lo sueltas, no eres amigo del César, porque todo el que se hace rey se opone al César.»’ Al oír esto, Pilatos sacó afuera a Jesús y lo Lo hizo sentar sobre un estrado, en el lugar llamado «‘el Empedrado»’, en hebreo, «‘Gábata.»’ Era el día de la Preparación de la Pascua, cerca de la hora sexta. Y dijo a los judíos: «‘He aquí a vuestro rRey.»’ Pero ellos gritaban: «‘¡Quítalo! ¡Quítalo! ¡Crucifícalo!»’ Le dijo Pilatos: «‘¿A vuestro rRey crucificaré?»’ Respondieron los pontífices: «‘No tenemos otro rey que el César.»’ Entonces se los entregó para que lo Lo crucificaran.

Coro.- . Gloria a tTu longanimidad, Señor (todos apagan las velas).

El coro canta la cuarta serie de antífonas mientras el 5º celebrante hace la inciensación.

10a Antifona.

-

Aquel que se reviste de con la lLuz como de con un mantoManto, comparece, desnudo ante el tribunal, recibe sobre las mejillas Mejillas los golpes de las manos que había creado. Hombres inicuos clavaron sobre la cCruz al Señor de la Gloria. Entonces el velo del templo se rasgó, el Sol se oscureció: no podían ver sufrir eAl ver cubierto de ignominia , a Dios ante eEl cual tiemblan todas las cosas. ¡Adorémoslo!

-

El discípulo tTe traicionó, el Ladroón exclamó: Acuérdate de mMí, Señor, en Tu Reino.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotokio. Pacifica al mundo, Señor que tTe has dignado revestirte de la carne de una Virgen, por amor de a tTus siervos; para que unánimes tTe glorifiquemos, ¡Oh, amante de la humanidad!

11a Antifona.

-

A cambio de los beneficios que hHas dado, oh Cristo, al pueblo hebreo, el Te ha condenado a la crucifixión, Te ha dado de beber vinagre y hiel. Devuélveles, Señor, según sus obras porque no han comprendido Tu condescendencia.

-

No satisfechos con entregarte,¡ oh! Cristo, los hijos de los judíos movían la cabeza profiriendo injurias y blasfemias. Devuélveles, Señor, según sus obras porque no han comprendido Tu economía mensaje. Ni la tierra cuando tembló ni las piedras cuando se partieron, convirtieron a los Judíos, ni el velo del templo, ni la resurrección de los muertos. Devuélveles, Señor, según sus obras porque han tramado contra tTí vanas conjuras.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotokio. Hemos reconocido que Dios se ha encarnado en Ti, oh Virgen Madre de Dios, úUnica pPura, úUnica beBendita; por eso en todo tiempo tTe magnificamos.

12 Antifona.

-

Esto dice el Señor a los judíos: ¿Pueblo mioMio, que te he hecho? ¿En que te he contristado? He iluminado a tus ciegos, curado los leprosos, puse nuevamente de pie al hombre que yacía en la litera. Pueblo mMio ¿que tTe he hecho, y que mMe has dado en cambio? Por el Maná, la hiel; por el agua, el vinagre; en lugar de amarme me Me has clavado en la cCruz. Ahora no toleraré más: invitaré a los pueblos paganos, ellos me Me glorificarán con el Padre y con el Espíritu Santo y yYo les daré la vida Vida eEterna. Hoy el velo del templo, en signo de protesta contra los inicuos, se parte. El sol esconde sus rayos al ver crucificado al Señor.

-

Doctores de la ley de Israel, Judíos y Fariseos, el coro de los apóstoles os grita: he aquí el templo que habéis destruído, he aquí el cCordero que habéis crucificado, puesto en la tumba. El ha resucscitado con sSu poder, no os burléis Judíos! El es aquel que os salvó en el mar Rojo, que os alimentó en el desierto. El es la Vida y la Luz y la Paz del mundo.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotokio. Ave, oh camino del Rey de la gloria, transitado únicamente por el Altísimo; Puerta que El dejó sellada para la salvación de nuestras almas.

Pequeña letanía.

 

Diac. Una y otra vez roguemos en paz al Señor.

Coro: Señor, Ten piedad Coro: Señor, ten piedad.

Diac. Ampáranos, sálvanos, tTen piedad de nosotros y protégenos, ¡oh, Dios! con tTu gracia.

Diac. Conmemorando a la Santísima, Purísima, Benditísimaa, Gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios y Siempre-Virgen María, y a todos los Santos, encomendémonos nosotros mismos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.

Coro: A Ti, Señor!

5º Celebrante: Que la majestad de tTu reino sea bendita y glorificada, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amen.

Coro (o lector). - Catisma poetico: Cuando compareciste ante Caifás y cuando fFuiste entregado al juez Pilatos, oh Dios, las falanges celestes se estremecieron de horror. Cuando fFuiste elevado en la cCruz entre dos malhechores y contado entre como los criminales para salvar a la humanidad. Oh Señor, de tal manera sometido, gloria a Tí!

5º Evangelio:

 

Diac. - Para ser dignos de escuchar el Santo Evangelio, roguemos al Señor Dios.

Coro. - Señor tTen piedad. (3 veces). Los fieles encienden las velas

Diac. - ¡Sabiduriía! ¡De pie! ¡Escuchemos el Santo Evangelio!

Cel. - Paz a todos.

Coro.- . Y con tTu espiíritu.

Cel: - Lectura del Santo Evangelio según San Mateo.

Coro. - ¡Gloria a tTu Pasión, Señor.!!

Diac. - Atendamos.

(Cap. 27, vers. 3-32). En aquel tiempo viendo Judas que Jesús era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los príncipes de los sacerdotes y a los ancianos, Diciendo: Yo he pecado entregando la sangre iInocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué se nos da a nosotros? Veiéraslo lo tú. Y arrojando las piezas de plata en el templo, partióse; y se fuée, y se ahorcó. Y los príncipes de los sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de los dones, porque es precio de sSangre. Mas habido consejo, compraron con ellas el campo del alfarero, porara sepultura para de los extranjeros. Por lo cual fuée llamado aquel campo, Campo de sSangre, hasta el día de hoy. Entonces se cumplió lo que fuée dicho por el profeta Jeremías, que dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del aApreciado, que fuéfue apApreciado por los hijos de Israel; Y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor. Y Jesús estuvo delante del presidente; y el presidente le preguntó, diciendo: ¿Eres tTú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices. Y siendo acusado por los príncipes de los sacerdotes, y por los ancianos, nada respondió. Pilatos entonces le dice: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra tTí? Y no le respondió ni una palabra; de tal manera que el presidente se maravillaba mucho, Y en el día de la fiesta acostumbraba el presidente soltar al pueblo un preso, cual quisiesen. Y tenían entonces un preso famoso que se llamaba Barrabás. Y juntos ellos, les dijo Pilatos; ¿Cuál queréis que os suelte? ¿á Barrabás ó a Jesús que se dice el Cristo? Porque sabía que por envidia lLe habían entregado. Y estando Él el sentado en el tribunal, su mujer envió a Éel, diciendo: No tengas que ver con aquel jJusto; porque hoy he padecido muchas cosas en sueños por causa de Él. Mas los príncipes de los sacerdotes y los ancianos, persuadieron al pueblo que pidiese a Barrabás, y matase a Jesús. Y respondiendo el presidente les dijo: ¿Cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: a Barrabás. Pilatos les dijo: ¿Qué pues haré de Jesús que se dice el Cristo? Díccenle todos: Sea crucificado. Y el presidente les dijo: Pues ¿qué mal ha hecho? Mas ellos gritaban más, diciendo: Sea crucificado. Y viendo Pilatos que nada adelantaba, antes se hacía más alboroto, tomando agua se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de esEste jJusto ; lo veréis lo vosotros. Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos. Entonces les soltó a Barrabás: y habiendo azotado a Jesús, lLe entregó para ser crucificado. Entonces los soldados del presidente llevaron a Jesús al pretorio, y juntaron a Él toda la cuadrilla; Y desnudándole, le echaron encima un manto de grana; Y pusieron sobre suSu cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en sSu mano derecha; é hincando la rodilla delante de Él, le burlaban, diciendo: ¡Salve, Rey de los Judíos! Y escupiendo en Él, tomaron la caña, y le herían en la cCabeza. Y después que lLe hubieron escarnecido, le Le desnudaron el manto, y lLe vistieron de sus vestidos, y lLe llevaron para crucificarle. Y saliendo, hallaron a un Cireneo, que se llamaba Simón: a éste cargaron para que llevase sSu cCruz.

Coro.- Gloria a tTu longanimidad, Señor (todos apagan las velas).

El coro canta la quinta serie de antífonas mientras el 6º celebrante hace la inciensación.

13ª Antifona.

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La turba de los judíos pidió a Pilatos que tTe crucificara, Señor. No hallando en Ti culpa alguna, liberaron al malhechor Barrabás y tTe condenaron a Ti, el iInocente, cometiendo así un pecado de horrible homicidio. Devuélveles, Señor, según sus obras porque han tramado contra tTí i vanas conjuras.

-

A aquel ante quien todas las creiaturas temen y tiemblan: Cristo, objeto de de los cantos de todos los labios, dDivino pPoder y dDivina Sabiduría, los sacerdotes lLo golpean en el rostro y lLe ofrecen vinagre; El se digna a soportar todo esto, queriendo rescatarnos de nuestras iniquidades al precio de sSu sangre, ¡El, el amigo de los hombres!

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotokio. Oh Madre de Dios que, con una palabra hHas dado a luz de modo inefable a tTu creador, ruégale que salve nuestras almas.

l4ª Antifona.

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Señor, que has acogido como compañero de camino a un ladrón de manos ensangrentadas, cuéntanos también a nosotros con él, porque eEres bueno y amante de la humanidad.

-

El ladrón sobre la cruz emitió una débil palabra y obtuvo una gran fe: en un instante fue salvado. El fue el primero en abrir las puertas del paraíso y en entrar. Oh Tu que has aceptado su arrepentimiento, Señor, gloria a Tí!

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotokio. Ave, Tu que has recibido del ángel la alegría para el mundo. Ave Tu que has dado a luz a tTu Creador y Señor. Ave, Tu que fuiste digna de ser la Madre de Dios!

l5ª Antifona.

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Hoy pende de la cruz eEl que ha suspendido la tierra sobre las aguas; está ceñido con una corona de espinas el Rey de los ángeles; está revestido con una púrpura de burlas Aquel que reviste el cielo de nubes; está abofeteado, Aquel que en el Jordán ha librado a Adán; está atravesado con clavos, el Esposo de la Iglesia; está transpasado por una lanza el Hijo de la Virgen. Adoramos Tu Pasión, Cristo, Adoramos Tu Pasión, Cristo, Adoramos Tu Pasión, Cristo: muéstranos también Tu gloriosa Resurrección!

-

No celebramos la fiesta al modo de los judíos, porque en Nuestra Pascua, Cristo, fue inmolada o por nosotros. Purifiquémonos mas bien de toda mancha y roguémosle con corazón puro: Resucita Señor y sálvanos, Tu amante de la humanidad!

-

Tu cruz, Señor, es vida y abogada de Tu pueblo, esperanzados do en ella, Te cantamos, Dios Nuestro crucificado: Ten piedad de nosotros!

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Teotokio. Vieéndote suspendido de en la cruz, oh Cristo, aAquella que tTe ha traído al mundo exclamaba: ¿Qué misterio inusitado contemplo, hHijo míoMio? ¿Cómo puedes morir sobre el madero, traspasado en la carne, oh dDador de la vida?

Pequeña letanía.

Diac. Una y otra vez roguemos en paz al Señor.

Coro: Señor, tTen piedad.

Diac. Ampáranos, sálvanos, tTen piedad de nosotros y protégenos, ¡oh, Dios! con tTu gracia.

Diac. Conmemorando a la Santísima, Purísima, Benditísimaa, Gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios y Siempre-Virgen María, y a todos los Santos, encomendémonos nosotros mismos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.

Coro: A Ti, Señor!

