Santo Confesor

Archimandrita Tavrion

Traducido del ruso por C. Kuchta y T. Morosoff

Contenido:

Prólogo. Niñez. Monje del desierto de Glinsk. Milagrosa salvación de la muerte. Con el obispo Pavlin (Kroshechkin). En reclusión. En las catacumbas. Nuevamente en prisión, el exilio. Abad del yermo de Glinsk. En la diócesis de Iaroslav. Padre espiritual del yermo Spaso-Preobrazhensky.

Recuerdos de la monja Tavifa.

Peregrinación al yermo. Sermones del Starez Tavrión. Imagen interior del Starez. Fallecimiento del starez.

Prólogo.

Pasaron 24 años del día del santo deceso del justo confesor Starez Tavrión. Sus numerosos hijos espirituales, diseminados actualmente por todo el mundo comenzaron a reunir los datos para glorificación del padre archimandrita Tavrión — el justo, a quien nosotros, sus hijos espirituales le debemos todo, y ante todo a nosotros mismos. El padre Tavrión enseñaba sobre la base de la palabra del Evangelio, que los cristianos deben ser la luz del mundo y la sal de la vida. Estas palabras en plena medida fueron cumplidas por él mismo. Para muchos él fue la luz en las tinieblas circundantes del ateísmo y la desintegración moral.

El padre Tavrión llegó a la santidad, fue el recipiente vivo de la Gracia del Espíritu Santo. San Juan de Shanghai define admirablemente la palabra "santidad": "La santidad es una tal elevación de la justicia, que las personas se colman con la Gracia Divina, y ésta fluye de ellos hacia los que se relacionan con ellos."

Los cercanos al p. Tavrión se enriquecieron con la experiencia de comunión con Dios, incomparable a nada de lo terrenal. Vivencias bienaventuradas tuvieron los que visitaron el "Desiertito," y éstas se convirtieron para ellos en guía — faro en el medio del mar borrascoso de la vida en alboroto.

El Desiertito del Starez Tavrión queda por siempre como el recuerdo más luminoso y el mejor en la vida de aquellos quienes tuvieron la suerte de conocerlo.

Hijos espirituales del Starez.

Niñez.

El archimandrita Tavrión (en el mundo Tijon Danilovich Batozsky) nació el l0 de agosto del año 1898 (calendario gregoriano) en la ciudad de Krasnokutzk de la provincia de Jarkov. Era el sexto hijo de una familia numerosa (l0 hijos en total) de Ucrania. Su padre trabajaba como cajero en la intendencia del pueblo, con los hijos adolescentes llevaba una gran hacienda: animales y todo lo necesario para la casa, tenía colmenar. De los quehaceres de la casa se ocupaban la abuela Vasilisa y la madre Akilina. Todo el genero de la vida — el trabajo o el descanso, festividad o no, era de orientación cristiana y profundamente religiosa. El p. Tavrión recordaba su niñez: en ese tiempo pasado, todo lo que se realizaba en la iglesia de Dios a lo largo de todo el año, todo repercutía en la familia. Cuando era la semana del publicano y fariseo: además de lo que se cantaba en la iglesia, volvíamos a casa, en la familia — el padre, la madre, los hijos cantábamos con la entonación más simple: "Ábrenos las puertas de la penitencia, Dador de vida." — Cantaba toda la familia — era ¡maravilloso! Este era el vivir de la vida de hogar." (Del sermón del 15 de febrero del año 1976, cita del libro: "Toda la vida — es la Pascua de Jesucristo," Moscú año 2001).

"Eramos una familia grande, y todos trabajaban. Mi madre era trabajadora por sobremanera. Nadie sabía cuando se levantaba. De mañana freía buñuelos y nos convidaba a los niños, los que íbamos corriendo a la escuela con los buñuelos en el seno, comiéndolos por el camino. Todo el día en el trabajo y de noche después de cenar nos sentábamos y cantábamos. Todos éramos muy aficionados a la música, uno de los hermanos hasta tocaba el violín. El tocaba el violín y nosotros cantábamos cánticos religiosos. Los vecinos envidiaban a nuestra madre, diciendo: "Eres afortunada, nadie tiene una familia como la tuya." Nuestro padre quería que todos sus hijos fueran oficiales del ejército, y todos así lo fueron, menos yo. Luego comenzó la guerra civil. Se llevaron a mi padre y lo encarcelaron, pobre anciano murió allí. A algunos de los hijos los mataron y a otros los encarcelaron; yo estaba en el monasterio, luego en un campo de concentración, y mamá falleció entre gentes extrañas." ("S.Tavrión," "The Orthodox World," 1981).

La oración familiar encontró eco en el alma del joven Tijon. La sabia abuela Vasilisa se daba cuenta que el joven tendía hacia la oración, la iglesia, y lo ayudaba a vigorizar estos brotes. Por los relatos del padre Tavrión su parroquia le dejaba imborrables impresiones por su bóveda pintada con estrellas doradas sobre fondo celeste. Para el joven adolescente allí se le abría el cielo, y le parecía, que el oficio religioso se realizaba ante todo el universo. En aquel entonces el futuro Starez meditaba: ¡cómo sería su servicio a Dios! ¡Cómo se adornaría el altar, el templo, cómo cantaría, cómo se leería! Recuerda la prima del padre: "Siendo niños, todos nosotros pasábamos el tiempo juntos. En las cercanías había una pastura arenosa con poca vegetación, donde jugábamos. Cada uno de nosotros estaba ocupado: uno escribía letras, otro construía casillas, y Tijon siempre construía iglesias, después las destruía y las volvía a construir. Y a los ocho o nueve años lo llevaron para ayudar en la iglesia." (De la carta del l9 de diciembre del año 1988. Cita del libro "Toda la vida — es la Pascua de Jesucristo," Moscú año 2001).

"Cierta vez el Starez nos dijo: "Dostoievski escribe: que si el niño en su niñez tuvo, aunque sea una vez, una impresión buena y piadosa, si posteriormente tuviera una vida tenebrosa, oscura, esta impresión no le permitirá perderse totalmente. Tenemos un ejemplo: recuerdo que cuando yo era muy pequeño, mi madrina, viejita bonachona, me puso un cinturón nuevo y me llevó a la iglesia. Sentado en su falda... iconos en derredor, lucesitas de los candiles, velas. Era tan bello aquello, tan magnánimo, me gustó tanto que teniendo siete años ya por primera vez me fugué a un monasterio. Pero me mandaron de regreso a casa, porque mi padre quería que los 10 hijos fueran oficiales. Finalmente y para siempre me refugié en un monasterio. Mamá decía: "Hay que entregarle el diezmo al Señor." ("S.T.," "The Orthodox Word" 1981).

Y abriósele temprano a Tijon la dulzura de la oración. En el templo y en la oración hogareña se iba entibiando su corazón y él tendía a continuar su coloquio con Dios desde la niñez, aislándose en algún rinconcito. Su familia sabía de ello y la madre a menudo pedía a Tishka (así lo llamaban en casa) que rezara por el ganado.

En su autobiografía el padre Tavrión relataba que la educación inicial la había recibido en la escuela local en los años 1905 — l909 en su natal Krasnokutsk. El Señor lo dotó con ricos dotes — tenaz inteligencia, brillante memoria, facultades pictóricas, con lo cual el estudio le fue mas fácil. Antes de ir a la escuela y durante las largas tardes de invierno, acostado sobre la estufa tibia, escuchando como los hermanos mayores preparaban sus deberes de escuela, los memorizaba. La madre solía decir: "Ustedes repiten y repiten pero Tishka ya lo sabe todo." En sus momentos libres Tijon gustaba dibujar. Sin pinturas, ni pinceles, ni papel, ni profesor — no había nada de eso, pero si una fuerte voluntad, y en su "taller" todo lo que se encontraba era aprovechado. Cierta vez el padre le dio un buen reproche por dibujar con un carbón el fondo de barriles nuevos de madera de tilo para miel.

"Cuando fui a la escuela — contaba el Starez a sus hijos espirituales — durante las clases de historia me escondía debajo del escritorio y dibujaba. Me gustaba mucho la pintura. Cuando el maestro me descubrió y me sacó de una oreja de allí, dijo: ¿Qué es lo que haces? — Yo dije — yo ya sé toda la lección, — ¿Cómo puede ser eso?" ¡Comenzó a interrogarme y en verdad sabía ya todo y hasta más para adelante! Entonces él me permitió dibujar durante sus clases." ("S.T.," "The Orthodox Word," 1981).

En su familia, Tijon era muy querido y él contestaba con lo mismo. Con la abuela compartía el niño sus ensueños, hacia su madre mantuvo siempre un sentimiento palpitante. El respeto a los padres estaba en el umbral de la educación. El padre Tavrión recordaba que luego de alguna pillería su padre reunía a los hijos y preguntaba: "¿Porqué habían ofendido a su madre de esa manera? O no saben que por la oración de la madre se saca todo desde el fondo del mar y la maldición de la madre destruye hasta los cimientos? ¡Teman ofender a la madre!" El padre también hacía diferencia con Tijon, lo consultaba por sus problemas en la hacienda, lo llevaba al colmenero. Pero el niño vivía en otros pensamientos...

"¡Oh, santa niñez y santa adolescencia! Con qué facilidad cedieron a Jesucristo." — Citando las palabras de Gregorio el Teólogo, decía el padre Tavrión acerca de su vida. Al finalizar la educación inicial Tijon madura la idea de dejar la vida mundana para ir al monasterio. No comparte sus ideas con nadie, sabiendo que de buen grado no le dejarán. Sólo la muy perspicaz abuela vislumbraba lo que sucedía dentro del alma del joven devoto. Cierta vez Tijon desaparece de la casa. Tijon en aquel momento todavía no sabía a qué convento ir y se dirigió a Belgorod al muy venerado beato san Josué de Belgorod (glorificado en el año 1911). Allí, ante el sepulcro recibió la indicación de un monje que le dijo que fuera hacia el desierto de Glinsk, lo cual aceptó como designio de Dios.

El desierto de Glinsk en esos tiempos conformaba un gran monasterio, con un austero reglamento, con tradiciones para aplicar en la vida de Starez, experiencias misioneras. Hasta 700 monjes y muchos peregrinos con sus esfuerzos lograban obtener ejemplar economía natural, alimentar a necesitados, mantener un hospital, enseñar a los hijos de campesinos a leer y escribir y hasta a obtener un oficio. En el monasterio estaba el milagroso icono de la Madre de Dios de Glinskaia, allí se realizaban los servicios religiosos completos con cánticos especiales.

A este sublime convento llegó Tijon. Más no estuvo aquí por mucho tiempo. Sus familiares con empeño buscaron al niño perdido, enviando el pedido de búsqueda a los diarios. La dirección del convento supo de la búsqueda de Tijon, y por medio de un telegrama fue informado su paradero y en compañía de un monje fue reintegrado a su casa. El enfurecido padre recibió rudamente al joven, más el monje acompañante de Tijon al despedirse, aconsejó no retener al joven, sino "entregar el diezmo al Señor" (uno de los diez hijos). Los padres pensaban sin embargo, que el fuerte deseo de su hijo de ir al convento iba a enfriarse de a poco y lo enviaron al pueblo Dergachy a estudiar magisterio. Pero, al finalizarlo Tijon solo pensaba en el convento. Finalmente sus padres compadecidos, accedieron a su pedido. Seguramente la despedida fue como lo describe el mismo Starez: eramos diez hermanos. Si alguno partía para trabajar o estudiar, nos reuníamos en un cuarto. Rezando todos, el padre y la madre y nosotros junto a ellos, tomando una imagen o crucifijo nos bendecían y luego nos saludábamos como en Pascua con tres besos.¡ Cuán dulce era esto! Y la madre bendecía con una cruz a su niño." (Del sermón del 26 de junio del año 1973, cita del libro "T oda la vida — es la Pascua de Jesucristo," Moscú año 2001).

Monje del desierto de Glinsk.

Según la versión particular del Starez se dice que él llegó al desierto de Glinsk como novicio el 20 de enero del año 1913. El mismo padre escribía acerca del desierto de Glinsk: "Glorioso desierto de Glinsk, con su blancura sobre el fondo del enjardinado verde parecía un lirio glorioso recién florecido y su campanario parecía un navío colocado ante un apacible arbóreo embarcadero. Si, realmente esto era un embarcadero, con un navío salvador, el cual durante muchos años permaneció ante el embarcadero. Muchas, muchas tormentas de la vida fueron desmenuzadas en salpicaduras y espuma contra sus santificadas paredes. Las anclas del navío fueron resistentes. Eran los bienaventurados ancianos Starzi a quiénes les fue abierto por Dios el destino de los monarcas y la cercanía del derrumbe de la devoción. Si, cuántos errantes del terrenal valle de lágrimas envió este navío a la otra margen, de la vida eterna y de la beatitud. Cuántas vidas fracasadas por la frivolidad del vano mundo encontraron allí el sosiego y la verdad."

(Arch. T. — milagrosa salvación de la muerte en el año 1920).

Recordaba el padre Tavrión acerca de su "niñez" monacal siempre con calidez y alegría. Todo le era agraciado: los prolongados oficios religiosos, las diferentes tareas impuestas, relaciones con los hermanos, el austero reglamento. Solía relatar esto a los hijos espirituales: "Nosotros estábamos acostumbrados a esto: un huevito en Pascua y uno en Navidad y los domingos — vinagreta con papas, ...pero el joven tenia aún más hambre..." (monja T.) La vida monacal necesita muchos sacrificios, privaciones, autocontrol, y por sobre todo — humildad. En algunas vísperas prolongadas las que realmente se realizaban durante toda la noche, el novicio Tijon se dormía en algún rinconcito del templo, donde se guardaban alfombras. Cierta vez se ausentó con las llaves que le delegaron de la habitación del depósito y repentinamente fueron necesarias, entonces tuvo una fuerte amonestación. Consecuentemente el padre enseñaba que en el convento había solo dos palabras: "perdona y bendice," aprendiendo esto, la vida será alegre y provechosa. "En el convento, el amor, el perdón de uno al otro — eran los cimientos. Ningún día, ningún trabajo finalizaba sin rezar ni sin pedir perdón: "perdonen, hermanos." Luego de lo cual se recluían en sus celdas para cumplir con las reglas de oración establecidas. En caso de que alguien contraviniere con alguna falta importante, entonces él delante de todos y ante el hermano superior de la tarea, inclinándose ante sus pies decía: "Perdona, padre venerado, he pecado." Nadie se retiraba del trabajo sin estar reconciliado. De igual modo en las vísperas" (del sermón del 14 de agosto del año 1977. Cita del libro "Toda la vida — es la Pascua de Jesucristo," Moscú año 2001.")

El alma gozaba y se alegraba en la vida monacal, no teniendo el padre Tavrión la característica tristeza que dominaba a los novicios, por sus semejantes, que estaban lejos y por el mundo exterior. E. Zinchenko recuerda: "El padre y la madre iban al convento a buscar a Tijon, mas regresaban a su casa sin él. Recuerdo el momento cuando de regreso a su casa la madre en amargas lágrimas contaba que había visto a Tijon, lo había besado, abrazado, le había rogado que volviera a casa más no! Trataron de calmarla diciéndole que era la voluntad de Dios, que estaba en buenas manos y que no iba a ser menospreciado (de la carta del 19 de diciembre del año 1988).

Estando en el desierto de Glinsk, Tijon debía cumplir su obediencia en el taller de pintar iconos, bajo la supervisión del monje Serafin Amelin quién después de la segunda guerra mundial fue superior del renovado desierto de Glinsk.

En su autobiografía el padre escribía: "Estando en el desierto de Glinsk estudiaba en la escuela de pintura, en los cursos para misioneros y cantaba en el coro de la iglesia."

La mayoría de los que habitaban en el convento por su situación social eran campesinos, algunos analfabetos, más en la vida en el convento se traslucía la inclinación de cada uno, por uno u otro oficio y la obediencia. A menudo estos dones se revelaban en su totalidad, y con los esfuerzos de simples monjes se lograba la creación de magníficos templos, se pintaban (escribían) iconos. Había gente en el convento con estudios mundanos superiores. Tuvo mucha influencia sobre el novicio Tijon el misionero del monasterio, hieromonje Abel. En el alma del joven asceta cultivó el amor a los libros, a la música, el arte con un permanente ansia de autoperfeccionamiento. El padre Tavrión recordaba: "En el desierto de Glinsk vivía el hieromonje Abel, quien tenía una armónica , quién reuniendo a los jóvenes les decía: "Miren, como hay que cantar." (del sermón del 17 de mayo del año 1976).

