La Fiesta

de Theofania

o del Bautismo del Señor

"Nacimiento con el agua y el Espíritu"

Obispo Alejandro (Mileant).

Traducido por Dra. Elena Ancibor

 

 

 


Contenido: El acontecimiento del Bautismo del Señor. El significado del la Theo-fania. Descripción del servicio religioso de esta festividad. Santificación de las Aguas

 


 

 

La festividad de la Theofania, o del Bautismo del Señor, igual, que la Pascua, es la mas antigua fiesta cristiana. Está dedicada al Bautismo de nuestro Señor Jesucristo en el río Jordán. Esta fiesta desde los primeros tiempos fue recibida por los cristianos con gran sentimiento, ya que les recordaba su propio bautismo y hacia sentir mas profundamente la fuerza de este Sacramento.

Relataremos aquí el acontecimiento del Bautismo, aclarando el significado de este hacho evangélico para nuestra vida cristiana. Explicaremos los momentos principales del Servicio de Theofania. Ofreceremos la traducción del Canon de las Matines y, finalmente, hablaremos del significado de la bendición de las aguas en este día.

 

El Bautismo de Jesucristo

Sobre este acontecimiento hablan los cuatro Evangelistas: Mateo 3:1-17, Marco 1;1-11, Lucas 3;1-22 y Juan 1:15-33. Cuando se acercó el tiempo para nuestro Señor Jesucristo de comenzar Su servicio social, Dios envió a profeta Juan el Bautista con la predica de penitencia con el fin de preparar el pueblo hebreo para recibir al esperado Mesías. El comienzo de la prédica de Juan el Bautista, según san Lucas, corresponde a 15-avo año del reinado del emperador Tiberio en Roma. Era el año 779 desde la fundación de Roma, o el año 30 de la era cristiana. En este tiempo Jesucristo vivía en Su ciudad de Nazaret, en la parte norte de la Tierra Santa - la Galilea, donde se estableció la Santa Familia, desde el tiempo del asesinato por Herodes de los infantes de Belén.

La predica del profeta Juan era muy simple, pero llegaba al alma misma de sus oyentes. "Arrepentios, porque que se ha acercado el Reino de los cielos." El lugar de la predica de Juan era el desierto de Judea, región poco poblada en los bordes occidentales de Jordán y el Mar Muerto. Era un lugar muy accidentado con colinas rocosas y lechos de cursos de agua secos, con una vegetación muy escasa. Por eso se llamaba - desierto. El profeta Juan era el hijo de los justos Zacarías y Isabel. (Zacarías era sacerdote e Isabel procedía de la familia del rey David). Juan quedó huérfano en edad temprana y creció en el desierto, donde llevaba una vida muy severa. Su vestimenta estaba hecho de tela de la lana del camello con un cinturón de cuero. Se alimentaba de acrides (una especie de langosta) y de miel silvestre.

Después de las enseñanzas tediosas de los eruditos judíos y que se referían principalmente al exacto cumplimiento de distintas ceremonias religiosas, la prédica de Juan el Bautista corrió por Judía como una ráfaga de aire fresco. Los habitantes de Jerusalén, Judea, y hasta Galilea y Samaria, en tropel se dirigían para escuchar la palabra viva y inspirada del profeta de Dios.

700 anos a. C. el profeta Isaias en su libro predijo la predica de Juan el Bautista. Isaias llamo al profeta Juan: "La voz que clama en el desierto" (Is. 40:3), El tenia que: "Preparar camino a Jehová; enderezar la calzada en la soledad a nuestro Dios." Predijo también sobre Juan el Bautista, el ultimo de los profetas del Viejo Testamento, Malaquias, quien vivió unos 400 an

años antes de Cristo. El llama a Juan - Angel del Señor y hablando de parte de Dios dice: "Yo envío Mi mensajero, el cual preparará el camino delante de Mi; y vendrá subitamente a Su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el Angel del pacto, a quien deseáis vosotros. He aquí viene, ha dicho Jehová Sabaot" (de los ejércitos) (en griego Angel significa el mensajero; Mal. 3:1-2; 4:5; Mar. 1:1; Mat. 11:14 y 17:12).

Con el llamado a la penitencia, el profeta Juan sugería a los hebreos la necesidad de comprender profundamente sus errores, condenar su vida pecaminosa y comenzar una vida nueva, basada sobre las leyes Divinas. La palabra "penitencia," en griego - metanía, significa cambiar su modo de pensar, comenzar a mirar la vida en forma nueva. Con todo eso, el profeta insistía que la penitencia debe ser sincera, completa, seguida por la corrección de uno y obras de bien. "Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento" - decía el profeta a los judíos. A la frecuente pregunta "que hacer?" el profeta contestaba: "El que tiene dos túnicas, que dé una al que no tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo." En otras palabras: hagan el bien, ayuden al necesitando. A los publicanos (recogedores de impuestos) inculcaba de no exigir mas de lo debido. A los soldados les enseñaba de no hacer daño a nadie, no calumniar y estar satisfechos con sus sueldos.