6º Celebrante: Porque a tTu nombre se debe la bendición, así como a Tu rReino la gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amen.

Coro (o lector). - Catisma poetico (coincide con el tropario del día): Nos has rescatado de la maldición de la ley con tTu preciosa Sangre. Clavado en la Cruz y traspasado por la lanza, eEres fuente de inmortalidad para los hombres. Oh Salvador nuestro, gloria a tTi.

6º Evangelio.-

 

Diac. - Para ser dignos de escuchar el Santo Evangelio, roguemos al Señor Dios.

Coro. - Señor tTen piedad. (3 veces). Los fieles encienden las velas

Diac. - ¡Sabiduriía! ¡De pie! ¡Escuchemos el Santo Evangelio!

Cel. - Paz a todos.

Coro.- . Y con tTu espiíritu.

Cel: - Lectura del Santo Evangelio según San Marcos.

Coro. - ¡Gloria a tTu Pasión, Señor.!!

Diac. - Atendamos.

(Cap. 15, vers. 16-32). En aquel tiempo los soldados llevaron a Jesús dentro de la sala, es a saber al Pretorio; y convocan toda la cohorte. Y le Le visten de púrpura; y poniéndole una corona tejida de espinas, Comenzaron luego a saludarle: ¡Salve, Rey de los Judíos! Y lLe herían en la cabeza con una caña, y escupían en Él, y lLe adoraban hincadas las rodillas. Y cuando lLe hubieron escarnecido, lLe desnudaron la púrpura, y le vistieron sus propios vestidos, y lLe sacaron para crucificarle. Y cargaron a uno que pasaba, Simón Cireneo, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, para que llevase sSu cCruz. Y le llevan al lugar de Gólgotha, que declarado quiere decir: Lugar de la Calavera. Y lLe dieron a beber vino mezclado con mirra; mas Él no lo tomó. Y cuando lLe hubieron crucificado, repartieron sSus vestidos, echando suertes sobre ellos, qué llevaría cada uno. Y era la hora de las tres cuando lLe crucificaron. Y el título escrito de sSu causa era: el Rey de los judioíos. Y crucificaron con Él dos ladrones, uno a sSu derecha, y el otro a sSu izquierda. Y se cumplió la Escritura, que dice: Y con los inicuos fué e contado. Y los que pasaban lLe denostaban, meneando sus cabezas, y diciendo: ¡Ah! tTú que derribas el templo de Dios, y en tres días lo edificas, Sálvate a tTi mismo, y desciende de la cCruz. Y de esta manera también los príncipes de los sacerdotes escarneciendo, decían unos a otros, con los escribas: A otros salvó, a sSí mismo no sSe puede salvar. El Cristo, Rey de Israel, descienda ahora de la cCruz, para que veamos y creamos.

 

Coro.- Gloria a tTu longanimidad, Señor (todos apagan las velas).

A continuación se cantan las Bienaventuranzas con una serie de stijiras intercaladas.

 

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¡En tTu Reino, acuérdate, de nosotros Señor, cuando llegues a tTu Reino!

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Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.

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Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.

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Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.

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Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.

 

1ª Stijira: Por el aárbol Adán fue exiliado del paraíso pero por el árbol de la cruz el ladrón fue a habitar al Paraíso. El primero, en efecto, gustando el fruto, transgredió la orden de sSu creador, mientras que el segundo, crucificado con El, confesó al Dios escondido. ¡Acuérdate también de nosotros, oh Salvador, en tTu reino!

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Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos obtendrán misericordia.

2ª Stijira: Los transgresores de la ley compraron al dDiscípulo al Hacedor de la Ley y lLo presentaron al tribunal de Pilatos como un criminal, gritando: ¡Crucifícalo! a aAquel que los había nutrido con el maná en el desierto; pero nosotros, imitando al buen ladrón, gritamos con fe: acuérdate también de nosotros cuando estés en tuTu reino!

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Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios.

3ª Stijira: La turba de los deicidas, el pueblo impío de los judíos gritaba a Pilatos y decía con furor: ¡Crucifica a Cristo el El inocenteInocente! Y preferían a Barrabás. Pero nosotros elevamos ante éEl la voz del ladrón que lo reconoció: acuérdate también de nosotros cuando estés en tTu reino!

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Bienaventurados los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.

4ª Stijira: Tu costado vivificante, como fuente bullente del Edén, baña tTu iIglesia, ¡Oh Cristo! Como un Paraíso espiritual, dividiéndose, como en el principio, en los cuatro Evangelios, para regar el mundo, alegrar la creación, enseñar a los pueblos a adorar con fe tTu reino.

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Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los cielos.

5ª Stijira: Fuiste crucificado por mí, para darme el perdón, fFuiste traspasado en el costado para hacer surgir en mí fuentes de vida; fFuiste fijado con clavos para que yo, creyendo en la excelsitud de tTu poder, aún en medio del abismo de tus Tus padecimientos, tTe grite: ¡Cristo, dador de vida, gloria a tTu Cruz y a tTu Pasión, Oh Salvador!

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Bienaventurados sois cuando os injurien y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros por mi Mi causa, mintiendo.

6ª Stijira: Oh Cristo, viéndote crucificado toda la creación se estremecía: los fundamentos de la tierra se conmovieron por el temor de tTu poder, las luminarias del cielo se escondieron, el velo del templo se rasgó, los montes temblaron y se quebraron las piedras, mientras el ladrón fiel tTe gritaba con nosotros: ¡Acuérdate en tTu reino!

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Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cCielos.

7ª Stijira Sobre la cruz, Oh Señor, hHas rasgado el manuscrito de nuestra condena y, contado entre los muertos, hHas encadenado al tirano que allí reinaba, salvando a todos de las cadenas de la muerte con tTu resurrección. Que seamos iluminados por ella ¡Oh Señor amante de la humanidad! y tTe gritamos: ¡Acuérdate también de nosotros, Oh Salvador, en tTu reino!

-

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

8ª Stijira: Que sea este, oh, fieles, vuestro voto: ¡Glorifiquemos todos, concordes, de manera digna al Padre, al hHijo y al Espíritu Santo, Deidad una que subsiste en tres personas, permaneciendo inconfusa, simple, indivisible, inaccesible. ¡Por eElla fuimos rescatados del fuego de la condena!

-

Y ahora y siempre y por los siglos de los siglos amén.

Teotokio. Presentamos en nuestra oración, ¡Oh Cristo!, a Tu Madre, quien habiéndote dado a luz virginalmente en la carne, eElla, la verdaderamente Virgen, permaneció intacta también después del parto, Soberano pleno de misericordia, y tTe pedimos que concedas siempre el perdón de los pecados a los que tTe exclamamos: ¡Acuérdate Señor, de Nosotros en Tu reino!

(A partir de ahora se omiten las incensaciones antes del Evangelio).

Pequeña letanía.

Diac. Una y otra vez roguemos en paz al Señor.

Coro: Señor, tTen piedad.

Diac. Ampáranos, sálvanos, tTen piedad de nosotros y protégenos, ¡oh, Dios! con tTu gracia.

Diac. Conmemorando a la Santísima, Purísima, Benditísimaa, Gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios y Siempre-Virgen María, y a todos los Santos, encomendémonos nosotros mismos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.

Coro: A Ti, Señor!

7º Celebrante: Porque Tu eres Santo ¡Oh, nuestro Dios! Y tTe damos gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amen.

Luego el diácono exclama: ¡Atendamos! ¡Sabiduría!

Y el lector: Prokimenon tono 4. (Ps. 21; 19,2): Se dividieron mis Mis vestidos y echaron suertes sobre mi Mi tTuúnica.

Coro 1: Se dividieron mMis vestidos y echaron suertes sobre mi Mi tunica.Túnica

Versículo. Dios, Dios mío, escúchame; porqué me Me has abandonado?

Coro 2: Se dividieron mis Mis vestidos y echaron suertes sobre mi tunica. Mi Túnica.

Lector: Se dividieron mis Mis vestidos.

Coro: y echaron suertes sobre mi tunica.Mi Túnica.

7º Evangelio

Diac. - Para ser dignos de escuchar el Santo Evangelio, roguemos al Señor Dios.

Coro. - Señor tTen piedad. (3 veces). Los fieles encienden las velas

Diac. - ¡Sabiduriía! ¡De pie! ¡Escuchemos el Santo Evangelio!

Cel. - Paz a todos.

Coro.- . Y con tTu espiíritu.

Cel: - Lectura del Santo Evangelio seguún San Mateo.

Coro. - ¡Gloria a tTu Pasión, Señor.!!

Diac. - Atendamos.

(Cap. 27, vers. 33-54). En aquel tiempo cuando llegaron los soldados al lugar que se llamaba Gólgotha, que es dicho, El lugar de la calavera, Le dieron a beber vinagre mezclado con hiel: y gustando, no quiso beberlo lo Y después que lLe e hubieron crucificado, repartieron sus Sus vestidos, echando suertes: para que se cumpliese lo que fuée dicho por el profeta: Se repartieron mis Mis vestidos, y sobre mMi ropa echaron suertes. Y sentados le guardaban allí. Y pusieron sobre sSu cabeza sSu causa escrita: Este es Jesuús el Rey de los judiíos. Entonces crucificaron con Él dos ladrones, uno a la derecha, y otro a la izquierda. Y los que pasaban, lLe decían injurias, meneando sus cabezas, Y diciendo: Tú, el que derribas el templo, y en tres días lo reedificas, sálvate a tTi mismo: si eres Hijo de Dios, desciende de la cCruz. De esta manera también los príncipes de los sacerdotes, escarneciendo con los escribas y los Fariseos y los ancianos, decían: a otros salvó, a sSí mismo no puede salvar: si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cCruz, y creeremos en Él. Confió en Dios: líbrele ahora si le Le quiere: porque ha dicho: Soy Hijo de Dios. Lo mismo también le zaherían los ladrones que estaban crucificados con Él. Y desde la hora de sexta fueron tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora de nona. Y cerca de la hora de nona, Jesús exclamó con grande voz, diciendo: Eli, Eli, ¿lama sabachtani? Esto es: Dios mío, Dios mío, ¿por qué mMe has desamparado? Y algunos de los que estaban allí, oyéndolo, decían: A Elías llama ésEste. Y luego, corriendo uno de ellos, tomó una esponja, y la hinchió mojó de vinagre, y poniéndola en una caña, dDábale de beber. Y los otros decían: Deja, veamos si viene Elías a librarle. Mas Jesús, habiendo otra vez exclamado con grande voz, dióo el espírituespíritu. Y he aquí, el velo del templo se rompió en dos, de alto a bajo: y la tierra tembló, y las piedras se hendieron; Y abriéronse los sepulcros, y muchos cuerpos de santos que habían dormido, se levantaron; Y salidos de los sepulcros, después de sSu resurrección, vinieron a la santa ciudad, y aparecieron a muchos. Y el centurión, y los que estaban con Él guardando a Jesús, visto el terremoto, y las cosas que habían sido hechas, temieron en gran manera, diciendo: Verdaderamente éEste era el Hijo de Dios.

Coro.- Gloria a tTu longanimidad, Señor (todos apagan las velas).

(De aquí en adelante sigue el curso normal de los Maitines cuaresmales, en los que se intercalan los cinco Evangelpios que quedan).

Salmo 50 (recitado por el lector).