En tiempos de la primera guerra mundial Tijon era novicio y fue llamado a las armas cumpliendo sus obligaciones en la cocina del cuartel. Muchos años más adelante, siendo padre espiritual del desierto Spaso-Preobrazhensky en Riga, el Starez admiraba la Voluntad Divina que lo había llevado a servir en Letonia, donde ya durante la campaña militar había estado.

Al finalizar las acciones militares Tijon regresa al convento propio. En Rusia ya después de la revolución de octubre, rápidamente cambiaban las estructuras sociales y las relaciones, en el poder había gente nueva con ideas nuevas. Comenzaron las persecuciones de la Iglesia, clausuras de monasterios, templos, persecución del clero.

Milagrosa salvación de la muerte.

A inicios del año 1920, mientras el monje Tijon estaba en el desierto de Glinsk, le sucedió un caso inusual, acerca del cuál en el año 1926 lo describió, dándolo para leer a sus hijos espirituales.

A los 22 años fue llamado para el ejército por el gobierno soviético y enviado a Kursk. Pero él declaró su total oposición al servicio militar y temprano en la mañana se fue de Kursk, caminando por las traviesas del ferrocarril de regreso al desierto de Glinsk. Muchos y diferentes peligros, hambre y frío sufrió el joven monje, paso a paso caminando cuarenta y cinco millas hacia su convento natal. La dificultad mayor se presentó en el final del camino en el molino del monasterio. El camino hacia el desierto pasaba cerca del río, atravesando un fangoso llano. Era primavera, época de deshielo. La comunicación con el convento se volvió peligrosa. Los monjes a cargo del molino le aconsejaron permanecer en el molino hasta que bajara el agua. Pero a todas las precauciones de los hermanos él contestaba: "¡Con mi Dios traspasaré hasta una pared!" Habiendo conseguido un viejo bote de madera y una larga pértiga en vez de remo se dirigió hacia una peligrosa navegación. En seguida el agujereado bote se inundó, por lo cual se volcó y se hundió bajo el hielo. Tijon quedó entre las aguas revueltas y témpanos de hielo flotantes. De pronto un témpano de hielo apretó sus botas llevándoselo bajo el hielo. Encontándose bajo el agua, se sentó apoyándose sobre algo. Reconociendo que estaba en las fauces de la muerte y creyendo firmemente en la palabra del Salvador: "En verdad, en verdad os digo: todo lo que pidan al Padre en Mi nombre les será dado... pidan y recibirán," el joven monje así rezaba al Señor: "Señor Dios por Tu amado Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, ¡Sálvame!" Rezó también a la Madre de Dios, Protectora del género humano y a los santos beatos de Dios: San Juan, San Nicolás — Milagroso, Gran Sufriente Mártir Bárbara, Gran Sufriente Mártir Demetrio, San Josué de Belgorod y Santísimo Serafín de Sarov. En esta situación pensó: "¡Bien Tijon! Este es el fin de tus obras y aspiraciones." Comenzando a pedir a Dios su salvación, prometiéndole no escatimar sus fuerzas y vida trabajando para Dios. Colocó los dedos para realizar la señal de la cruz y en esa posición esperó la separación de su cuerpo.

La ayuda, sin embargo, llegó. Fue salvado luego de permanecer cuatro horas en el agua helada. Lo llevaron al hospital del convento donde se durmió profundamente, despertándose en la mañana completamente sano. El superior del convento escuchando el relato de lo sucedido agradeció a Dios por la milagrosa salvación del monje diciéndole: "Recuerda, no olvides lo prometido a Dios."..

El padre no olvidó sus promesas: durante toda su vida, hasta el último suspiro trabajó para el Señor, sin escatimar ni fuerzas, ni salud, ni su misma vida. Acostumbraba a recordar un episodio de la vida de San Gregorio el Teólogo: como estando en un barco durante la tormenta, el beato, joven todavía, se dirigió a Dios en oración: "¡Que haces Señor! ¡De qué servidor te despojas!" Estas palabras del beato se avenían muy bien para el mismo padre Tavrión.

Con el obispo Pavlin (Kroshechkin).

"En el año 1920 por orden del metropolitano Nazario de Kursk y Oboiansk, superior Nectario, fue ordenado monje con el nombre de Tavrión" (de la autobiografia).

En otoño del año 1922 el gobierno clausuró el desierto de Glinsk, a los monjes los desalojaron. Diez monjes entre ellos el padre Tavrión encontraron alojamiento temporal en el convento de San Nicolás de Rilsk, donde era superior el obispo Pavlin (Kroshechkin). El obispo Pavlin acerca hacia sí a los jóvenes monjes de Glinsk, viendo en ellos grandes confesores de la fe, capaces de guardarla y protegerla a través de los años de persecución. El padre Tavrión y el padre Andronik (Lukash) se relacionan de cerca con el obispo Pavlin. De aquí en adelante acompañaron al monseñor en su servicio. El padre con veneración recordaba al obispo Pavlin, considerándolo gran santo de Dios: "Recuerdo las palabras de un hierarca a quien durante muchos años serví: "Oh,¡ Tavrión apresúrate! Si piensas hacer algo, apresúrate, ya que cada día nos espera la muerte." (Del sermón del 17 de mayo del año 1976, cita del libro " Toda la vida — es la Pascua de Jesucristo," Moscú año 2001).

Acerca de este tiempo Ana N. Milenin, una hija espiritual del padre escribe: "Conocí al padre Tavrión desde el año 1922-1923 cuando siendo joven lo trajo el obispo Pavlin del desierto de Glinsk, oficiando como hipodiácono y viviendo en lo del obispo. Tenía una voz muy linda, cabellos ondulados y largos. La gente lo llamaba a veces "angelito."

A fines del año 1922 el obispo Pavlin envía al padre Tavrión al monasterio de Novospasky de Moscú, donde él cumplía la obediencia en el coro, continuaba con la educación religiosa y terminó la escuela de dibujo y pintura." Además se preparaba para ser ordenado como hierodiácono. "Siendo joven y preparándome para la ordenación como diácono, me dieron como obediencia hacer tañir las campanas del campanario. En el campanario no había nadie. Solía, terminar de tañir las campanas — e ir al templo para practicar exclamar y hacer todo lo que correspondía hacer a un diácono. Aprendiendo y escuchando por todo Moscú y tratando de repetirlo todo. Escuchando a cuánto diácono bueno había en Moscú trataba siempre de que lo mío fuera mejor y más lindo. Trataba de esforzarme en perfeccionar mi voz para que fuera más límpida, agradable, suave. Tuve la oportunidad de tener a un maestro especial. Había terminado el conservatorio de música, era el director del coro del gran monasterio Alexandronevsky" (del sermón del 17 de mayo del año 1976, citado del libro " Toda la vida — es la Pascua de Jesucristo," Moscú año 2001).

En el año 1923 por orden del Rev. Patriarca y por el vicario de Moscú Boris, obispo de Mozhaisk, en el templo de Moscú de los Cuarenta Mártires, monasterio Novospasky, durante la celebración de la festividad de la Introducción en el Templo de la Santísima Madre de Dios fue ordenado como hierodiácono. Al ser clausurado el monasterio de Novospasky, regresó a la diócesis de Kursk y en el año 1925 el día de Pascua en el templo de Moscú de la Dormición de la Madre de Dios, por el obispo Pavlin, que temporalmente mandaba la diócesis de Kursk, fue ordenado hieromonje." Durante el oficio el obispo Pavlin bendijo al padre Tavrión para la celebración diaria de la Santa Liturgia, entregándole un antimins de campaña (paño de seda que contiene santas reliquias y se coloca sobre el Altar) con la indicación de oficiar: "donde fuere necesario."

Desde el momento de la ordenación el padre Tavrión ofició diariamente la Santa Liturgia.

En otoño del mismo año al padre Tavrión junto al monje de Glinsk Andronik y el moscovita Iván Kuvshinov, por orden del obispo Pavlin, fue a visitar a todos los obispos. Habían decidido proceder a una elección secreta del patriarca. La mayoría de los obispos consultados opinaban por el metropolitano Kiril Smirnov. En Diciembre del año 1926 fue arrestado el obispo Pavlin y prontamente — Iván Kuvshinov. En primavera del año 1927 el obispo Pavlin fue puesto en libertad y en otoño del mismo año fue enviado por el metropolitano Sergio (Stragorodsky) a Perm. En el año 1927 el abad Tavrión va a Perm, al lugar del nuevo cargo del arzobispo Pavlin.

En la Pascua del año 1929 el obispo Pavlin lo nombra al padre Tavrión archimandrita y lo nombra superior del templo de San Teodosio de Chernigov. Como lo recuerda Ivan Elisarov, quien de joven era sacristán en la iglesia entre los años 1927-30, con la venida del padre Tavrión la vida de la iglesia comenzó su ebullición. Oficios religiosos reglamentarios, cantados por todos los presentes, sermones frecuentes, la participación de los fieles en la vida de la iglesia la colmó de feligreses. En el tiempo libre el padre con los hijos de los parroquianos viajaba al río Kama para descansar y estudiar. Para no llamar la atención, vestía un traje civil, llevaba literatura religiosa que leía a los niños y explicaba lo leído. Cerca del arroyo los niños jugaban, se bañaban.

Los años 20-30 fueron años de duros pruebas para la Iglesia de Jesucristo. Durante las represalias era necesario encontrar la posibilidad de seguir la obra de Dios. El obispo Pavlin y los monjes de Glinsk con él reunidos entendían el espíritu ateo del tiempo. De la declaración del informante de la sección de Perm OGPU (policía secreta) del 19 de marzo del año 1930: "El obispo Pavlin en su interior a lo mejor era contrario al orden actual, pero exteriormente — estaba a favor de él. Al menos se burlaba de quienes esperanban que hubiera un cambio en el sistema de dirección." Entendían perfectamente los sacerdotes que cada día podía ser el último en sus vidas. Aumentaban las represalias. Las autoridades, enfurecidas por el derrumbe de escisión "renacimiento", procedieron a la total eliminación del clero, clausuraban los templos. Había muchos agentes informadores y provocadores. No dependiendo de la conducta del sacerdote, apolíticos totalmente, pero los agentes de los órganos de castigo debían ganarse su pan diario. Fabricaban acciones con mentiras, acusaciones, denuncias.

En el otoño del 28 de octubre del año 1929 el joven archimandrita Tavrión fue arrestado. Lo culparon por agitación antisoviética, aunque la verdadera causa de su arresto era su lucha contra los "renovadores" que usurparon el templo de Teodosio de Perm. El archimandrita Tavrión no solo logró recuperar el templo sino hasta hacerlo un baluarte ortodoxo. Junto a él fueron arrestados el sacerdote Nicolás Dolgushin y el mayordomo de la iglesia Alexei Zhapolsky. El archimandrita Tavrión no se consideró culpable: y declaró en el sumario: "No soy culpable de la agitación del gobierno soviético, y no acepto ninguna acusación acerca de reuniones con los feligreses, habiendo estado en los domicilios de los feligreses solo con fines religiosos. La acusación presentada en contra mío la considero elaborada y la acepto solo como prueba de martirio por Jesucristo-Salvador " (Archivo central del trabajo Federal de seguridad, asunto No. P-8887). El padre Tavrión se declaró en huelga de hambre, exigiendo el restablecimiento de la legalidad. Las autoridades estaban preocupadas, no era común tener relación con tal tenaz opositor. La acusación de agitación antisoviética en el año 1937 era penalizada con un castigo superior — ejecución--, sin embargo, en el año 1929 el Colegio del OGPU dictaminó para el archimandrita Tavrión Batovsky tres años de prisión en campo de concentración —"como cumplimiento de trabajos, sujeto al servicio militar, en la construcción del combinado químico de Berezniky (de su autobiografía).

En reclusión.

El archimandrita Tavrión pasó en cárceles, campos de concentración y exilios más de veinte años.

Cierta vez, explicando en un sermón el significado del sacramento de la confesión, el starez relató un episodio de su vida de la cárcel: "Estábamos acostados bajo las tarimas. Había mugre, escupidas, injurias. Nosotros estábamos plácidos como en el paraíso. El (un preso) me susurra al oído:"¡ Padrecito, que feliz soy al tener la suerte de estar aquí! Yo se, que mañana nuevamente me van a atormentar, interrogar, que no voy a salir con vida de aquí. Más no le temo a nada, pues por primera vez alivié mi conciencia ."..(monja T.).

El primer período el padre Tavrión lo pasó en Vishera. Fue el primer campo de concentración soviético, donde se aplicaba una severa reeducación. La mayor parte del tiempo el padre Tavión lo pasó en trabajos generales: excavación de canales, en tareas de cortes forestales, a veces lo salvaba su conocimiento artístico. Cuando en el campo de concentración se necesitaba un artista, lo liberaban de las tareas generales. Pero los trabajos forzados arruinaron la salud del padre Tavrión. Hasta el final de su vida tuvo hernia y llevaba un vendaje protector (la operación fue hecha en el año 1972) perdió casi todos los dientes, se enfermó de stenocardia y hipertonía.

Los años vividos en cárceles, campos de concentración y exilios el padre Tavrión los considera como tiempos de penitencia por Cristo, como una "prueba en el sufrimiento por Jesucristo Salvador." Años de sufrimientos, privaciones, pérdidas, eran recordados por el starez como tiempo bienaventurado por caminar detrás de Cristo hacia el Gólgota y Su gloriosa Resurrección. "Hubieron momentos: cuando al llevar una carretilla, totalmente sin fuerzas arrodillándome, decía: "¡Gloria a Ti, Señor, durante los días de Tu Pascua llevo esta carretilla! ¡Qué agraciado soy, cuán agraciados mis padres que me dieron la vida, y yo, por la verdad de Cristo, por la Iglesia, por la palabra de Dios, por la vida de cristiano, estoy muriendo aquí! ¡Que alegría interior! ¿Piensan que solo aquí se puede vivir la Pascua? Tal vez en la cárcel, bajo las tarimas, es más solemne, o exiliado en alguna fosa excavada viva... ¡Maravilla! (Del sermón de la Semana Santa en el año 1976, citado del libro "Toda la vida — es la Pascua de Jesucristo," Moscú, año 2001).

El padre Tavrión recluso no olvidaba a sus hijos espirituales: Se citan mas abajo cartas del archimandrita Tavrión dirigidas a los hermanos Vania, Misha y Shura Elizarov, escritos durante el primer arresto y reclusión del padre en Perm.

¡Queridos hijos! Con alegría recibí de que ustedes protegidos por la Providencia Divina están sanos y salvos. Créanme que desde aquél triste día en que fui alejado de todos ustedes y recluido en el campamento, pero con el espíritu y en el corazón sincero siempre estuve con ustedes y no solo recordando sus nombres en mis oraciones sino en todos los tormentos y dificultades los llevo en mi corazón. Recuerden las palabras del Señor, dichas por mi ante ustedes repetidamente: "El buen pastor deja su vida por su rebaño."

Agradezco a mi Dios, a Quién sirvo desde mi niñez, por haberme dado la tan maravillosa realización de mi servicio pastoral en el glorioso templo de Feodorovsky. Espero que todo lo visto y oído en nuestros solemnes oficios religiosos, permanecerán vivos durante mucho tiempo en los corazones de las gentes.

Buenos hijos, ustedes son felices y bienaventurados han participado en esas solemnidades que con tanto fervor y voluntad compartían conmigo en las oraciones por todos los felices como por los desgraciados. Ustedes vieron y escucharon de lo que ahora muchos, muchos niños están privados y alejados. Realizando solemnes oficios religiosos en templos adornados tan majestuosamente con flores, con ello trataba de no olvidarme de ustedes, queridos hijos y dedicándoles tiempo para delinearles durante su santa juventud luminosos y nobles impulsos los que en su madurez y vejez puedan recordar como los mejores sentimientos y vivencias del maravilloso período del reinado de la niñez.

¡Querido Vania! Tu como el mayor entre iguales y carnales hermanos, sé ejemplo en tu proceder cuidadoso con los menores, ayuda a tus padres en su educación; tú, como los otros hermanos traten de comportarse de manera tal que sean alegría y consuelo de sus padres. Hijos, observen la vida de sus padres y verán cuánto se preocupan ellos por ustedes, tratan de vestirlos adecuadamente, darles de comer y darles adecuada educación e instrucción. Conscientes de todo eso no solo deben alejarse de cualquier desobediencia, sino mostrar en todo su tesón y veneración ante su santa paternal preocupación.