Pero no todos los judíos venían al profeta con la sed de oír la palabra Divina viva, y con la intención de corregirse. Algunos venían por vana curiosidad, o para sorprenderlo en alguna palabra imprudente y acusarlo luego ante las autoridades. Los que no lo aceptaban eran los letrados y los fariseos, quienes envidiaban su gloria y temían perder su propia autoridad sobre el pueblo. Ellos estaban orgullosos de sus conocimientos de la ley y su "santidad ceremonial," despreciando a la gente simple y no letrada. El profeta Juan, viendo la falsedad y la maldad de las autoridades judías y su falta de deseo de volver a Dios, los acusaba abiertamente y en forma muy severa, diciendo: "Generación de víboras, quien os enseñó a huir de la ira venidera de Dios?"

En cambio, a los que hacían la penitencia y confesaban sus pecados abiertamente, el profeta Juan bautizaba en el río Jordán. El bautismo consistía en la inmersión del penitente con oración en el agua, que simbólicamente significaba su purificación de los pecados. (En griego "baptízo" es sumergir). El bautismo del profeta Juan todavía no era el Bautismo cristiano de Gracia, sino una preparación a éste.

Llamando al Reino de Mesías Celestial, el profeta Juan daba a entender que este Reino no será tal, como se representaban erróneamente la mayoría de los judíos como un reino rico y poderoso. El Reino de Mesías será celestial - espiritual, que lleva a la gente hacia Dios, y otorga a los hombres una renovación moral.

Algunos judíos, viendo a Juan, se preguntaban si el no es ya el esperado Mesías? Pero el profeta Juan negaba enérgicamente este concepto, explicando que su misión es solo preparar a los hombres para recibir al Mesías, que vendrá. Él, Juan, los bautiza con el agua en el sentido de penitencia. Mesías los bautizará con "Espíritu Santo y fuego." En otras palabras, el nuevo Bautismo no será solo un simbólico lavado de los pecados, como el bautismo de Juan, será un renacimiento del hombre en la Gracia. En el Bautismo de Mesías el Mismo Espíritu Santo, como fuego, quemará toda la impureza humana y prenderá en sus almas un fogoso deseo de servir a Dios. A quienes aceptarán al Mesías, Dios reunirá en Su Reino, como se junta el trigo en un granero. En cambio, los que rechazarán al Mesías, serán quemados como la paja, en el fuego eterno.

Mas adelante los Evangelistas relatan que durante uno de los sermones del profeta Juan al borde de Jordán: "Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él." Para que Jesús, excento de todo pecado, vino a bautizarse? La respuesta a esta pregunta la encontramos en las palabras del mismo profeta Juan, quien varias veces explicaba a los miembros del Sinedrion (consejo espiritual supremo): Yo vine a bautizar en el agua para que El (Cristo) sea revelado a Israel. O sea para que durante el Bautismo sea revelado quien es El. Hasta entonces Jesucristo vivía en la tranquilidad de Nazaret, conocido a los habitantes de esta pequeña ciudad, como hijo de María y del carpintero José. Ahora Cristo cumplió 30 años y tenia derecho, según la ley hebrea, de enseñar al pueblo y tomar el nombre de "rabbí" - maestro. Llegó el tiempo de revelarse al pueblo, y para el pueblo de escuchar el testimonio sobre El, como el esperado Mesías. Esto se cumplió ahora en el borde de Jordán.

Sin embargo, cuando el Señor se acercó a Juan, éste sintió Su gran y Divina Santidad, y dijo: "Yo necesito ser bautizado por Ti, y Tu vienes a mi?" A esto el Señor contestó: "Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda verdad." La Verdad, Jesús llama la voluntad Divina. La voluntad de Dios era que todos que deseaban ser miembros del bendito Reino de Mesías - se bauticen. El Bautismo recibió la importancia de "puerta" al Reino de Dios. Jesucristo, como el Progenitor de la nueva humanidad, regenerada por El, debía entrar primero en el Reino, creado por El, abrir a los hombres el camino de salvación y enseñarles a cumplir la voluntad de Dios. (Tomando en cuenta el constante deseo de Cristo de cumplir la voluntad de Su Padre, el profeta David dice en el salmo 40:7-9 - "He aquí, vengo...el hacer Tu voluntad, Dios Mío, me ha agradado..." comparar con Hebr. 10:5-9).

En el mismo tiempo, sumergiéndose el Salvador en las aguas en el momento del Bautismo, santificó este Misterio, y trasformó la ceremonia simbólica en el Sacramento cristiano regenerador.