 

Apiádate de mí, Oh Dios, según Tu gran misericordia, según la multitud de tTus bondades, borra mi in iniquidad. Lávame más y más de mi maldad, y límpiame de mi pecado, pues reconozco mis culpas, y mi pecado está siempre ante mí. Contra Ti sólo, he pecado, he hecho el mal en Tu presencia, por lo tanto, eres justo en Tu sentencia, soberano en Tu juicio. Considera que en maldad fui formado, y en pecado me concebió concibió mi madre. Porque Tú amas la verdad; me descubriste los misterios profundos de Tu sabiduría. Rocíame con hisopo y seré puro; lávame y embianqueceré blanquearé más que la nieve. Hazme oír palabras de gozo y alegría, y mis huesos abatidos se estremecerán. Aparta Tu faz de mis pecados; y borra todas mis iniquidades. Crea en mí, Oh Dios, un corazón puro, y renueva dentro de mi un espíritu recto. No me arrojes de Tu presencia, y no quites de mí Tu Espíritu Santo. Devuélveme el gozo de Tu salvación, confírmame un espíritu generoso. Enseñaré a los impíos tTus caminos, y los pecadores se convertirán a Ti. Líbranos de la sangre; Oh Dios, Dios de mi salvación y cantará mi lengua Tu justicia. Abre Señor mis labios, y cantará mi boca tTus alabanzas. Si hubieras deseado sacrificios, en verdad Te los ofrecería, más no son los holocaustos los que Te placen. Sacrificio agradable a Dios es el alma arrepentida; al corazón contrito y humillado, Señor, Tú no los desprecias. Senñor, en Tu bondad, trata benignamente a Sión, para que puedan reedificarse los muros de Jerusalén. Entonces aceptarás el sacrificio de justicia, las ofrendas y holocaustos, entonces se Te ofrecerán víctimas en Tu altar.

8º Evangelio-

 

Diac. - Para ser dignos de escuchar el Santo Evangelio, roguemos al Señor Dios.

Coro. - Señor tTen piedad. (3 veces). Los fieles encienden las velas

Diac. - ¡Sabiduria! ¡De pie! ¡Escuchemos el Santo Evangelio!

Cel. - Paz a todos.

Coro.- Y con tTu espiíritu.

Cel: - Lectura del Santo Evangelio según San Lucas.

Coro. - ¡Gloria a tTu Pasión, Señor!

Diac. - Atendamos.

(Cap. 23, vers. 32-49). En aquel tiempo llevaban también con Él otros dos, malhechores, a ser muertos. Y como vinieron al lugar que se llama de la Calavera, lLe crucificaron allí, y a los malhechores, uno a la derecha, y otro a la izquierda. Y Jesús decía: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen. Y partiendo sus vestidos, echaron suertes. Y el pueblo estaba mirando; y se burlaban de Él los príncipes con ellos, diciendo: A otros hizo salvos: sálvese a sSí, si éste es el Mesías, el escogido de Dios. Escarnecían de Él también los soldados, llegándose y presentándole vinagre, Y diciendo: Si tú eres el Rey de los Judíos, sálvate a tTi mismo. Y había también sobre Él un título escrito con letras griegas, y latinas, y hebraicas: Este es el Rey de los judiíos. Y uno de los malhechores que estaban colgados, le injuriaba, diciendo: Si tTú eres el Cristo, sálvate a tTi mismo y a nosotros. Y respondiendo el otro, reprendióle, diciendo: ¿Ni aun tú temes a Dios, estando en la misma condenación? Y nosotros, a la verdad, justamente padecemos; porque recibimos lo que merecieron nuestros hechos: mas éEste ningún mal hizo. Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vinieres a tTu rReino. Entonces Jesús le dijo: En verdad te digo, que hoy estarás cConmigo en el paraíso. Y cuando era como la hora de sexta, fueron hechas tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora de nona. Y el sol se obscureció: y el velo del templo se rompió por medio. Entonces Jesús, clamando a gran voz, dijo: Padre, en tTus manos encomiendo mi Mi espíritu. Y habiendo dicho esto, espiró. Y como el centurión vióo lo que había acontecido, dióo gloria a Dios, diciendo: Verdaderamente eEste hHombre era justo. Y toda la multitud de los que estaban presentes a este espectáculo, viendo lo que había acontecido, se volvían hiriendo sus pechos. Mas todos sSus conocidos, y las mujeres que lLe habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas.

Coro.- . Gloria a tTu longanimidad, Señor (todos apagan las velas).

Después del 8º Evangelio los celebrantes vuelven a entrar en el santuario y las Puertas Santas se cierran. El Evangeliarioo queda sobre el atril.

 

Triodion

(Es decir, canon cuaresmal que sólo consta de tres odas, en este caso la 5ª, 8ª y9ª)

V Oda.

 

Irmos: A Ti dirijo mi oración matutina, a Ti que, impulsado por la misericordia, tTe has anonadado sin sufrir cambio; has venido a la pasión y has permanecido impasible. Dame la paz a mi, caído, ¡Oh amante de la humanidad!

Pripiev: ¡Gloria a Ti, Dios nuestro, gloria a Ti!

1º Tropario: Hoy, Cristo, tTus siervos, después de haber participado en el lavatorio de los pies y en la comunión de Tus divinos misterios, suben cContigo al glorioso mMonte de los oOlivos, cantándote, oh amante de la humanidad!

-

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

2º Tropario: Ved de no turbaros, amigos — –decías Tu —- en efecto, está cercana la hora en la que seré prendido y muerto por mano de los impíos. Todos os dispersaréis dejándome sSolo pero yo os reuniré para que anunciéis mi Mi amor por los hombres.

Katavasia: se repite el Irmos ""A Ti dirijo mi Mi oración matutina...".."

Pequeña Letania (dicha en el ambvón)

Diac. Una y otra vez roguemos en paz al Señor.

Coro: Señor, tTen piedad.

Diac. Ampáranos, sálvanos, tTen piedad de nosotros y protégenos, ¡oh, Dios! con tTu gracia.

Diac. Conmemorando a la Santísima, Purísima, Benditísimaa, Gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios y Siempre-Virgen María, y a todos los Santos, encomendémonos nosotros mismos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.

Coro: A Ti, Señor!

Ecfónesis: Porque Tu eres el Rey de la Paz y el Salvador de nuestras almas, y tTe damos gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amen.

Coro. – Kondakion. ¡Venid, cantemos aAl que fue crucificado por nosotros! María lo vióo sobre el madero y exclamó: Aún sufriendo la crucifixión, Tu eres mi Mi hHijo y mi Mi Dios!

Ikos. – La cCordera contemplaba a sSu Cordero conducido al matadero. María lo Lo seguía, los cabellos sueltos, con algunas otras mujeres y lLe decía: ¿Dónde vas, Hijo? ¿Por qué esta rápida carrera? Hay acaso otras bodas en Caaná de Galilea y tTu te apresuras hacia allí para cambiar nuevamente el agua en vino? ¿Iré también yYo contigo, Hijo, o mas bien tTe esperaré? Dime una palabra, oh Verbo; no pases de largo callando junto a aAquella a la que has conservado pPura: Tu eres mi Mi Hijo y mi Mi Dios.

VIII Oda (el diácono hace la incensación habitual).

Irmos. Los jóvenes llenos de Dios despreciaron públicamente la estatua maléfica del enemigo de Dios, pero el impío sinedrio, rugiendo contra Cristo maquina insensateces, proyecta matar a aAquel que tiene en sSu mano la vVida, a aAquel a qQuien toda la cCreación bendice glorificándolo por los siglos.

Pripiev: ¡Gloria a Ti, Dios nuestro, gloria a Ti!

1º Tropario: - Has dicho a tTus discípulos: quitad el sueño de vuestros párpados, vigilad y orad para no caer en la tentación, tanto mas tuú Simon: la tentación es en efecto mas fuerte. Reconóceme Pedro: a Aquel a quien toda la cCreación bendice, glorifíícame por los siglos.

 

Pripiev: ¡Gloria a Ti, Dios nuestro, gloria a Ti!

2º Tropario: Nunca saldrá de mis labios una palabra impía, ¡Oh Señor! Aún si todos renegaran de Ti, yo quedaré junto a Ti con reconocimiento porque ni la carne ni la sangre, sino tTu Padre te Te ha revelado a mí. A quien bendice toda la cCreación, glorificándote por los siglos.

Bendigamos al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

3º Tropario: ¡Oh hombre! Tu no has escrutado toda la profundidad de la sabiduría y la ciencia dDivina, tu no has comprendido el abismo de mis Mis juicios, decía el Señor, eres carne, no te envanezcas, porque me Me negarás tres veces ¡A mí Mi a quien bendice toda la cCreación glorificándome por todos los siglos!

Y ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

4º Tropario: Tu niegas, Simón Pedro, lo que pronto tendrás que admitir que ocurrió según se te dijo: ""Una pequeña sierva se te acercará de improviso y te hará aterrorizar, decía el Señor; pero llorarás amargamente y me Me hallarás misericordioso a Mí a quien todo bendice glorificándome por los siglos!

Alabemos, bendigamos al Señor, postrerneémonos monos ante Él, cantándole y exhaltándolo por todos los siglos.

Katavasia: se repite el Irmos ""Los jóvenes llenos de Dios".."

IX Oda

(Se omite el Magnificat)

Irmos: A tTi, más venerable que los Querubines, e incomparablemente más gloriosa que los Serafines, que sin corrupción has dado a luz al Verbo Dios, Tu que eres la verdadera Madre de Dios, a Ti, tTe celebramos.

Pripiev: ¡Gloria a Ti, Dios nuestro, gloria a Ti!

1º Tropario: - La nefasta reunión de los enemigos de Dios, la sinagoga de los impíos deicidas se ha levantado contra Ti, Oh Cristo, y mata como a un malhechor al cCreador de todo a quien exaltamos.

Pripiev: ¡Gloria a Ti, Dios nuestro, gloria a Ti!

2º Tropario: Ignorando la ley y meditando vanamente las palabras de los profetas, aquellos impíos tTe llevaban a una muerte inicua. Como a una oveja, a Ti, el Señor de tTodo a quien nosotros exhaltamos.

-

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

3º Tropario: Sacerdotes y escribas impulsados por el mal de una envidia desmesurada, lo Lo entregaron a los gentiles para que fuese muerto. A aAquel que eEs la vVida y que por sSu naturaleza da la vVida, Aquel a quien exhaltamos.

-

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

4º Tropario: Te circundaron como una jauría de perros, tTe golpearon ¡Oh Rey! Con una bofetada en la mejilla, te Te interrogaron, dieron falso testimonio contra Ti, y tTu has soportado todo, y hHas salvado a todos.

Katavasia: se repite el Irmos ""A tTii, más venerable".."

Pequeña letanía

Diac. Una y otra vez roguemos en paz al Señor.

Coro: Señor, tTen piedad.

Diac. Ampáranos, sálvanos, tTen piedad de nosotros y protégenos, ¡oh, Dios! con tTu gracia.

Diac. Conmemorando a la Santísima, Purísima, Benditísimaa, Gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios y Siempre-Virgen María, y a todos los Santos, encomendémonos nosotros mismos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.

Coro: A Ti, Señor!

Ecfónesis: Porque las potestades de los cielos cantan tTu alabanza, y nosotros tTe damos gGloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Coro: Amen.

(Algunos cantores se dirigen al medio de la Iglesia para cantar el Exapostilario propio de este día, a la segunda repetición del canto, un sacerdote y el diácono se dirigen al atril para el canto del 9º Evangelio).

Exapostilario: - Al buen ladrón , loLo has hecho en una hora digno del Paraíso. Señor, ilumíname también a mi desde el madero de la Cruz y sálvame! (Tres veces).

-

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

Al buen ladrón,

-

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Al buen ladrón,

9 Evangelio

Diac. - Para ser dignos de escuchar el Santo Evangelio, roguemos al Señor Dios.

Coro. - Señor ten Ten piedad. (3 veces). Los fieles encienden las velas

Diac. - ¡Sabiduriía! ¡De pie! ¡Escuchemos el Santo Evangelio!

Cel. - Paz a todos.

Coro.- . Y con tTu espiíritu.

Cel: - Lectura del Santo Evangelio seguún San Juan.

Coro. - ¡Gloria a tTu Pasión, Señor.!!

Diac. - Atendamos.