¡Buen Vania! En días de nuestras reciprocas oraciones pude observar las grandes y nobles facetas de tu carácter que se caracterizaban por sobremanera en la atención que prestabas a todo lo que estaba sucediendo.

Queridos hijos, Vania, Misha y Shura, conserven el tesoro de la santa fe, sean siempre fuertes y consecuentes, recen a Dios. El escucha especialmente las oraciones de los niños y por las oraciones de la niñez a menudo el Señor las conserva hasta los años de madurez para los momentos de súbitos peligros y maldades. El Señor es generoso hacia la oración de los niños y rápidamente cumple sus pedidos. Traten de permanecer más tiempo en casa, lean algo útil, y mantengan el orden en la economía y los cultivos de la casa.

Les recuerdo el mandamiento de Dios "amaos los unos a los otros," traten de educarse los unos a los otros y ayudarse — con respecto a los demás sean considerados y respetuosos, eviten groserías y arrogancias. Con todas las fuerzas de su corazón respeten y estimen a sus padres, por su obediencia y amor hacia ellos, el Señor los agraciará en el camino con bienestar.

Pido saluden a sus queridos padres, al padrecito y a la mamita y a todos los que viven en la casa, saludos a Bárbara y esposo.¡ Que Dios los bendiga!

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El archimandrita preso Tavrión

¡Muy estimados y queridos jóvenes

Vania, Misha y Shura!

¡Mis queridos hijos! Les envío mi más sincero saludo desde el lugar de mi reclusión, oigo que su fidelidad es segura y permanente, estoy profundamente agradecido por sus preocupaciones hacia mí y por su misericordia cristiana y sobre todo por su joven y sensible reconocimiento y amor.

¡Queridos hermanos! Aunque esté lejos de ustedes y desde hace casi dos años fui retirado de su ambiente, con el espíritu, el corazón y la oración estoy junto a ustedes. Mi separación no solo no me separó de ustedes sino que me elevó aún más y profundizó aún más mis deseos añorando ahora solamente — pasar el resto de mis días dedicado a la educación verdadera — cristiana de los niños cristianos.

Queridos hermanos, con compasión paternal veo cuantas tentaciones y obstáculos hay en vuestro joven camino que quieren arrancar lo más querido y feliz de sus corazones — la fe y la inocencia Recuerden, queridos que Jesucristo — es vuestra vida, profundicen en la palabra del Evangelio y verán y percibirán cuán alegre, pacífica y feliz es la vida, desarrollada sobre la verdad Evangélica.

Vivir la vida cristianamente — significa ampliar y engrandecer interiormente la vida de nuestra existencia, nuestra personalidad, ya que cada cristiano por bondad de Jesucristo está llamado a semejarse a San Pablo quién dijo: ¨Seméjense a mi, como yo a Jesucristo. ¨ Aun hay un medio para adquirir la vida Divina por nuestro corazón — la oración. Les pido, mis queridos, mientras son jóvenes y puros, esfuercen y fortifíquen la oración, pero rezando como les enseñó nuestro Señor. El Señor dijo: Cuando rezas, entra en un lugar cómodo, cierra las puertas y reza a Tu Padre en secreto — recóndito. Y Tu Padre, viendo lo recóndito te dará Su evidencia. Recen por el buen éxito en sus estudios ya que solo Dios es la fuente de la inteligencia y Conocimiento, recen por la dicha de sus padres y de toda su familia, recen hasta por sus vínculos conmigo pues pronto seré vuestro tributo. Pido saluden al papito y a la mamita,¡ el Señor les dé sabiduría y protección! Quisiera escribir mucho más para seguir recordándoles, pero lamentablemente no tengo tiempo.

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encarcelado archimandrita Tavrión

En las catacumbas.

Cumplido el tiempo de "trabajo obligatorio" el archimandrita Tavrión llega a Kaluga. No hay posibilidades de servicio religioso oficial: casi todos los templos están cerrados. En esta etapa el padre Tavrión comienza la vida de catacumbas. En esta etapa él formó una red de comunidades secretas y recorre toda Rusia. Tuvo que cambiar repetidamente su lugar de residencia — porque le avisaron que lo esperaba una detención próxima. El padre Tavrión trató de visitar al arzobispo Pavlin quien todavía estaba en los campamentos de Marinsk, más tuvo resultado negativo (sacerdote Chesnokov "Desierto de Glinsk y sus starzi").

El padre consigue un trabajo civil. "Desde el año 1933 hasta el año 1938 trabajó en la ciudad de Kaluga en la construcción del "palacio de la cultura" como pintor — artista. Desde el año 1938 al 40 trabajó en la ciudad de Kursk en los establecimientos de construcción en las montañas como artista — pintor" (de su autobiografía). Vive en casa de hijos espirituales adeptos. A.N.Milenina recuerda: "El padre Tavrión trabajó primero en Kaluga, luego en Kursk como artista — pintor y vivía en mi casa. Junto a otro sacerdote el padre Eugenio Zabashta (monje) también del yermo de Glinsk. El padre Tavrión oficiaba la Divina Liturgia y en vísperas de fiestas importantes — vigilias. Se levantaba a las tres o cuatro de la mañana, luego de la Liturgia tomaba te e iba al trabajo. En casa no tenia ni un momento libre: leía, pintaba, rezaba. Vivió en mi casa unos cuatro años luego de lo cual fue arrestado, y luego de tres semanas, me arrestaron a mi y al padre Eugenio" (de la carta del 11 de setiembre del año 1989). "Era en los tiempos cuando no había iglesias, cuando teníamos que ser obreros y al mismo tiempo cumplir con las obligaciones sacerdotales, yendo de casa en casa realizando los Sacramentos para los creyentes. Estando en cautiverio ¿piensan que dejaba de oficiar la Liturgia? ¡No! En cualquier rincón perdido, pozo, se realizaba la Liturgia. Se podría no haber hecho esto, ¿mas porqué lo hacia? Porque sentía en mi el llamado de Dios, conocía la historia de la Iglesia, de la vida de los santos y como se comportaban y procedían durante hazañas difíciles. Esto no pasa de lado por mi conciencia, trataba de ser un devoto como ellos, trataba de proceder como ellos. Ninguna circunstancia me privaba de Palabra de Dios, ni de la oración, ni del Cáliz de Jesucristo. Al contrario. Ahora en solemnes y venerables circunstancias oficiamos servicios religiosos, pero han habido tiempos que en cuevas con goteras por todos lados, humedad — se realizaba la Divina Liturgia... ¡Oh, Señor! ¡Así es la cueva, madriguera en la cual Has nacido!" (Del sermón del 27 de setiembre del año 1976).

El archimandrita Tavrión se mantenía en contacto con el obispo Pedro (Dimitrio Feodosijin) quien fue secretamente consagrado a principios de los años 30 y estaba en situación ilegal.

El obispo Pedro (Dimitrio Feodosijin) nació el 11 de febrero del año 1867 en el pueblo de Tubos. En el año 1907 fue ordenado sacerdote. En el año 1921 fue arrestado y estuvo recluido nueve meses, y en el año 1926 lo arrestaron por segunda vez. En el año 1935 fue ordenado secretamente obispo, desde este momento se encontraba en situación ilegal. Viajaba por los pueblos organizando y manteniendo comunidades particulares. Cuando lo arrestaron en Vologda (el 23 de diciembre del año 1939) tenia 71 años — (según el libro de S.S.Bichkov "Tres justos").

Mientras tanto las autoridades no dejaban de lado al "ex servidor de culto." Al caso se iban agregando nuevos testimonios. Pasaron 10 años desde el arresto del padre Tavrión en Perm y la OGPU local continuaba con la investigación. En el interrogatorio del 22 de nov. del año 1939 al sacerdote Pianij Dimitrio le preguntan: "¿Porque oculta su relación con el ex archimandrita Tavrión Batozhkin y obispo Kroshechkin Pavlin?"

Finalmente el caso estaba terminado, el 27 de diciembre del año 1940 continuó con un nuevo arresto. Esta vez la investigación estudió detenidamente la relación del archimandrita Tavrión; los investigadores se pusieron como meta: desenmascarar un agrupamiento antisoviético. En el caso había doce personas. Entre ellos — el obispo Pedro (Fedosijin) arrestado en el año 1938, con otros sacerdotes y civiles. En el interrogatorio del 12 de febrero del año 1941 el archimandrita Tavrión respondía: "en los encuentros secretos demostrados con el obispo Dimitri (los soviéticos lo llamaban como decía en el pasaporte — Dimitri) yo no ocultaba nada dijo el, en el primer encuentro en el año 1939 en Perm en la casa de Sintsovoy, como también de los encuentros en Kaluga en mi casa en el mismo año 1939." (El obispo Pedro fue arrestado en Diciembre del año 1939 parecería que la cita del año 1939 era un error de la memoria).

Pregunta: "¿No ha relatado aun a la investigación acerca del contra-revolulcionario S.B., acerca de lo recibido por usted del obispo secreto Dimitrio ?" Respuesta: "Yo no he recibido de él nada." Pregunta: "Mantiene su obstinación. La investigadora está en conocimiento que en la organización de iglesias ilegales y para la organización de grupos ilegales antisoviéticos eclesiásticos recibía ordenes del secreto obispo Dimitrio. Le agradecemos darnos sinceras pruebas."

Respuesta: "No he tenido directivas directas en la organización de iglesias ilegales de Dimitrio, pero yo sabia que Dimitrio era un obispo secreto y que recorría ciudades del Soviet organizando secretamente iglesias ilegales con el servicio de oficios religiosos Dimitrio sabia que yo también estoy en la organización de la formación de iglesias ilegales con el cumplimiento en ellas de servicios religiosos. Sabiendo esto Dimitrio aceptaba mis actos y me daba ordenes de seguir en esta causa. De esto hablábamos en el año 1939 en la ciudad de Kaluga cuando nos encontrábamos."

El padre Tavrión me contaba (S.B.), que la reclusión de medio año en la cárcel de Kazan le fue muy penosa. No solo porque se encontraba solo, al contrario, la reclusión solitaria le trajo una gran alegría — todos los días realizaba la Santa Liturgia. Nadie lo molestaba. Explicaba la pesadez de esta reclusión así: " Tenia que salir del paso y mentir, en los interrogatorios, para no delatar a otras personas." En Kaluga con el vivía un hieromonje Eugenio (Zhabashta) quien había sido arrestado antes. En los interrogatorios él contó quien venia a Kaluga y Kursk, que tipo de conversaciones se llevaban. Por ello al padre Tavrión le fue muy difícil en los interrogatorios. Mas hay que creer que el primer encuentro con el obispo Pedro fue en el año 1938. Lo mas probable que se hubieran conocido antes. En el interrogatorio el padre Tavrión aceptó que por el fueron instituidas iglesias secretas — una en Kaluga, cinco en Perm y una en Kursk. En una de las entrevistas con el obispo Pedro detalladamente relató el hieromonje Eugenio y sus aseveraciones fueron homologadas al padre Tavrión:

Pregunta: " Se le homologa lo declarado por el arrestado Zhavasht Eugenio — Efim Alexeievich, presente en este encuentro: ¿Confirma usted esto?"

Respuesta: "Si en el encuentro mío con Dimitri en presencia de Zhavasht realmente consideramos la relación del gobierno soviético con la religión y la iglesia y opinamos que el gobierno soviético reprime la religión y al clero y no permite realizar la labor eclesiástica libremente...."

La investigación finalizó el 14 de marzo del año 1941 con doce personas condenadas. El archimandrita Tavrión por hechos contra la revolución y contra lo soviético según el articulo 58, 10-12 fue condenado a ocho años de reclusión cerca de Tavda (según el libro de S.S.Bichkov" Tres justos").

Nuevamente en prisión, el exilio.

El campamento estaba en la provincia de Sverdlovsk, Turinsk. Al principio hacía trabajos generales en explotaciones forestales, luego como pintor en la parte educativa cultural del campamento. Y nuevamente, a pesar de todo, realizaba el servicio diario de la liturgia.

"Por el excelente trabajo y por puesta de cuentas de días de trabajo fue trasladado antes del plazo establecido en agosto del año 1948 a Kazajstan donde permaneció en Amangueld desde el año 1948 al 1949; en Upitsk desde el año 1949 al 1950; en el poblado de Feodorovsk de la región de Kustanaisk, desde el año 1950 hasta abril del año 1956. Durante todo el periodo del destierro trabajó en establecimientos del gobierno "Adelante" en calidad de pintor (de su autobiografía).

Del campamento al lugar del exilio lo trasladaron en un vagón de carga junto a alemanes exiliados de las cercanías del Volga. Durante el viaje trató de suicidares una mujer separada de su esposo e hijos. El starez logró salvarla (sac. Cheznokov, "el yermo de Glinsk y su starez").

En la ciudad de Feodorovsk, región de Kustanaisk, el padre Tavrión logró trabajar en un rinconcito como pintor. Al principio vivió en ese rincón rojo, y pintaba carteles. Como siempre diariamente realizaba la liturgia temprano en la mañana mientras todos dormían. Después de un tiempo, excavó una cuevita en la tierra y se trasladó allí...

En Feodorovsk le ayudó su aptitud pictórica. A pedido de un poblador pintó sobre la estufa un gran gallo de colores. Ciertamente todos quisieron tener uno igual.

En las cercanías había un templo al que él concurría más, no participaba en los oficios religiosos. Una de las monjas que estaba ahí, recordaba: "Llegando por la tarde al templo se ubicaba siempre en un rinconcito y cuando era necesario acercarse a la unción con óleo — se daba vuelta y se retiraba. Nadie sabia — quien era él, aunque muchos ardían en deseos de saber quién era, por curiosidad. Todos pensaban que el padre Tavrión era "de fe antigua" porque no se acercaba al sacerdote durante las vísperas para ungirse" — (archivo — S.V.)

La situación de un deportado no se comparaba con la situación de un recluido. A un deportado se exigía vivir en una zona indicada, con controles periódicos, tenencia de trabajo. Estaban permitidas las visitas de los cercanos. Por ello al sacerdote desterrado lo visitaban sus hijos espirituales, enviándole remesas con productos alimenticios y algo más imprescindible. Relata V. Puchkova quien dedicó muchos años ayudando al padre en el destierro. "Yo trabajaba en el banco y una conocida me pedía conseguir ropa de abrigo para un desterrado, lo cual logré cumplir a través de unos "incasatores." Esto sucedió en el año 1954-1955 y para quién era la ropa — no sabia. Terminado el destierro el padre Tavrión, pasando por Moscú se interesó por la persona que le había proporcionado la ropa, deseando encontrarse con esa persona. No sabiendo ello yo fui a la casa de mi conocida para relatarle de mi compra y allí conocí al padre."

En la última etapa del destierro el padre la recordaba con tibieza. La manera como se presentaba la existencia permitía la realización de oficios religiosos, permitía tener tiempo para la oración, la lectura de la Palabra de Dios. Para un monje que gustaba el aislamiento, de la vida de celda, todo esto tenía su lado positivo. Por ello cuando en el año 1956 cesó la represión, ante el sacerdote se planteó la cuestión: ¿Permanecer en el lugar, en las catacumbas — o incorporarse al servicio de la comunidad? Como confesor verdadero, eligió lo último, pero permaneció relacionado con Letonia. Los fieles de las catacumbas llegaban a su desierto y hasta llevaban la comunión para los enfermos desde allí.

El último lugar de su destierro era la población de Feodorovskaia donde el padre trabajaba como sereno en una escuela. Los últimos años en el yermo de Spaso Preobrazhensky el padre sufrió por causa de las monjas del convento, por no comprenderlo, por la agresividad de ellas, por sus permanentes denuncias. Cuando lo ofendían, él decía: "¿Porqué estoy sufriendo aquí con ustedes? ¡Qué bien vivía en el destierro: tarde en la noche todos dormían, mientras yo sólo, rezaba a Dios!" (Hermana T.).