Todos los que venían a Juan, primero confesaban sus pecados y luego se sumergían en el agua. Solo Jesús, carente de pecados, vino a Juan directamente para el Bautismo. Inmediatamente, saliendo del agua después del bautismo, Jesús en el borde del río se puso a orar, y como Hijo de Dios, pedía a Su Padre Celestial de bendecir el comienzo de Su servicio social. De repente, mientras El oraba, se abrió el Cielo y sobre Jesús bajo el Espíritu Santo en forma de una paloma blanca. Y hubo una voz de los cielos, que decía: "Este es Mi Hijo amado, en quien tengo complacencia." Estas palabras de Dios Padre eran la indicación para Juan y el pueblo presente, de la dignidad Divina del Mesías, quien no solo es hombre, sino el Unigénito Hijo de Dios.

El triple milagro que se produjo - abertura del cielo, descenso del Espíritu Santo en forma de paloma y el testimonio de Dios Padre - convenció completamente a Juan que Jesucristo es el esperado Mesías. Este visible descenso del Espíritu Santo sobre el Mesías Juan estaba esperando, ya que Dios, enviándolo a la predica, le dijo: "Sobre quien veas descender el Espíritu Santo y que permanece sobre El, este es el que bautiza con el Espíritu Santo" (Juan 1:33). De manera que desde este momento, Juan el Bautista sin ninguna duda podía atestiguar que Jesús es Mesías y Cordero de Dios, que tomo sobre Si, los pecados del mundo. Poco después del Bautismo del Señor, el profeta Juan le cedió algunos de sus discípulos: los hermanos Andrés (el que fue primero en ser llamado) y Pedro, y los hermanos Jacobo y Juan (el Teólogo). Siguiendo al Salvador, ellos se hicieron Sus primeros discípulos y Apóstoles.

El significado

del Bautismo del Señor

En el día de Bautismo del Señor, nosotros recordamos el milagro de la Theo-fania - manifestación Divina. En verdad, durante el Bautismo del Salvador, el único, omnipotente Dios, Creador del cielo y la tierra, por primera vez se hace ver a los hombres en Tres Personas: Dios Padre - con Su voz; Dios Hijo - con Su Bautismo en Jordán y Espíritu Santo - descendiendo como una paloma. Por eso en el tropario de la Festividad de Bautismo se dice, que en este día "Se manifestó para ser adorada la Triple Divinidad."

La Fiesta de Theofania o el Bautismo del Señor ocupa un lugar especial entre las 12 festividades importantes de la Iglesia. Nos hace recordar nuestro propio nacimiento espiritual en el día, cuando el sacerdote nos sumergió tres veces en el agua. Nos recuerda las promesas que dimos ante la pila bautismal, si no consciente por causa de nuestra temprana edad, pero dada por nuestros padrinos espirituales, quienes tienen la obligación de educarnos como verdaderos cristianos.

Durante el Sacramento del bautismo, el sacerdote recuerda el Bautismo del Señor y ora a Dios con estas palabras:

Tú, el Dios incircunscrito, sin comienzo e inefable, descendiste a la tierra, tomando la forma de un servidor y haciéndote a semejanza del hombre. Pues no toleraba tu entrañable misericordia, Dueño, ver a la raza del hombre bajo la tiranía del diablo, porque viniste a salvarnos. Confesamos tu gracia; proclamamos tu misericordia; no escondemos tu beneficencia. Libertaste a los hijos de nuestra naturaleza; por tu nacimiento santificaste el seno de la Virgen. Toda la creación canta tus alabanzas, Tú que te manifestaste. Porque Tú, Dios nuestro, apareciste en la tierra y habitaste entre los hombres. Santificaste las corrientes del Jordán, enviando desde el cielo a tu Santísimo Espíritu, y aplastaste la cabeza de los dragones que allí habitaban.

Para un cristiano, dice san Cirilo de Jerusalén, padre de la Iglesia de los primeros tiempos, - las aguas bautismales son "y sepulcro, y la madre." Sepulcro de la vida anterior pecaminosa, fuera de Cristo, y madre de la nueva vida en Cristo y Su Reino eterno de la Verdad. El Bautismo es la puerta, que lleva del reino de las tinieblas al Reino de la Luz. "Porque todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis vestidos" (Gal. 3:27). El bautizado en Cristo es revestido en la virtud de Cristo, se Le asemeja, participa en Su santidad. La fuerza del Sacramento está en que el bautizado recibe la capacidad y poder de amar a Dios y a sus prójimos. Este amor cristiano lleva al creyente hacia la vida justa y le ayuda a vencer las atracciones del mundo con sus pecaminosas alegrías.

En nuestros tiempos, la desdicha de muchos cristianos es que se dedican muy poco para avivar en sus corazones el dón del amor bendito, que recibieron. La enfermiza atracción del mundo reemplaza en ellos el amor espiritual, y trae consigo los sinsabores, la maldad y envidia. Por eso, festejando el bautismo del Señor, debemos recordar nuestras promesas de amar a Dios y a nuestros prójimos. Agradezcamos a Dios por habernos hechos dignos del nacimiento espiritual y por habernos llamado a Su Reino de eterno gozo. Hagamos el esfuerzo de ser dignos de este gran honor y Gracia Divina!