(Cap,. 19, vers. 25-37). En aquel tiempo, estaban junto a la cruz de Jesús, sSu Madre y la hermana de sSu mMadre, María, mujer de Cleofás, y María Magdalena. Al ver Jesús a la Madre y al discípulo que amaba, dijo a sSu Madre: «‘Mujer, he aquí a tTu hijo.»’ Luego dijo al discípulo: «‘He aquí a tu mMadre.»’ Y desde esa hora, el discípulo lLa recibió en su casa. Después, sabiendo Jesús que ya todo estaba cumplido, y para que la Escritura se cumpliera hasta el final, dijo: «‘Tengo sed.»’ Había allí un recipiente lleno de vinagre. Ellos atando a una rama de hisopo una esponja empapada en vinagre, se lla a acercaron a la boca. Jesús, después de beber el vinagre, dijo: «‘Todo se ha cumplido.»’ Y habiendo inclinando la cabeza, entregó sSu espíritu. Los judíos entonces, puesto que era el día de la Preparación de la Pascua, para que no permanecieran en la cruz los cuerpos durante el sábado (porque era un día muy solemne ese sábado) pidieron a Pilatos que quebrara las piernas de los crucificados y los quitara. Vinieron por lo tanto los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro que estaba crucificado con éEl. Pero cuando llegaron a Jesús, como lLo vieron ya muerto, no lLe quebraron las piernas, sino que uno de los soldados lLe abrió el costado con la lanza, y enseguida brotó sS angre y aAgua. Y el que vio esto dio testimonio: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis. Esto sucedió para que la Escritura se cumpliera: No lLe quebrarán ninguno de sSus huesos. Y otro pasaje de la Escritura, dice: Verán aAl que traspasaron.

 

Coro.- . Gloria a tu Tu longanimidad, Señor (todos apagan las velas).

El sacerdote y el diácono vuelven a entrar al santuario

Laudes.

Salmo 148.

Alabad al Señor desde los cielos: alabadle en las alturas.

A tTi tTe es debido un himno, oh Dios.

Alabadle todos sSus áAngeles; alabadle todas sus Sus potestades.

A tTi tTe es debido un himno, oh Dios.

Alabadle, sol y luna; alabadle estrellas y luz.

Alabadle, cielos de los cielos, y las aguas que están sobre los cielos.

Sea alabado el nombre del Señor, porque El habló y existieron; El lo mandó y fueron creadas.

Las hizo ser para siempre, y por los siglos de los siglos; púsoles ley que no será quebrantada.

Alabad al Señor de la tierra, las serpientes y todos los abismos.

El fuego, el granizo, la nieve, el hielo, viento de tempestad, que ejecutan sSu palabra.

Los montes y todos los collados, el árbol de fruto y todos los cedros.

La bestia y todo ganado; reptiles y volátiles.

Los reyes de la tierra y todos los pueblos; los príncipes y todos los jueces de la tierra.

Los mancebos y las doncellas; los viejos y los niños.

Alábese el nombre del Señor, porque solo sSu nombre es elevado. Su confesión es en los cielos y en la tierra.

Y El ensalzo el cuerno de sSu pueblo, un himno a todos sSus santos, a los hijos de Israel, un pueblo cercano a El.

Salmo 149.

Cantad al Señor canción nueva; sSu alabanza en la iglesia de los santos.

Alégrese Israel en su Hacedor; los Hijos de Sión se gocen en su Rey.

Alábese sSu nombre en corro; con adufe y arpa, a El canten salmos.

Porque el Señor se contenta con Ssu u pueblo, y ensalzará a los mansos con sSu salvación.

Los santos se jactaran en gloria; se regocijaran en sus lechos.

La alabanza de Dios en sus bocas y espadas de dos filos en sus manos.

Para hacer venganza de las naciones, y castigo en los pueblos.

Para aprisionar sus reyes en grilletes, y a sus gloriosos con cadenas de hierro.

Para ejecutar en ellos el juicio escrito. Esta gloria será para todos sSus santos.

Salmo 150.

-

Alabad a Dios en sus santosSu santuario, Alabadle en la extensión de Su fortaleza.alabadle en el establecimiento de su poder.

1ª Stijira. Dos males ha hecho Israel, mi primogénito, me ha abandonado a Mi, fuente de agua viva y se ha excavado un pozo agrietado. Me ha crucificado sobre un leño y ha elegido a Barrabás y lo ha liberado. El cielo quedó estupefacto ante esto y el sol escondió sus rayos. Pero tú, Israel, no te has conmovido y mMe has entregado a la muerte. Perdónalos, Padre Santo, porque no saben lo que han hecho.

-

Alabadle por Sus proezas, Alabadle conforme a la muchedumbre de Su grandeza.a son de la trompeta; alabadle con salterio

y arpa.

Como 2ª stijira se repite la primera: Dos males ha hecho Israel, mi primogénito…

Alabadle a son de bocina, Alabadle con salterio y arpa.

-

Alabadle con tambores y danzas adufe y flauta:; aAlabadle con cuerdas y órgano.

3ª Stijira. Cada parte de tTu carne sSantísima ha soportado la ignominia por nosotros: la cCabeza, las espinas; el rRostro, los salivazos; las mMejillas, las bofetadas; la bBoca, la hiel mezclada en el gusto con el vinagre; los oídosOídos, las impías blasfemias; las eEspaldas, los flagelos; la mMano, la caña; todo el cCuerpo, el estiramiento de en la cCruz; las eExtremidades, los clavos; el cCostado, la lanza. ¡Oh, Tu que has padecido por nosotros y que nos has librado de las pasiones! ¡Oh Tu que tTe has abajado hasta nosotros por tTu amor a la humanidad y nos has elevado! ¡Oh Salvador Todopoderoso, tTen piedad de nosotros!

 

-

Alabadle con címbalos resonantes; alabadle con címbalos de jubilo. Todo lo que tiene aliento, alabe al Señor.

4ª Stijira. Cuando fuiste crucificado, Oh Cristo, toda la creación lo vióo y tembló. Los fundamentos de la tierra se convulsionaron por el temor de tTu poder. Al ser elevado hoy, la estirpe de los Hebreos se precipitó en la ruina: el velo del templo se rasgó en dos, se abrieron las tumbas, los muertos resuscitaron de los sepulcros, el centurión vióo el prodigio y tembló; pero tTu Madre, estando junto a la cCruz, exclamaba gimiendo maternalmente: ¿como podría no llorar y no golpearme el pecho, viéndote sin vestiduras, clavado a un leño como un condenado? Tú que has sido crucificado, sepultado y resucitaste,¡ Gloria a Ti.!

-

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

5ª Stijira. Me han despojado de mMis vestiduras y mMe han revestido de una clámide de púrpura; han puesto sobre mMi cabeza una corona de espinas, en mMi diestra una caña para que los quiebre como una vasija de barro.

-

Y ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

6ª Stijira. He ofrecido mMis espaldas a los golpes, no hHe quitado el rostro a los salivazos, hHe comparecido ante el tribunal de Pilatos, hHe soportado la cCruz por la salvación del mundo.

Durante las ultimas stijiras un sacerdote y el diacono si dirigen al atril para el canto del:

 

10 Evangelio:

 

Diac. - Para ser dignos de escuchar el Santo Evangelio, roguemos al Señor Dios.

Coro. - Señor tTen piedad. (3 veces). Los fieles encienden las velas

Diac. - ¡Sabiduriía! ¡De pie! ¡Escuchemos el Santo Evangelio!

Cel. - Paz a todos.

Coro.- . Y con tTu espiíritu.

Cel: - Lectura del Santo Evangelio según San Marcos.

Coro. - ¡Gloria a tTu Pasión, Señor.!!

Diac. - Atendamos.

(Cap. 15, vers. 43-47). En aquel tiempo José de Arimatea, senador noble, que también esperaba el reino de Dios, vino, y osadamente entró a lo de Pilatos, y pidió el cuerpo de Jesús. Y Pilatos se maravilló que ya hubiese muerto; y haciendo venir al centurión, preguntóle si estaba ya muerto. Y enterado por el centurión, dioó el cCuerpo a José el cual compró una sábana y quitándole, lLe envolvió en la sábana, y lLe puso en un sepulcro que estaba cavado en una peñapiedra, y revolvió colocó una piedra a la puerta del sepulcro. Y María Magdalena, y María madre de José, miraban donde era Era puesto.

Coro.- . Gloria a tTu longanimidad, Señor (todos apagan las velas).

Pequeña Doxologia (leída por el lector mientras el sacerdote y el diácono vuelven a entrar en el santuario).

A tTi tTe corresponde la gloria, Señor Dios nuestro y tTe damos gloria Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos.

Gloria a Ti que nos has dado la luz.

y continúa recitando

Gloria a Dios en las alturas,

y en la tierra paz, a los hombres de buena voluntad.

Te alabamos,

Te bendecimos,

Te adoramos,

Te glorificamos,

Te damos gracias

por tTu grande gGloria,

Señor, Rey celestial,

Dios Padre todopoderoso,

Señor, Hijo unigénito Jesucristo y el Espíritu Santo;

Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre,

que quitas los pecados del mundo, tTen piedad de nosotros.

Tu que quitas los pecados del mundo, recibe nuestra súplica.

Tu que estas sentado a la diestra del Padre, tTen piedad de nosotros.

Porque solo Tu eres santo, solo Tu eres Señor.

Solo Tu, Jesucristo, eres altísimo en la gloria de Dios Padre. Amén.

Día a día tTe bendecireé, y alabare é tTu nombre para siempre, y por los siglos.

Señor, tTu has sido nuestro refugio de generación en generación.

Dije, Señor, tTen piedad de mi, sana mi alma, porque he pecado contra tiTi.

Señor, en tTíi me refugio, enseñame enséñame a hacer tTu voluntad, porque tu Tu eres mi Dios.

Porque contigo esta la fuente de la vida; en tTu luz veremos la luz.

Extiende tTu misericordia a los que tTe conocen.

Dígnate, Señor, guardarnos este día sin pecado.

- Bendito seas, Señor Dios de nuestros padres y alabado y glorificado sea tTu nombre para siempre. Amén.

- Que tTu misericordia esté sobre nosotros, Señor, como esperamos de tTíi.

- Bendito seas, Señor, enséñame tTus mandatos.

- Bendito seas, Señor, hazme entender tTus mandatos.

- Bendito seas, Santo, ilumíname con tTus mandatos.

- Tu misericordia, Señor, es para siempre, no desprecies las obras de tTus manos.

A Ti se tTe debe la alabanza, a Ti se tTe debe un himno, a Ti se tTe debe la gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Letaniía de súplica

Completemos nuestra oración matutina al Señor.

Coro: Señor, tTen piedad.

Socórrenos, sálvanos, tTen piedad de nosotros, y guaárdanos, oh Dios, por tTu gracia.

Coro: Señor, tTen piedad.

Que este día entero sea perfecto, santo, pacifico y sin pecado, al Señor pidamos.

Coro: Concédelo, Señor.

Un ángel de paz, guía fiel y custodio de nuestras almas y cuerpos, al Señor pidamos.

Perdón y remisión de nuestros pecados y ofensas, al Señor pidamos.

Cuanto es bueno y útil para nuestras almas y la paz del mundo, al Señor pidamos.

Que el tiempo restante de nuestra vida se concluya en paz y penitencia, al Señor pidamos.

Un fin cristiano de nuestra vida, exento de dolor y de vergüenza, pacifico, y una buena defensa ante el terrible tribunal de Cristo, pidamos.

Conmemorando a la Santísima, Purísima, Benditísimaa, Gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios y Siempre-Virgen María, y a todos los Santos, encomendémonos nosotros mismos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.

Coro: A Ti, Señor.

El sacerdote exclama: Porque eres Dios de misericordias y de compasión y de amor a los hombres, y tTe damos gloria, a tTi, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén.

Inclinación de cabeza

Sacerdote: Paz a todos.

Coro: Y a tTu espíritu.

Inclinemos nuestras cabezas ante el Señor.

Coro: A tTi, Señor.

Y el sacerdote recita esta oración secretamente:

Señor Santo, que moras en lo alto y miras a los humildes, y que con tTu ojo omnividente miras a toda tTu creación, ante Ti hemos inclinado la cerviz de nuestra alma y cuerpo, y Te suplicamos, Santo de los Santos, extiende Tu invisible mano desde Tu santa morada y bendícenos a todos. Y si en algo hemos pecado, voluntaria o involuntariamente, perdónanos, porque eres un Dios bueno y amante de los hombres, concediéndonos Tus bienes en este mundo y en el venidero.