El 23 de setiembre del año 1955 el archimandrita Tavrión envió una carta al ministerio de relaciones interiores con el pedido de revisión de su caso. Al año llegó la respuesta — resolución del Consejo del Juzgado Superior: "Todos los que fueron juzgados son castigados porque siendo contrarios al poder Soviético sistemáticamente a lo largo de varios años utilizando prejuicios religiosos de los más atrasados de la población, a través de sermones actuaban en forma organizada para propaganda antisoviética, orientada a desacreditar la política de partido y del poder Soviético y sus obras... Las acciones de los castigados fueron por la difusión de cánones religiosos...que no tenían como destino la demolición del poder Soviético, o su debilitamiento o su entorpecimiento. Por eso en las acciones indicadas el delito contra la revolución estaba ausente, no existía...

En el año 1956 de todos los 12 condenados por este asunto quedaban nueve personas. El 19 de marzo del año 1956 se anuló la represión y el padre Tavrión regresó a Perm (S. Bichkov "Tres justos," 1998).

Abad del yermo de Glinsk.

En abril del año 1956 el archimandrita Tavrión llega a Perm, "al último lugar de mi servicio a la iglesia y lugar de mi sumisión canónica al Poder Diocesano."

Ya en febrero del año 1957 a pedido del anciano superior sji-archimandrita Serafin (Amelin) y los starez del convento de Glinsk, el padre Tavrión fue nombrado superior del convento.

Antes de la clausura en el año 1922 el yermo de Glinsk, rodeado por un muro de piedra, constaba de cinco iglesias separadas y cuatro iglesias caseras, un campanario y más de treinta edificaciones. A fines del siglo 19 en el convento de Glinsk habían setecientos habitantes, incluyendo a los novicios, quienes eran la mayoría. El yermo no tenía ayuda de la comunidad, se arreglaba con las entradas propias.

A inicios del siglo XX en el yermo fue organizado un círculo misionero donde participaban más de 30 monjas. Algunos escribían artículos editados por el convento en forma de folletos; otros realizaban sermones para la gente. Las enseñanzas se leían en las iglesias, durante la liturgia, como también en el hospedaje del monasterio, en el comedor y hasta en el jardín del monasterio. Los que deseaban, con la bendición del convento, obtenían gratuitamente libritos, hojas e imágenes en papel. Junto al yermo funcionaba la Casa de laboriosidad, donde se enseñaba a los hijos de los campesinos algún oficio. Hacia el año 1916 se contaban hasta cuarenta adolescentes. Los monjes eran los maestros. Generalmente se nombraba a un monje — educador, quien vivía junto a los niños, en días de ceremonias los acompañaban a la iglesia. En el lugar de la recepción para el exterior convergían los habitantes pobres de las poblaciones cercanas, así como peregrinos — en oración, a lo largo del año pasaban por allí hasta 32 000 personas. Gratuitamente se les ofrecía la comida del monasterio durante tres días, medicamentos, ropa y calzado en lo posible.

La caridad exterior iba en aumento y se expandía en un ambiente de crecimiento interior devoto. El estatuto del yermo de Glinsk fue confeccionado por el abad Filaret a semejanza del estatuto del Monte Athos. Las vísperas se realizaban a medianoche y a mitad de la primer hora la vigilia nocturna que continuaba hasta las 4 y media de la mañana. En el monasterio se realizaban dos Liturgias, una temprana y otra tardía, cuatro veces por semana se rezaba el akafist...

Para el momento de la dirección del padre, de la gloria habida en el yermo no había quedado ni rastro. La ola del terror rojo barrió de la faz de la tierra no sólo a los monjes, sino hasta los templos y edificios. Hacia el año 1942 se mantenían solamente seis construcciones medio destruidas, el único templo que permanecía era el del hospital y el ex edificio del arzobispo; las iglesias y el campanario fueron destruidos con explosión.

En el convento había cerca de 60 habitantes, solo la quinta parte pertenecía a la hermandad de antes de su clausura en el año 1922, el setenta por ciento de la hermandad lo componían monjes de más de 60 años; inválidos, en el año 1958 — había 26 personas. Además de esto se debía pagar grandes impuestos: con dinero y con productos de la naturaleza.

El estatuto del yermo fue cambiado, aunque se mantenía muy severo: el oficio de la mañana comenzaba a las cuatro de la mañana con la vigilia nocturna, luego de la sexta canción del canon desde el amvón se leía el Prólogo y luego — la liturgia. Durante la liturgia sólo permanecían los monjes con manto (la cual se designaba según se iba avanzando en el grado de sus votos y su humildad) los demás iban a cumplir con los quehaceres u obligaciones (sacerdote Cheznikov "el yermo de Glinsk y su starez ").

A mediados de los años 50 la gloriosa existencia del convento nuevamente se expandió por el país. Venían allí para rezar, para recibir apoyo espiritual de los starez. Los peregrinos proveían al convento de todo lo necesario. Algunos habitantes consideraban que el convento — era el lugar piadoso para pasar el sosiego después de las cárceles, campamentos y padecimientos por ellos sufridos.

Con humildad asumía el archimandrita Tavrión la pesada carga de párroco de su querido convento. El sentido de su servicio lo veía el padre en el renacimiento del espíritu asceta, en el restablecimiento del estatuto del servicio religioso y monástico y en el renacer de las celebraciones religiosas de medianoche.

El nuevo párroco ansiaba reiniciar la labor misionera del convento, llamando a la hermandad a aunar esfuerzos no sólo para su particular salvación sino para la salvación de las almas de sus coteráneos.

Pero al celo del nuevo abad se opuso la hermandad del convento. No muchos podían soportar la vida de trabajo y ayuno hacia la cual tendía el padre Tavrión. El asceta archimandrita Andronik (Lukash) viviendo en ese entonces en el monasterio explicaba este problema surgido: "El padre Tavrión cayó del cielo, la vida ahora es otra." Llovieron quejas al arzobispo director por la severidad del superior, su "auto-ordenamiento" el archimandrita Tavrión explicaba a los hermanos y a la superioridad sus intenciones y su concepción de la vida monástica. Se conserva un magnifico documento — carta en la cual el padre invoca las razones que lo inducían a renovar en el convento los oficios religiosos de medianoche.

La pretensión del archimandrita Tavrión, superior del yermo de Glinsk, de hacer renacer el estatuto del convento se encontró con la oposición de los habitantes. En la carta que se transcribe a continuación el padre Tavrión explica la resolución de realizar la vigilia nocturna a las 12 de la noche (cita según el libro "Toda la vida — es la Pascua de Jesucristo," Moscú año 2001).

"Lamento profundamente de que ahora todo se rebaje de manera tal que nosotros los habitantes del yermo de Glinsk nos veamos privados de la Gracia Divina de la 12ª hora para la realización de la vigilia nocturna. El único santo celo era y es en que con ello comenzaba el perfeccionamiento de la moralidad de los habitantes del convento, tanto en la auto — negación interior como en el mejoramiento del orden exterior y en la distribución de la labor.

La fijación de la realización de la vigilia a las doce de la noche es por un principio fundamental del Estatuto Filaret de Glinsk aprobado por el Santísimo Sínodo el doce de mayo del año 1822 lo cual se cumplía rigurosamente antes de la clausura del convento.

Personalmente yo desde la edad joven de trece años, inicié el comienzo de la vida de monje en el desierto de Glinsk y lo viví por experiencia propia y se muy bien cuan valiosa, indispensable y gloriosa es la hora 12 de la oración nocturna. Las vivencias durante muchos y largos años de increíbles padecimientos aumentaban más el celo por la bendición de la hora de la medianoche, para oración. Llegó el día en el que me encontré, en el querido convento, donde todo se ubicó de tal manera que santamente renació la hora 12 de la oración de medianoche.

¡Solemnísima aparición en el mundo — el Nacimiento de Jesucristo Salvador, se realizó a medianoche! El vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos a medianoche — como lo atestigua el Santo Evangelio y como lo sostenía y lo sostiene la Santa Iglesia. Permaneciendo y homenajeando esta fe nosotros con temor venerable cantamos: "¡El Prometido viene a medianoche y bienaventurado al que encuentre vigilante!" En esto está el principio de la verdadera idea de la vigilia de las 12 horas de la noche.

En estos momentos nuestro convento está más abastecido materialmente que entonces y el conjunto de sus habitantes no es más débil que los de aquellos tiempos. El agradecer al pueblo ruso ortodoxo la fidelidad a la Ortodoxia y el mantenimiento de la santidad de nuestra Iglesia Ortodoxa Rusa nos obliga al cumplimiento de los estatutos establecidos. Viviremos felices sin reprocharnos, que la Iglesia Ortodoxa Rusa desde antiguo gloriosa por su abnegación al orden de la oración y por la belleza de sus servicios a Dios ahora esté entre los ilimitados límites de la patria y no se encuentre ni un monasterio donde evangélicamente, devotamente se reciban las 12 horas de medianoche.

Las labores que realizaban los que habitaban el convento anteriormente indudablemente que eran superiores y mas trabajosas que ahora, la alimentación era más pobre y limitada, trabajaban a diario y todos sabían bien el tiempo y su lugar de trabajo, respondían por su trabajo, todo se hacía con diligencia. Ahora a excepción de pocos hacen el trabajo de tal manera que eso no se puede llamar trabajo. Se duermen durante la vigilia, eso no es por la labor ni por el cansancio sino por la falta de interés y por desgano... Así también en otras manifestaciones de la vida de la hermandad, como por ejemplo: obediencia, corrección, las labores, en las lecturas se visualiza la ausencia de celo y dedicación.

Nuestros peregrinos muestran un buen ejemplo. Antes de las campanas anunciantes para los oficios religiosos, ya esperan en el atrio la apertura de la iglesia y gozan con los cantos de la medianoche: ¡"El Prometido viene a medianoche, y bienaventurado al que encuentre vigilante!" El rezo de medianoche de los monjes de Glinsk se esparció lejos con lo cual se reinstaló la santa tradición del yermo de Glinsk.

Antes el monje no podía atreverse a tener un asueto o día libre y ahora cada uno cree tener el derecho y la posición jerárquica para pedir permiso para ausentarse, ahora luego sin comunicarme nada y recibir el permiso de la dirección de la Diócesis pueden salir de vacaciones. La mayoría de las vacaciones se reglamenta como un viaje para tratamiento. La inalterabilidad del estatuto de Filareto de Glinsk la vemos en el hecho de los votos monacales y el mismo sentir de la oración ya que ella es la exteriorización de nuestro amor a Dios y la necesidad de los valores divinos de nuestro espíritu inmortal ya que depende totalmente de la buena voluntad de cada hermano, que por la fuerza, a nadie y a ninguno se obliga.

Particularmente yo, como superior, teniendo el deber del amor ante los hermanos y debiendo responder ante Dios por cada uno, debo por todos los medios en mi poder y las fuerzas físicas y con todo lo que tengo externamente obrar para la protección y aplicación de lo que mis antecesores legaron cuando estaban en el ejercicio del santo convento de Glinsk, siempre entre las márgenes de obediencia al obispo.

Escribo ante Dios que mi celo por defender la vigilia de la oración de las 12 horas de medianoche es consecuencia de los principios monacales de auto-renuncia y responsabilidad ante la Iglesia Ortodoxa Rusa.

¡Que sea según Tu voluntad!" (Lucas 22:42).

Superior del yermo de Glinsk

Archimandrita Tavrión.

Pero la paz ansiada no llegó. Por recuerdos de hijos espirituales visitantes, en el yermo de Glinsk hubieron intentos de segar la vida del superior por parte de los habitantes jóvenes malvados. Por esta situación en enero del año 1958 trasladan al padre Tavrión al convento de Pochaiev y prontamente el arzobispo de Ufa Sterlitamaksy Hilarion lo designa superior y encargado de la restauración del templo de la Protección en Ufá.

Durante el corto plazo en el que estuvo el padre Tavrión en el yermo de Glinsk estuvo también el novicio Zurbenko (futuro arzobispo Lázaro). La policía se oponía a su estancia en el convento y lo tenía amenazado, pero el superior, padre Tavrión hacía lo posible por ubicarlo en el convento y al poco tiempo el padre Tavrión tuvo que dejar el cargo. También se fue de Glinsk el novicio Zurbenko.

En el año 1961 a los tres años del destierro del padre Tavrión, el convento nuevamente fue cerrado y sus habitantes dispersados. El convento se utilizó como sanatorio de enfermos siconeurológicos. Y solo los árboles de magníficas alturas, de tiempos idos plantados por monjes, recuerdan el glorioso y majestuoso yermo de Glinsk.

Acerca del servicio pastoral del padre Tavrión de este periodo, lo explica mejor el pedido de los feligreses del templo de la Protección, enviado al obispo Nicon de Ufa. El padre se dedicaba a las tareas de la parroquia y era secretario de la diócesis. El obispo Nicon describe de esta manera al archimandrita Tavrión al presentarlo como candidato a obispo: "El archimandrita Tavrión Batozky como monje — es humilde, de moralidad intachable, piadoso, temeroso de Dios, ayunador, orador, muy bondadoso para las necesidades humanas, sensible, caritativo; como administrador — justo y severo, buen administrador muy ocurrente. Por sus incansables preocupaciones y esfuerzos fueron rebuscados todos los medios económicos, y con la misericordia de Dios el templo de la Protección de la Santísima Madre de Dios en la ciudad de Ufa fue restaurado y muy bien ornamentado."

En la reunión del Sínodo del P.M. del 24 de marzo de 1960 se consideraron las cualidades de los candidatos para los cargos de obispos incluyendo las del archimandrita Tavrión y se estableció: "Considerando las condiciones positivas de estos servidores aceptar sus condiciones como favorables para la nómina de los cargos de obispos y tenerlos en cuenta para suplir las vacantes surgidas." Otro era el concepto del padre Tavrión en el organismo encargado de valorar la acción religiosa en este sector de la KGB dedicado a la valoración eclesiástica, más aun porque se acercaba la ola de Kruschev — la persecución a la Iglesia. Nuevamente comenzaron a clausurar iglesias, desterrar a sacerdotes activos trabajadores. En un futuro "luminoso" se decía, no debía haber lugar para los "popes ni para perjuicios religiosos." Esta vertiente atrapa al padre Tavrión. sin el permiso de registro, entonces sirvió durante año y medio como lector en la iglesia de Peredelkino y en noviembre del año 1962 logran ubicarlo en la diócesis de Iaroslav.

En la diócesis de Iaroslav.

En los años 60 el padre Tavrión fue nombrado para la diócesis de Iaroslav, a una parroquia lejana — en un pueblito de barrio de Nekrasovskoie, como superior de la iglesia de la Transfiguración. El padre una vez en un sermón explicó su credo monacal y sacerdotal: "Yo vivo y ofrezco servicios solamente por obediencia, ya que siendo monje no puedo huir de la obra de Dios. Toda mi vida la viví como obediencia, no temo a nada, no me espanta nada. Pues ser obediente, cumplir con la voluntad de Dios — es lo más precioso. Si este camino lleva al medio del mismo infierno, yo no temo a nada y no distingo donde está la comodidad, y dónde la incomodidad. ¡El Señor se preocupa por todo! " (Sermón del 2 de agosto del año 1973. Del libro "Toda la vida — es la Pascua de Jesucristo," Moscú año 2001).

Lidia Luzina, trabajadora, quien conoció de cerca al padre y lo siguió al desierto de Spaso Preobrazhensky lo recuerda: "Cuando llegué al pueblo de Nekrasov vi al padre en un blanco felonion, mitra blanca y escuché su prédica dirigida al pueblo arrepentido (con la parábola del hijo pródigo), — de su palabra, de todos sus rasgos evangélicos fluía tanta gracia, impresionaba de tal manera que todos en la iglesia lloraban — no percibían si estaban en el cielo o en la tierra. Yo misma lloraba de tal manera que mientras él hablaba se me pasó toda mi vida delante de mis ojos. Todos los pañuelos mojados, estaba parada como sin memoria cuando de pronto él dice: "niña Lidia — y era la primera vez que él me veía — niña Lidia así como has llevado tu crucecita, llévala hasta el final."(Olga Tatarinova, "acerca de los íconos que manan mirra en el yermo de Spaso Preobrazhensky. Almanaque eclesiástico ortodoxo, Riga, año 1994).