El Servicio

del Bautismo del Señor

En la Iglesia antigua (hasta el siglo 4) la Theofania se festejaba el 6 de enero (calendario Juliano o el 19 - cal. Gregoriano). La celebración unía los dos acontecimientos - la Navidad de Cristo y Su Bautismo en Jordán. Cuando al final del siglo 4, la Navidad comenzó a celebrarse el 25 de diciembre, la Theofania el 6 de enero esta festejando solamente el Bautismo de Cristo. La primordial unión de los dos recordatorios se manifiesta hasta ahora en una semejanza de estructura de las celebraciones religiosas. Así, en la víspera de ambas se ofician "las horas del Rey," después de las cuales - Servicio de la Tarde y la Eucaristía. El Servicio de la Noche comienza con el Gran Vespertino, donde se canta: "Dios esta con nosotros."

La víspera del Bautismo se leen 13 paremias, en vez de 3 habituales, (lecturas del Ant. Test.), la cantidad de las cuales se explica por el hecho de numerosos bautismos, que se producían en este día en la Iglesia antigua. El Bautismo se cumplía en el atrio durante la lectura de las paremias. Los recién bautizados en vestidos blancos y con velas encendidas entraban entonces en el Templo. Los cristianos les recibían, cantando: "Todos los que habéis sido bautizados en Cristo, de Cristo estáis vestidos," que ahora se acostumbra de cantar en las Liturgias de Navidad y Bautismo.

Las lecturas de estas paremias son dedicadas a profecías, referentes al agua. 1) Gen. 1:1-13 - la fijación de la tierra sobre las aguas. 2) Exodo 14:15-18, 21-23, 27-29 - cruce de israelitas del Mar Rojo. 3) Ex. 15:22-27, 16:1-4 - canto victorioso a Dios después de que los perseguidores egipcios fueron ahogados. 4) Josué 3:7-8, 15-17 - cruce milagroso de hebreos al Jordán. 5) 4 Rey. 2:6-14 - cruce del Jordán por los profetas Elías y Elíseo. 6) 4 Rey. 5:9-14 - curación de lepra de Neeman en el río Jordán. 7) Is. 1:16-20 - llamado a la penitencia y a la ablución. 8) Gen. 32:1-10 - reconciliación de Jacobo con Esaú cerca de Jordán. 9) Ex. 2:5-10 - la princesa egipcia encuentra al niño Moisés en el borde de Nilo. 10) Jueces 6:36-40 - rocío milagroso del vellón de lana, para la certificación de Gedeon. 11) 1 Rey, 18:30-39 - el milagro del descenso del fuego por el profeta Elías y la lluvia que siguió. 12) 2 Rey. 2:19-22 - la milagrosa transformación por prof. Elíseo de agua salada en dulce. 13) Is. 49:8-15 - sobre la regeneración Espiritual.

En la Liturgia del día antes del Bautismo se lee: Epístola a los Corintios 9:19-27; Evangelio de san Lucas 3:1-18. En los versículos de noche antes de Bautismo se da un relato artístico del acontecimiento: la conversación de Jesucristo con Juan el Bautista y su temor de bautizar al Señor, la abertura de los cielos, las voz del Cielo y el descenso del Espíritu Santo. Además, se explica el significado profundo de la festividad: a) el Señor tomo el bautismo para la salvación de los hombres, y no para ser El purificado, que no Le hacia falta; b) el Señor deseaba cumplir, hasta el final, las leyes y ceremonias del Antiguo Testamento; c) Su salida de las aguas significa la elevación del mundo hacia el cielo; y finalmente d) el Sacramento del bautismo otorga actualmente la Gracia Divina, ya que el agua bautismal fue santificada por el Señor.

Tropario, Tono 1: En el Jordán, al ser bautizado, Señor, se manifestó la adoración de la Trinidad; pues la voz del Padre dio testimonio de ti, nombrándote su Hijo amado. Y el Espíritu, en forma de paloma, confirmó la verdad de su palabra. Cristo Dios nuestro, que te manifestaste e iluminaste el mundo, gloria a ti.

Kontaquio Tono 4: Hoy Te has aparecido al mundo y Tu luz, oh Señor, se ha grabado sobre nosotros que, conociéndote, Te cantamos: has venido y Te has manifestado, oh luz inaccesible.

 

Santificación de las Aguas

Durante la procesión para santificar el agua el coro canta las siguientes stihiras: "Habiendo lavado el pecado humana en Jordán, Cristo destruyó las cabezas de las serpientes invisibles y santificó la escénica del agua. En memoria de esto se realizan dos grandes bendiciones del agua: una en la Víspera y otra en el día del Bautismo del Señor."

Al comienzo de la procesión, los oficiantes salen del altar. El Párroco lleva la santa Cruz, adelante de él van los estandartes, iconos y velas encendidas. El coro canta los troparios de la festividad, se leen las paremias, Apóstol y Evangelio sobre el Bautismo de Jesucristo. En las paremias se leen las profecías sobre la fuerza Divina regeneradora, que los profetas asemejan al agua: "Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa. Florecerá profusamente y cantará con jubilo...entonces (en el tiempo de Mesías) los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad... Sedientes! venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid... Sacareis con gozo aguas de las fuentes de la salvación. Y direis en aquel día: Cantad a Jehová, aclamad Su nombre. Haced célebres en los pueblos sus obras" (Is. 35:1-10, 55:1-13,12:3-5).