Y luego exclama: Porque Te pertenece tener piedad de nosotros y salvarnos, Dios nuestro, y Te damos gloria, a Ti, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén.

 

Un sacerdote con el diacono si dirige al atril para el canto del

11º Evangelio:

 

Diac. - Para ser dignos de escuchar el Santo Evangelio, roguemos al Señor Dios.

Coro. - Señor tTen piedad. (3 veces). Los fieles encienden las velas

Diac. - ¡Sabiduriía! ¡De pie! ¡Escuchemos el Santo Evangelio!

Cel. - Paz a todos.

Coro.- . Y con tTu espiíritu.

Cel: - Lectura del Santo Evangelio seguún San Juan.

Coro. - ¡Gloria a tTi y a Tu

u Pasión, Señor.!!

Diac. - Atendamos.

(Cap. 19, vers. 38-42). En aquel tiempo, pidió permiso a Pilatos , José de Arimatea (porque era discípulo de Jesús, aunque ocultamente, por temor a los judíos) para retirar el cuerpo de Jesús. Y lo permitió Pilatos. Vino entonces y retiró el cuerpo de Jesús. Fue también Nicodemo, el mismo que anteriormente había ido a verlo de noche, trayendo una mezcla de mirra y áloe, que pesaba unas cien libras. Tomaron entonces el cuerpo de Jesús y lo envolvieron con vendas, agregándole la mezcla de perfumes, según la costumbre de sepultar que tienen los judíos. En el lugar donde lo crucificaron había un huerto y en el huerto una tumba nueva, en la que todavía nadie había sido puesto. Como era el día de la Preparación de los judíos para su Pascua, puesto que el sepulcro estaba cerca, pusieron allí a Jesús.

Coro.- . Gloria a tTu longanimidad, Señor (todos apagan las velas).

El Coro canta la stijovña.

 

1ª stijira: Toda la creación quedó invadida de terror, alAl verte suspendido de la cruzCruz, ¡Oh Cristo! El sol se cubrió de tinieblas, los fundamentos de la tierra se estremecieron; todas las cosas padecían con el cCreador de todo. Tu que has sufrido voluntariamente por nosotros, Señor, Gloria a Ti!

-

Se repartieron mis vestiduras y sobre mMi túnica echaron suertes.

2ª stijira: ¿Por qué el pueblo impío e inicuo medita vanos designios? ¿Por qué ha condenado a muerte a la Vida de todos? ¡Oh gran prodigio! El cCreador de todo el universo es entregado en manos de los impíos, es elevado sobre un leño el El que ama a la humanidad, para librar a los prisioneros retenidos en el Hades, quienes exclaman ¡Magnánimo Señor, Gloria a Ti!

-

Me dieron hiel como alimento y para mMi sed me dieron a beber vinagre.

3ª stijira: Hoy la Virgen inmaculada, vieéndote elevado en la cCruz, Oh Verbo, sufría en sSus entrañas de Madre, tenía el corazón amargamente traspasado, y gimiendo con dolor desde la profundidad del alma, fue consumida ahora por los dolores que antes no conoció en el parto; por esto, llorando abundantemente, exclamó gimiendo: ¡Ay de mMí, Hijo dDivino! ¿Ay de mMí, Luz del mMundo! ¿Por qué tTe quitas de mMi vista, Cordero de Dios? Las legiones de los incorpóreos, poseídas de temor decían: Inabarcable Señor, Gloria a Ti!

-

Dios, rey nuestro antes de los siglos, ha obrado la salvación en medio de la tierra.

4ª stijira: Vieéndote suspendido del madero, Oh Cristo, a Ti, el Creador de todo, Aquella que tTe engendró sin varón gritó amargamente: ¿Hijo mMío dónde está la belleza de tTu rostro? No soporto verte crucificado injustamente; Apresúrate, pues, resucita, para que también vea Tu resurrección de entre los muertos al tercer día.

-

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

5ª stijira: Señor, cuando subiste a la cCruz, el temor y el temblor cayeron sobre la creación. Mas no sólo impediste a la tierra tragar a los que tTe crucificaban sino que ordenaste al Ades dejar en libertad a sus prisioneros para la regeneración de los mortales. Oh Juez de vivos y muertos, has venido a dar la vVida y no la muerte. Oh amante de la humanidad, Gloria a Ti!

-

Y ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

6ª stijira: Ya está preparada la pluma para firmar la condena por parte de los jueces inicuos; Jesús es juzgado y condenado a la cCruz y la creación sufre al ver al Señor en la cCruz. Mas a Ti bondadoso Señor que padeces por mí en la naturaleza de tTu cuerpo, Gloria a Ti.

Durante el canto de la stijovña, todos los sacerdotes y diáconos se dirijgen al atril para el canto del último Evangelio de los santos sufrimientos. El 1º celebrante con el diácono hacen la inciensación completa del templo en este orden: primero en torno al evangelio, luego el Santuario, el Iconostasio y por fin toda la Iglesia y el pueblo. Luego canta el último Evangelio

12º Evangelio:

 

Diac. - Para ser dignos de escuchar el Santo Evangelio, roguemos al Señor Dios.

Coro. - Señor tTen piedad. (3 veces). Los fieles encienden las velas

Diac. - ¡Sabiduriía! ¡De pie! ¡Escuchemos el Santo Evangelio!

Cel. - Paz a todos.

Coro.- . Y con Ttuu espiíritu.

Cel: - Lectura del Santo Evangelio según San Mateo.

Coro. - ¡Gloria a tTu Pasión, Señor.!!

Diac. - Atendamos.

(Cap. 27, vers. 62-66). Al día siguiente, que es después de la del viernespreparación, se juntaron los príncipes de los sacerdotes y los Fariseos a Pilato, Diciendo: Señor, nos acordamos que aquel engañador dijo, viviendo aún: Después de tres días resucitaré. Manda, pues, que se asegure el sepulcro hasta el día tercero; no sea que vengan sus discípulos de noche, y le hurten, y digan al pueblo: Resucitó de los muertos. Y será el postrer error peor que el primero. Y Pilatos les dijo: Tenéis una guardia: id, aseguradlo como sabéis. Y yendo ellos, aseguraron el sepulcro, sellando la piedra, con la guardia.

Coro.- . Gloria a tTu longanimidad, Señor.

Luego del último Evangelio no se apagan las velas, es uso se usa llevarlas encendidas a casa y trazar con ellas el signo de la cruz sobre la puerta y encender luego las lámparas de los íconos.

El celebrante transporta ahora el Evangeliarioo al Santuario poniéndolo sobre la Santa Mesa. Las Puertas Santas permanecen abiertas, se continúa con el oficio.

Versículo de Laudúdes

Es bueno confesar al Señor y salmodiar a Tu nombre, Oh Altísimo: anunciar al amanecer Ttuu Misericordia y tTu verdad por la noche.

Oraciones finales

Lector: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, tTen piedad de nosotros.[tres veces].

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Santísima Trinidad, tTen piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo, visi ítanos y cura nuestras dolencias, por Tu nombre.

Señor, tTen piedad. [tres veces].

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Padre nuestro, que esta ás en los cielos, santificado sea el tTu nombre, vénganos el tTu reino, hágase tTu voluntad asi en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día, dánosle hoy, y perdónanos nuestras deudas, asi como nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación, mas li íbranos del mal.

Sacerdote: Porque tTuyos son el reino y el poder y la gloria, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén.

Apolytikion (Tropario propio del Viernes Santo).-

 

Coro. Nos has rescatado de la maldición de la ley con tTu preciosa Sangre. Clavado en la Cruz y traspasado por la lanza, eEres fuente de iInmortalidad para los hombres. Oh Salvador nuestro, gloria a tTi.

Letaniía ardiente

Ten piedad de nosotros, Dios, según tTu gran piedad, tTe suplicamos que nos escuches y que tengas piedad.

 

Coro: Señor, tTen piedad. [tres veces]

De nuevo suplicamos por nuestro señor, Su Beatitud, el Metropolitano [nombre], por nuestro señor, el reverendísimo Obispo [nombre], y por todos nuestros hermanos en Cristo.

De nuevo suplicamos por el Presidente [o titulo de la autoridad civil mas alta], por toda autoridad civil, y por las fuerzas armadas.

De nuevo suplicamos por los bienaventurados y siempre recordados Santísimos Patriarcas Ortodoxos, por los fundadores de esta santa iglesia [o monasterio] y por todos nuestros padres y hermanos difuntos predecesores de nosotros que aquí y en todo lugar descansan, los ortodoxos.

De nuevo suplicamos por piedad, vida, paz, salud, salvación, visitación, perdón y remisión de los pecados del siervo de Dios [nombre] y de nuestros hermanos de este santo templo.

De nuevo suplicamos por los benefactores y los bienhechores de este santo y venerable templo, por sus servidores y sus cantores y por todo el pueblo presente que espera de tTi una grande y rica piedad.

El sacerdote exclama: Porque eres Dios misericordioso que amas a los hombres, y teTe damos gloria, a tTi, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén.

Despedida:

Sacerdote: Sabiduría.

Coro: Bendice.

Sacerdote: El que es bendito, Cristo Dios nuestro, eternamente, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén. Establece, oh Dios, la santa Fe Ortodoxa y a los cristianos ortodoxos, por los siglos de los siglos.

Sacerdote: ¡Santísima Madre de Dios, sálvanos!

Coro: A tTi, más venerable que los Querubines, e incomparablemente más gloriosa que los Serafines, que sin corrupción hHas dado a luz al Verbo Dios, Tu que eres la verdadera Madre de Dios, a tTi, tTe celebramos.

Sacerdote: Gloria a tTi, oh Cristo Dios, esperanza nuestra, gloria a tTi.

 

Coro: Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre y por los siglos de los siglos. Amén.

 

Señor, tTen piedad. Señor, tTen piedad. Señor, ten Ten piedad.

Bendícenos, Padre.

El celebrante da la despedida con la siguiente fórmula propia:

Sacerdote: Aquel que ha soportado los salivazos, los golpes, las bofetadas, la crCruz y la muerte por la salvación del mundo, Cristo, nuestro verdadero Dios, por las oraciones de Su Purísima Madre, de los santos, gloriosos e ilustres Apóstoles, de San N., de los santos y justos padres Joaquín y Ana, y de todos los Santos, tTenga piedad de nosotros y nos salve, porque es bueno y ama a la humanidad.

 

 

Vísperas del Gran Viernes.

(Con el solemne translado de la plashchanitsa. Tarde del Viernes).

Las viísperas comienzan como de costumbre. Es decir: las oraciones iniciales, el salmo 103 y la gran letanía.

Se omite la lectura del Kathisma. A los salmos del lucernario se le intercalan 8 stijiras (las cuatro primeras son son las mismas que las de la Stijovña de lauúdes):

Señor, hacia tTi clamé, óyeme.

Óyeme, Señor.

(Salmo 140) Señor, hacia Tti clamé, óyeme;

escucha la voz de mi oración, en mi clamaor hacia Tíi;

Óyeme, Señor.

Y continúa el coro (el segundo coro en caso de haber dos):

Ascienda mi oración, como incienso hacia ante tTi; y la elevación de mis manos, como sacrificio vespertino.

Óyeme, Señor.

Pon, Señor, un custodio a mi boca y una puerta fortificada en torno a mis labios. No inclines dejes que mi corazóncorazón se incline hacia palabras malas, acomo excusar de mis los pecados. y entre Con los hombres que obran la con iniquidad tampoco no tendré parte, con sus elegidos. Que el el justo Justo me corrija :con eso es misericordia y que me refuteacuse;: eso es el mejor óleo, pero que el oleo del pecador no unja mi que no va a dañar mi cabeza;cabeza. Puesto que pero mi oración está contra sus en sus complacencias, maldades . Sus jueces han sido precipitados contra la piedra sus jueces. Escucharán mis palabras porque pudieron; como un puñado de tierra es cribado sobre la tierra, asií son esparcidos sus huesos en el Hades. ¡Puestoero que hacia tTi, Señor, Señor, están mis ojos, en tTi he confiado; no me quites rechaces el mi alma.! Guárdame del lazo que me han tendido, y de los obstáculos de los que obran con iniquidad. Caigan los pecadores en su red, más yo permanezco a a a solas hasta pasar.