A pesar de que los servicios del archimandrita Tavrión se ofrecían en los pequeños barrios de las aldeas, las autoridades lo controlaban con mucha atención. El encargado en asuntos sobre la religión de la provincia de Iaroslav repetidamente expresó a los obispos de la dirección, "acerca de la actividad religiosa" del starez. En las parroquias los encargados por la autoridad — como el mayordomo y otros, de diferente manera entorpecían el servicio del padre. Algunos feligreses de pueblo Nekrasovskoie recuerdan: "vinimos en verano para la celebración de Elías-profeta. Vemos que la gente está sentada cerca del templo y con ellos el padre Tavrión. La mayordomo había cerrado el templo y llevado consigo las llaves. Era el comienzo de la liturgia pero ella no estaba y... llegó gritando — en vez de pedir perdón. Orgullosa, odiosa.

Acerca de los servicios del padre en el pueblo de Nekrasovski (monja T.). Escuché repetidamente en el desierto el siguiente relato: "Un niño tuvo en sueños la visión de la Santísima Virgen diciéndole: hoy te voy a llevar Conmigo pero antes debes ir a la iglesia del padre Tavrión y tomar la Comunión." De mañana el niño fue a la iglesia donde oficiaba el archimandrita Tavrión queriendo acercarse al cáliz, pero el padre lo detuvo y preguntó si estaba bautizado. El niño contestó negativamente relatándole su sueño. Terminado el oficio religioso el starez bautizó al niño, le dio los santos dones y el niño fue a la escuela y se despidió de todos y, volviendo a, casa — falleció. Esta noticia rápidamente invadió la ciudad, por lo cual la gente en masa fue al templo.

Llamaron al padre Tavrión para que se presentara en Iaroslav a la diócesis y le ofrecieron trasladarse a otro pueblo, también en el bosque, a 150 kilómetros después de Ribinsk. Llegó ahí en el año 1965 — el templo era enorme, con tres altares mas todo estaba destruido. En el templo había poca gente.

Me contaba (la monja T.) una de las hijas espirituales del starez, monja secreta, a quien todos llamaban Baba Nastia: "Vine de mañana al templo, en Nekrasovsky — mas el padre no estaba. Mire por aquí por allá y una señora en voz baja me dijo: "Lo trasladaron a Nekonz — me apronté y fui ahí. Llegando a la liturgia, el padre estaba oficiando. Al finalizar me apronté para el regreso, el padre salió del altar diciendo: llamen a aquella pequeña — me llamaron. El me dice: — quédate aquí no regreses a tu casa. — Rogándole — padrecito yo no le avisé a nadie que venía. Yo tengo una vaca allá. — Mas el padrecito insistía — y ¿cómo llamó el Señor a los apóstoles? Dejaban todo e iban detrás de El. ¡Así haz tú! Quédate aquí y no te preocupes por nada, todo se va a arreglar" — y en verdad todo se arregló, la vaca se la llevó la vecina. Nos reunimos unas diez personas y el padre dijo: "tenemos que preparar la vivienda para el invierno." Al principio comenzamos a hacer ladrillos de arcilla y bosta. El padre aprendió a hacer estos ladrillos en Kazajstán: Recogiendo la bosta de vaca y mezclándola con la arcilla, y con esto formando ladrillos y secándolos al sol. Felizmente era en verano. Con estos ladrillos construimos dos chocitas una para el padre y otra — para mí. Luego comenzamos con la reconstrucción de la iglesia. En ese lugar había mucha juventud de las fábricas que en el comienzo nos trataban mal. Eran educados como juventud comunista. Los domingos venían al templo bebidos, hacían ruido y desorden. Le decían al padre que era en vano que estaba arreglando el templo. Los vidrios los iban a romper de cualquier forma y lo pueden matar hasta a usted." El padre sonreía. Mas tarde, todos estos muchachos comenzaron a acercarse al padrecito. No rompían los vidrios, no molestaban en las procesiones religiosas... La comunidad llegó a ser de 30 personas. Mas adelante nos trasladamos a Elgava."

"Llegando el padre — no había lugar donde vivir, dejamos las pertenencias en la calle, nadie nos daba alojamiento. Finalmente un sacerdote anciano, ciego, lo alojó. Estrecho el lugar, dos ventanas, no había lugar donde dormir. Luego consiguió algo destruido en las cercanías, sin piso, con el techo perforado. El mismo reconstruyó esa casa — la embadurnó por fuera y por dentro con arcilla, la empapeló, renovó el techo, cubrió el piso. En los alrededores de la casa había una huerta donde el padre Tavrión plantó flores. Cuando veníamos en verano, nos levantábamos a las cinco de la mañana, el padre ya estaba en la quinta — carpiendo. Separó en la casa un cuarto especial para las visitas donde recibía y convidaba a sus hijos. Comúnmente recibía con una alegre sonrisa, luego de la liturgia convidaba con el almuerzo, un té, él mismo realizaba todo y ponía sobre la bandeja las tazas. Se sentaba con nosotros y comenzaba a dar consejos espirituales. Ni siquiera nos bendecía a lavar la vajilla, y todo lo hacía él solo, y ya tenía setenta años.

"El padre Nicolás antes oficiaba en este templo (N.Neskonz) luego encegueció, era un viejito ex funcionario . Permanecía siempre en el altar, y el padre Tavrión lo respetaba mucho. Cuando trasladaron al padre al yermo, él lo extrañó mucho y lloró por él, y todos lloramos. El padre Nicolás tenía tanta pena en el alma, nadie lo podía consolar como el padre Tavrión" (cita del libro "Toda la vida — es la Pascua de Jesucristo" Moscú, año 2001).

En la diócesis de Iaroslav el padre Tavrión sirvió durante siete años. Los dones espirituales del starez, su experiencia en la oración, su vida virtuosa es conocida por muchos buscadores de apoyo espiritual. A él venían gentes de Iaroslav, Moscú, Petersburgo, Perm, Ufa y otros lugares por consejos y apoyo espiritual. Con sus hijos espirituales se organizó una comunidad; que se fortificaba espiritualmente con el starez, en la parroquia, se ayudaban mutuamente. Algunos secretamente eran ordenados monjes cumpliendo sus tareas monacales trabajando y viviendo en el mundo exterior.

En ese tiempo la cátedra de Iaroslav la ocupaba el arzobispo Leonidas (Poliakov) quien, siendo trasladado hacia Riga, trató de que al padre Tavrión lo nombraran en el yermo de Spaso Preobrazhensky en lugar del fallecido hiero-archimandrita Kosma (Smirnov) y nuevamente el anciano de 70 años por obediencia monacal se dirige al lugar de su último servicio.

"Cuando fuimos a despedir al padre Tavrión el templo estaba lleno de gente. El padre Tavrión pronunció un sermón tan emotivo, todos gemían, lloraban. Se nos acercó, a los llorosos y dijo: "¿Porqué lloran ustedes?" ¡Yo voy para allá para preparar un lugar para ustedes! ¡No va a ser para mi solo — todos van a estar allí!" Ya en el andén, esperando el tren, el padre Tavrión contaba algo alegre de su vida para suavizar la despedida. Nos sonreíamos a través de las lágrimas" — (Archivo S.Bichkov).

Lentamente muchas de las monjas, quienes fueron ordenadas en la diócesis de Iaroslav, se fueron para Lituania. En derredor del starez se reunió su comunidad: gentes, que lo acompañaban permanentemente, en general mujeres con edades de pensionistas, la mayoría monjas secretas. Comenzó un nuevo periodo en la vida del archimandrita Tavrión - confesor, como padre espiritual en el yermo de Spaso Preobrazhensky —por lo que fue conocido por toda Rusia.

Padre espiritual del yermo Spaso-Preobrazhensky.

"¿Cuál es mi responsabilidad? Por ustedes, por su vida espiritual yo soy el responsable. Tengo que saber como viven, tengo que saber los medios para ayudarlos y el tiempo y en que medida hacerlo. ¡Es esto en lo que pienso y me aflijo día y noche! El trabajo encomendado es grande. Yo me confío en Dios. ¡Señor, soy débil!, mas no vine aquí por mi voluntad. Tú me Has puesto aquí. Pues bien, ¡sosténme Señor, hasta que así sea Tu santa voluntad! Lo que tenga yo, que sea como lo de un niño, pero aspiro a cumplir con lo que yo soy. Por eso todos los días hay confesión, todos los días el Cuerpo de Cristo está aquí, y¡ qué felicidad magnánima!" (Del sermón de Semana Santa año 1976).

Cuando el padre Tavrión llegó al yermo de Spaso Preobrazhensky este se encontraba abandonado y semidestruído, las construcciones de ladrillos semidestruídas, los habitantes no eran mas de diez, los peregrinos casi nunca visitaban el convento. El mismo starez sufría en ese entonces una grave insuficiencia cardíaca, además de dos hernias una de cada lado a causa de los trabajos en la tala de montes en prisión. Las monjas venidas con él con energía comenzaron la reconstrucción del convento. Como en todos los lados el mismo padre Tavrión era el carpintero, pintor, acarreaba tablas y arena. Comenzó con la restauración de las dos iglesias, luego siguió con la construcción del refectorio y celdas para los peregrinos. (Los primeros peregrinos se alimentaban en la terraza de su casita). En el invierno del año 1970 comenzaron a llegar los peregrinos. A cada uno que llegaba al convento el padre espiritual lo recibía con alegría. Hubieron casos en los cuales el padre Tavrión los saludaba por el nombre, a quienes no conocía, a quien era la primera vez que veía. Los peregrinos eran llevados hacia la cocina, los alimentaban y les preparaban todo para pasar la noche.

A muchos de sus hijos espirituales el starez bendecía para trasladarse a vivir a Letonia.

En la Rusia soviética no era permitido construir nuevas iglesias, mas el padre Tavrión sabía como hacerlo y él mismo decía: "Hay que hallar la posibilidad." Los soviéticos intentaban a través de los pobladores de las economías comunales hacer enemigos del monasterio, exigiendo la clausura del yermo; mas como el archimandrita Tavrión por su celo los ayudaba con dinero y mano de obra — en momentos de mucho trabajo; las monjas del convento y peregrinos los iban a ayudar en su trabajo y los dirigentes de las economías decían que todo lo que era plantado por las monjas crecía más rápido y mejor.

Como consecuencia los guías locales letones se convirtieron en amigos activos del starez y del monasterio. Se hizo de tal manera que cuando necesitaba el starez construir un comedor para los peregrinos, gestionaba el permiso ante las autoridades letonas para la construcción de un galpón de madera. Se hacían los cimientos, se hacían las paredes, el techo, se separaba la décima parte para el galpón y detrás — quedaba pronto un gran comedor, con cocina y despensa. El starez pedía permiso para la construcción de baños a vapor. Los de Letonia aceptaron. Se construían los baños y a derecha, a izquierda, detrás y en el altillo — habitaciones para los peregrinos.

La construcción se realizaba de tal forma que no llamara la atención, pero las autoridades sabían de ello porque venía la policía a controlar el régimen de pasaportes, inspeccionar todo, venían a menudo; a todas las "autoridades" se les invitaba a comer, se les daba "algo" para llevar consigo — y las dificultades se subsanaban.

El mismo padre Tavrión dirigía la construcción, indicaba como y que se debía hacer, el mismo iba a comprar el material necesario. Para estas ocasiones el starez vestía un traje civil, el cabello largo lo ocultaba debajo del sombrero. Se llamaba un camión — taxi de Elgab, el padre Tavrión en la cabina, los ayudantes en la caja del camión — terminados los servicios religiosos salían para buscar basamento y a otros comercios. Todos los choferes conocían el desiertito y con buena voluntad llevaban "al viejito que paga mucho."

Desde el año 1969 al 1978, cuando el padre era el guía espiritual del yermo, fue el período durante el cual se le conoció por toda Rusia. Miles y miles de peregrinos de todos los confines de Rusia no solo de Moscú y Petersburgo sino de los límites: Bielorusia, Volga del Norte, de los Urales, de Siberia, de lejano este, de Asia Central, visitaban el monasterio con la esperanza de conversar con el starez, rezar en los oficios Divinos, confesarse, proceder a la unción con óleos, tomar la comunión. Algunos habiendo estado en el desiertito "se convertían en permanentes amigos del monasterio." En los meses de verano la cantidad de los que tomaban la comunión diariamente era de 150 — 200 personas. El día de la "Transfiguración" (fiesta del convento) el padre Tavrión oficiaba la liturgia en la iglesia y los feligreses llegaban hasta el exterior ya que no cabían todos dentro del templo.

De toda Rusia le enviaban productos y dinero. Como al padre Juan de Kronstadt, el padre Tavrión recibía grandes sumas de dinero, — y lo distribuía todo. Se puede decir que el pequeño yermo alimentaba tres diócesis del Báltico, al monasterio lindero de Piujtinsky les enviaban harina y granos.

En el yermo reinaba una asombrosa atmósfera — espiritual, de familia, de antigua comunidad cristiana. Este período es recordado por todos los que conocieron al starez, y se refleja en los recuerdos de sus hijos espirituales.

Recuerdos de la monja Tavifa.

Peregrinación al yermo.

Por primera vez llegué al yermo en mayo del año 1972, con dos amigas. Desde Riga llegamos en ómnibus hasta Elgava, y luego en otro ómnibus hasta una pequeña estación "Shkola Valgunde." Luego tomamos un camino solitario. Si hubiera estado sola, me hubiera perdido, pero mi amiga decididamente fue hacia la izquierda. Caminamos unos diez minutos por un tupido bosque. Se iba oscureciendo más y más y el bosque se hacía más y más tupido y ya me había venido la idea de que "nos perdimos." De pronto vimos ante nosotros las santas puertas del desiertito, adornados con una cúpula pequeña. Nos hicimos la señal de la cruz y entramos en el monasterio.

En el desiertito hay dos iglesias: el templo de piedra de la "Transfiguración" y el templo de madera de San Juan Lestvichnik en el que se oficiaba en invierno. En la puerta había una tablita muy prolija donde decía: "Yermo de la santa Transfiguración; los oficios Divinos: hora 7 de mañana, 5 de la tarde. Padre espiritual del convento Archimandrita Tavrión."

Presenciamos la santa liturgia. Recuerdo el sermón dicho por el starez acerca del evangelio del día. El padre Tavrión decía que cuando la persona viene a la iglesia y oye el Evangelio eso es lo que el Señor quiere decirle ese día. El sermón del starez, oído por mi el primer día en el desiertito explicaba toda mi vida pasada y me indicaba la futura.

Luego nos llevaron al refectorio. En el desiertito todo se ofrecía sin pago alguno, la comida era tres veces por día. El starez tenía la costumbre: de que todos los peregrinos durante su estancia en el convento comulgaran a diario, por ello la comida era siempre de ayuno: había sopa, papilla de granos hervidos y té. Pero esta comida sencilla me pareció muy rica y no es de extrañar, ya que el padrecito concurría a la cocina, bendecía la comida y a los que en ella trabajaban e interesándose si había todo lo necesario, se iba. Trabajaban en la cocina los hijos espirituales del starez venidos de Iaroslav, "Iaroslavskie" como les llamaban, había mucho trabajo, sobre todo durante los meses de verano y en las fiestas. Los cocineros trabajaban de sol a sol para tener tiempo de alimentar a todos. Los alimentos eran enviados por benefactores del starez de todo el país, el pan se compraba. En verano especialmente se ofrecía "kvas del padrecito." Se preparaba según la receta del starez con pan, miel y manzanas y gustaba mucho a todos. Jarras con kvas se colocaban sobre una mesita ante el comedor y en cualquier momento se lo podía tomar. A menudo el padrecito mismo convidaba con el kvas cuando quería ser afable y consolar a alguien. La comida de los peregrinos era según el reglamento de la iglesia, no había mesa especial para los que ayunaban, y a los que comulgaban diariamente no les exigían una rigurosa abstención en la comida. Cada uno tenía la libertad de decidir si tomaba la comunión o no. Las monjas no comulgaban tan a menudo, por lo cual comían separadas de los demás.

Viví por varios días en el convento y me preparé para irme. Por lo que se acostumbraba todos los que se iban se dirigían al padre Tavrión para recibir su bendición para el viaje. Mi amiga y yo también fuimos. El starez recibía a todos diciendo unas palabras, una bendición y los dejaba ir. Cuando llegó nuestro turno, con cariño me preguntó: "¿ Y, qué me dices? — yo dije — padrecito, tengo siete hijos, —él respondió contento — 7 hijos, suerte! Tu esposo te debe querer mucho. — No, mi marido me dejó, se fue. — ¡Se fue! — no es nada, debes tener buenos hijitos. — No, padre mis hijos no me obedecen. — Pues bien — dijo el starez — todo va a estar bien."