Después del Evangelio, el diácono pronuncia una letanía con ruegos especiales, relacionados con la bendición de las aguas. El sacerdote en su oración, en la cual pide a Dios de otorgar a todos que beben o son ungidos con agua bendita: la purificación, bendición y salud. Después el sacerdote sumerge tres veces la Santa Cruz en el agua. El coro canta el tropario: "Al bautizarte en el Jordán, oh Señor, se manifestó la adoración a la Trinidad: porque la voz del Padre dio testimonio de Ti, llamándote su Hijo muy amado, y el Espíritu, en forma de paloma, confirmó la veracidad de estas palabras. Oh Cristo Dios que Te manifestaste e iluminaste al mundo, gloria a Ti." El sacerdote rocía con el agua bendita todo el templo, la gente presente, y después sus casas.

La tradición de bendecir las aguas existía ya en el siglo tercero. San Juan Crysostomo llama esta agua "agiasma" - santa. Desde los tiempos mas remotos se sabe, que el agua bendita no se hecha a perder, sigue siempre buena y fresca. Con ella se rocían los iconos, los objetos del altar, vestiduras sacerdotales, las crucecitas que llevamos, los automóviles y casas y otras cosas. Recibida con fe, tiene fuerza para sanar las enfermedades del cuerpo y alma. No sustituyendo la Comunión, ella puede servir de consolación para las personas que por ciertas razones son privadas de este Sacramento. Puede tranquilizar y aliviar las personas acongojadas o que sufren alguna inquietud de espíritu. Por eso los cristianos la guardan en lugar santo de sus casas, y con oración la toman en ayunas.

Así, con alegría, vamos recibir la festividad del Bautismo del Señor, agradeciendo al Salvador por nuestra regeneración con agua y Espíritu Santo en este Sacramento, y por abrirnos el camino al Reino de los Cielos!

Concluida la Divina Liturgia el clero se traslada en procesión al lugar donde se celebrará la bendición de las aguas.

El coro canta los siguientes idiomelos en el tono 8:

La voz del Señor sobre las aguas clama, diciendo: Venid todos y recibid al Espíritu de sabiduría, al Espíritu de inteligencia, al Espíritu del temor de Dios, del Cristo que se ha manifestado.

Hoy es santificada la naturaleza de las aguas, y el Jordán es partido, deteniendo las corrientes de sus aguas al ver lavarse en ellas al Dueño de todo.

Cristo Rey, has venido al río como hombre, y en tu bondad te apresuras a recibir el bautismo propio de un siervo de manos del Precursor, por causa de nuestros pecados, Amante de los hombres.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén. A la voz del que clamaba en el desierto, 'Preparad el camino del Señor,' has acudido, Señor, tomando la forma de siervo, y tú que no conoces pecado pides ser bautizado. Viéndote las aguas temieron; el Precursor temblando exclamo: ¿Como podrá el candil iluminar la Luz? ¿Como podrá tocar el siervo al Dueño? Salvador, que quitas los pecados del mundo, santifícame a mí junto con las aguas.

Lectura de la Profecía de Isaías (35:1-10).

Así dice el Señor: Alegrarse han el desierto y la soledad: el yermo se gozará, y florecerá como la rosa. Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con jubilo: la gloria del Líbano le será dada, la hermosura de Carmel y de Sarón. Ellos verán la gloria del Señor, la hermosura del Dios nuestro. Confortad a las manos cansadas, roborad las vacilantes rodillas. Decid a los de corazón apocado: Confortaos, no temáis: he aquí que vuestro Dios viene con venganza con pago; el mismo Dios vendrá, y os salvará. Entonces los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces el cojo saltará como un ciervo, y cantará la lengua del mudo; porque aguas serán cavadas en el desierto, y torrentes en la soledad. El lugar seco será tornado en estanque,' y el secadal en manaderos de aguas, en la habitación de chacales, en su cama, será lugar de cañas y de juncos. Y habrá allí calzada y camino, y será llamado Camino de Santidad; no pasará por el inmundo; y habrá para ellos en él quien los acompañe, de tal manera que los insensatos no yerren. No habrá allí león, ni bestia fiera subirá por el, ni allí se hallará, para que caminen los redimidos. Y los redimidos del Señor volverán, y vendrán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y retendrán el gozo y alegría, y huirá la tristeza y el gemido.

Lectura de la Profecía de Isaías (55:1-13).