(Salmo 141) Con mi voz al Señor he clamado, con mi voz al Señor he suplicado. Ante El derramaréé mi súplica; mi tribulación expondréuse ante éEll,. Aún cuando mi espíritu me abandonaba, tú conociste mis sendas. En este camino por el que andaba, me escondieron lazos. si mi espíritu debilitase Tú conoces mi sendero.

Por el sendero que he caminado , ocultaron redes para mi .Mirabo a hacia la derecha, y observabao ; mas no había hay quien me conociesre; se alejó de mí la posibilidad de fuga y no había quien buscara salvar mi alma. Clamé a tí por Ti, Señor, dije: Tú eres mi esperanza, y mi parte en la tierra de los vivientes. Escucha mi súplica, porque estoy muy debilitadohumillado en exceso; líbrame de los que me persiguen, porque se han fortalecido más que yo. Saca mi alma de la cárcel, para alabar Tu nombre..para que confiese tu nombre. Me esperarán los justos, hasta que Tú me hayas retribuído agraciado.

(Salmo 129) Desde las profundidades he clamado a tTi, Señor; ¡Señor!, escucha mi voz. Que estén atentos tTus oídos a la voz de mi súplica.

Si mirases las faltas-- Señor,¡ Señor!, ¿quién podría mantenerse en pie? Pero junto a tTi se encuentra el perdón.

1ª stijira: Toda la creación quedó invadida de terror, al verte suspendido de en la cCruz, ¡Oh Cristo! El sol se cubrió de tinieblas, los fundamentos de la tierra se estremecieron; todas las cosas padecían con el cCreador de todo. ¡Gloria a Tí Señor que has sufrido voluntariamente por nosotros!

A causa de tu nombre Te he esperado pacientementeTengo esperanza en Ti Señor, Señor; esperó mi alma en tu palabraen Ti confía mi alma,; en Tu palabra confío.esperó mi alma en el Señor.

2ª stijira (Se repite la primera): Toda la creación quedó invadida de terror, al verte suspendido de la cCruz, ¡Oh Cristo! El sol se cubrió de tinieblas, los fundamentos de la tierra se estremecieron; todas las cosas padecían con el cCreador de todo. ¡Gloria a Tí i Señor que has sufrido voluntariamente por nosotros!

Desde la vigilia matutina Mi alma espera al Señor más que el vigilante -- la mañana, hasta la noche, desde la vigilia mmás que el vigilante –la mañana.atutina espere Israel en el Señor.

3ª stijira: ¿Por qué el pueblo impío e inicuo medita vanos designios? ¿Por qué ha condenado a la muerte a la Al que es Vida de todos? ¡Oh gran prodigio! El cCreador de todo el universo eEs entregado en manos de los impíos, eEs elevado sobre un leño, el El que ama a la humanidad, para librar así a los prisioneros retenidos en el Hades, quienes exclaman ¡Magnánimo Señor, Gloria a Ti!

Porque junto al Señor está la misericordia, y es copiosa junto a El la redención, y El redimirá a Israel de todas sus faltas.

4ª stijira: Hoy la Virgen inmaculada, vieéndote elevado en la cCruz, ¡Oh Verbo!, sufría en sSus entrañas de Madre, tenía el corazón amargamente traspasado, y gimiendo con dolor en la profundidad dede Su l alma, fue consumida ahora por los dolores que antes no conoció en el parto; por esto, llorando abundantemente, exclamó gimiendo: ¡Ay de mMí, Hijo dDivino! ¿Ay de mMí, Luz del mundo! ¿Por qué tTe quitas de mMi vista, Cordero de Dios? Las legiones de los incorpóreos, poseídas de temor decían: ¡Inabarcable Señor, Gloria a Ti!

(Salmo 116) Alabad al Señor, todas las gentes; celebradlo todos los pueblos.

5ª stijira: Vieéndote suspendido del madero, ¡Oh Cristo!, a Ti, el Creador de todo, Aquella que tTe engendró sin varón gritó amargamente: ¿Hijo mMío dónde está la belleza de tTu rostro? No soporto verte crucificado injustamente. ¡Apresúrate, pues, resucita, para que también vea Tu resurrección de entre los muertos al tercer día!

Porque ha fortalecido su misericordia sobre nosotros; y la verdad del Señor permanece por los siglos.

6ª stijira: Ante Pilato s comparece en este día el Señor de la cCreación y el cCreador del Universo como un cordero se deja llevar a la cCruz; lo atraviesan con clavos, traspasan sSu costado; Aquel que hizo llover el maná, bebe la hiel, el Salvador del mundo es golpeado pcor n burla, el Creador de los hombres es insultado por sus propios siervos; el Maestro nos ama hasta el punto de rogar por sus verdugos: ¡Padre, perdónales el pecado, pues no saben lo que hacen contra tTi!

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

7ª stijira: Cómo puede la asamblea de los impíos condenar a muerte al Rey de la cCreación sin avergonzarse ,con la memoria de sus beneficios que la voz del Maestro podiaía recordarles: "Pueblo mío, ¿qué te hHe hecho? ¿no hHe colmado de milagros la Judea? ¿no heHe resucitado los muertos con mMi sola palabra? ¿no hHe sanado toda debilidad y toda enfermedad? ¿con qué mme retribuyes? ¿por qué mMe olvidas? por mis curaciones, tú mMe cubres de llagas; a cambio de la vVida, tú me entregas a la muerte; como a un criminal cuelgas de la cCruz a tu Bienhechor, como a un malhechor, a tu Legislador, como a un condenado, al Rey del universo!" ¡Señor magnánimo, gloria a tTi!

Ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

8ª stijira: Un terrible y paradójico misterio vemos cumplirse en este diía: eEl intangible es apresado, es encadenado eEl que libera a Adán de la maldición, aquél que sondea los corazones y las entrañas es injustamente examinado, es encerrado en prisión aAquel que cierra el abismo, es presentado ante Pilatos aAquel ante el cual están con temor las Potencias de los cielos, es abofeteado por la mano de la creatura lo criado ,el Creador, es condenado a la cCruz el que juzga a vivos y muertos, es puesto en una tumba el destructor del Hades. ¡Senñor que soportas todo esto con paciencia y a todos salvas de la maldición, gloria a tTi!

Entrada con el Evangelio.

Sacerdote (en voz baja): Por la tarde y por la mañana y al mediodía tTe alabamos, tTe bendecimos, tTe damos gracias y tTe suplicamos, Señor de todo, dirige nuestra oración como incienso ante Tíi, y no inclines nuestros corazones a palabras o pensamientos malos, antes bien, líbranos de todos los que persiguen nuestras almas. Pues en tTi, Señor,¡ Señor!, están puestos nuestros ojos y a en tTi esperamos; no nos confundas, Dios nuestro, porque a Tíi Te pertenecen , toda gloria, honor y adoración, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Diácono: Sabiduría. De pie.

Coro: Luz gozosa de la sSanta gloria del inmortal del Inmortal, Padre cCelestial, santo Santo y bienaventurado: ¡Oh Jesucristo! Viniendo a la puesta del sol, viendo la luz vespertina, te Te cantamos, Padre, Hijo y Espíritu Santo, Dios. Digno es que en todos los tiempos seas alabado por voces piadosas, Hijo de Dios, Dador de vida, por eso el mundo Te glorifica.

Diácono: Atendamos.

Sacerdote: Paz a todos.

Diácono: Sabiduría. Atendamos.

Prokimenon tono 4º. Se repartieron mis vestiduras, sobre mMi túnica echaron suertes.

Primer coro: Se repartieron mMis vestiduras, sobre mMi túnica echaron suertes.

Diácono: Dios Mmiio, Dios mMio ¿por qué mMe has abandonado?

Segundo coro: Se repartieron mMis vestiduras, sobre mMi túnica echaron suertes.

Diácono: Se repartieron mMis vestiduras.

Coro: sobre mMi túnica echaron suertes.

Diácono: Sabiduría.

Lector: Lectura del Exodo (33:11-23)

Diácono: Atendamos.

El Señor hablaba a Moisés cara a cara, como habla un hombre con su amigo. Después regresaba Moisés al campamento; pero el joven Josué hijo de Naún, su ayudante, no se apartaba de la tienda. Moisés dijo al Señor: Mira, tTú me dices a mí: "Saca a este pueblo." Pero tTú no me has dado a conocer a quién has de enviar conmigo. Sin embargo, dices: "Yo te he conocido por tu nombre y también has hallado gracia ante mis ojos." Ahora, si he hallado gracia ante tus ojos, por favor muéstrame tTu camino, para que tTe conozca y halle gracia ante tTus ojos; considera también que esta gente es tTu pueblo. El Señor le dijo: Mi presencia irá contigo, y te daré descanso. Y Él respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí. ¿En qué, pues, se conocerá que he hallado gracia ante tus ojos, yo y tu pueblo? ¿No será en que tú vas con nosotros y en que yo y tu pueblo llegamos a ser diferentes de todos los pueblos que están sobre la faz de la tierra? El Señor dijo a Moisés: También haré esto que has dicho, por cuanto has hallado gracia ante mis ojos y te he conocido por tu nombre. Entonces Moisés dijo: Por favor, muéstrame tu gloria. Y le respondió: Yo haré pasar primero mi gloria delante de ti y proclamaré delante de ti mi nombre de Señor. Tendré misericordia del que tendré misericordia y me compadeceré del que me compadeceré. Dijo además: No podrás ver mi rostro, porque ningún hombre me verá y quedará vivo. El Señor dijo también: He aquí hay un lugar junto a mí, y tú te colocarás sobre la peña. Sucederá que cuando pase mi gloria, yo te pondré en una hendidura de la peña y te cubriré con mi mano hasta que yo haya pasado. Después apartaré mi mano, y verás mis espaldas. Pero mi rostro no será visto.

Diácono: Atendamos.

Prokimenon tono 4º. Juzga, Señor, a mis acusadores, combate a los que me combaten.

Primer coro: Juzga, Señor, a mis acusadores, combate a los que me combaten.

Diácono: Toma la armadura y el escudo, levántate para socorrerme.

Segundo coro: Juzga, Señor, a mis acusadores, combate a los que me combaten.

Diácono: Juzga, Señor, a mis acusadores.

Coro: Combate a los que me combaten.

Diácono: Sabiduría.

Lector: Lectura de Job (42:12-17)

Diácono: Atendamos.

El Señor bendijo los últimos días de Job más que los primeros, y llegó a tener catorce mil ovejas, seis mil camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnos. Tuvo también siete hijos y tres hijas. A la primera le puso por nombre Día; a la segunda Casia, y el nombre de la tercera eraEra, Cuerno de abundancia. No había bajo el cielo mujeres tan hermosas como las hijas de Job, y su padre les dio parte de la herencia entre sus hermanos. Después de esto, Job vivió ciento cuarenta años y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos, hasta la cuarta generación. Y murió Job anciano y lleno de días. Y está escrito que resuscitará junto con aquellos que resuscite el Señor así está traducido del libro siríaco. En la tierra de los que habitan la Ausítide, en las fronteras de Idumea y Arabia para quien existía anteriormente el nombre Iobáb. Habiendo tomado como esposa a Arábisa, engendró un hijo cuyo nombre fué e Ennón. Era este del padre Zare, de los hijos de Esaú, de la madre Bosorra de modo que este fue el quinto desde Abraham.

Diácono: Sabiduriía.

Lector: Lectura de la Profeciía de Isaías (52:13- 54:1).

Diácono: Atendamos.

Esto dice el Señor: "He aquí que mi siervo triunfará. Será engrandecido y exhaltado, y será muy enaltecido. De la manera que muchos se asombraron de Él, así fue desfigurada su apariencia, más que la de cualquier hombre; y su aspecto, más que el de los seres humanos. Así asombrará a muchas naciones. Los reyes cerrarán la boca delante de Él, porque verán lo que nunca les había sido contado, y comprenderán lo que nunca habían oído."