Me atreví a decir: "¿En verdad, todo va a estar bien? Sonriendo dijo: "A lo mejor no va a estar todo bien." Hasta estas palabras me alegraron el alma más que cuando dijo que todo iba a estar bien. De pronto me miró (generalmente hablaba con la gente sin mirarla) y dijo: "¿Quieres tu salvación? Yo veo que quieres tu salvación. — Quiere a tus hijos. En la vida muchas cosas parecen injustas. Es que juzgamos desde el punto de vista de esta vida y olvidamos que esta vida — es un fugaz minuto, un segundito, y después — ¡es la eternidad!"

(Pasados varios años, poco antes de nuestra ida al extranjero él me dijo: "No pienses que Dios es malo, que quiere que suframos, Dios — es un Padre amoroso, Hace todo para nuestra salvación." Así sus últimas palabras se atravesaron con las primeras).

Luego recordé el dinero que había preparado para él. Eran 5 rublos, que me habían quedado después de todos los gastos. Pensé largamente la manera de gastarlos mejor, comprar algo para los niños o entregarlos al monasterio en honor de los difuntos o dárselos al starez para oraciones. Durante la conversación los estaba arrugando en la mano por lo cual mis cinco rublos se convirtieron en un acordeón. Acordándome del dinero estiré la mano hacia el starez: aquí padrecito, esto para que rece por mi familia. El starez, sin mirar, los tomó y me pidió viniera al día siguiente antes de partir.

Al otro día, con la esperanza de tener una conversación espiritual, fui a lo del starez, él no me dijo nada, solo me bendijo y me entregó un sobre cerrado diciendo: "Esto es para los niños." Yo pensé que era una carta, regresé al cuarto y abrí el sobre del cual cayeron 10 rublos nuevitos, y sobre ellos estaba mi arrugado billete de 5 rublos. Empecé a llorar y corrí a lo del starez: "Padrecito, no quiero llevar Su dinero."

Sin decir nada comenzó a hacer crucecitas en mi frente; yo después supe que él siempre lo hacía cuando quería que la persona entendiera algo. Pero yo permanecí en lo mío y hasta me arrodillé. Finalmente decididamente le dije: "Padrecito, no voy a recibir de usted ningún dinero. Si quiere puede devolverme mis 5 rublos con ellos voy a comprar dulces para los niños." Viendo él que yo estaba obstinada aceptó. Despidiéndome, ofuscada le dije:" Padrecito ¿qué hay en cuanto a la recordación de los difuntos?" Sonriendo contestó: "Sin sus 5 rublos vamos a rezar por usted." Así terminó mi primer encuentro con el starez.

Desde ese entonces comenzamos a ir regularmente al desiertito. En las vacaciones 3 o 4 veces al año íbamos a lo de starez. Hay que decir que las condiciones de vida del monasterio eran rigurosas. Nos ubicaban en grandes habitaciones donde los peregrinos dormían en el suelo, de a 20 personas en el cuarto. En la iglesia no había sillas y los oficios religiosos eran largos. La liturgia comenzaba a las 7, pero para los que comulgaban se leían las oraciones a las 4:30 con una confesión general. El starez establecía que hasta los niños vinieran tan temprano. Cuando los niños se cansaban, yo colocaba mi tapado de piel sobre el piso, donde ellos se sentaban y hasta se dormían.

Cada viaje habría una nueva etapa en nuestras vidas. Recuerdo que vine una vez en otoño con dos de mis hijos — el hijo mayor y la menor de las nenas de 3 años. Luego de un largo y cansador viaje en seguida fuimos al oficio Divino. A pesar de ser noviembre y hacer frío oficiaban en la iglesia de verano. Del piso de piedra venía frío y veía como ante mis ojos mi pequeña se me enfermaba. Entonces sin quererlo protesté: "¿Señor, qué es esto?" Podrían habernos dado aunque sea un vaso de agua caliente o alojarnos en algún cuarto..." El starez salió al amvón y en el sermón comenzó a contar como el Señor le dio al apóstol Pablo "un ángel de satanás, el aguijón en el cuerpo" y como Pablo pedía a Dios liberarlo de eso, pero el Señor le contestó: no, Pablo, es suficiente Mi bendición. Mi fuerza se realiza en la debilidad." Entonces Pablo clamó: "Si en la debilidad está Tu fuerza, Señor, dadme más de estas debilidades para que Tu fuerza con evidencia esté en mí." Con estas palabras me calmé.

Por más que se construían habitaciones para los peregrinos, el lugar no alcanzaba. ¡Allí se reunían hasta 300 personas! Por eso dormían a menudo en el suelo y aun así a veces faltaba lugar. Recuerdo era en Navidad, luego de las grandes Vísperas nos recostamos para descansar antes del oficio religioso (en Navidad las Vísperas comienzan a media noche) de pronto se abre la puerta y ¡la monja trae a unas 15 personas más! No hay camas vacías — ¿qué hacer? Nos levantamos de nuestras camas las juntamos y nos acostamos de costado uno junto al otro y alguien en el suelo.

Me agradaban las obligaciones en el desiertito, — ayudábamos en la cocina, traíamos agua, lavábamos ropa, cortábamos partíamos y ordenábamos leña, hasta apisonamos un camino — para el convento el trabajo era alegre e interesante, mas agradable que cualquier distracción. Recuerdo como construyeron los baños a vapor y nosotros los peregrinos traíamos ladrillos. Me llamó la atención que caras inspiradas, concentradas, de oración, tenían los trabajadores — haciendo el trabajo santo por Cristo. Si venia gente con otro espíritu entonces el starez decía: ¡miren que esto no es un koljoz! (economía comunista).

Cierta vez vine por poco tiempo, cuando llegué para la bendición de regreso, el padre estaba vestido de civil con un largo sobretodo, sombrero — ¡tan bien parecido! — me vio y me dijo — ¿cómo, ya se va? Pero qué rápido — en dos palabras contestó todas mis preguntas — así cuando después de 6 años tuvimos una gran desgracia, estas palabras me apoyaron y me serenaron... — El padre se lamentó por no poder hablar con los peregrinos que se ausentaban y para consolarnos nos ofreció viajar con él hasta Riga. Había que subir a la caja del camión. Todos los jóvenes subieron pero una anciana trató de una manera o de otra pero no pudo subir. Todos estaban parados alrededor, de ella riéndose. El padre se acercó a ayudarla — pero se detuvo — el monje, no podía tocar una mujer, sencillamente balbuceó: "¡Ayúdenle! Subieron todos y partimos, el padre en la cabina, y nosotros arriba en la caja, — qué placidez, qué paz, nos sentíamos protegidos ¡pues nuestro starez estaba con nosotros.!

La perspicacia del starez traspasaba el tiempo y el espacio, él todo lo sabía lo que tenia la persona y lo que tendría. Cierta vez cuando llegué, el padre estaba triste, enojado — "¿padrecito, qué es lo que he hecho?! — y él: —¡ tendrías que callar! " — entonces recordé el hecho al cual no le di importancia y no lo consideraba como un pecado y entendí que hice lo incorregible.

En definitiva el padre siempre ayudó a nuestra familia, nos apoyaba no solo espiritualmente sino que también materialmente. Una vez me llamó y comenzó a colocar fajos de billetes en un paquete, iba acomodando y diciendo: " Que tu mano derecha no sepa lo que hace tu mano izquierda." Me quedé sorprendida, corrí hacia atrás, quise devolverlo pero el padre decía: "Tómelo, le va a ser útil, pero no se lo diga a nadie." En ese entonces ni pensábamos en irnos de país pero a los 3 años el starez nos dio la bendición para irnos al extranjero, y con ese dinero, pudimos emigrar.

Cuando antes de partir vinimos a despedirnos del starez, ya no se incorporaba. Alcanzó 5 rublos de la mesita de luz y me los dio como bendición — yo recuerdo, que este dinero guardaba el aroma de su mano — el aroma del incienso. Nos dijo: "Escríbanme una carta." Yo le escribí desde Viena. A los pocos días mi hija vio en un sueño: al starez con cara de muerto y de color amarillo, nos llevaba de la mano hacia el icono de la madre de Dios diciendo: "ahora solo Ella, ahora con Ella." De mañana mi hija dijo: " El starez murió." A los pocos días cuando ya estabamos en Roma vino un telegrama: "El 16 de agosto fue sepultado el starez."

Oficios Divinos en el yermo.

Especial significado se daba al esplendor del templo, a los cantos y oficios religiosos. Todo el año, flores naturales adornaban el templo y el altar. Recuerdo dos jarrones con lirios blancos que se colocaban en el período Pascual detrás de la mesa del altar, a dos lados del icono de la Resurrección de Jesucristo, que fue pintado por el mismo starez. Estos lirios blancos conjuntamente con las alas blancas de los ángeles producían una impresión inolvidable. (Este icono de la Santa Resurrección de Cristo se encuentra en el altar en una zona elevada en el templo del beato San Juan Lestvichnik, el 28 de junio del año 1992 comenzó a manar mirra de la planta del pie del Salvador y del pie del ángel. En el yermo de Spaso Preobrazhensky desde el 22 de junio del año 1992 hasta el 11 de mayo del año 1993 de 5 iconos manaba mirra).

Durante el oficio de la liturgia el padre Tavrión se cambiaba 3 veces la vestimenta sacerdotal: comenzaba con la vestimenta del color que correspondía según el reglamento (amarillo, celeste,). Durante la eucaristía oficiaba de rojo y daba la comunión de blanco, como en Pascua. Todo esto lo hacía para estimular en la gente la veneración y el amor a la magnificencia de los oficios religiosos de la iglesia. Un niño viendo al starez durante la liturgia exclamó: ¡"Es el mismo zar!" Y en verdad, era como un zar con su reluciente corona — mitra blanca.

Dejaron un gran recuerdo las celebraciones de las festividades en el desiertito. Durante la Navidad la iglesia estaba ricamente adornada. A los lados de las puertas reales se ubicaban 2 arbolitos de Navidad adornados con hilos plateados. Colocaban un icono que estaba detrás del ofertorio — el icono de la Natividad, pintado por el mismo starez. La Madre de Dios y el justo José en este icono estaban representados en ropas monacales lo cual significaba que la mujer cristiana, siguiendo a la Madre de Dios, tenía que reunir la imagen monacal púdica y el amor maternal. En el lugar del coro de la izquierda se ubicaba un pequeño icono de la Navidad, a cuyos lados — recortados en cartón — había pastores y reyes también dibujados por el starez y delante de los pastores pastaban ovejitas de masa horneadas y cubiertas con un glaciado azúcar, como ojos — tenían pasas de uva.

Recuerdo nuestra primera Navidad pasada en el desiertito. Vine con todos los niños, en vísperas de la celebración, el tiempo no era bueno, había barro, lluvia; me apenaba: ¡No parecía Navidad! El starez en el sermón dijo: "La naturaleza es obediente al Creador. Llega la festividad, todo se cubre con nievecita, se limpia, se prolija." Dos peregrinos delante de mi, madre e hija, escuchando esto, la hija dijo: "Verás, va a haber nievecita." Y en la tarde cayó nieve, ocultó la tierra mojada y quedó todo blanco como en invierno. En el desiertito hasta la naturaleza tenía tinte santo. Durante todas las épocas del año ella era especialmente hermosa e incitaba a la oración y a la piedad.

Los oficios de Navidad comenzaban a las 12 de la noche y era tan inolvidable que yo repetía para mis adentras: "Estamos en el árbol de Navidad de Cristo." Terminada la liturgia todos iban a una cena común: con papas, arenque, un pedacito de queso y huevito — ¡era un magnífico festín! — el mismo starez bendecía los alimentos del refectorio. Estábamos en ayunas, no comíamos ni bebíamos hasta después del oficio. Para Navidad siempre había muchos niños, a quienes les entregaban regalos.

El día de la Dormición de la Santísima Virgen se hacía una procesión alrededor de las dos iglesias con el Sudario de la Madre de Dios Al regresar con el Sudario a la iglesia, lo levantaban y lo sostenían sobre las puertas y todos pasaban por debajo de él. Lo mismo se hacía en el oficio del Sábado Santo — durante el orden de la sepultura del Sudario del Salvador.

Indescriptiblemente magnífica era la festividad de la Edificación de la Cruz. El starez elevaba la Cruz adornada con flores en el centro de la iglesia, esparciendo sobre ella agua bendita y luego en la unción con óleo se separaban de a una las flores de la Cruz repartiéndolas. Permaneciendo en los oficios Divinos del padre Tavrión el alma conversaba con Dios, se engrandecía y trepidaba. Bajo la impresión de las palabras dichas en el oficio ("las aguas del Meri más amargas...") y de todo el oficio del padre me vino a la mente la idea que Moisés introdujo la madera en aguas amargas del Meri y ellas se volvieron dulces, del mismo modo para nosotros el Madero de la Cruz nos endulza lo amargo de nuestra vida. Recuerdo cuando al final de la misa el starez salió a decir su sermón y yo pensé: "¿Una festividad tan maravillosa qué más se puede decir?" Y el padre repite: He aquí tenemos una festividad tan maravillosa que parecería ¿qué más podríamos decir?"... Y empezó a hablar acerca de la Cruz del Señor y que la gente debe llevar su cruz.

El realizaba todo, de manera que los oficios fueran más comprensibles, más accesibles, más magnánimos para la gente. Cantaban dos coros: En el de la derecha — las monjas del convento, en el de la izquierda — todos los devotos con deseos de cantar. El coral de la izquierda lo dirigía el mismo starez, él como cabeza de grupo con voz alta, fuerte, de barítono, con precisión llevaba la melodía del canto.

En el coral de la derecha con la ayuda del starez se aprendían a cantar nuevas estrofas como: "Con la imagen deseada..." y "Ahora y siempre." Estas estrofas poco conocidas fueron enternecedoras:

"Yo siempre Te crucifico con mis pecados, oh, Tú, mi Salvador, muriendo no te separes de mí, inclino mi cabeza, perdóname, llamándote, Salvador mío, a Ti acudo yo pecador, con lágrimas clamándote: "Ten piedad de mí, dadme el perdón de mis pecados y no Te olvides de mí cuando llegue Tu reino."

Confesión general.

La confesión comunitaria comenzaba a las 5 de la mañana. El starez obligaba hasta a los niños a concurrir temprano. Las oraciones leídas antes de la comunión se leían desde el coro, durante la confesión habitualmente se leían akafistos "Para la comunión de los Santos Dones, "Al Todopoderoso Dios durante aflicciónes" del santo Tijon Zadonsky, a veces — el akafist de agradecimiento a Dios, "gracias Dios por todo" del santo mártir Gr. Petrov; después el padre leía las oraciones y decía un sermón relativo a la confesión. Citaremos uno de tales sermones:

"Benditos estos momentos cuando nos presentamos arrepentidos. La sacerdotal absolución de nuestros pecados, recibida de Nuestro Señor Jesucristo, les imprime acá. Por ello, lo que traen, así lo reciben. Vino un publicano, no osó ni siquiera entrar al templo, permaneció en el atrio, golpeándose el pecho por sus pecados, sin atreverse a levantar la vista al cielo, solamente decía: "Señor, ten piedad de mi, pecador." Y salió del templo absuelto. Del mismo modo ustedes. Tenemos que ser conscientes que el Señor es misericordioso, y tú — pecador, no razones más. Sabemos como el hijo pródigo, y a la vez el más amado, se estaba perdiendo en algún lugar lejos, en un país lejano. Cuando se volvió miserable, perdió todo, en el libertinaje, comenzó a perecer y recordó a su padre.¿ Porque estoy pereciendo? iré a lo de mi Padre. De igual manera cada uno de vosotros, que ¡ mire su vida! Cuántas cosas buenas te dio Dios, y como las has dilapidado. Estaría bueno que solo lo hubieras malgastado pero,¡ cuánto mal te hiciste a ti y a otros! Estas espantoso, y ahora no solo el regresar al Padre, sino te da vergüenza mirarte a ti mismo Pero, acuérdate, que en tu vida está Aquel, que te acogió, está Aquel, que sinceramente, santamente te quiso — tu Padre. Y el hijo comprendió esto, estando en aquella lejana ciudad, y en situación lamentable. Privándose de todo, se alistó para pastorear cerdos, ahí comprendió, que él ni siquiera tenía el alimento que le daban a los cerdos, entonces decidió retornar hacia la casa del Padre. Así, miren cada uno sus vidas, sus pecados.¿ Que es lo que ellos te han dado? ¿Placer? ¡Estoy afligido por ti, hombre!"