Así dice el Señor: A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad, y comed. Venid, comprad, sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero no en pan y vuestro trabajo no en hartura? Oídme atentamente, y comed del bien, y deleitaráse vuestra alma con grosura. Inclinad vuestros oídos, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma; y haré con vosotros pacto eterno, las misericordias firmes de David. He aquí, que yo lo di por testigo a los pueblos, por jefe y por maestro a las naciones. He aquí, llamarás a gente que no conociste, y gentes que no te conocieron correrán a ti; por causa del Señor tu Dios, y del Santo de Israel que te ha honrado. Buscad al Señor mientras puede ser hallado, llamadle en tanto que está cercano. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase al Señor, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar. Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo el Señor. Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos. Porque como desciende de los cielos la lluvia, y la nieve, y no vuelve allá, sino que harta la tierra, y la hace germinar y producir, y da simiente al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca: no volverá a mí vacía, antes hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié. Porque con alegría saldréis, y con paz seréis vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los árboles del campo darán palmadas de aplauso En lugar de la zarza crecerá haya, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán: y será al Señor por nombre, por señal eterna que nunca será raída.

Lectura de la Profecía de Isaías (12:3-6).

Así dice el Señor: Sacaréis aguas con gozo de las fuentes de la salud. Y diréis en aquel día: Cantad al Señor, aclamad su nombre, haced célebres en los pueblos sus obras, recordad que su nombre es engrandecido. Cantad salmos al Señor; porque ha hecho cosas magnificas: sea sabido esto por toda la tierra. Regocíjate y canta, oh moradora de Sion; porque grande es en media de ti el Santo de Israel.

Luego se canta el proquimeno siguiente en el tono 3:

El Señor es mi luz y mi salvación: ¿de quién temeré?

Verso: El Señor es la fortaleza de mi vida: ¿de quien he de atemorizarme?

Lectura de la Primera Epístola del Santo Apóstol Pablo a los Corintios (10:1-4).

Hermanos, no quiero que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron la mar; y todos en Moisés fueron bautizados en la nube y en la mar, y todos comieron la misma vianda espiritual; y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la piedra espiritual que los seguía, y la piedra era Cristo.

Aleluya, tono 4:

Voz del Señor sobre las aguas.

Verso: Hizo tronar el Dios de gloria:

el Señor sobre las muchas aguas.

Lectura del Santo Evangelio según marcos (1:9-11).

En aquellos días, aconteció que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y luego, subiendo del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma, que descendía sobre El. Y hubo una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tomo contentamiento.

Y el diácono recita la letanía, En paz al Señor roguemos... y después de la petición, Por los viajeros..., añade estas peticiones:

- Para que esta agua sea santificada por la fuerza, la operación y el descenso del Espíritu Santo, al Señor roguemos.

- Para que sobre estas aguas descienda la operación purificadora de la supersubstancial Trinidad, al Señor roguemos.

- Para que a estas aguas sea concedida la gracia de la redención y la bendición del Jordán por la fuerza, la operación y el descenso del Espíritu Santo, al Señor roguemos.

- Para que Satanás sea aplastado bajo nuestros pies, y que sea anulado todo consejo maligno dirigido contra nosotros, al Señor roguemos.

- Para que el Señor Dios nuestro nos libre de todo ataque y tentacio5n del Adversario, y que nos haga dignos de los bienes prometidos, al Señor roguemos.

- Para que seamos iluminados por la luz de la sabiduría y de la piedad, por el descenso del Espíritu Santo, al Señor roguemos.

- Para que el Señor Dios nuestro envíe la bendición del Jordán sobre estas aguas y las santifique, al Señor roguemos.

- Para que esta agua sea un don de santificación, remisión de pecados, curación de almas y cuerpos, para todo buen propósito, al Señor roguemos.

- Para que esta agua brote como manantial de vida eterna, al Señor roguemos.

- Para que sea prevención contra toda asechanza de nuestros enemigos visibles e invisibles, al Señor roguemos.

- Por los que la reciban y la lleven para la santificación de sus hogares, al Señor roguemos.

- Para que sea purificación de alma y cuerpo de todos los que la reciban y la beban, al Señor roguemos.

- Para que seamos dignos de ser infundidos de santificación por tomar de estas aguas, por la manifestación invisible del Espíritu Santo, al Señor roguemos.

- Para que el Señor Dios escuche la voz de suplica de nosotros que somos pecadores y que tenga piedad de nosotros, al Señor roguemos.

... ... ...

Entretanto, el sacerdote ha estado recitando en voz baja esta oración:

Señor Jesucristo, Hijo unigénito que permaneces en el seno del Padre, Dios verdadero, Fuente de vida e inmortalidad, Luz de Luz, que viniste al mundo a iluminarlo, ilumina nuestras mentes con tu Espíritu Santo, y recíbenos al ofrecerte gloria y gratitud por todas tus grandes obras maravillosas, que son por siglos de siglos, y por tu salvadora dispensación en estos últimos días, en la que te has revestido de nuestra naturaleza pobre y débil, condescendiendo hasta tomar la forma de siervo, Tú que eres Rey de todo, y te dignaste ser bautizado en el Jordán por la mano de un siervo, para que, habiendo santificado la naturaleza del agua, Tu que eres impecable, nos indicaras un nuevo nacimiento por el agua y el Espíritu, y nos restauraras a nuestra prístina libertad. Celebrando la memoria de este misterio divino, te suplicamos, Señor que amas a los hombres, que nos rocíes, a tus siervos indignos, de acuerdo con tu promesa divina, del agua purificadora, el don de tu entrañable misericordia; y que te agraden las suplicas de nosotros pecadores sobre esta agua en tu bondad, y que por ella sea concedida tu bendición a nosotros y a todo tu pueblo fiel, para la gloria de tu santo y adorable nombre. Porque a ti pertenecen toda gloria, honor y adoración, con tu Padre que es sin origen, y con tu santísimo Espíritu bueno y vivificador, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos. Amén.

Y al terminar el diácono la letanía, el sacerdote dice en voz alta esta oración:

Grande eres, Señor, y maravillosas tus obras, y ninguna palabra es suficiente para cantar tus maravillas. tres veces

Porque Tú, por tu propia voluntad, de la nada has traído todas las cosas a la existencia, y por tu poder mantienes toda la creación, y por tu providencia ordenas el mundo Constituiste con los cuatro elementos la creación; coronaste el ciclo del año con cuatro estaciones. Ante ti tiemblan todas las potestades razonables. El sol canta tus alabanzas, y la luna te glorifica; las estrellas interceden contigo. Te obedece la luz. Ante ti se estremecen los abismos; los manantiales te sirven. Extendiste los cielos como una cortina. Estableciste la tierra sobre las aguas. Rodeaste los mares de arena. Derramaste el aire para el aliento. Las potestades angelicales te sirven. Los coros de arcángeles te adoran. Los querubines de múltiples ojos y los serafines de seis alas, estando en derredor y volando, se cubren de temor ante tu inaccesible gloria. Porque Tú, el Dios incircunscrito, sin comienzo e inefable, descendiste a la tierra, tomando la forma de un siervo y haciéndote a semejanza del hombre. Pues no toleraba tu entrañable misericordia, Dueño ver a la raza de los hombres bajo la tiranía del diablo, porque viniste a salvarnos. Confesamos tu gracia; proclamamos tu misericordia; no escondemos tu beneficencia. Libertaste a los hijos de nuestra naturaleza; por tu nacimiento santificaste el seno de la Virgen. Toda la creación canta tus alabanzas, Tú que te manifestaste. Porque Tú, Dios nuestro, apareciste en la tierra y habitaste entre los hombres. Santificaste las corrientes del Jordán, enviando desde el cielo a tu santísimo Espíritu, y aplastaste la cabeza de los dragones que allí habitaban.

Luego el sacerdote traza la señal de la cruz tres veces sobre el agua diciendo cada vez:

Por tanto, Rey que amas a los hombres, está presente ahora, por el descenso de tu Espíritu Santo, y santifica esta agua.

Y concédele la gracia de la redención, la bendición del Jordán. Haz de ella una fuente de incorrupción, un don de santificación. una remisión de pecados, un remedio de enfermedades, una destrucción de demonios, inaccesible a las potestades hostiles, llenada de poder angelical, a fin de que sea para los que la reciban y la tomen para purificación de sus almas y cuerpos, para curaci6n de las pasiones, para santificación de sus hogares y para todo buen propósito. Pues Tú eres nuestro Dios, que por el agua y el Espíritu, renovaste nuestra naturaleza envejecida por el pecado. Tú eres nuestro Dios, que por el agua ahogaste el pecado en los días de Noé. Tú eres nuestro Dios, que por el mar, por medio de Moisés, libertaste a los hebreos de la esclavitud de Faraón. Tú eres nuestro Dios, que partiste la roca en el desierto de modo que las aguas brotaron y se desbordaron los arroyos, y saciaste a tu pueblo sediento. Tú eres nuestro Dios, que por agua y fuego, por medio de Ellas, volviste a Israel del error de Baal.

Tú mismo, Señor, santifica ahora esta agua por tu Espíritu Santo. tres veces

Concede a todos los que la toquen, con ella se unjan, y participen de ella, santificación, bendición, purificación y salud. Salva, Señor, a nuestros gobernantes fieles y guárdalos en paz bajo tu amparo. Somete bajo sus pies a todo enemigo y adversario; concédeles todas sus peticiones que sean por la salvaci6n y la vida eterna.

Acuérdate, Señor, de nuestro Metropolitano, Nombre, de nuestro Obispo, Nombre, de todo el presbiterio, del diaconado en Cristo, y de toda orden sacerdotal, y de todo el pueblo aquí presente, lo mismo que de nuestros hermanos que están ausentes por causa justa, y ten piedad de ellos y de nosotros, según tu gran piedad. Para que por los elementos, por los ángeles, y por los hombres, por todas las cosas visibles e invisibles, sea glorificado tu santísimo nombre, juntamente con el Padre y el Espíritu Santo, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén.