¿Quién ha creído nuestro anuncio? ¿Sobre quién se ha manifestado el brazo del Señor? Subió como un retoño delante de Él, y como una raíz de en tierra seca. No hay parecer en Él, ni hermosura; lo vimos, pero no tenía atractivo como para que lo deseáramos. Fue despreciado y desechado por los hombres, varón de dolores y experimentado en el sufrimiento. Y como escondimos de Él el rostro, lo menospreciamos y no lo estimamos. Ciertamente Él llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Nosotros le tuvimos por azotado, como herido por Dios, y afligido. Pero Él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados. El castigo que nos trajo paz fue sobre Él, y por sus heridas fuimos nosotros sanados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas; cada cual se apartó por su camino. Pero el Señor cargó en Él el pecado de todos nosotros. El fue oprimido y afligido, pero no abrió su boca. Como un cordero, fue llevado al matadero; y como una oveja que enmudece delante de sus esquiladores, tampoco Él abrió su boca. Por medio de la opresión y del juicio fue quitado. Y respecto a su generación, ¿quién la contará? Porque Él fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la transgresión de mi pueblo fue herido. Se dispuso con los impíos su sepultura, y con los ricos estuvo en su muerte. Aunque nunca hizo violencia, ni hubo engaño en su boca, con todo eso, El Señor quiso quebrantarlo, y le hirió. Cuando se haya puesto su vida como sacrificio por la culpa, verá descendencia. Vivirá por días sin fin, y la voluntad de El Señor será en su mano prosperada. A causa de la angustia de su alma, verá la luz y quedará satisfecho. "Por su conocimiento mi siervo justo justificará a muchos, y cargará con sus pecados. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos. Porque derramó su vida hasta la muerte y fue contado entre los transgresores, habiendo Él llevado el pecado de muchos e intercedido por los transgresores. "¡Alégrate, oh estéril que nunca has dado a luz! Prorrumpe en cánticos y grita de júbilo, tú que nunca tuviste dolores de parto. Porque más son los hijos de la desolada que los de la desposada," ha dicho El Señor.

Diácono: Atendamos.

Prokimenon tono 6º. Me han arrojado a la fosa profunda, a las tinieblas y sombras de muerte.

Primer coro: Me han arrojado a la fosa profunda, a las tinieblas y sombras de muerte.

Diácono: Señor, Dios de mi salvación, día y noche grito en tu Tu presencia.

Segundo coro: Me han arrojado a la fosa profunda, a las tinieblas y sombras de muerte.

Diácono: Me han arrojado a la fosa profunda.

Coro: A las tinieblas y sombras de muerte.

Diácono: Sabiduría.

Lector: Lectura de la carta del Santo Apóstol Pablo a los Corintios (1:18 -2:2)

Diácono: Atendamos.

Durante la lectura se inciensa el templo.

Hermanos: para los que se pierden, el mensaje de la cruz es locura; pero para nosotros que somos salvos, es poder de Dios. Porque está escrito: Destruiré la sabiduría de los sabios, y desecharé el entendimiento de los entendidos. ¿Dónde está el sabio? ¿Dónde el escriba? ¿Dónde el disputador de esta edad presente? ¿No es cierto que Dios ha transformado en locura la sabiduría de este mundo? Puesto que en la sabiduría de Dios, el mundo no ha conocido a Dios mediante la sabiduría, a Dios le pareció bien salvar a los creyentes por la locura de la predicación. Porque los judíos piden señales, y los griegos buscan sabiduría; pero nosotros predicamos a Cristo crucificado: para los judíos tropezadero, y para los gentiles locura. Pero para los llamados, tanto judíos como griegos, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. Porque lo necio de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de Dios es más fuerte que los hombres. Pues considerad, hermanos, vuestro llamamiento: No sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles. Más bien, Dios ha elegido lo necio del mundo para avergonzar a los sabios, y lo débil del mundo Dios ha elegido para avergonzar a lo fuerte. Dios ha elegido lo vil del mundo y lo menospreciado; lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte delante de Dios. Por Él estáis vosotros en Cristo Jesús, a quien Dios hizo para nosotros sabiduría, justificación, santificación y redención; para que, como está escrito: El que se gloríia, gloríiese en el Señor. Así que, hermanos, cuando yoYo fui a vosotros para anunciaros el misterio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Porque me propuse no saber nada entre vosotros, sino a Jesucristo, y a Él crucificado.

Aleluya tono 5

Sálvame, oh Dios, que las aguas me llegaron al alma.

Como alimento mMe han dado , hiel en mMi sed, mMe han dado a beber vinagre

Que sus ojos se oscurezcan para que no vean más .

Diac. Para ser dignos de escuchar el Santo Evangelio, roguemos al Señor.

Coro. Señor tTen piedad. (3 veces).

Diac. ¡Sabiduriía! ¡De pie! ¡Escuchemos el Santo Evangelio!

Cel. Paz a todos.

Coro. Y con tTu espiíritu.

Cel: Lectura del Santo Evangelio según San Mateo (Con intercalaciones).

Coro. Gloria a tTu Pasión, Señor.

Diac. Atendamos.

(Mateo 27:1-38) Entonces Judas, el que le había entregado, al ver que era condenado, sintió remordimiento y devolvió las treinta piezas de plata a los priíncipes de los sacerdotes y a los ancianos, diciendo: — Yo he pecado entregando sangre inocente. Pero ellos dijeron: — ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Es asunto tuyo! Entonces Éél, arrojando las piezas de plata dentro del santuario, se apartó, y fue y se ahorcó. Los priíncipes de los sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: — No es lícito ponerlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sSangre. Y habiendo tomado acuerdo, compraron con ellas el campo del Alfarero, para sepultura de los extranjeros. Por eso aquel campo se llama Campo de Sangre, hasta el día de hoy. Entonces se cumplió lo que fue dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según el precio fijado por los hijos de Israel; y las dieron para el campo del Alfarero, como me ordenó el Señor. Jesús estuvo de pie en presencia del procurador, y el procurador le preguntó diciendo: — ¿Eres tTú el rey de los judíos? Jesús le dijo: — Tú lo dices. Y siendo acusado por los priníncipes de los sacerdotes y por los ancianos, no respondió nada. Entonces Pilatos le dijo: — ¿No oyes cuántas cosas testifican contra tTi? El no le respondió ni una palabra, de manera que el procurador se maravillaba mucho. En la fiesta, el procurador acostumbraba soltar al pueblo un preso, el que quisieran. Tenían en aquel entonces un preso famoso que se llamaba Barrabás. Estando ellos reunidos, Pilatos les dijo: — ¿A cuál queréis que os suelte? ¿A Barrabás o a Jesús, llamado el Cristo? Porque sabía que por envidia le Le habían entregado. Mientras Éél estaba sentado en el tribunal, su esposa le mandó a decir: "No tengas nada que ver con ese jJusto, porque hoy he sufrido muchas cosas en sueños por causa de Él." Entonces los priíncipes de los sacerdotes y los ancianos persuadieron a las multitudes que pidieran a Barrabás y que dieran muerte a Jesús. Y respondiendo el procurador les dijo: — ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Ellos dijeron: — ¡A Barrabás! Pilatos les dijo: — ¿Qué, pues, haré con Jesús, llamado el Cristo? Todos dijeron: — ¡Que sea cCrucificado! Y el procurador les dijo: — Pero, ¿qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aun más fuerte diciendo: — ¡Sea cCrucificado! Y cuando Pilatos se dio cuenta de que no se lograba nada, sino que sólo se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante de la multitud, diciendo: — ¡Yo soy inocente de la sangre de ésEste! ¡Será asunto vuestro! Respondió todo el pueblo y dijo: — ¡Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos! Entonces les soltó a Barrabás; y después de haber azotado a Jesús, lLe entregó para que fuese cCrucificado. Entonces los soldados del procurador llevaron a Jesús al Pretorio y reunieron a toda la compañía alrededor de Él. Después de desnudarle, lLe echaron encima un mManto de escarlata escarlata. Habiendo entretejido una corona de espinas, sSe la pusieron sobre sSu cabeza, y en sSu mano derecha pusieron una caña. Se arrodillaron delante de Él y se burlaron de Él, diciendo: — ¡Salve, reRey de los judíos! Y escupiendo en Él, tomaron la caña y lLe golpeaban la cabeza. Y cuando se habían burlado de Él, lLe quitaron el mManto , leLe pusieron sus propios vestidos y Lele llevaron para crucificarlo. Mientras salían, hallaron a un hombre de Cirene llamado Simón. A éste le obligaron a cargar la cCruz de Jesús. Cuando llegaron al lugar que se llama Gólgota, que significa lugar de la Calavera, le Le dieron a beber vino mezclado con ajenjo; pero cuando lo probó, no lo quiso beber. Después de cCrucificarle, repartieron sSus vestidos, echando suertes, para que se cumpliera lo dicho por el profeta: "Se repartieron entre sí mMis vestiduras y sobre mMi túnica echaron suertes." Y sentados, lo guardaban allí. Pusieron sobre sSu cabeza sSu acusación escrita: eEste es Jesuús, el rRey de los jJudioíos. Entonces crucificaron con Él a dos ladrones, uno a la derecha y otro a la izquierda. (Lucas 23, 39-43). Uno de los malhechores que estaban crucificados le injuriaba diciendo: — ¿No eres tTú el Cristo? ¡Sálvate a tTi mismo y a nosotros! Respondiendo el otro, le reprendió diciendo: — ¿Ni siquiera temes tú a Dios, estando en la misma condenación? Nosotros, en verdad, padecemos con razón, porque estamos recibiendo lo que merecieron nuestros hechos; pero ésEste no hizo ningún mal. Y le dijo: — Acuérdate de mí Señor, cuando llegues a tTu rReino. Entonces Jesús le dijo: — En verdad tTe digo que hoy estarás conmigo en el pParaíso. (Mateo 27, 39-54). Los que pasaban lLe insultaban, meneando sus cabezas y diciendo: — Tú que derribas el templo y en tres días lo edificas, ¡sálvate a tTi mismo, si eres Hijo de Dios, y desciende de la cCruz! De igual manera, aún los priíncipes de los sacerdotes junto con los escribas y los ancianos se burlaban de Él, y decían: –A otros salvó; a sSí mismo no se puede salvar. ¿Es rey de Israel? ¡Que descienda ahora de la cCruz, y creeremos en Él! Ha confiado en Dios. Que lLo libre ahora si lo Lo quiere, porque dijo: "Soy Hijo de Dios." También los ladrones que estaban crucificados con Él le injuriaban de la misma manera. Desde la sexta hora descendió oscuridad sobre toda la tierra hasta la hora novena. Como a la hora novena Jesús exclamó a gran voz diciendo: — ¡Elí, Elí! ¿Lama sabachtani? –que significa: Dios mío, Dios mío, ¿por qué mMe has desamparado?— Cuando algunos de los que estaban allí le oyeron, decían: — Este hombre llama a Elías. Y de inmediato uno de ellos corrió, tomó una esponja, la llenó de vinagre, y poniéndola en una caña, lLe daba de beber. Pero otros decían: — Deja, veamos si viene Elías a salvarlo. Pero Jesús clamó otra vez a gran voz y entregó el eEspíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló, y las rocas se partieron. Se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de hombres santos que habían muerto se levantaron; y salidos de los sepulcros después de su resurrección, fueron a la ciudad sSanta y aparecieron a muchos. Y cuando el centurión y los que con élÉl guardaban a Jesús vieron el terremoto y las cosas que habían sucedido, temieron en gran manera y dijeron: — ¡Verdaderamente éEste era Hijo de Dios! (Juan 19, 31.37). Los judíos entonces, puesto que era el día de la Preparación de la Pascua, para que no permanecieran en la cruz los cuerpos durante el sábado (porque era un día muy solemne ese sábado) pidieron a Pilatos que quebrara las piernas de los crucificados y los quitara. Vinieron por lo tanto los soldados y quebraron las piernas del primero y del otro que estaba crucificado con él él . Pero cuando llegaron a Jesús, como loLo vieron ya muerto, no lLe quebraron las piernas, sino que uno de los soldados lLe abrió el costado con la lanza, y enseguida brotó sSangre y aAgua. Y el que vio esto dio testimonio: su testimonio es verdadero y él sabe que dice la verdad, para que también vosotros creáis. Esto sucedió para que la Escritura se cumpliera: No lLe quebrarán ninguno de sSus hHuesos. Y otro pasaje de la Escritura, dice: Verán al que traspasaron. (Mateo, 27, 55-61). Estaban allí muchas mujeres mirando desde lejos. Ellas habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole. Entre ellas se encontraban María Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo. Al atardecer, vino un hombre rico de Arimatea llamado José, quien también había sido discípulo de Jesús. Este se presentó a Pilatos y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilatos mandó que se le diese. José tomó el cCuerpo, lo Lo envolvió en una sábana limpia y lLo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña. Luego hizo rodar una gran piedra a la entrada del seSepulcro, y se fue. Estaban allí María Magdalena y la otra María, sentadas delante del sSepulcro.