En el sermón antes de la confesión eran repetidas las mismas ideas y temas: la pecadora a los pies de Cristo, el ladrón en la Cruz, el hijo pródigo. El starez tendía a llegar hasta la conciencia de los penitentes, que Dios mira el corazón de la persona, que el arrepentimiento está en lo profundo del corazón. El padre Tavrión enseñaba a sus oyentes a prestar mucha atención a sus vidas, compenetrarse con el contenido de los sacramentos de la fe cristiana y vivir en ese contenido. El recriminaba la indiferencia, las pequeñeces, el formalismo — satisfacciones con lo exterior, con la realización formal del orden de la oración, del ayuno. Cierta vez él en momentos de la confesión comunitaria recriminó a una peregrina — "¿Tu has venido a pedir perdón por las "empanadas" o por los pecados?" — ("comí una empanada, padre").

Siempre, durante la confesión general, el padre Tavrión no obligaba al penitente, que detallara sus pecados, como es común en otros sacerdotes durante la confesión comunitaria. Todos de a uno, en silencio, se acercaban hacia la estola del starez para recibir la absolución de los pecados. Procediendo así en la confesión comunitaria, el quería hacer renacer en el alma un profundo sentimiento de arrepentimiento, de la conciencia de la pecaminosidad, la insolvencia, la insolvencia de toda su vida ante Dios. Tal arrepentimiento hasta de la íntima partícula del alma no necesitaba una expresión exterior un detalle de lo pecado, una detallada enumeración de los pecados hubiera alterado su integridad. Siendo el padre Tavrión clarividente, podía ver el estado del alma de los que se acercaban a la confesión, en ocasiones, a algunos reprendía en voz alta. El momento más importante de la confesión era la oración del publicano de todos los que se confesaban juntos y con el padre Tavrión decían: "Señor, ten piedad de mí, pecador." (3 veces) luego de lo cual se continuaba con la lectura de las horas. Las personas en orden se acercaban para recibir la absolución. Los nombres de los penitentes se anotaban y el starez rezaba por ellos durante la liturgia.

Sucedía que alguien pedía al padre Tavrión que lo escuchara, lo que se cumplía. El padre tenía la costumbre de golpear con el dedo índice la frente del oyente, como para que llegue la palabra útil hasta el conocimiento (los peregrinos llamaban esto: "fui desenmascarado con golpeteo"). Cierta vez una señora convenció a todos que no podíamos tomar la comunión, habiendo cenado el día anterior. Se pusieron todos nerviosos y comenzaron a confesarse de a uno al padre. Sin saber lo que decían, yo escuché solo la respuesta del padre: "No es nada," dices cosas vanas... me acerqué yo con mi pensamiento de la cena. El padre me miró extrañado y dijo: "¿Se han puesto de acuerdo ustedes?" Y me golpeó en la frente.

Diariamente tomaban la comunión todos los peregrinos y algunos monjes. Una conocida mía, una señora muy honorable, le preguntó al starez por una duda suya —será pecado tomar la comunión tan seguido. El contestó: "No es nada, ahora ya queda poco." Se puso nerviosa pensando que el padre le estuviera prediciendo su pronta muerte, más el habló de su propia muerte.

Cuando era necesaria una confesión individual, el padre lo recibía, lo confesaba. Aunque en el yermo toda la vida rondaba exclusivamente en derredor del starez, él era respetado, pero no existía "culto de personalidad." El starez no se ponía entre el penitente y Dios, él era como transparente, verdaderamente, él sí podía decir, "soy simplemente testigo." El padre Tavrión orientaba a la persona para que ella, en lo profundo de su alma, se pusiera ante Dios. El colocaba los cimientos de un camino de vida religiosa donde no había lugar para falsedades.

Servicio de Santa Unción (de oleos).

Grande era el amor del starez hacia la gente, tendía a darle de comer a cada uno, a consolarlo, a sanarlo .

El padre daba la unción todos los domingos antes de la liturgia. El mismo repartía a cada uno una vela encendida, él mismo leía el canon final, y él mismo ungía. He aquí un cuadro: la iglesia en penumbra, los fieles se colocaban en semicírculo rezando con celo a Dios, y el starez rezaba por todos. Durante la unción todo el mundo cantaba: "Escúchanos, Señor, escúchanos Salvador, escúchanos Santo." Durante el sacramento de la Unción se realizaban muchos milagros por las oraciones del starez y la gente lo sabía y así lo sentía. A menudo llegaban al yermo los poseídos, que durante los oficios Divinos gritaban, como los poseídos descritos en el Evangelio: "¡Te conozco, Tavrión, oh, qué pesadez, me voy, me voy!"

Se recuerda un caso. Sucedido durante la última Pascua que ofició el padre, pocos meses antes de su muerte. El padre estaba muy débil desde la Navidad, ya casi no comía y el Jueves Santo asignó la unción. Había mucha gente, no se podía mover, una joven madre con un bebé en brazos llegó hasta adelante, el niño comenzó a llorar. ¿Qué hacer? El bebé gritaba y no se podía salir por la multitud, la señora quedó perdida, no sabía qué hacer. El starez salió del altar diciendo; con amor, y con decisión, dirigiéndose al niño y no a la asustada madre. "¡Los niños no deben gritar en la iglesia!" y dándose vuelta hacia las ayudantas, les dijo: "Alcáncenle un banquillo." Colocaron al niño sobre él, lo desenvolvieron — y las 3 horas siguientes¡ ni chistó!

Recuerdo un caso: nos dieron una celda en el edificio donde vivían las monjas. Entrada ya la tarde de otoño nos golpearon en la ventana. Era una señora joven, bien vestida, había venido en taxi. Parecería que era una funcionaria del equipo soviético. Comenzó a preguntar donde vivía un médico por aquí. No nos dimos cuenta que preguntaba por el padre Tavrión. Le dieron lugar para pasar la noche y al otro día, luego de ser recibida por el starez se fue tranquila. De aquí vemos que se le conocía al padre Tavrión como a un médico gratuito, que ayudaba hasta a personas alejadas de la Iglesia. Pero, el starez más a menudo curaba enfermos espirituales que físicos. Recuerdo como le decía a un peregrino: ¿Me pides, que rece por tu salud, pero, que los pecados te comieron, en eso no piensas?"

Oficio de la Liturgia.

Como verdadero Pan diario respetaba el starez los Santos Dones de la Iglesia. Explicaba las palabras de la oración del Señor: "El pan nuestro de cada día, dánoslo Señor," en el sentido que hay que tomar la comunión a diario. Oficiaba la Santa Liturgia el padre Tavrión con audacia, con ardor espiritual. No tenía oficios cotidianos, cada liturgia era la Pascua del Señor, solemne celebración de la fe. Se encendían candiles en la iglesia, se abrían las Puertas Reales —el starez como archimandrita, agraciado con 3 cruces, podía oficiar ante las Puertas Reales abiertas y usaba ese derecho para que los feligreses pudieran ver como se oficiaba la Liturgia.

Se recuerdan en especial, los pequeños detalles de los oficios religiosos del starez, que no le hacían parecidos a oficios religiosos de otros sacerdotes. Por ejemplo: "Santo Dios" primero lo cantaba el coro de la derecha, luego el padre Tavrión girando hacia los feligreses de frente decía: "Cantemos con toda la iglesia, " — mientras, dirigía el canto, la tercera vez "Santo Dios" cantaba el coro. Durante la gran letanía agregaba el pedido de oración por los enfermos, por los necesitados en oración especial, por los que no tienen quien rece por ellos. El texto de estos pedidos parece que era redactado por el mismo starez.

El padre Tavrión llamaba para una oración cálida, sobre todo durante la Eucaristía... Luego del canto por toda la iglesia del Credo, se dirigía al amvón diciendo lo siguiente: "Estamos ante los gloriosos, salvadores momentos de la Divina Liturgia, la Iglesia de Dios nos pide e implora para que nosotros en una sola voz, y con un solo corazón cantemos, agradeciendo a Dios."

Luego, comenzaba el canon de la Eucaristía. Los dos coros se juntaban en el centro, hincándose de rodillas ante el amvón, todos en la iglesia se hincaban y todos cantaban "misericordia para el mundo" (cántico de Feofanov.) La tercera vez decía: "Cantemos toda la iglesia" antes del" Padre Nuestro."

En los sermones a menudo explicaba el padre el significado del sacramento del Cuerpo y la Sangre de Jesucristo; clamaba para que toda nuestra vida fuera una Eucaristía (agradecimiento) por este don inconmensurable de Dios.".. No hay agradecimiento más magnificente que el que damos a Dios cuando realizamos la Divina Liturgia. Se denomina "Eucaristía" es decir — agradecimiento, rendimos a Dios nuestro agradecimiento ¿porqué no se llama Liturgia de penitencia y arrepentimiento, sino de agradecimiento? Porque el Señor tomó sobre Sí nuestros pecados. El es el Cordero, muerto por nosotros. Nos queda contemplar, compenetrar y agradecer al Cordero, Quien tomó sobre Sí los pecados de todo el mundo. Y aquí estamos. Por eso nuestra oración en la Iglesia tiene tanta potestad. Por ésta oración ¡ existe el universo!.

Sermones del Starez Tavrión.

Terminada la lectura del Evangelio el padre Tavrión lo leía en ruso y lo explicaba detenidamente. Acostumbraba a decir el sermón después de la lectura del Evangelio. Lo más trascendente y elevado del servicio del padre Tavrión era su capacidad de hacer regenerar a la persona espiritualmente. Este beneficioso don se exteriorizaba aun más durante su prédica. Hasta objetivamente los sermones del padre Tavrión eran admirablemente hechos. Dostoievski acotó ciertamente que ningún orador por mas instruido y talentoso que fuera no podía atraer la atención del auditorio mas de diez minutos, y esto es cierto. ¿Cómo semejar esto a los sermones del padre Tavrión? El starez casi sin enseñanza, diariamente dos o tres veces, seguramente sin preparación alguna, hablaba durante mas de 20 minutos o aún más, casi siempre sobre los mismos temas del Evangelio, con las mismas palabras. La vista de todos absorta en el predicador, concentrados, escuchando todos con mucha atención. Se perciben solo suspiros, un llanto acallado. Cada uno siente las palabras del starez como dirigidas personalmente a él, impresionando hasta lo mas profundo de su alma.

El padre Tavrión parecería que ampliaba ante la persona su horizonte espiritual: mostraba cuan sabiamente la providencia Divina prepara la salvación de cada persona, cómo hacía despertar el conocimiento que Dios no la había dejado a pesar de todos sus extravíos, la incitaba hacia hazañas, relataba la hermosura de la vida cristiana.

Hacer renacer a un pecador hacia una nueva vida es posible solo por la Gracia Divina, pues para Dios todo es posible. Esta fuerza bienaventurada tenía la palabra del Starez, en esto consistía la garantía de su realización.

Las enseñanzas del padre Tavrión eran extraordinariamente simples, entendibles hasta para los oyentes mas sencillos, todo empapado en espíritu evangélico, y a su vez propio solo del starez. Era profundo, por el profundo conocimiento del alma humana — el padre Tavrión siempre se dirigía al corazón de la persona y por eso su prédica era tan emotiva.

El starez daba mucho valor a la familia cristiana. El decía: "Sirve a Dios cada uno desde el lugar donde estás llamado. Siendo sacerdote — pace tu rebaño con empeño, como pastor bueno, dando el alma por las ovejas. Si eres monje — sé ejemplo de todas las cualidades morales, ángel terrenal — persona celestial; si tienes familia... — queridas familias, ustedes — son los pilares de la vida, ustedes — forman una pequeña iglesia." Por eso en los sermones el padre a menudo trataba de temas sobre la familia.

El sermón de la tarde del día de la Anunciación luego de la primer hora:

"He aquí lo que significa — el amor de Dios, la sumisión a Su Voluntad, obediencia. ¿Acaso no necesitan ésta fe? Teniendo fe — harán milagros. ¿Acaso no necesitan abnegación, entrega a Dios? Miren. No tienen fe en Dios, ni abnegación hacia Dios, penosa es nuestra propia fétida voluntad —es lo que tienen ustedes. Da pena verlos.

Como la Purísima Madre de Dios, Cumplió con todo. ¿Escucharon las lecturas de hoy?¿ A quién no conmueve? Es tu propia alma, tu corazón, tu santidad, tu fe. Sin eso eres solo ceniza, polvo, nada más, eres aterradora escoria que se tira al camino. ¿Porqué razón no quieren ceñirse a la Voluntad Divina? ¿Porqué razón no quieren ejercer la Voluntad Divina? Miren ustedes,¿ como puede del hombre nacer el Hijo de Dios? Imposible ¿Cómo es eso posible entonces? — "El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su nombre; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios." María solo dijo: "He aquí la sierva del Señor"...

Vean, piensen en el verdadero Dios con esperanza: "El Espíritu Santo, formó el mundo, ¿cómo es que no puede hacer esto? Yo soy la sierva de Dios." Si... vean.¿ Porqué no vino antes el Señor? Porque en el mundo todavía no había existencia tan santa, pura, abnegada a la Voluntad de Dios, preparada para ir a la cruz. Cuando Ella dijo... "Sea Tu Voluntad," ¿qué significó esto? ¿Saben lo que significaba para Ella? Significaba que si alguien se enteraba de este sacramento, La llevarían ante los sacerdotes, diciendo: "Está aquí la adúltera, libertina. Castíguenla a pedradas, en las afueras de la ciudad." Y todos los ciudadanos con piedras La castigarían. ¿Porqué? ."..Oh, tú, virgen, infringiste tu promesa. Maten con piedras a la adúltera y al adúltero."

Observen el misterio en el que Ella se encontraba, piensen,¿ si es tan sencillo? No se podía hacer público, si... Y José pensaba: "¿Cómo es que va poder ser esto? Tan pura, pureza que hasta espanta pensarlo, y de pronto — está embarazada. ¿Cómo proceder? Escapar rápidamente, escapar." Mas el Señor le dice... "José, hijo de David, detente, no corras. Lo nacido de Ella del Espíritu Santo es." José se tranquilizó. Díganme, si José no hubiera sido juicioso, qué hubiera hecho como hombre: ¿Quién ha ensuciado a mi joven? ¡Llevémosla al Sinedrión! Y La hubieran llevado fuera de la ciudad apedreándola. Esto era lo que Le esperaba. Entonces el Ángel le dijo a José... " No temas recibir a María..." Si... Gracias a José la Madre de Dios fue protegida. Ven en qué circunstancias se suceden las grandes obras de Dios.

¿Realizó Dios el milagro para que todos lo supieran? No. ¿Porqué? Para realzar la santidad de esta Virgen, Su fe, la humildad de José — el anciano. Y para darnos el ejemplo, miren, observen qué ser se encontró entre nosotros. Decidida a todo, para cumplir con la Voluntad de Dios.

¡Y ustedes, madres! Ustedes mismas en su barriga antes de que aparezcan al mundo matan a sus hijos... Madres... Me da miedo mirarlas. Como deshonraron, como ennegrecieron, como ensuciaron la palabra madre. Siendo cristianas ¿cómo se las puede mirar? Siniestras, repugnantes, incrédulas. ¿Qué han recibido por ello? Día y noche les remuerde la conciencia, roe, roe con fuerza, mas aún las roerá. Sí..., ejecutaron, obraron ...

¿Dónde está su entendimiento? La madre elimina a sus propios hijos, de manera penosa, aterradora, repugnante. ¡Madre! ¿Acaso te permites cobijar en tu seno a tu otro niño? ¿Cómo osas mirarlo, como madre? Asesinas... ¿Dónde está vuestra conciencia? ¿Dónde? He aquí a lo que las lleva el diablo. ¡Porque no vivieron bajo la Voluntad de Dios! sino por la diabólica y la suya, esto es lo que han conseguido. ¿Bien recibido? Ahora no tienen paz, y qué va a suceder ¿cuando ante todo el universo se abrirá todo lo horrible, hediondo, al matar a sus hijos? Es siniestro, terrible.

Ahora observen a los que no tienen fe. ¿De dónde son?¿ Acaso no fueron alumbrados por ustedes, no fueron educados por ustedes? ¿Ustedes no? Qué lindeza... ¿Es vergonzoso llamarnos cristianos. Y... vamos a continuar? Y continuaremos... Hicieron obras siniestras, horribles y nadie piensa en enmendarse. Bien. Debemos enmendarnos, corregirnos.