Sacerdote: Paz a todos. Coro: Y a tu espíritu.

Diácono: Inclinad vuestras cabezas ante el Señor.

Coro: A ti, Señor.

Y el sacerdote, inclinando la cabeza, dice esta oraci6n en voz baja:

Inclina tu oído y escúchanos, Señor, que te dignaste ser bautizado en el Jordán y santificaste las aguas. Bendícenos a todos, quienes por la inclinación de nuestras cabezas señalamos nuestra sumisión, y haznos dignos de ser santificados por participar de esta agua y por ser rociados con ella, para que sea, Señor, para la salud de nuestras almas y cuerpos.

Exclamación: Porque Tu eres la santificación de nuestras almas y cuerpos y te rendimos gloria, gracias y adoración, con tu Padre que es sin origen, y tu Santísimo Espíritu Bueno y Vivificador, ahora y siempre, y por los siglos de los siglos.

Coro: Amén.

Luego, bendiciendo el agua, trazando la señal de la cruz con la preciosa cruz, el sacerdote la sumerge en el agua y vuelve a levantarla, teniéndola con las dos manos, y cantando este tropario, tono 1:

En el Jordán, al ser bautizado, Señor, se manifestó la adoración de la Trinidad; pues la voz del Padre dio testimonio de ti, nombrándote su Hijo amado. Y el Espíritu, en forma de paloma, confirmó la verdad de su palabra. Cristo Dios nuestro, que te manifestaste e iluminaste el mundo, gloria a ti.

Y lo repite el coro.

Y el sacerdote sumerge la cruz dos veces mas, cantando el tropario cada vez, y el coro lo repite.

Luego el sacerdote toma del agua santificada en un aguamanil y se vuelve cara al occidente. Teniendo la preciosa cruz en la mano izquierda y el asperges en la derecha. Luego todos se acercan, besan la cruz, y el sacerdote los bendice, rociando la cara con el agua santificada. Sigue cantándose el tropario hasta que todos se hayan acercado. Luego entramos otra vez en el templo, mientras que se canta el idiomelo siguiente, tono 6:

Alabemos, fieles, la grandeza de la dispensación de Dios por nosotros, porque el que se hizo hombre por causa de nuestras transgresiones, y es el único puro y libre de mancha, para purificarnos se purificó en el Jordán, para santificarme a mi y las aguas y aplastar las cabezas de los dragones del agua. Tomemos las aguas con gozo, hermanos, porque sobre los que las tomen con fe, se concede invisiblemente la gracia del Espíritu por Cristo el Dios y Salvador de nuestras almas.

Coro: Bendito sea el nombre del Señor desde ahora y para siempre. tres veces

Y el Salmo 33: Bendeciré al Señor en todo tiempo... Y todos beben del agua santificada y reciben el antídoto...

Y el sacerdote da la despedida:

El que en el Jordán se dignó ser bautizado por Juan por nuestra salvación, Cristo, verdadero Dios nuestro, por la intercesión de su inmaculada Madre, y de todos los Santos, tenga piedad de nosotros y nos salve, porque es bueno y ama a los hombres.

La Bendición de los Hogares:

Uno de los signos mas importantes de la divina santificación de todo por la Epifanía de Cristo en el mundo y por su bautismo en el Jordán, es el rito de la bendición de los hogares de los fieles. En la festividad de la Epifanía, el sacerdote visita a todos los miembros de la Iglesia para rezar con ellos en el lugar donde viven, y para bendecirlo con el agua santificada.

Según la fe ortodoxa, la familia es una iglesia pequeña, y la mesa familiar es el altar doméstico, donde se reúne toda la familia todos los días para recibir su pan de cada día de Dios con gratitud en el nombre de Cristo. Así, en el tiempo de la Epifanía, el sacerdote, que es el padre de la familia de Dios, la comunidad de la Iglesia, viene a todas las iglesias pequeñas, trayendo la bendición de Dios Padre a todos los que son hermanos en Cristo.

La santificación del hogar se efectúa no sólo por medio de las oraciones, sino también por el asperges del agua bendita, la que significa, como ya hemos visto, la nueva creación del Reino de Dios, en la que Dios mismo "llena todas las cosas de si mismo" - hasta todas las cosas de la existencia material.

Durante la visita anual del sacerdote, ruega a Dios que tenga misericordia de la casa, que la limpie de todo mal, y que la llene de bendiciones. Todos rezan juntos por el bien de los vivos y de los muertos de la familia, y de todos los que viven y han vivido en la casa. Todos cantan juntos el gran himno de la salvación: Cristo, el Hijo del Padre, por la gracia del Espíritu Santo, "se ha manifestado y ha iluminado el mundo." Así que la casa misma, y todas las personas que viven en ella son "llenados de toda la plenitud de Dios."

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Panfleto Misionero # S39

Copyright (c) 2000 y Publicado por la Iglesia

Ortodoxa Rusa de la Santa Protección

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Editor: Obispo Alejandro (Mileant).

(theofania_s.doc, 01-30-2000).