Coro: ¡Gloria a tTu Pasión, Señor, gloria a tTi!

Letaniía ardiente

Ten piedad de nosotros, Dios, según tTu gran piedad, tTe suplicamos que nos escuches y que tengas piedad.

Coro: Señor, tTen piedad. [tres veces]

De nuevo suplicamos por nuestro señor, Su Beatitud, el Metropolitano [nombre], por nuestro señor, el reverendísimo Obispo [nombre], y por todos nuestros hermanos en Cristo.

De nuevo suplicamos por el Presidente [o titulo de la autoridad civil mas alta], por toda autoridad civil, y por las fuerzas armadas.

De nuevo suplicamos por los bienaventurados y siempre recordados Santísimos Patriarcas Ortodoxos, por los fundadores de esta sSanta iglesia [o monasterio] y por todos nuestros padres y hermanos difuntos predecesores nuestros que descansan aquí y en todo lugar.

De nuevo suplicamos por piedad, vida, paz, salud, salvación, visitación, perdón y remisión de los pecados del siervo de Dios [nombre] y de nuestros hermanos de este sSanto templo.

De nuevo suplicamos por los benefactores y los bienhechores de este sSanto y venerable templo, por sus servidores y sus cantores y por todo el pueblo presente que espera de tTi una grande y rica piedad.

El sacerdote exclama: Porque eres Dios misericordioso y amas a los hombres, y tTe damos gloria, a tTi, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén.

Dígnate, Señor.

Dígnate, Señor, guardarnos esta tarde sin pecado. Bendito seas, Señor Dios de nuestros padres y alabado y glorificado sea tTu nombre para siempre. Amén. Que tTu misericordia esté sobre nosotros, Señor, como esperamos de tíTi. Bendito seas, Señor, enséñame tTus mandatos. Bendito seas, Señor, hazme entender tTus mandatos. Bendito seas, Santo, ilumíname con tTus mandatos. Tu misericordia, Señor, es para siempre, no desprecies las obras de tTus manos. A Ti se tTe debe la alabanza, a Ti se tTe debe un himno, a Ti se tTe debe la gloria, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Letaniía de súplica

Completemos nuestra oración vespertina al Señor.

Coro: Señor, tTen piedad.

Socórrenos, sálvanos, tTen piedad de nosotros, y guaárdanos, oh Dios, con tTu gracia.

Coro: Señor, tTen piedad.

Que esta tarde sea perfecta, santa, pacifica y sin pecado, al Señor pidamos.

Coro: Concédelo, Señor.

Un ángel de paz, guía fiel y custodio de nuestras almas y cuerpos, al Señor pidamos.

Perdón y remisión de nuestros pecados y culpas, al Señor pidamos.

Cuanto es bueno y útil para nuestras almas y la paz del mundo, al Señor pidamos.

Que el tiempo restante de nuestra vida se concluya en paz y penitencia, al Señor pidamos.

Un fin cristiano de nuestra vida, exento de dolor y de vergüenza, pacifico, y una buena defensa respuesta ante el terrible tribunal de Cristo, pidamos.

Conmemorando a la Santísima, Purísima, Benditísimaa, Gloriosa Soberana nuestra, la Madre de Dios y Siempre-Virgen María, y a todos los Santos, encomendémonos nosotros mismos, y mutuamente los unos a los otros, y toda nuestra vida a Cristo Dios.

Coro: A Ti, Señor.

El sacerdote exclama: Porque eres un Dios bueno y amas a los hombres, y tTe damos gloria, a tTi, Padre, Hijo y Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén.

Inclinación de cabeza

Sacerdote: Paz a todos.

Coro: Y a tTu espíritu.

Inclinemos nuestras cabezas ante el Señor.

Coro: A tTi, Señor.

El sacerdote exclama: Que sea bendito y glorificado el poder de tTu Reino del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén.

Stijovña.

Tono 2.

1ª Stijira: Cuando José de Arimatea tTe bajó muerto de la Cruz, ¡Oh Vida de todas las cosas! Te ungió con aromas ¡Oh Cristo! y tTe envolvió con un lienzo y era impulsado por el aAmor a besar con el corazón y con los labios tTu cuerpo inmaculado, pero contenido por un temor reverencial, decía con alegriía: ¡Gloria a tTu condescendencia, Señor, Amigo de los hombres!

El Señor reinó, vestido de mMajestad.

2ª Stijira: Cuando fuiste depositado en un sepulcro Sepulcro nuevo para salvar a todos, Salvador del universo, el AHades burlado, viéndolo, se aterrorizó, fueron rotos sus cerrojos, arrancadas las puertas; se abrieron las tumbas y se levantaron los muertos, entonces Adán, lleno de gratitud, alegrándose tTe exclamó: ¡Gloria a tTu condescendencia, Señor, Amigo de los hombres!

Así está firme el orbe, y no vacila.

3ª Stijira: Cuando, consintiéndolo, fFuiste enterrado corporalmente en la tumba permaneciendo inabarcable e incircunscribible en cuanto a la naturaleza de tTu divinidad, ¡oh Cristo!, hHas clausurado los calabozos de la muerte y hHas vaciado el reino entero del AdHades; entonces también has Has hecho digno a este Sábado de la bendición dDivina, de la gloria y de tTu esplendor.

La santidad es el adorno de tTu casa, Señor, por días sin término.

4ª Stijira: Cuando las Potencias celestiales tTe vieron ¡Oh Cristo! calumniado por los impíos como iImpostor y vieron la piedra del seSepulcro sellada por las manos que atravesaron tTu puriísimo costado, se estremecieron ante tTu inefable mMagnanimidad, pero alegrándose por nuestra salvación tTe exclamaban: ¡Gloria a tTu condescendencia, Amigo de los hombres!

Gloria al Padre ... ahora y siempre.

Tono 5

(se abren la Puertas y se inciensa dando tres vueltas a la plashchanitsa que está sobre el altar)

5ª Stijira: A Tíi que tTe revistes de la luz Luz como de un manto José junto con Nicodemo tTe bajaron del leño y contemplándote muerto, desnudo e insepulto, comenzandoron el lamento lleno de compasión decíaiciendo gimiendo: ¡Ay, dulcísimo Jesús! Poco ha, el sol se revistió de tinieblas al verte suspendido de la cCruz, y la tierra ha temblado de espanto y el velo del Templo se ha desgarrado, es mas, he aquí que ahora yo mismo tTe veo cuando ya has penetrado voluntariamente en la mMuerte por mi causa. ¿Cómo podré sepultarte, Dios miío? ¿Cómo tTe envolveré en el lienzo? ¿Con qué manos tocaré tTu cuerpo inmaculado? ¿Qué cantos cantaré a esta, tTu partida, oh compasivo? Yo magnifico tTu Pasión, canto himnos a tTu sepulcro junto con la Resurrección diciendo: ¡Señor, gloria a tTi!

 

Cántico de Simeón

Ahora, Señor, dejas en paz a tTu siervo, según Tu palabra. Porque mis ojos han visto tTu salvación, que tení as destinada ante la faz de todos los pueblos. Luz para iluminar a las naciones y gloria de a tTu pueblo Israel.

Oraciones finales

Lector: Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, tTen piedad de nosotros.[tres veces].

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Santísima Trinidad, tTen piedad de nosotros. Señor, purifícanos de nuestros pecados. Maestro, perdona nuestras transgresiones. Santo, visí tanos visitanos y cura nuestras dolencias, por Tu nombre.

Señor, tTen piedad. [tres veces].

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Padre nuestro, que está s en los cielos, santificado sea tTu nombre, véenga a nosotros tTu reino, hágase tTu voluntad así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy, y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación, mas lí branos del mal.

Procesión con la Plashchanitsa.

El celebrante hace tres postraciones ante la plashchanitsa y la procesión sale del santuario, finalmente se lo deposita en el lugar preparado en medio del Templo; se loa inciensa con tres vueltas y se asperja rocía con agua perfumada.

Mientras tanto se canta:

Troparios tono 2

El noble José, habiendo descendido de la cruz tuTu cuerpo inmaculado, lLo envolvió con un lienzo limpio y lLo ungió con precionos sos perfumes y lLo colocó en un sSepulcro nuevo.

Gloria al Padre... ahora y siempre...

A las mujeres miróforas el ángel de pie junto al sSepulcro les gritaba: la mirra es adecuada para los mortales; pero Cristo se ha revelado ajeno a la corrupción.

El oficio termina como de costumbre, pero en la despedida se dice:

Sac: Aquel que por nosotros los hombres y por nuestra salvacioón; aceptó libremente en sSu carne la terrible pPasión, la cCruz vivificante y la sepultura, Cristo, nuestro verdadero Dios, por las oraciones de sSu purísima Madre, de los santos gloriosos e ilustres apóstoles, de los santos y justos antepasados de Cristo, Joaquiín y Ana, y de todos los santos, tenga piedad de nosotros y nos salve, porque eEs bueno y ama a la humanidad.

Comienza entonces la veneración de la plashchanitsa: el sacerdote primero y luego los fieles hacen dos postraciones y besan primero el libro de los Evangelios y luego el cuerpo del Señor (los fieles las llagas de los pies, el sacerdote las de las manos, y el Obispo la del costado) y vuelven a hacer una postración antes de retirarse. El sacerdote entrega a los fieles como signo de bendición las flores que adornan el Epitafios.

Mientras tanto el coro canta una Stijira en honor de José de Arimatea:

Venid, cantemos a la memoria de José quien de noche fué e ante Pilatos y le pidió que le diera aAl que es la Vida de todos: ¡Dame a esEste extranjero que no tiene dónde reclinar la cabeza! ¡Dame el cuerpo de mi Amo y Señor, a quien un mal discípulo ha entregado para que lo mataran! ¡Dame el cuerpo del hHijo único cuya Madre, viéndolo suspendido en la cCruz, llorando y gimiendo se lamentaba maternalmente: "Ay, Hijo mMío, mMi luz y fruto amantísimo de mMis entrañas, la profecía de Simeon en el Templo se realiza hoy: una espada ha transpasado mMi corazón. Pero Tu, trasformarás mMi llanto en la alegría de la Resurrección"!

¡Adoramos Tu Pasión, oh Cristo; Adoramos Tu Pasión, oh Cristo; Adoramos Tu Pasión y Tu Santa Resurrección!

Luego de haber venerado la plashchanitsa, los sacerdotes entran en el Santuario y se cierran las puertas. El "sepulcro" es adornado con flores y cirios y el rostro de Cristo cubierto con uno de los velos pequeños que cubren los dones en la divina liturgia.

Mientras la plashchanitsa esté expuesta (es decir hasta la noche del sábado) los oficios que normalmente se hacen en el ambvón, son celebrados ante ella.

 

 

 

 

 

Folleto Misionero # S059

Copyright © 2002 Holy Trinity Orthodox Mission

466 Foothill Blvd, Box 397, La Canada, Ca 91011

Editor: Obispo Alejandro (Mileant)

 

(semana_santa.doc, 074-0925-20032).

 

Edited by

Date

Taisa Morosoff

7-3-03