Cuántas familias lamentables que viven el divorcio. Apenas se casaron — se divorciaron, y con hijos. Ella está como fiera, ruge como león, tratando de arruinarlo, y él no sabe donde ocultarse de ella. ¿Bien? Terrible situación de uno y de otro. ¿Porqué vivir en esta terrible situación? El Señor dio la solución, como salir de tal situación... — Es la oración, la palabra de Dios. La oración te dará aliento, la palabra de Dios te guiará hacia la vida verdadera. ¡Y cuántos ejemplos hay en el Evangelio! Nadie lo acepta. Es sorprendente: Ante los ojos maternales los hijos se divorcian, se martirizan, se injurian tratando de alguna manera terminar el uno con el otro. El juzgado ya no es suficiente, pero se busca la manera de matar detrás de una esquina, o envenenar o proceder con algo mas feroz. Esto es lo que se merecieron.

Ya ven.¿ Como puede ser? De una persona amada, de un corazón cercano resulta esto. ¡Nos tendríamos que morirnos de vergüenza! Mas aún, ahora, vayan a los tribunales, ¿qué vista de causa tratan allí? Divorcios, divorcios. ¡Cómo es eso — divorcios! Antes, por un divorcio por provincia, se armaba toda una historia, y si había dos — se reunían los obispos: "Que es lo que pasa en mi diócesis ¿qué sucede? "Ven, como era antes. ¿Y ahora qué?¡ Da pavor.!

El Señor sabe todo. No quieren ocuparse de la palabra de Dios, ni de la oración — será peor. No piensen que el hombre pecó, se arrepintió y ya está todo. No. Tú solo has modificado tu culpa, no variando tu esencia pecaminosa, ella está en ti. Prueba derrocarla, luchar contra tu identidad pecadora, .tus pasiones, oprobios, infamias. Ellas no se van tan fácilmente. ¿Qué hay que hacer? Hay que enfrentarlas. No querían en su tiempo vivir en santidad, pureza, alegría — pues ahora reciban esto.

Pero el Señor es misericordioso. Nos dejó en el Evangelio muchos magníficos ejemplos sobre pecadores desesperanzados. ¿Con qué se salvaban? Con la fe en Dios, y decididos a empezar una nueva vida.¡ Dios nos ayude !

Así hermanas y hermanos, la única salida actualmente es encontrar a Dios en vuestros corazones, sintiendo Su cercana presencia siempre, leer la palabra de Dios. Eso es todo. El Señor proveerá todo. Todo porque ustedes no se apenan a sí mismos, y no se quieren a sí mismos tanto, como el Padre Celestial se apena por ustedes y los quiere. Solo no hay que resistir. Entonces, verifíquense — cuando jóvenes se resistían, y ahora están más rudos. Se han engrandecido con pecados pero no piensan en confesarlos, en arrepentirse. Los pecados socavaron su salud. Con eso van al sacerdote, diciéndole: "Reza por mi salud." Y qué son los pecados,¿ no piensas en esto? Detén tus pecados, y sanarás.

¿La salud dónde está? Los pecados te consumieron. Eso es lo que pasa. Pues mira: la base de la salud — es el temor de Dios. Si con veneración permaneces ante Dios... estarás siempre sana. Siempre tienes que pensar que caminas ante Dios, ante Dios haces todo. Y siempre pensar: el Señor me ve totalmente, me observa, me protege. Para que tú , ni por un minuto te quedes sin la conciencia de que caminas ante Dios. ¡Dios nos ayude! Así hermanos y hermanas, perdonen, perdónenme por los amargos y terribles reproches. Pero no alcanza la palabra más terrible y amarga de reproche para hacer ver como son ustedes. Siniestros, horribles....

¿Sus niños, no los llaman a la razón? ¡Más como sufren ellos por ustedes! Ahora, al descubrir los penosos y terribles sufrimientos que existen en los hogares, entenderán como sufren nuestros desgraciados e inocentes niños,. No tanto sufrimos nosotros, sino, como sufren los niños por causa nuestra. ¿Qué han hecho, porqué los trajeron al mundo? Escuchen, despierten. El Señor no nos ha abandonado, nos dio la Divina Palabra y la conciencia. Pues hay que obedecer a la conciencia, leer la Palabra de Dios y el Señor hará entrar en razón."

Terminado el sermón de la tarde, invariablemente se oía el llamado del starez para rezar por los vivos y difuntos:

"Así, finalizando nuestra oficio Divino de la tarde, encomendamos a cada uno de nosotros, a todos nuestros queridos enfermos, sufrientes y trabajadores a la misericordia Divina. Cantemos por ella la oración del Señor: "Padre nuestro." La gente cantaba "Padre nuestro." Y recordaremos a aquellos quienes ansían que los recuerden. Recordemos a la sedienta Iglesia — por nuestros fallecidos... Así como por los cercanos enfermos así por los lejanos cantemos por ellos una oración al Salvador. "Dadle descanso con los santos." Finalizaban el oficio Divino con la oración a la Madre de Dios: "A la diligente e incansable Oradora nuestra con toda la iglesia Le cantaremos: "¡Por Tu benevolencia...!"

Bendiciones para el camino.

Pedían la bendición del starez comúnmente antes de regresar. Era un acontecimiento importante y feliz. La gente se acercaba a su celda. Con veneración y concentrados en oración. Recibía a los visitantes el padre Tavrión cordialmente, cariñosamente. Usualmente no miraba a su interlocutor, con la cabeza inclinada, sonreía, pero daba sensación que te observa con mirada interior. A las preguntas, irresoluciones, daba una contestación clara y corta.

Siempre estaba lleno de gozo, paz interior, que se trasmitía a los que lo rodeaban, de manera que los peregrinos, después de la recepción por el starez se retiraban renovados.

Todas las incertidumbres, tristezas, con las cuales se acercaban al starez, en su presencia parecería que dejaban de existir, perdían su filo.

El que se acercaba al padre Tavrión sentía que él no era ajeno, que sus problemas y necesidades encontraban en el alma del starez la más sincera participación. Amor sincero, cuidadosos y amables modales se unían en el padre Tavrión a una grandiosa delicadeza y respeto hacia la otra persona.

Imagen interior del Starez.

El rasgo más importante del padre era su ilimitado amor y compasión. Permanentemente estaba rodeado por multitud de gentes, pero para él cada persona era — única. Con certeza se puede decir que él adquirió el amor de Jesucristo. Era muy benévolo para con los pobres, sobre todo a familias con hijos y en general a todos los sufrientes. En el convento vivió muchos años una sierva de Dios, Lidia, demente, alienada, con un comportamiento muy extraño, quisieron ubicarla en una institución psiquiátrica; más el padre Tavrión siempre la defendió. Decían que había perdido el juicio después del tratamiento en un hospital para enfermos mentales, donde la ubicaron por ser fiel, porque creía en Dios. También vivía en el yermo la necia por Cristo Eugenia. Esta beata llevaba una vida asceta. Aunque tenía su cama en la habitación común de mujeres, no dormía en ella, sino que pasaba las noches en un rincón susurrando algo, probablemente rezaba. Esto veían las peregrinas que pernoctaban en la misma habitación. Andaba o descalza o en chinelas de verano, hasta durante las heladas. La gente la miraba con desprecio porque solía usar palabras mayores. Tenía costumbre de proferir palabras obscenas, más , bajo de este exterior se ocultaba una personalidad espiritual, la cual el padre Tavrión veía y valoraba. Juzgando por los rasgos físicos de la cara y correcta dicción, era culta. Muchos aseguran que la beata Eugenia le predijo el futuro.

El starez nunca abiertamente se opuso a las autoridades, más nunca se doblegó ante el espíritu anticristiano de la autoridad comunista. Por ejemplo en la conmemoración de los 60 años de la revolución de octubre (año 1977) en todas las iglesias debían realizar un tedeum por el poder soviético. El starez procedió de esta manera, al finalizar la liturgia el 7 de noviembre, salió y dijo este sermón: "¡Qué lindo! Tempranito en la mañana, en el templo pequeño, oficiamos la Divina Liturgia. ¿Mas qué es lo que pasa en las ciudades? Caminan, gritan: ¡Gloria!¿ Gloria a quien?" Por cierto que no oficiaron ningún tedeum.

El starez era muy cuidadoso en relación con las autoridades eclesiásticas. Sabiendo, que el camino para una posición jerárquica a menudo estaba unido a una colaboración con el gobierno ateo (el padre Tavrión con amargura decía que casi ningún arzobispo permanecía limpio de esa suciedad). El padre le daba a estas relaciones un carácter muy oficial. Cierta vez habiendo leído desde el amvón el sermón de San Juan Crisóstomo agregó: "He aquí¡ que jerarcas había antes! No diría esto por los jerarcas de ahora — siniestros, horribles "jerarcas."

Solía ser muy severo cuando gentes de la iglesia se comportaban incorrectamente. Acerca de los sacerdotes que buscaban cambio para otra parroquia por dinero y comodidades materiales, decía: "¡No es un sacerdote sino algún mercader!"

Del mismo modo pensaba con relación al modernismo, a la oculta "renovación." El solía decir: "Siempre hay que cumplir el estatuto eclesiástico: la manera de vestir, como tomar la comunión, como ayunar.¿ Sino qué es esto? — el sacerdote en la playa en shorts. Nada de "ceder al tiempo," no lo permitía, comparando a los que no cumplían con los cánones de la iglesia: con la parábola "amigo, como entraste aquí sin estar vestido de boda." Les decía a sus hijos espirituales: "Los demás que hagan como quieran, ustedes vivan según la letra de la ley."

El archimandrita Tavrión tendía a convertir el yermo en algo semejante a un seminario y atraía por sobre todo a la juventud, él mismo elegía al candidato a sacerdote y luego se lo presentaba al obispo Leonidas.

Las monjas que habitaban permanentemente en el convento, no entendían al Starez, lo trataban con maldad, llegaban a calumnias y quejas. Recuerda V. Puchkova: "Cierta vez regresando del viaje iba con la valija directamente a la recepción y por la entreabierta puerta vi como las monjas V. y A. le pegaban con puños en la cara al padre Tavrión, y él con humildad permanecía parado. Grité: ¿"Qué es esto?" En seguida se retiraron. El padre Tavrión que humildemente estaba en el rincón me dijo:" Así, de esta manera es aquí."

Hasta el final de sus días estaba preparado para nuevos exilios y cárceles. En el año 1976 lo llamaron a Moscú por cierto problema económico. Arregló todos los asuntos y se despidió de las monjas, como si no volviera más. Pero por suerte todo salió bien.

El abad Eugenio (Rumiantsev) dijo del starez: "Sufrió tanto, padeció tanto que él tenía su propia concepción acerca de la vida cristiana, sin tomar en cuenta la opinión de otros. Tenía un espíritu apostólico, y con ese espíritu inspiraba a muchos para el servicio a Jesucristo, hacia el cambio en la vida, hacia una renovación total. La gente perdía el falso miedo, que no las dejaba tener fe, y el miedo no les permitía arrepentirse. Y lo mas importante — unía a gente en familias cristianas, que vivían dirigidos a Dios. Esto es un raro don. "En general se puede decir que el starez Tavrión era un cristiano, que guardaba valores espirituales cristianos: el ideal cristiano, las metas cristianas para la vida, la visión cristiana sobre el mundo — en el mundo que había perdido estos valores.

Fallecimiento del starez.

En las prédicas el padre a menudo citaba la Cruz del Señor Jesucristo y acerca del camino del que lleva esa Cruz: "Tomando nuestra cruz, vayamos paso a paso — ¿adónde? ¡detrás de Cristo hasta el Gólgota! ¡Con El moriremos y con El resucitaremos! con El soportaremos y con El nos glorificaremos. Con El sufriremos aquí un poco, y con El eternamente estaremos en Su reino! ."..

La vida de hazañas del starez Tavrión se coronó como personal Gólgota y crucifixión con Cristo — con largos y penosos sufrimientos por cáncer de estómago y esófago. En Navidad el padre tragaba con dificultad; durante 7 meses no se alimentó más que con un sorbo de jugo y medio huevo al día. Durante todo ese tiempo no dejó de realizar sus esforzadas tareas: durante los 7 meses el padre orientaba, consolaba, bendecía, dirigía a sus hijos espirituales. Su beneficencia recuerdan con amor y ternura aquellos cuyo futuro compuso y determinó. Sin alimentarse, mantenido solo con la fuerza superior, él hasta Pascua ofició la Liturgia. Luego de Pascua comenzaron a inyectarle glucosa intravenosa. Ofició unas veces más: el día de la Ascensión, el sábado paternal, y en festividad de la Trinidad. El día de la Santísima Trinidad sus hijos espirituales trenzaron un caminito de flores de iris y otros tallos y hojas largas desde la casita del starez a la iglesia; cuando el starez iba por él era como un icono viviente, beato. Al otro día — día del Espíritu Santo, los feligreses nuevamente trenzaron un caminito, más lindo que el otro, pero el starez ya no salió, se acostó en la cama y no se levantó más. Hasta su bienaventurado fallecimiento tomaba la comunión todos los días en la celda, traída por el padre Eugenio (Rumiantsev) que en aquellos tiempos oficiaba en el yermo. La enfermedad en su estadio final era dura y el starez decía que sufría como en la Cruz. Ya muriendo, decía susurrando: "¡Aquí tienes a Jerusalén, aquí tienes al Gólgota! ¡Gracias a Dios! Una muerte tranquila, pacífica y cristiana."

Antes de la muerte el padre Tavrión tuvo una visión. Cuando vinieron con lágrimas en los ojos las monjas del convento a despedirse, él de repente, mostrando el icono de la Madre de Dios con el Niño, con voz fuerte preguntó al joven novicio: ¿Quién es? — El otro contestó asombrado — La Madre de Dios. — Pero el starez dijo — "no, es el Cordero de Dios." Se puede pensar que el Mismo Salvador se apareció a su justo siervo antes de su muerte.

El fallecimiento del padre Tavrión fue el 13 de agosto del año 1978, el día domingo a las 6 horas y 40 minutos de la mañana. El fallecimiento dominical fue la última palabra de su sermón. El starez llamaba a prepararse siempre para honrar el día del Señor — domingo — como una Pascua viva y real. Viviendo ese día como un Día en el Reino venidero, siempre comulgando, es la mejor manera para prepararse para la muerte. A las 5.30 de la mañana el starez llamó al padre Eugenio para pedirle la comunión y leer la oración del ultimo viático. Luego de la comunión durante la oración, en paz falleció a las 6:40 de la mañana. En la ceremonia fúnebre, en presencia del arzobispo y 22 sacerdotes se leyó el Evangelio de San Juan — palabras que con más frecuencia repetía el fallecido archimandrita: "Tomad, esto es Mi Cuerpo... y esto es Mi Sangre del nuevo pacto,... tendréis Vida eterna y Yo los resucitaré el último día."

El día 40 de su fallecimiento coincidió con la Natividad de la Santísima Madre de Dios, y...Tijon de 13 años ingresaba en el convento de la Natividad de la Santísima Madre de Dios de Glinsk por su gran amor a Dios. Y...nuevamente lo llamó al padre Tavrión la Purísima Virgen...pero... ahora al Reino Celestial para un nuevo servicio.

Luego de la muerte del padre quedaron huérfanos sus múltiples hijos. Antes de su fallecimiento les decía a los cercanos que no se apenaran, que visitaran su tumba, rezaran, pidieran por sus necesidades. Prometió no dejarlos aun después de la muerte. Muchos atestiguan que en los momentos difíciles de su vida después de la muerte del starez él apoyaba, guiaba, orientaba y los conducía a través de sueños, pensamientos instantáneos o situaciones conjuntas con alguna indicación.

En el sepulcro del padre hay una cruz de granito, en el basamento esta inscrito el saludo pascual: "¡Cristo resucitó!." Los recordatorios del starez se realizan en alegría pascual: El día del fallecimiento es el día de su santo, "20 de noviembre." Como en Pascua, pasan la noche cerca del sepulcro del padre rezando, leyendo akafistos, cantando cánticos eclesiásticos.

 

Folleto Misionero # SA34

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Editor: Obispo Alejandro (Mileant)

(starets_tavrion_s.doc, 08-25-2004).